lunes, 24 de agosto de 2020

Estoy a tu puerta y llamo: Aquí estoy, mi Señor

Es como si conversara contigo...                                                                                                       

Estoy a tu puerta y llamo

Gabriela Bossis, Diario 'Él y yo'


1495.
Trata de no tener en ti nada que pudiera desagradar a Mi Mirada; sólo respetos para Mi Majestad, gratitudes para Mi Bondad, celosos deseos de Mi Gloria; compasión para Mis Sufrimientos, cariños para Mi Amor, ternuras para Mi Consuelo Y tú Me invitarías con frecuencia y tu invitación sería ya una alegría para Mi Corazón, al modo como una música suave que se escapa de un lugar atrae la atención de un transeúnte solitario.
Entra entonces a donde está la música y cuando se entera de que esas armonías estaban dirigidas a él, que eran como una trampa de amor que cautivara su atención y provocara sus favores, el viajero se deja como embrujar por estas delicadezas y responde a ellas con abundancia, matiz por matiz. Se verá muy tentado a sobrepasar en fuerza lo que recibe; es la respuesta de un Dios que es todo Amor.
¡Hija Mía! Entra de lleno en estas conversaciones que se dan sin palabras; que no son sino deseos y anhelos vehementes, testimonio de que para ti existe fuera de Mí que ya te encuentras dispuesta a venir a los Brazos de tu Esposo porque la Tierra no pasa de ser un medio pasajero incapaz de retener un corazón y un espíritu hechos para Mí. Puedes decirme cada día. 'Aquí estoy, mi Señor.'
¿Será acaso el de hoy el día dichoso en que nos veamos para siempre juntos más allá de las fronteras?
ReL

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