Crea oportunidades para hacerles llegar palabras que los reafirman en situaciones cotidianas
Tener hijos adolescentes puede ser una etapa desafiante, de muchos cambios y con una gran necesidad de parte de ellos para recibir de sus padres el apoyo emocional necesario para atravesar momentos de vulnerabilidad en la que se comparan, pueden sentir que no están a la altura o luchan con su identidad por inseguridades, poca autoestima o culpa.
En un contexto así las palabras juegan un rol fundamental.
La adolescencia es una etapa de la vida en la que los seres humanos necesitamos palabras de afirmación. Pero muchas veces, por el mismo cambio, paradójicamente los adultos tendemos a ser más duros con ellos para controlarlos o porque queremos que nos hagan caso.
Para un joven escuchar palabras llenas de condena o negatividad, puede ser devastador en algunos casos y en otros simplemente generar más rechazo.
Aunque no todo sea “color de rosas”, uno de nuestros objetivos como padres es tener presente el regarles el alma con palabras que los afirmen y los hagan crecer en una etapa que es crucial para ellos.
Recuerda que alentarlo es importante. Sorpréndelo poniéndole una nota recordatoria con palabras alentadoras en la caja de cereal que verá en la mañana, en la puerta del refrigerador, debajo de su plato al sentarse en la mesa a la hora de la comida, dentro de su libro favorito o sobre su cama para que la encuentre antes de acostarse.
Una buena idea es copiar o recortar citas inspiradoras que encuentres en publicaciones o revistas y añadir una nota que diga “esto me recuerda a ti”.
También pueden funcionar muy bien frases extraídas de letras de canciones de sus bandas favoritas que reflejen algo bueno y bonito. Cada vez que las escuche, las palabras le llegarán de modo más directo y personal.
Seguramente tu hijo tenga algo en mente sobre lo que le gusta o quisiera hacer. Conversa acerca de una meta a corto plazo que le gustaría lograr y anímalo con palabras que lo motiven para que la explore más a fondo.
Pregúntale qué quiere hacer después de sus estudios y ayúdale con palabras para ir descubriendo un camino para alcanzarlo.
Todos hacemos cosas que están bien. Hazte el hábito de mencionar algo específico que has observado y que destaca de sus logros. Busca esas acciones nobles y recompénsalas con elogios verbales.
Tu hijo se sentirá valorado al agradecerle por algo que haya hecho sin que se lo hayas pedido o reconocerle un esfuerzo por haber terminado con un trabajo a tiempo.
Algo que puedes hacer cuando pienses en algo bueno sobre tu hijo -como una cualidad, un don, una habilidad que tenga, una buena conducta, una elección altruista o una buena decisión que haya tomado- es escribirla y ponerla en un frasco donde puedas conservar estas notas para leerlas con tu hijo luego cuando sea un momento oportuno.
Mantén en tu móvil fotos actuales de tu hijo adolescente de las que puedas hablar con tus amigos, sobre todo cuando tu hijo esté cerca y escuche.
Muestra con palabras tu aprecio también ante sus otros hermanos mayores o menores y el resto de la familia en general cuando haya actuado bien o logrado algo por pequeño que eso sea.
Coloca sus trofeos, sus mejores escritos escolares y otros trabajos excelentes en áreas que reconoces importantes para ti como tu cuarto o tu lugar de trabajo.
También puedes armar y conservar un álbum especial o tomar una obra de arte favorita o nota especial de tu hijo para enmarcarlo de manera profesional y colgarla en la casa o en la oficina.
Si tienes dones artísticos, escríbele una carta o un poema que muestre lo mucho que lo amas.
Podemos escribirle mensajes al móvil durante el día sobre muchas cosas, pero también envíale un mensaje cuando pienses en él solo para decirle “te amo”. Aun cuando no recibas respuesta, percibirá que te preocupas y que le importas de verdad.
Cuando tu hijo cometa un error tratando de hacer algo útil, en vez de regañarlo o corregirlo de inmediato queriéndolo ayudar, usa primero palabras para reconocerle que sabías sobre sus buenas intenciones.
Recompensa el esfuerzo realizado en vez de enfocarte en señalar las imperfecciones. Puntualizar solo en los fallos a veces no deja ver las acciones positivas.
Es importante que tu hijo escuche que lo aceptas aun cuando no apruebes su conducta. Antes de presentarle una declaración sobre lo que quieres que haga o no debería hacer, encabeza el mensaje con una frase como “te amo mucho y te amaré aun si no sigues mi consejo, pero como te amo, tengo que aconsejarte”.
Si tienes que pasar un tiempo separado de tu hijo por razones laborales o personales, puedes usar tu creatividad y dejarle una serie de cartas o notas para cada día que estés lejos.
Estas palabras serán un apoyo emocional importante y le recordarán que a pesar de la distancia, él y la relación que tienen siguen siendo algo valioso para ti.
Cuando tu hijo adolescente tenga un día difícil o notes que se sienta deprimido, algo muy frecuente en esa etapa, dale tres razones concretas por las que te sientes orgulloso de él.
En momentos en los que está luchando con pensamientos oscuros, puedes traer con tus palabras las primeras luces para cambiar el enfoque y hacer una diferencia en su día.
Cecilia Zinicola, Aleteia
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