miércoles, 29 de marzo de 2023

Las rutinas de un exorcista, liberaciones y 5 consejos frente al demonio: «Le he visto, en persona»


El exorcista de Nashville, Dan Reehil, explica que la infestación, obsesión o posesión son solo un pequeño porcentaje de los ataques del demonio:
estos son sus consejos para que no llegue a suceder.


Para muchos, tan solo hablar de la película "El exorcista" es motivos de terror. En el caso de Daniel Reehil, respeto e ironía se entremezclan. O al menos, eso pareció dejar caer este exorcista de la diócesis de Nashville en su reciente visita al Michael Knowles show. "Nunca vamos a solos a medianoche y en plena tormenta a una casa en medio del bosque para hacer un exorcismo", dijo entre risas. Una actitud que cambió de inmediato al ser preguntado por sus experiencias, por si es posible vender el alma al diablo o sobre cómo pueden los simples fieles hacerle frente.

Lo cierto es que su experiencia le permite hablar con autoridad al respecto sobre multitud de aspectos demoníacos. De hecho, fue el protagonista de la polémica retirada de los libros de Harry Potter de una escuela de Tennessee por presentar "la magia como buena y mala a la vez", lo que a su juicio es "un hábil engaño".

¿Debería tenerse en cuenta está sentencia? Se puede estar más o menos de acuerdo, pero su experiencia hace que sus motivos deban ser tenidos en cuenta: durante sus años como exorcista no solo ha liberado a multitud de personas de la posesión demoníaca. También ha enfrentado cara a cara al demonio y el mal en estado puro y explica que los propios fieles también pueden hacerlo "a su manera".

Pero ¿cómo es el día a día de un exorcista? En su caso, se despierta a las 4:30 y acude de madrugada a la Iglesia, cuando aún es temprano -en principio- para recibir llamadas. Pasa unas horas ante el Santísimo, celebra la Santa Misa… y comienza su "batalla" espiritual.

La levitación: cuando el examen psiquiátrico no es necesario

La conversación que mantiene con Knowles es toda una revelación en torno a mitos y dudas frecuentes. En torno a este aspecto, explica que por ley están obligados a confirmar que las dolencias de quienes acuden a un exorcista no son de índole psiquiátrico. En muchos casos los exámenes son costeados por las diócesis para no añadir dificultades a las víctimas que pueden "no tener recursos, haber perdido su trabajo, a su esposo o esposa…". "La certeza de que el diablo está presente" es obligada, pero en algunos casos, los exámenes no son necesarios.

"Cuando ví a aquel hombre levitar sobre su sofá tuve aquella certeza de que su condición no era psicológica. Un problema mental no puede llevar a alguien a levitar por su propia cuenta", recuerda. En aquel caso, el examen no fue necesario.

Levitación en la película

Una de las escenas de la icónica película El Exorcista, durante la levitación en plena liberación. Una escena que Daniel Reehil ha contemplado en multitud de ocasiones, pero en la vida real. 

Un mito: "Nunca acudimos solos"… y si hay testigos, mejor

La citada broma sobre la película de El Exorcista es solo un ejemplo para mostrar que ir en solitario a realizar exorcismos no es lo normal ni lo recomendable.

"Sería una terrible imprudencia tratar solo con el demonio. Contrariamente a la opinión popular, yo tengo un equipo, a menudo otro sacerdote y todos vemos lo mismo", explica. Un medio que también elimina la posibilidad de falsas acusaciones o incluso de que el exorcista se imagine los hechos. 

En este caso, habla de una monja -sin mencionar la orden a la que pertenecía-. "Era pequeña, de un metro y medio, y en plena liberación se necesitaron seis hombres para sujetarla. Vi a esa misma monja trepar por un muro de seis metros como si fuese una ardilla y lo vieron cientos de personas", relata.

Los signos de la posesión: hablar hebreo o vomitar ranas

Es un aspecto sobre el que se ha escrito mucho, pero él los conoce de primera mano. La fuerza extraordinaria de aquella monja es solo uno de los ejemplos que muestran "que nos encontramos ante algo sobrenatural".

También se refiere a la capacidad de los poseídos de hablar idiomas que nunca han conocido, "por lo general el hebreo, el arameo o el griego". ¿Podrían haberlo estudiado? Reehil lo duda. "En muchos casos se trata de jóvenes de 15 o 16 años que ni si quiera han ido a la escuela secundaria y lo hablan con fluidez", explica.

Se refiere al conocimiento de cosas imposibles de saber como otro de los rasgos de la posesión. Las víctimas, dice, "pueden decirte cosas sobre ti que ni si quiera los que te acompañan en la habitación podrían saber".

Otros rasgos y aspectos reflejados en las películas no son mitos: "He conocido casos de gente que vive sola y se despierta por las noches con marcas de mordeduras en todo el cuerpo. No puedes tener mordeduras en la espalda por que sí si vives solo". También reconoce que "vomitar ranas o uñas" no es inusual, según su experiencia.

"Le he visto personalmente"

Reehil admite que una de las experiencias más aterradoras que ha vivido fue durante su proceso de discernimiento, cuando tomó la decisión de dejar de beber.  "Cuando salí de la Iglesia, ahí estaba, mirándome. Me fui caminando y me dijo: 'Vamos a tomar un trago'. Volví corriendo a la Iglesia y le conté lo que me había pasado a mi director espiritual". "Te lo dije, ahora eres su objetivo, así que tienes que tener cuidado", le respondió. Fue una de las dos veces que lo vió "en persona".

En base a multitud de casos de liberación, asesoramiento y años de estudio y experiencia, Reehil ofreció una serie de consejos dirigidos a los fieles para prevenir los ataques diabólicos o, en el peor de los casos, enfrentarlos.

1º Cómo "robar" al demonio sin enfrentarse a el

Explica que la acumulación de pecados mortales facilita los ataques del demonio. Por eso, recomienda que en ocasiones lo mejor es destruir la ocasión del pecado -"tira tu ordenador o tu Iphone", llega a decir-, porque "los católicos luchamos en lo defensivo, no somos buenos en lo ofensivo".

¿Cómo defenderse en plena tentación? Explica que "es como la cruz. En la lucha contra la tentación, cierra los ojos, mira a Jesús en la cruz  y dile: `Señor, te ofrezco esta tentación y te pido que la conviertas en gracia para salvar a cientos de personas que estén a punto de cometer el mismo pecado´". De esta forma, agrega, la tentación lleva a la oración por uno mismo y por los demás y el diablo estará furioso, porque no solo no caes en la tentación, sino que estas "robándole en su reino".

Michael Knowles y Dan Reehil.

El sacerdote y exorcista de Nashville, en un momento de la entrevista con Michael Knowles. 

2º "Cómo en una nube" tras la confesión: los demonios pesan

El exorcista explica que la confesión no solo perdona los pecados, sino que expulsa a los demonios. El proceso es sencillo: "Si acumulamos pecados graves durante un largo periodo de tiempo, hay demonios que `se enganchan´ a nosotros y pueden atacarnos mediante la obsesión, la infestación o la posesión". Por eso, cuando el sacerdote absuelve los pecados muchos sienten esa ligereza, porque han sido liberados, no solo del pecado, sino de los demonios asociados al pecado, agrega.

3º Al igual que tenemos un ángel... también un demonio

"Al igual que tenemos un ángel custodio asociado a nosotros, también tenemos demonios cuyo trabajo es hacernos pecar. Nuestro ángel tiene mucho poder y cuánto más le pidamos, más ayuda te dará", explica. Por eso, da un consejo "defensivo" para prevenir la tentación: "Cada mañana da las gracias a Dios por el nuevo día y dirígete a tu angel de la guarda, agradécele su ayuda, háblale de los pecados y dificultades contra los que lucharás en el día y pídele que interceda por ello. Te sorprenderá lo diferente que evoluciona el día".

4º  Proteger el día desde la mañana

El exorcista relata la intensa vida de oración que para él comienza al despertarse a las 4:30 de la mañana. No exige que todos imiten su horario, pero sí que sigan el hábito de la oración. Así, dice, "proteges tu mañana. Haz una lista  y reza por todos los que necesitan tu oración".

5º Cuidado con lo que deseas y cómo lo deseas

Reehil relata un escalofriante suceso de una joven violinista que, aún sin hacerlo plenamente consciente, firmó "un pacto con el diablo" para alcanzar el éxito. Explica que venderle el alma es un mito ya que "no puedes vender lo que no te pertenece", pero que si le ofreces tratos al demonio, el los acogerá con gusto.

En el caso de la joven, alcanzó un gran éxito, pero pronto sufrió las consecuencias -adicciones, enfermedades o experiencias cercanas a la muerte-. Solo firmando un nuevo pacto -el Credo- a instancias de un exorcista alejó la influencia demoníaca. "Hoy está completamente curada y se ha comprometido el resto de su vida a hacer únicamente música que honre a Dios y a advertir a la gente sobre la realidad del diablo y no a hacer tratos con él", concluye.

ReL

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La policía de Talas entra en plena misa y multa a la monja lectora por «difundir la fe»


 

Los parroquianos de la parroquia de San Nicolás, en Talas, ciudad de Kirguistán cerca de Uzbequistán, quedaron asombrados cuando la Policía entró en plena misa este domingo 26 de marzo, durante la proclamación de las lecturas, y acudió a la lectora, una religiosa eslovaca, anunciándole una multa equivalente a 90 dólares por "difundir el catolicismo romano entre los habitantes de Talas sin autorización de la Comisión Estatal de Asuntos Religiosos".

Kirguistán, república postsoviética de mayoría musulmana, con apenas 9 parroquias católicas, no es una maravilla de la libertad religiosa, pero tampoco había sucedido antes que la Policía irrumpiera en misa e impidiera a una misionera leer.

Primera multa ¡por leer en misa!

Efectivamente, en el Código Penal del país hay un artículo (el 142) que castiga la "Violación de la legislación sobre libertad religiosa y sobre las organizaciones religiosas". Que un misionero extranjero predique a musulmanes por la calle está penalizado. Pero este no es el caso de la religiosa, que simplemente leía en misa en la parroquia, ante un público formado por inmigrantes y descendientes de etnia alemana, polaca, lituana...

Se trata de la hermana Daniela Činčilova, eslovaca, de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Enseñanza. Ni predicaba ni enseñaba, dos acciones que un ciudadano extranjero sólo puede realizar si está en posesión de un certificado especial expedido por los organismos gubernamentales competentes, según detalla agencia Fides.

El hermano jesuita Damian Wojciechowski, director de la curia de Kirguistán, declaró a la Agencia Fides que la decisión policial fue "sin duda tomada por ignorancia del personal local implicado en la operación".

"Ya hemos iniciado los trámites para presentar un recurso ante los tribunales y confiamos en que la multa pueda ser anulada, ya que siempre hemos actuado de acuerdo con la legislación vigente", anuncia el portavoz de la comunidad católica.

Nueve parroquias, unos 500 católicos acuden a ellas

Kirguistán tiene algo más de 6,5 millones de habitantes, en su mayoría kirguises y uzbecos, que son musulmanes. Hay en el país unos 350.000 rusos (que por etnia serían cristianos ortodoxos). Hace unas décadas vivieron allí más de 100.000 personas de etnia alemana -católicos y protestantes-, llegadas en distintas deportaciones, pero la inmensa mayoría emigraron a Alemania con la perestroika.

Hay pocos miles de católicos, pero viven muy dispersos. Unos 500 acuden regularmente a sus 9 parroquias, la mayoría en Bishkek, Jalal-Abad y Talas. Esta población, cercana a la frontera uzbeca y con aeropuerto, reconsagró su parroquia en 2019.

Católicos en la noche de Pascua en Kirguistán

Católicos en Kirguistán en la noche de Pascua de 2022: tras celebrar la Vigilia Pascual, bendicen los panes según la tradición eslava;  sin parroquia, se reúnen en una casa, son inmigrantes indios, descendientes de polacos, lituanos...

A menudo los misioneros católicos recorren el país y celebran misa en las casas de los fieles dispersos. Entre los religiosos católicos, la presencia numéricamente más significativa es la de los jesuitas (9 sacerdotes y 1 hermano, procedentes de Eslovenia, Vietnam, Estados Unidos, Kazajstán y Polonia), a los que se unen 5 Hermanas Franciscanas de la Enseñanza, 4 Hermanas Misioneras de la Caridad, 2 Hermanas Misioneras de la Consolata y un sacerdote diocesano de Eslovaquia.

La presencia de clérigos de lengua eslava se debe a que la mayoría de católicos del país tienen la lengua rusa como lengua común.

Jesús M.C., ReL

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Por qué se deteriora un matrimonio y cómo salvarlo

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Mercedes Honrubia, del Instituto Coincidir, habla de cómo vencer esa dinámica tan perniciosa de la pareja cuya relación se va deteriorando

Los que trabajamos en el acompañamiento familiar, estamos notando un notable ascenso de matrimonios que piden ayuda porque han llegado a un punto donde no saben cómo afrontar la realidad que les toca vivir. Su convivencia se ha convertido en una constante escalada de reproches y discusiones que hace insoportable el día a día. Se ha generado el baile del desencuentro, cuya melodía podría ser: «quién tiene la culpa» o «y tú más.»

A estas alturas creo que todos hemos podido experimentar en carne propia o en gente cercana cómo este tipo de situaciones, en alguna u otra medida, se han instalado en las familias.

Y no me refiero a una crisis como la que corresponde a cada etapa del ciclo vital o familiar (nacimiento de hijos, adolescencia, nido vacío, etc…) sino a crisis que si no se reconducen a tiempo, son capaces de ir cortando las raíces más profundas del matrimonio.

Parece que las crisis azotan la paz familiar, pero desde nuestra experiencia en el Instituto Coincidir acompañando a matrimonios, quiero resaltar que una crisis no necesariamente es sinónimo de ruptura.

Una crisis, bien gestionada, trae un aprendizaje y es una oportunidad de crecimiento en la pareja.

Una reciente encuesta realizada por Vida Cristiana a sus lectores arrojó como principales causas de la ruptura de matrimonios cristianos la falta de comunicación, de respeto por el otro cónyuge y, sobre todo, una deficiente relación con Dios, ya sea por parte del esposo, la esposa o ambos.  

Entonces, ¿qué está ocurriendo?

El individualismo tan instalado en nuestra sociedad se ha metido en los matrimonios, hemos olvidado la esencia del sacramento, la unión y la alianza con Dios y entre nosotros como esposos.

El Papa Francisco así lo manifiesta en la exhortación apostólica Amoris Laetitia:

«Por otra parte, «hay que considerar el creciente peligro que representa un individualismo exasperado que desvirtúa los vínculos familiares y acaba por considerar a cada componente de la familia como una isla, haciendo que prevalezca, en ciertos casos, la idea de un sujeto que se construye según sus propios deseos asumidos con carácter absoluto»[12]. «

Amoris Laetitia, n. 33

«Las tensiones inducidas por una cultura individualista exagerada de la posesión y del disfrute generan dentro de las familias dinámicas de intolerancia y agresividad

Amoris Laetitia, n. 33

Este individualismo proviene de la falta de amor. Pero no un amor místico y romanticón  como el que nos sugieren las canciones o las películas ( y que de vez en cuando es el ingrediente secreto) sino un amor de raíz, tan profundo como el que desarrolla una madre con un hijo desde que sabe que está embarazada y que poco a poco va forjando su relación de apego.

Necesitamos sentirnos seguros en nuestra relación

Los adultos, igual que los niños, necesitamos amar y ser amados. Sólo el que ha tenido la experiencia de haber sido amado, puede amar de verdad. Por eso, nos encontramos con muchos matrimonios que, por no haber vivido esa experiencia de amor en sus familias de origen, no saben amar ni ser amados.

De la misma manera que un hijo recibe amor incondicional de sus padres (es protegido, desafiado y acompañado siempre), los adultos necesitamos sentir esa protección, cuidado y cariño de nuestro cónyuge.

Un padre/madre vela por sus hijos y nunca deja de cuidarlos, a veces desde la distancia, otras veces en forma directa, otras sin intervenir directamente para darle espacio para crecer y para respetar su libertad.

Un padre/madre están siempre presentes, esperando con los brazos abiertos para recibir a sus hijos cuando lo necesiten. De igual forma los adultos necesitamos lo mismo de nuestro cónyuge.

El peligro del aislamiento

Cuando esto ocurre, nos sentimos seguros en nuestra relación. El apego en los adultos se basa fundamentalmente en la reciprocidad. Igual que yo me entrego a ti, necesito sentirme acogido por ti. Esa reciprocidad en dar y recibir, me da seguridad, firmeza en mi relación.

Puede ocurrir que, muchas veces, sin intención, podemos hacer daño a nuestro esposo o esposa por algún gesto, acción o reacción que se interprete de manera inadecuada. La tendencia natural sería protegernos de esa amenaza, generando un aislamiento interior, que no favorece la  comunicación, porque no nos sentimos seguros en nuestra relación. Se inicia de esta manera un círculo vicioso, que antes hemos llamado el baile del desencuentro, que nos lleva a sentirnos desprotegidos, aislándonos, llegando a levantar muros (emocionales e incluso físicos, -por ejemplo, rechazando cualquier gesto de cariño de la otra persona-) que nos protejan de esa amenaza percibida.

Si tenemos esto en cuenta o sabemos percibir esa amenaza, seremos capaces de trabajar para cultivar ese amor afianzando, a través de la comunicación en positivo, la confianza necesaria para ir construyendo nuestra relación de apego con nuestro cónyuge y recuperar la seguridad en nuestra relación, ese cuidado, cariño y protección que como seres humanos necesitamos, para vivir nuestro matrimonio en plenitud.

Si Dios es Padre y es Amor, esa seguridad y plenitud, las encontramos en Él. En un Dios desbordado de amor por nosotros. Un amor manifestado en sus alianzas, cuyo garante no puede ser más fiable, más justo, más legítimo. 

Este Dios que se da por completo y manifiesta esta entrega en forma permanente, eterna. Que tiende su mano en todo momento, para que cualquiera que lo busque lo encuentre y pueda descansar en Él.

«Todo lo dicho no basta para manifestar el evangelio del matrimonio y de la familia si no nos detenemos especialmente a hablar de amor. Porque no podremos alentar un camino de fidelidad y de entrega recíproca si no estimulamos el crecimiento, la consolidación y la profundización del amor conyugal y familiar. En efecto, la gracia del sacramento del matrimonio está destinada ante todo «a perfeccionar el amor de los cónyuges«[104].

«También aquí se aplica que, ‘podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve’ (1 Co 13,2-3). Pero la palabra ‘amor’, una de las más utilizadas, aparece muchas veces desfigurada[105]

Amoris Laetitia, n. 89

En Aleteia te orientamos gratuitamente, consúltanos escribiendo a:consultorio@aleteia.org



















¿Cómo ha sido tu Cuaresma? Una ayuda para evaluarla

 

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El testimonio de la Cuaresma del escritor Claudio de Castro nos inspira a descubrir si estamos dejando que Dios nos purifique

«Ahora nos hallamos todavía envueltos en la fatiga de la tentación, necesitando el perdón de los pecados»

San Agustín

Si escribes en el buscador de Google esta pregunta «¿para qué es la Cuaresma?», inmediatamente te salen estas respuestas:

«La Cuaresma es un momento de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios; es un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas».

«Es un tiempo litúrgico de conversión que se centra en tres pilares espirituales: la oración, el ayuno y la limosna».

«Vives un tiempo de gracia para tu conversión».

Una respuesta sorprendente llamó mi atención:

«Es una curación del alma».

La Cuaresma, en comunidad

Caminamos juntos, ustedes y yo, aunque no nos conocemos en persona, pero sí a través de estos escritos. 

Me ha pasado que camino por un centro comercial y se me acerca una persona a saludar.

«Usted es Claudio de Castro, ¿verdad? Lo leo en Aleteia».

Y antes que tenga tiempo de agradecer su amabilidad se voltea hacia mi esposa Vida.

«Y usted es Vida, su esposa».

«¿Cómo lo sabe?«, pregunta ella.

«Porque a menudo el señor Claudio lamenciona en sus escritos, cuenta que toman el café juntos cada tarde en su casa a las 4:00 p.m. ¿Se dio cuenta? Ya siento que nos conocemos».

Me sonrío ante estas maravillosas casualidades. ¡Qué pequeño es el mundo!

Es impresionante cómo estos escritos nos unen como una familia. 

Yo les comento mi vida de fe, mi búsqueda de Dios, desde mi casa en Panamá y ustedes me escriben en las reseñas o me envían correos de los que aprendo muchísimo. Créanme, leo todo lo que me escriben.

Hoy he pensado en ti. ¿Cómo ha sido tu Cuaresma? La mía un poco difícil. 

Adversidades que cuestan

Esta Cuaresma ha sido particularmente fuerte para mí. 

Mi cuenta de Twitter @autorcatolico se llenó de trolls que hasta ahora han bajado el tono de sus voces ofensivas.

He pasado grandes pruebas, y no siempre salí victorioso. 

Supongo que de eso se trata: levantarnos cada vez que caes y volver a empezar.

Es curioso cómo el buen Dios te enseña a confiar en Él y a desprenderte de lo material.

Un día se dañó mi ordenador portátil, mi herramienta de trabajo como escritor católico. Al día siguiente el auto; al día siguiente… y así he pasado de tumbo en tumbo.

Y me ha costado mucho. Miro al cielo y le digo: «No sé por qué pasa esto, pero me abandono en tu amor«. 

¿Te ha ocurrido alguna vez? 

Todo lo que estoy viviendo me recuerda las grandes podas de Dios. Cuando Él lo estima conveniente, poda el alma desorientada para dejarla libre de todo aquello que le impide crecer en santidad.

¿Te digo la verdad? Estas podas no me agradan, pero las acepto con mi poca humildad.

Y respondo ante estos retos como me enseñó el buen padre Ángel, un sacerdote amigo. Una vez me quejé con él de algo que no me parecía bien. Me miró benevolente y respondió: «Dios sabe más».

Ese «Dios sabe más» me ha acompañado desde entonces.

¿Ya te confesaste? Ayuda mucho, créeme. 

Pero, ¿cómo va tu cuaresma? Cuéntame… ¿has podido crecer en santidad? 

Si lo deseas, puedes escribirme. Te dejo mi e-mail personal: cv2decastro@hotmail.com

¡Dios te bendiga!

Vea Claudio de Castro, Aleteia 

Vea también       Cuaresma: para convertirme cada día cuaresmal con un Propósito Concreto




























martes, 28 de marzo de 2023

¿Cómo saber si pasé del enamoramiento al amor maduro? El Papa lo explica

Tomando como ejemplo la figura de san José, el Papa habló a novios y recién casado sobre la importancia que tiene para los matrimonios el pasar del enamoramiento al amor maduro.

El Matrimonio está llamado a ser una unión de vida y amor. Foto: Cathopic.
El Matrimonio está llamado a ser una unión de vida y amor. 
Para hablar ejemplificar este importante salto que hay que dar en la vida, señaló que en el antiguo Israel el matrimonio comprendía dos fases: la primera: el noviazgo oficial, en que la mujer, desde un año antes de casarse, era considerada de hecho “mujer” prometida del esposo; y la segunda: el traslado de la casa paterna a la casa del esposo.

“De ahí -dijo-, que el hecho de que antes de estar juntos Ella se encontrara encinta, exponía a la Virgen a la acusación de adulterio, lo que le imponía el acto de repudio, con consecuencias civiles y penales”.

Sin embargo -explicó el Papa Francisco-, san José, que había escuchado la voz de Dios en un sueño, y sentía un verdadero amor por María, decide no someterla a la humillación pública, sino que elige el camino de la discreción.

“¡Qué importante es para cada uno de nosotros -observó Francisco- cultivar una vida justa y al mismo tiempo sentirnos siempre necesitados de la ayuda de Dios, para poder ampliar nuestros horizontes y considerar las circunstancias de la vida desde un punto de vista diferente, más amplio!”

Pasar del enamoramiento al amor maduro

El Papa Francisco señaló que muy a menudo nuestra vida no es como la habíamos imaginado, sobre todo en las relaciones de amor, en las que es necesario pasar del enamoramiento a amor maduro.

Dijo que amar no es pretender que la vida del otro corresponda con nuestra imaginación, sino elegir en plena libertad tomar la responsabilidad de la vida tal como se nos ofrece. “Es por esto por lo que san José nos da una lección importante: elige a María “con los ojos abiertos”.

El peligro de la “guerra fría” entre los esposos

El Santo Padre indicó que los novios cristianos están llamados a testimoniar un amor como el de los padres de Jesús, que tenga la valentía de pasar de las lógicas del enamoramiento a las del amor maduro.

“El amor del noviazgo es un poco -si se me permite decirlo- romántico. Lo han vivido todos, pero luego llega el amor maduro, el de todos los días, el del trabajo, la llegada de los hijos… Y a veces ese romanticismo desaparece un poco”.

En este sentido, señaló que los desacuerdos entre los esposos han sucedido desde los tiempos de Adán y Eva. Lo importante -advirtió- es nunca terminar el día sin hacer las paces, pues la “guerra fría” del día siguiente es muy peligrosa. “No permitan que el día después comience una guerra”.

“En definitiva -concluyó el Papa Francisco en su catequesis sobre la figura de san José-, este paso del enamoramiento al amor maduro, es una lección exigente, pero es necesario recorrer este camino”:

Oración del Papa a san José por los novios y recién casados

“San José, tú que has amado a María con libertad, y has elegido renunciar a tu imaginario para hacer espacio a la realidad, ayuda a cada uno de nosotros a dejarnos sorprender por Dios y a acoger la vida no como un imprevisto del que defendernos, sino como un misterio que esconde el secreto de la verdadera alegría. Obtén para todos los novios cristianos la alegría y la radicalidad, pero conservando siempre la conciencia de que solo la misericordia y el perdón hacen posible el amor. Amén.”

Con información de Vatican News

Puedes leer: El mejor mensaje del Papa Francisco a los jóvenes




5 Consejos imperecederos de los padres del desierto para vivir la Cuaresma

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Mil setecientos años después, los primeros monjes del cristianismo nos siguen mostrando lo que verdaderamente cuenta en la vida cristiana, especialmente en este período litúrgico de preparación para la pasión, muerte, y resurrección de Jesús

¿Quieres vivir una Cuaresma diferente? Te pueden inspirar los consejos que dejaron los primeros hombres y mujeres cristianos que se consagraron a Dios en oración y trabajo, en el desierto de Siria y Egipto, allá por el siglo IV.

Tras las persecuciones contra los cristianos del Imperio Romano, con la promulgación del Edicto de Milán (año 313), que reconoció la libertad de religión, estos cristianos ya no necesitaban mostrar su amor a Cristo con el martirio. Decidieron imitarle, retirándose como Él hizo antes de su vida pública en el desierto. 

Por ello, son conocidos como los padres y madres del desierto: los primeros monjes del cristianismo. Los dos más conocidos son san Antonio Abad, considerado como el fundador de este movimiento eremítico, y Pablo el Ermitaño, el primer eremita, es decir, una persona que decide vivir en soledad para dedicarse a la oración.. 

Aquí ofrecemos algunos consejos que dejaron los padres del desierto y que pueden ser particularmente útiles en Cuaresma, tiempo de preparación espiritual para la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

1BUSCA A DIOS COMO ÚNICO OBJETIVO

Los padres del desierto buscaban alcanzar la «apartheia», que en su lengua, el griego, significa estar libre de las pasiones desordenadas para poner el corazón únicamente  en Dios. 

La «apartheia» busca vivir ese estado de paz del corazón ante la tentación. La vida cristiana para ellos consistía, por tanto, en tratar de vivir las virtudes teologales y cardinales, en particular, la caridad, la humildad, la pobreza, la castidad…, combatiendo así y los pecados capitales o pasiones del alma (soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza). 

En la Cuaresma, podemos imitar a los padres del desierto, renunciando a lo que nos aleja de Dios y buscando su voluntad en todo.

2PREOCÚPATE POR TU SALVACIÓN

La salvación eterna es algo demasiado importante como para no darle la importancia que requiere, en particular durante la Cuaresma. Los padres del desierto se preguntaban constantemente: «¿Cómo podré salvarme?». Sabían que necesitaban la gracia de Dios para vencer el pecado y crecer en virtud. «Si vivimos como si cada día fuera el día de nuestra muerte, no pecaremos», decía San Antonio, según nos refiere san Atanasio.

En la Cuaresma, podemos imitarlos, haciendo examen de conciencia y acudiendo al perdón de Dios en el sacramento de la Reconciliación.

3VIVE EN SOLEDAD Y EN COMUNIÓN SEGÚN TU VOCACIÓN

Los padres del desierto optaron por vivir solos o en pequeñas comunidades para estar más cerca de Dios y de los hermanos. Practicaban el silencio, la escucha y el consejo mutuo.  

En la Cuaresma, podemos imitarlos creando espacios de silencio y oración personal, así como participando en las celebraciones litúrgicas y las obras de caridad.

4PRACTICA LA RENUNCIA COMO DESPOJAMIENTO

Alejándose en el desierto, estos primeros monjes se desprendían de todo lo superfluo y vivían con lo mínimo. Entendían que el verdadero tesoro es el Amor de Dios y que debían compartir lo poco que tenían con los pobres. 

Hacían de la renuncia un programa de vida para poder acoger lo único que cuenta, el Todo, Dios. 

En la Cuaresma, podemos imitar a los padres del desierto haciendo algún sacrificio voluntario por amor a Dios y al prójimo.

5DA SENTIDO AL TRABAJO

Los padres del desierto trabajaban para ganarse el pan cotidiano y para no caer en la ociosidad o en las tentaciones. Ofrecían su trabajo a Dios como una forma de alabanza y de servicio a los demás. 

En la Cuaresma, podemos imitarlos realizando nuestro trabajo con alegría, generosidad y diligencia.

Estos son algunos consejos que nos pueden ayudar a vivir mejor este tiempo cuaresmal, siguiendo el ejemplo de los padres y madres del desierto. ¿Te han servido estos consejos? 

Matilde Latorre, Aleteia 

Vea también      Vivir la Cuaresma cada día (de los 40) con una acción concreta iluminada por Sabios y Santos















El secreto del éxito apostólico está en… ¡la intimidad!

 


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¿Sabes a qué apostolado te llama Dios y cómo llevarlo a cabo? Una magnífica reflexión del padre Carlos Padilla

El apóstol no descansa nunca. No hay momentos en los que deje de ser un apóstol enviado por Dios. Siempre soy apóstol. En el trabajo, con los amigos, de vacaciones, en casa.

No me quito el uniforme de apóstol cuando llego a casa cansado, después de un día duro en el trabajo y me enfrento con los míos, con mi familia.

En ese momento no me relajo, no dejo a un lado mis principios, no pienso que allí, en la intimidad de mi cuarto, nadie me ve.

Justamente el principal apostolado comienza cuando llego con los míos, con los que amo y me aman como soy.

Sin tener que darles una charla, un discurso. No necesito ante ellos defender mis principios. Sólo necesito vivir lo que llevo dentro.

El apóstol en la intimidad

Mi apostolado es cuidar lo que Dios me ha confiado. Ese vínculomatrimonial, ese vínculo con mis hijos, ese vínculo con mis hermanos, ese vínculos con mis amigos más cercanos.

Con ellos soy apóstol cuando no me olvido de quién es el que me envía a llevar la esperanza y la alegría.

El apóstol nunca se cansa de entregar gratis lo que ha recibido gratis. No dejo de creer en lo que predico cuando me quito las ropas más formales.

Cuando estoy en la intimidad familiar no dejo de mantener en alto los ideales que encienden mi corazón.

Aquello que defiendo cuando estoy fuera de casa, lo vivo con más intensidad al lado de los míos.

Cuando digo a los que no conozco lo importante que es estar unido a Dios, lo practico en la intimidad de mi hogar con más fuerza.

Esa coherencia de vida, esa continuidad es lo que le da fortaleza a la verdad de mi ser apóstol de Jesús.

El secreto del éxito

Por eso quiero cuidar lo más importante de ser apóstol que es la comunión con Jesús, con María.

Esa intimidad mantenida viva en el hogar, en la intimidad de mi cuarto, hace que nunca se apague el fuego del que es enviado como una oveja en medio de los lobos.

Viendo una película con mis hijos, con mis hermanos, con mi cónyuge, con mis amigos o disfrutando de una carne asada con los míos, o viendo un partido de fútbol con ellos, sigo siendo un apóstol.

Por eso es importante pasar tiempo con los míos, perder el tiempo con mis hijos, pasar ratos de intimidad con mi cónyuge, disfrutar con sencillez de la amistad. Con ellos sigo siendo apóstol.

¿Estoy haciendo lo que Dios quiere?

Y cuando falto mucho de casa por compromisos apostólicos tengo que preguntarme si no estoy descuidando el apostolado principal al que Dios me llama.

Cuando me ausento de mi comunidad, de mis hermanos por servir fuera, tal vez esté siendo candil de la calle y oscuridad de mi casa.

Viviendo la cotidianeidad con el corazón unido a Dios y a los míos estoy haciendo su voluntad.

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Como cuando Jesús, María y José vivían en la intimidad de Nazaret sin grandes milagros, sin grandes obras.

Nazaret se juega en mi casa todos los días. El tiempo de calidad que invierto es oro. No quiero dejar que se me escape la vida sin vivirla con todo el alma.

¿Cuál es tu apostolado principal?

Jesús nunca dejó de ser Él mismo allí donde se encontraba. No dejó de ser el Hijo de Dios enviado a los hombres, ni en la intimidad del grupo de sus apóstoles, ni rodeado de aquellos que querían ser curados y tocar al menos su manto o escuchar sus palabras.

Al mismo tiempo el apostolado principal que vivo como matrimonio es el de la presencia en un mundo en el que Dios está tan ausente.

Hoy una familia con valores cristianos, con principios claros, es un testimonio vivo sin necesidad de que digan nada para defender aquello en lo que creen.

La fidelidad en los años del amor matrimonial es un testimonio que conmueve. Celebrar bodas de plata u oro, en los tiempos que corren, es un milagro que convierte el corazón a Dios.

¿Cómo ayudar en la Iglesia?

En la participación en actividades apostólicas, el testimonio de la presencia ya es importante.

Basta con estar, con participar, con ir allí donde la Iglesia se hace presente en medio de este mundo secularizado que ha recluido a Dios a la sacristía de las iglesias.

El apóstol no se cansa de dar testimonio de lo que ha visto, de lo que ha oído, de lo
que ha descubierto.

Cuando fracaso

El amor a Jesús es lo que lo sostiene en medio de las adversidades cuando experimenta el rechazo o la falta de éxito.

Los fracasos son el alimento cotidiano del apóstol. No se trata de su obra, es el reino de Cristo, no el suyo.

Él no es rey, sólo un enviado a dar amor, a decir que el amor de Dios salva su vida.

Coherencia y comunidad

Y tienen que ser creíbles mis palabras sólo cuando están respaldadas por la vida, por mis obras, por el amor que ven en mi familia, en mi hogar. Cuando ven que mis actos tienen que ver con aquello que digo que creo.

No soy apóstol en soledad. Lo soy en una comunidad, en un grupo de apóstoles que siguen a Jesús hasta el cielo. Como decía el padre José Kentenich:

«María nos ha regalado el uno al otro. Queremos permanecer recíprocamente fieles: el uno en el otro, con el otro, para el otro, en el corazón de Dios.

Si no nos reencontrásemos allí, sería algo terrible. Allí debemos volver a encontrarnos.

No deben pensar: vamos hacia Dios, por eso debemos separarnos. Yo no quiero ser simplemente un señalizador en la ruta. ¡No! Vamos el uno con el otro. Y esto por toda la eternidad«.

La vocación de apóstol es para siempre. Nunca dejo de ser un enviado. Cuando fracaso o cuando tengo éxito, sigo adelante sin dejarme intimidar por las dudas o los miedos.

Dios me sostiene y me guía. Es su reino el que está en juego y quiere que aporte lo que llevo dentro con sencillez y humildad, unido a los míos, y para siempre.


Carlos Padilla Esteban, Aleteia

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