martes, 30 de junio de 2020

Margarita María Alacoque, mensajera del Sagrado Corazón de Jesús

A ella debemos la devoción universal al Sagrado Corazón de Jesús. Se origina en sus visiones, de las que obtuvo la gracia en el siglo XVII en Paray-le-Monial, Francia. Una mirada retrospectiva a la historia de esta santa excepcional y a los mensajes que recibió de Jesús mismo.
MARGARET

¿Quién es Santa Margarita María Alacoque?

Margarita Alacoque fue una joven piadosa nacida en 1647 de Verosvres, distrito de Charolais, Francia. Desde muy joven, prometió consagrar su pureza a la Santísima Virgen. Un día, al caer gravemente enferma, mantuvo este voto rezando a la madre de Dios para que la sanara y así poderse ponerse el hábito de religiosa. Esto mismo hizo cuando entró en el monasterio de la Visitación de Santa María de Paray-le-Monial en 1671. Aquí es donde su vida de joven devota se vería trastornada: iba a convertirse en mensajera de Cristo.

¿Qué mensaje recibe?

En 1673, el Sagrado Corazón de Jesús se le apareció por primera vez. Tuvo el gran privilegio de contemplarlo tres veces más. Sin embargo solo se cuentan tres “grandes apariciones” con los tres mensajes que se dieron en esta ocasión:
1ª aparición: Jesús, conservando a Margarita María durante largos momentos contra su pecho, le hizo descubrir “las maravillas de Su amor”. Sumergiendo el corazón de Margarita María en el Suyo propio, encendió en ella la ardiente pasión de la caridad hacia las almas que salvar.
2ª aparición: Jesús se le apareció, ardiente como un sol, llorando la ingratitud de los hombres tras los dolores sufridos por ellos. Entonces pidió dos actos de reparación hacia su divino Corazón: la comunión cada primer viernes de mes, y la hora de adoración cada jueves por la tarde, en memoria de su agonía en el Getsemaní.
3ª aparición: los mismos dolores que se evocaron durante la segunda aparición:
“He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombre y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y, en compensación, solo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de amor. Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se me han consagrado”.
Jesús pide entonces instaurar una fiesta para su Sagrado Corazón, algo que extendió Pío IX por toda la Iglesia católica, en 1856. Esta festividad tiene por objetivo reparar las ofensas cometidas contra la santa Eucaristía y el Sagrado Corazón.

Las promesas de Jesús

A quienes sigan estas recomendaciones y esta devoción de los jueves y del primer viernes del mes, Jesús promete muchas gracias:
  1. Les daré todas las gracias necesarias en su estado.
  2. Llevaré la paz a sus familias.
  3. Los consolaré en todas sus penas.
  4. Seré su refugio asegurado durante toda su vida y especialmente en la muerte.
  5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus iniciativas.
  6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia.
  7. Las almas tibias se volverán fervientes.
  8. Las almas fervientes se elevarán a una gran perfección.
  9. Incluso bendeciré las casas donde la imagen de mi Corazón se exhiba y se honre.
  10. Daré a los sacerdotes el talento para conmover los corazones más endurecidos.
  11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán sus nombres escritos en mi Corazón y nunca serán borrados.
  12. Os prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos quienes reciban la comunión el primer viernes, y nueve veces más, la gracia de la penitencia final, que no morirán en mi desgracia ni sin recibir los sacramentos, y que mi Corazón será su refugio seguro en su última hora.
Angélique Provost, Aleteia 

¿Por qué Juan Pablo II dio tanta importancia a la ternura para la pareja?

La ternura es un lenguaje que permite manifestar nuestro amor. Se encuentra en el cuerpo, en la mirada, en las pequeñas palabras dulces, en las caricias… Es vital para el bienestar de la pareja
RELACJA

La ternura se lee en las miradas, se escucha en las palabras, se siente en los gestos, expande el corazón y el cuerpo. Una pareja no puede durar sin cultivarla. 
San Juan Pablo II ofrece una hermosa definición de ella.

La ternura nace de la comprensión del estado de ánimo ajeno”
“Mi marido/mujer está ahí sin estar realmente”. Esta queja revela que la ternura es quizás, ante todo, una cualidad de presencia. Es una actitud interior necesaria para el amor. Sin ella, los gestos pueden perder todo su significado. Un gesto de ternura puede ser mal recibido cuando va acompañado de muestras simultáneas de indiferencia.
Por tanto, “la ternura nace de la comprensión del estado de ánimo ajeno y tiende a comunicarle cuán cercanos se está a él”, explica san Juan Pablo II en Amor y responsabilidad. La ternura que es atenta y que cuida procura fuerzas y energías para afrontar el día a día.
Una ternura “firme”, no una sentimentalidad insípida
La ternura es desinteresada, permanente y no puede ser instrumentalizada para obtener una unión sexual. Sin embargo, es necesaria para esa unión, para disolver las preocupaciones, las incomprensiones y favorecer el abandono de los cuerpos.
La ternura nutre el amor, le permite expresarse, hacerse concreto. La ternura confiere dulzura al amor, para suplir los altibajos de una relación apasionada.
La atmósfera de ternura entre los esposos es un regalo inestimable para los hijos. Los envuelve también, les da un sentimiento de seguridad y les hace confiar en la relación, en un futuro de pareja posible también para ellos. La respiran sin percatarse de ella, pero les fortalece, les estabiliza.
San Juan Pablo II decía que la ternura debe ser firme, para no caer en una sentimentalidad insípida. Esta ternura se distingue de la que se dedica a un niño para que se desarrolle.
La ternura entre esposos no es maternal. Tiene la firmeza que se corresponde con un amor maduro de adulto, que eleva al otro. Es el vehículo para decirle al otro que es importante, interesante y único.
Sophie Lutz Edifa Aleteia

Vea también Los diez pasos para orar en pareja


Malherida en un accidente, tuvo la visión del Sagrado Corazón: lo que le dijo revolucionó su vida

La cineasta Natalie Saracco quedó sobrecogida y ahora se dedica a evangelizar


Natalie era directora de cortos cuando en 2008 sufrió un accidente de tráfico que cambiaría su vida.
Natalie era directora de cortos cuando en 2008 sufrió un accidente de tráfico que cambiaría su vida.



Natalie Saracco es directora de cine y escritora francesa, pero ante todo es una creyente que tras estar en una experiencia cercana a la muerte en un accidente tuvo un impresionante encuentro con el Sagrado Corazón que provocó en ella un impulso para llevar al mundo ese amor que sintió en
 aquel instante.
Esta cineasta, directora de La Mante Religieuse, ya era católica practicante cuando en 2008 su vida cambió totalmente después de que ella y un amigo suyo sufrieran un gravísimo accidente de coche en una carretera francesa. Mientras estaba atrapada en el coche y su vida se apagaba su gran preocupación es que no se había confesado.
Pero entonces una voz en su interior le dijo que Dios ya conocía las intenciones de su corazón. Tras estas palabras, Natalie asegura en los testimonios y conferencias que ha ido ofreciendo estos años que fue transportada a otra dimensión en el que Jesucristo se le apareció mostrando su corazón con una corona de espinas.
La huella del Sagrado Corazón
Este Sagrado Corazón dejó una huella imborrable en esta mujer, y entonces su vida ya no fue igual. Sobrevivió, se recuperó bien y desde entonces intenta llevar al mundo el amor que procede del Corazón de Cristo.
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En una entrevista en el National Catholic Register, Natalie Saracco asegura que el accidente y la experiencia cercana a la muerte que experimentó la sumergió en un “amor a Nuestro Señor” desconocido para ella hasta entonces.
“Ya era católica practicante antes del accidente, al igual que toda mi familia, pero mi relación con Dios era más intelectual. Iba a misa el domingo, recibí la Sagrada Comunión, pero era una una fe ‘tranquila’. Y este suceso fue para mí como un encuentro de amor único que sacudió todos mis sentidos. Me sentí como una mujer que había soñado con un gran amor toda su vida y de repente se encontró con la persona que estaba esperando desesperadamente mientras caminaba por la calle”, relata esta cineasta francesa.
Gracias a este suceso confiesa haber descubierto de verdad el Evangelio con su amor infinito y su misericordia insondable. “Pensaba que conocía al Señor y su amor, pero antes de esto sólo eran palabras. Después del accidente lo podía vivir físicamente”, recalca.
De hecho, Natalie Saracco afirma que este cambio de vida producido tras su encuentro con el Sagrado Corazón era muy visible para la gente que la rodeaba, pues incluso llegó a dejar temporalmente su carrera cinematográfica para centrarse en dar testimonio del amor de Dios en su vida.
La urgencia de dar testimonio
“Soy apasionada y le estoy dando al Señor todo lo que tengo. Hace unos meses recibí una propuesta muy tentadora para un largometraje, pero no lo haré ahora porque quiero dedicarme a la urgencia de la proclamación de la Palabra, de la conversión, para ayudar al mundo a reenfocarse en Dios”, sentencia.
El accidente le cambió la vida, pero no por las heridas sino por esta experiencia mística. Tal es así que durante un año no pudo hacer otra cosa que rezar.
Puedo decir que cambió toda mi relación con las personas, con el mundo circundante, la naturaleza y los animales... Veo la gloria de Dios brillar a través de sus criaturas, incluso en una pequeña margarita. Disfruto de su belleza infinita y la de sus criaturas, que están involucradas en su plan divino. Dios es mucho más de lo que podemos imaginar. Tendemos a encerrarlo en una imagen preconcebida, a limitarlo para que sea nuestro”, afirma convencida.
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Por otro lado, esta fuerte experiencia cambió su forma de ver la oración. Hasta ese momento no le había dado un espacio lo suficientemente importante en su día a día. Rezaba, sí, pero lo justo. Sin embargo, descubrió que “la oración es el punto de partida de todo, es nuestro cordón umbilical con Dios”.
Incluso aunque este encuentro se produjo con el Sagrado Corazón fue en este punto donde tomó plena conciencia del gran papel de la Virgen María. Natalie asegura que hasta ese momento no era especialmente mariana. Pero en aquella experiencia durante el accidente –asegura ella- “el gesto más fuerte de Jesús fue enviarme a los brazos maternos de María”.
El sufrimiento y las lágrimas de Cristo
Sobre aquel momento tiene mucho más que decir pues Natalie Saracco asegura que en aquella visión vio a Jesús llorando. Afirma que vio a Cristo “sufrir de verdad, y entendí que no era sólo por el pecado, sino también por la indiferencia de los cristianos”.
“Cuando le pregunté ‘¿por qué lloras?’, Él dijo: “Porque sois mis queridos hijos; os amo infinitamente y a cambio recibo frialdad, desprecio e indiferencia. Lloro porque no hay nada peor que ser rechazado por los que amamos". Por eso sufre Cristo. Me hizo sentir eso”, explica.
De este modo, Natalia cree que Jesús le hizo ver esto que se recordara “a la gente que debemos arder con amor por él, completamente, por lo que es, y no solo a través de unas pocas palabras pronunciadas a medias, de una manera mundana, o para calmar la conciencia”.
J. Lozano / ReL



Estoy a tu puerta y llamo: Soy el Amor elocuente

Es como si conversara contigo...                                                              

Estoy a tu puerta y llamo

Gabriela Bossis, Diario 'Él y yo'



1399. 6 de noviembre. Durante la Elevación. " 
Cuando hemos llevado bien nuestra cruz, es ella la que nos lleva.
1400. 9 de noviembre. Hora Santa.
Para oír Mi Voz, es preciso ponerse primero en un estado puro; es decir, alejar los pensamientos mundanos, rebajarte ante tu propia estimación, avivar cuanto te sea posible los sentimientos del amor y luego pedir Mi Auxilio con las palabras más íntimas y cariñosas. Así te encontrarás en el aposento de arriba en tu alma, donde se da el intercambio de cariños y allí, humildemente, aguardarás los Favores de tu Rey. Hablando en términos de justicia, El no te debe nada; pero como el Amor sin medida que tiene para ti lo arrastra a todos los excesos, El te poseerá según su manera inefable y divina, tomando todo el 'tú' que El mismo creó.
Entonces dije yo: Señor, ya tienes mi memoria, mi entendimiento y mi voluntad; ya Te los di, después de haberlos recibido de Tu Mano.
Contestó: Dámelos incesantemente. A cada momento puedes hacerlo de nuevo. Pero sabiendo que esta sujeción voluntaria de todo tu ser Me honra grandemente. Yo os he permitido honrarme así.
¿No reconoces en todos los pasos de tu vida la acción de Mi Amor? Yo Soy el Amor escondido, pero Soy también el Amor ardiente. Soy el Amor silencioso, pero también el Amor elocuente.Ensaya conocer Mi Corazón en el silencio de los días y de las noches en Mi tabernáculo solitario.¿Qué es lo que lees en Mi Corazón? Nostalgia por los ausentes, gratitud para los que Me visitan.
Yo Me imprimo en ellos.

Quisiera que al salir de Mi Casa tuvieran como suyo Mi Rostro para presentarlo a los demás. Como cuando Yo enviaba a Mis Apóstoles solos y ellos curaban.
Desea curar las almas de los otros y así curarás la tuya. Y ahora: ¿te he dicho, o no, las palabras que esperabas de Mí?
Y luego añadió con inmensa ternura: Te tengo cautiva y Mi Cariño te envuelve. Nada de ti se Me podrá escapar durante esta hora, la Hora Santa. ¡Oh! Haz de todo lo que queda de tu vida una Hora Santa en Mi Corazón, que es tu 'Aposento de Arriba'."
ReL

miércoles, 24 de junio de 2020

La fe en el Sagrado Corazón salvó a este pueblo caribeño de la destrucción

Los feligreses acudieron a la iglesia local y se salvaron milagrosamente de una erupción volcánica
Morne Rouge

El 8 de mayo de 1902, una gran erupción volcánica proveniente del Monte Pelée en la isla de Martinica en el Caribe diezmó el pueblo de Saint-Pierre y se dirigía hacia el pueblo de Morne Rouge.
Era la fiesta de la Ascensión, y los feligreses locales acudieron a la iglesia católica, asustados por la tremenda erupción. La gente rezaba con devoción al Sagrado Corazón de Jesús y el párroco expuso la Eucaristía para la adoración en el altar.
Todos deseaban hacer su última confesión y mientras oraban fervientemente por sus vidas, levantaron la vista y notaron una aparición del Sagrado Corazón en la hostia eucarística. El Sagrado Corazón de Jesús estaba coronado con espinas y algunos vieron que su preciosa sangre goteaba de su corazón.
La aparición permaneció con la gente durante varias horas y una gran cantidad de personas fueron testigos del milagroso evento.
La aldea se salvó ese día de la erupción volcánica y todos tuvieron la oportunidad de reconciliarse con Dios en el sacramento de la confesión.
Sin embargo, unos meses más tarde, el 30 de agosto, se produjo otra erupción volcánica y muchos murieron en la ciudad de Morne Rouge.
La gente del lugar cree que Dios los salvó el 8 de mayo para que pudieran tener tiempo extra para hacer las paces con Dios antes de que los llamara a casa.
En lugar de verlo como un signo de la ira de Dios, creyeron que era un acto de misericordia y mantienen una gran devoción al Sagrado Corazón incluso después de un evento tan trágico.
Philip Kosloski, Aleteia 




Distracciones espirituales: Cómo sacar lo mejor de ellas

¿Qué hacer con las distracciones en la oración? No darles demasiada importancia y percibirlas como una oportunidad para volver a elegir a Dios
WOMAN, HEADACHE, CONCENTRATION

Las distracciones afectan a todas las formas de oración (misa, oración comunitaria, rosario, adoración). 
Varían según el carácter de cada uno, su situación vital, sus circunstancias: el filósofo razona, los padres piensan en sus hijos, el rencoroso rumia, el ambicioso construye su futuro…
Su naturaleza informa al orante sobre sí mismo: sus inquietudes, afectos, pasiones, tentaciones. 
¿Quién escapa a las distracciones en la oración? Nadie, ¡ni siquiera los santos!
Santa Teresa de Ávila habla de ello como una auténtica “imperfección”, tan dolorosa como incontrolable.
La santa cuenta que, a veces, “me hallo que tampoco cosa formada puedo pensar de Dios ni de bien que vaya con asiento, ni tener oración, aunque esté en soledad”, y que su espíritu parece “un loco furioso que nadie le puede atar”.
Confiesa que no piensa en ninguna “cosa mala, sino indiferentes”. De este modo se sorprendió un día contando las tachuelas del zapato de la religiosa que rezaba delante de ella.
Nada grave, considerando algunas distracciones mucho menos honrosas. Esta “imperfección”, ¿cómo la comprendemos?

Los 5 sentidos y la imaginación que nos impiden concentrarnos

Las distracciones espirituales son inherentes a nuestra condición de seres encarnados. Explicación: el ser humano no es solamente espíritu.
Y mientras que ese espíritu busca la unión con Dios, sus esfuerzos se ven contrariados por el peso de la “materia” que lo sobrecarga.
¿La “materia”? Para empezar están los cinco sentidos, que no cesan su actividad y que perciben, sin pretenderlo, “todo lo que pasa”: un ruido (el sonido del teléfono móvil que el vecino olvidó apagar), una imagen (el nuevo peinado de mi vecina), un olor
Los sentidos, auténticos “impedimentos a la oración”, alimentan sin cesar a la mente con aquello que captan, impidiéndole así concentrarse en las verdades sobrenaturales que, sin embargo, intenta buscar.



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Catholic Diocese of Saginaw | CC BY-ND 2.0

Pero la acción de los sentidos no lo explica todo: con tapones para los oídos, una venda sobre los ojos y una pinza de la ropa en la nariz se siguen teniendo distracciones. ¿Por qué?
Respuesta de santa Teresa de Jesús: las “potencias”, es decir, “la memoria o imaginación” (la “loca de la casa”) y el “entendimiento” (facultad de razonar), que no dejan de vagabundear, y desvían a la voluntad de su objetivo: fijarse en Dios.
Frente a la experiencia a menudo dolorosa y desconcertante de las distracciones, podemos vernos tentados por el desánimo. En efecto, cuando tenemos demasiadas distracciones, podemos pensar que “esto de rezar no es lo mío”.
La tentación puede llevarnos entonces a abandonar del todo la oración. ¡Jamás hay que hacer esto! Si dejáramos de rezar porque tenemos distracciones, ¡no rezaríamos nunca!
Las distracciones solo afectan a la parte periférica del ser. Sin embargo, Dios se nos da en las profundidades del alma, allí donde las distracciones no entran, donde lo sensible no tiene acceso. Por tanto, las distracciones no impiden a Dios trabajar en el alma y transformarla.

Las distracciones, oportunidad de volver a elegir a Dios

Entonces, ¿qué deberíamos hacer? ¡Perseverar, por supuesto! Y no darle demasiada importancia a las distracciones, y menos aún dramatizarlas.
Sin embargo, tampoco hay que regodearse en ellas. La tentación sigue existiendo y es fuerte.
Mientras no permanezcamos dentro de ellas voluntariamente, las distracciones espirituales no son un pecado. “¡Son incluso una gracia!”, afirma alto y claro un sacerdote.
“Porque son la oportunidad de volver a elegir al Señor, que había quedado desatendido momentáneamente. Es una oportunidad de volver hacia Él en la forma de oración en la que estábamos. Abandonar una distracción que nos complace para volver a Cristo es realizar un acto de amor”.
[Las distracciones] «nos acostumbran a vivir de pan seco y negro en la casa de Dios”, leemos también bajo la pluma del teólogo y obispo francés François Fénelon.
¿El interés de una pitanza tan exigua? Al dificultar la oración, las distracciones permiten a la persona buscar a Dios por Sí mismo y no por los sensibles consuelos que pueda dar.
De igual modo, a causa del esfuerzo que supone deshacerse de ellas, fortalecen la voluntad de encontrar y avivar el deseo de unirse a Él.
Una gracia más: nos aproximamos a nuestra pobreza. Sin embargo, “cuanto más pobre se es (…), se es más propio a las operaciones de este amor que todo lo consume y transforma”, escribe Teresa de Lisieux.
La joven doctora de la Iglesia plantea, no obstante, dos condiciones: consentir permanecer pobres y amar nuestra pobreza.
San Pablo sigue la misma línea: “Me gloriaré de mis debilidades para que el poder de Dios pueda habitar en mí”.
Consecuencia inesperada: vividas en la alabanza, la aceptación y la acción de gracias, las distracciones espirituales permiten a Dios establecer su reino en el corazón de la persona. Se convierten entonces en un camino, más que un obstáculo, para ir hacia Dios con humildad.

Por Élisabeth de Baudöuin, Edifa Aleteia
Vea también  Remedio contra la distracción al orar


La alegría de consagrar la vida a Dios: 4 testimonios geniales

Cómo saber si Dios me llama a la vida consagrada?-Desde el Corazón ...

Luisa Restrepo, catholic-link
¡Una maravilla la vida consagrada! es por eso que hemos querido hacer esta recopilación de videos publicados en Catholic Link sobre el maravilloso don que significa esta vocación para la Iglesia.  
Les dejo unas hermosas palabras del Papa Francisco en una carta dirigida a todos nosotros con ocasión del año de la vida consagrada:
«La pregunta que hemos de plantearnos en este Año es si, y cómo, nos dejamos interpelar por el Evangelio; si este es realmente el vademecum para la vida cotidiana y para las opciones que estamos llamados a tomar. El Evangelio es exigente y requiere ser vivido con radicalidad y sinceridad. No basta leerlo (aunque la lectura y el estudio siguen siendo de extrema importancia), no es suficiente meditarlo (y lo hacemos con alegría todos los días). Jesús nos pide ponerlo en práctica, vivir sus palabras. Jesús, hemos de preguntarnos aún, ¿es realmente el primero y único amor, como nos hemos propuesto cuando profesamos nuestros votos? Sólo si es así, podemos y debemos amar en la verdad y la misericordia a toda persona que encontramos en nuestro camino, porque habremos aprendido de él lo que es el amor y cómo amar: sabremos amar porque tendremos su mismo corazón».
¡Feliz día de la vida consagrada a todos los sacerdotes, religiosas y consagrados que siguen a Catholic Link! Que Dios y María nuestra Madre los bendigan y les concedan a todos y cada uno el don de la fidelidad a su vocación! 🙂
Con los botones de la izquierda puedes votar por el video que más te gustó.


martes, 23 de junio de 2020

¿Qué tienen que ver los ángeles con el Sagrado Corazón de Jesús?

Ayudan a comprender, entre otras cosas, el verdadero significado de ser manso

Tenemos grandes riquezas y tesoros que a veces desconocemos y pensamos que son algo “normal” o “superfluo”, y sin embargo son grandes gracias que Dios nos da para que nuestro corazón ame como Él y encuentre la paz, la verdad y la belleza que solamente vienen de Él.
De entre estos tesoros sobresale el culto al Sagrado Corazón de Jesús. Ya el Papa pío XII, en la Encíclica Haurietis Aquas del 15 de mayo de 1956, que “este culto, si consideramos su naturaleza peculiar, es el acto de religión por excelencia, esto es, una plena y absoluta voluntad de entregarnos y consagrarnos al amor del Divino Redentor, cuya señal y símbolo más viviente es su Corazón traspasado”.
Y es que, como afirma san Juan Pablo II, el corazón ardiente de Jesús es la fuente de la vida de amor de los santos, ángeles y hombres. El corazón Divino es, continúa Juan Pablo II, el espacio vital de los bienaventurados: el lugar donde ellos permanecen en el Amor (Jn 15,9), sacando de Él gozo perenne y sin límite (cfr. Angelus del 12/11/89).
Pero como es propio del amor darse, entregarse, así los ángeles salen de este “espacio vital” o, según descripción de Jacob, suben y bajan de este Sagrado Corazón y vienen hasta nosotros los hombres para encendernos en este amor Divino.
Por ello, estas criaturas espirituales nos ayudan a crecer en el conocimiento de este amor que brota del Divino Corazón y a permanecer en él.
Sin embrago, esta ayuda que nos prestan los santos ángeles brota de este fuego de amor del Corazón de Jesús. Al tener como “espacio vital” este Divino Corazón, los ángeles contemplan la plenitud del amor misericordioso del Amor del Redentor hacia los hombres.
Ellos, los ángeles, ven en primer lugar a su Señor, contemplan su Corazón traspasado por cada hombre y se admiran al ver el corazón humano-Divino de su Señor.
Es desde ese corazón manso y humilde (Mt. 11,29) desde nos contemplan los ángeles y ante el cual se admiran al ver el corazón humano del Hijo de Dios y el amor extremo y mayor con el que nos ha amado a cada uno de nosotros.
Pero los ángeles entienden que este corazón de Jesús, Redentor y Señor de la Creación, es un corazón manso y humilde, y por ello buscan que el nuestro tenga también estos rasgos.
La mansedumbre, ha dicho Juan Pablo II, consiste en vivir en Dios. “No se trata de cobardía, sino del auténtico valor espiritual de quien sabe enfrentarse al mundo hostil no con ira, no con violencia, sino con benignidad y amabilidad; venciendo el mal con el bien, buscando lo que une y no lo que divide, lo positivo y no lo negativo, para ‘poseer así la tierra’ y construir en ella la ‘civilización del amor‘” (cfr. Homilía del 2/2/85).
A este amor nos llevan los ángeles, a vivir con Él, dentro de Él y dar testimonio de este amor mediante un amor sin egoísmo, sin orgullos ni deseos de venganza, sino un amor puro y bondadoso. Un amor capaz de tener compasión y ser misericordioso con los hermanos.
Los santos ángeles contemplan este Divino amor, lo adoran y se asombran ante este misterio grande, pero van más allá: nos contemplan dentro de este Divino Amor y nos ayudan a hacer memoria del amor con el que cada uno ha sido comprado.
Todo ello para que tengamos un corazón como el de Jesús: manso y humilde.
Fernando Cárdenas Lee, Foyer de Charite Aleteia



VÍDEOS«FINAL FIGHT!!»... EL ORGULLO

Un nuevo episodio de Catholic Stuff presenta de modo gráfico (más gráfico que nunca) la importancia en la vida espiritual del combate contra el primero de los siete pecados capitales (soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza).  






Vea también  Letanías de la Humildad


Un milagro pequeño y rubio llamado Laura

Carmen Álvarez, community manager de Aleteia en español, relata cómo estuvo al borde de la muerte en pleno embarazo de su hija.
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En Aleteia contamos historias de fe y de esperanza, de amor y solidaridad. Forma parte de nuestra misión de comunicar al mundo lo que realmente importa. Pero esta que contamos hoy es especial: es una historia que vivimos en el equipo español de Aleteia en primera persona.
«El embarazo fue normal. Tuve que hacer algo de reposo, pero nada especial que nos hiciera sospechar», dice Carmen Álvarez. Ella y su esposo Luis Romeu eran padres de 6 niños, el mayor con 12 años.

«Acabábamos de salir de una crisis matrimonial»

Acababan de superar una crisis matrimonial y se habían mudado a Torrent, una ciudad de Valencia (España). «Llevábamos unos días en la nueva casa», recuerda. El padre de Carmen estaba en un hospital: había sufrido una infección recién operado de un cáncer de vejiga.


LAURA
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La familia de Carmen y Luis en una foto reciente. La pequeña Laura está en el centro.

Era viernes. El 7 de mayo de 2017. Carmen estaba embarazada casi de 23 semanas. «Sentí un fuerte dolor de cabeza y de cuello, y Luis me llevó a Urgencias». Pero volvieron a casa.

Al hospital en ambulancia

El sábado volvió el dolor «y a las 3 de la tarde no pude más. Me dolían los ojos y el cuello, tenía mucha fiebre, vomitaba. Pensé que no podía ser una contractura muscular». Acudió el médico de Urgencias y se la llevaron en ambulancia. Ahí comenzó una larga etapa de sufrimiento e incertidumbre.
Al contar la historia, Carmen se da cuenta de que su memoria no se adapta a la sucesión cronológica de hechos. «Recuerdo -explica- que una enfermera se quedó conmigo y me trató con inmenso cariño. Me dijo ‘no te preocupes que yo de aquí no me levanto’ y se pasó muchas horas conmigo, como un ángel».

Diagnóstico: meningitis bacteriana

En el Hospital de la Fe de Valencia, esta vez llevaron a Carmen a la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). «Al principio no era consciente de la gravedad de mi situación», dice. El diagnóstico era meningitis bacteriana. Su vida corría serio peligro.
El médico habló con Luis el domingo por la tarde. Él tiene la conversación grabada a fuego.

«Es posible que no pase esta noche»

«Me dijo: ‘Está muy grave, es posible que no pase esta noche’. Yo entendí que se refería al bebé. Le dije que ya habíamos perdido un niño anteriormente. Pero me contestó muy serio: ‘Yo no me refiero al bebé, Luis».
Luis prosiguió: «No tenga problema, doctor, dígame lo que hay».

«Me estáis asustando»

Para el marido de Carmen, entonces se presentó una cuestión crucial: «¿Cómo se lo digo a ella? Te das cuenta de que en esos momentos tienes la obligación de ayudarle a que se prepare para la muerte».


LAURA
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Foto de la familia de Carmen y Luis al completo, con Laura en brazos de su madre.

«Entré en la habitación de Carmen, acompañado por mi cuñada Inma, y le dije: ‘Cariño, es muy posible que te pongas cara a Dios’. Carmen no era muy consciente de su gravedad hasta aquel momento, y me dijo: ‘Me estáis asustando’. Ahora sí que iba en serio». «Entonces caí en la cuenta», recuerda ella.
Luis prosiguió: «Cuando lo veas, háblale de nosotros. Prepárate».

«No podía hilar el padrenuestro»

Acudió un sacerdote a dar el sacramento de la Unción de Enfermos. Ella explica que «me encontraba tan mal que no podía hilar el padrenuestro. Entonces dije: ‘Señor, no puedo rezar pero te ofrezco lo que estoy sufriendo'».

Aquella noche interminable

Luis pasó toda la noche pegado a ella, «estaba llena de cables y tubos, y había una máquina que mostraba el oxígeno en sangre. Recuerdo que 90 era el límite y ella estaba muy muy por debajo. Yo rezaba todo el rato ‘que suba, que suba'».
En aquel hospital valenciano, la UCI está junto a la UCI neonatal, una sala de espera y la capilla. «Vino mucha gente y tuvimos mucho acompañamiento -recuerda Luis- de personas que incluso se quedaron a dormir en la sala».

«No lo viví con angustia»

«Reconozco -comenta Luis- que no viví esos días con angustia. Pensándolo después, estoy convencido de que estaba muy sostenido por la oración de tantas personas y por eso estaba sereno. Iba a la capilla pero no sentía una especial presencia de Dios en mi interior, en cambio sí que noté Su cercanía en los que me rodeaban y eso era lo que me hacía seguir. Jamás me dejaron solo».
Para Carmen, fue esencial el apoyo de su hermana mayor, Inma. «Todos estaban pendientes, pero ella era físicamente la que estuvo más a mi lado. Siempre ha sido mi baluarte, pero en esos días me ayudó extraordinariamente».

Oraciones desde todo el mundo

«Nos hemos enterado después -relata el matrimonio- que hubo gente rezando en muchos países. La petición de oración por Whatsapp y por teléfono dio la vuelta al mundo. En la India, en Latinoamérica…».
Los compañeros de trabajo de Aleteia se conectaban diariamente por videoconferencia desde varios países para rezar el rosario juntos por ella.
Carmen afirma: «De todo lo que nos sucedió tengo dos cosas muy claras: el poder de la oración y la gente que nos acompañó«.

Diez días en cuidados intensivos

Carmen no falleció aquella noche como preveía el médico, ni la siguiente ni la siguiente. Fueron 10 días en la UCI a los que seguirían otros 15 en planta.
A su vez, la pareja asegura que mientras Carmen estaba en la UCI sucedieron más cosas extraordinarias: «Ocurren milagros cerca de los milagros», dice ella.

La acción de Dios

«Mi enfermedad fue ocasión para que Dios actuara en otras personas». Cuenta, por ejemplo, que «se presentó un sacerdote con el que yo no tenía relación prácticamente y me dijo que cuando le habían llamado para que rezara por mí, estaba llorando a punto de dejarlo todo, su sacerdocio, su vocación. Dios se sirvió de eso para tocar su corazón y recordarle su misión en la vida. ‘Has salvado mi sacerdocio’, me dijo».
«También hubo-añade- reconciliaciones, gente que no se hablaba en años y que recuperó la relación familiar o de amistad».

«Algunos médicos aconsejaban que yo abortara»

Pasaron los días y la meningitis bacteriana fue remitiendo. El cuerpo de Carmen se recuperaba. Su embarazo seguía adelante. «El día en que estaba de 23 semanas y 4 días me puse de parto. Faltaban tres días para que mi bebé estuviera protegida legalmente. Si no iban bien las cosas, se le consideraría material biológico nada más».
«Gracias a Dios, mi ginecólogo trabajaba en Urgencias en el mismo hospital y mientras yo estuve en la UCI podía hacerme seguimiento», dice. «Para él no fue fácil. Otros médicos del hospital aconsejaban que yo abortara porque en esas condiciones el feto podía nacer con muchas secuelas, y él y otro doctor tuvieron que defender la vida del bebé en más de una reunión».

«El ginecólogo se partió la cara por mí»

En una de aquellas reuniones médicas, el ginecólogo llegó a tener que enfrentarse seriamente con los que apostaban por el aborto: «Dejadle ser madre». «Se partió la cara por mí», dice Carmen.
Con medicación se consiguió frenar el parto. Por el momento.
La organización familiar en esos días no fue fácil. «Los 6 niños estaban repartidos. Al mayor, Javi, que tenía 12 años, le hicieron bullying en el colegio por tener muchos hermanos».
Pero la medicación logró controlar el embarazo y Carmen mejoró considerablemente. Le dieron el alta «y por fin pude volver a casa. Estaba muy débil, pero así pude seguir 4 semanas más».

«Vamos a sacarla adelante»

Hasta que estuvo de 27 semanas y 6 días. «Aquel día me puse de parto por la noche y ya no hubo manera de frenar más el embarazo. Entonces tuve mucho miedo de que se muriera el bebé».
Carmen agradece, una vez más, que en ese momento alguien le acompañara y le dijera las palabras que necesitaba oír: «Una médico residente pediatra del Hospital, que es del Camino Neocatecumenal, me dijo: ‘tranquila, que vamos a sacarla adelante'».
Laura -Laurita, como la llaman cariñosamente- estaba pidiendo paso.


LAURA
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Laura fue trasladada inmediatamente a la UCI neonatal.

«Llegó el momento del parto y nació Laura, prematura. Pero solo se le oyó un lamento y dejó de respirar. Se hizo un silencio y se abalanzaron sobre ella un montón de médicos y enfermeras. El quirófano estaba lleno. Rápidamente trataron de reanimarla y se la llevaron. Ni siquiera pude verla».

«No pude ver a mi bebé»

«Me pasé aquella noche llorando», recuerda Carmen. «Hasta entonces yo no había sentido pena, pero en ese momento fue terrible, era el dolor acumulado en el hecho de no poder ver a mi hija».
«Al cabo de unas horas me trajeron una foto de Laura y por fin pude verla al menos».
Al día siguiente, acompañaron a Carmen en silla de ruedas hasta la UCI de neonatos. Y, una vez más, el recuerdo va para los sanitarios: «Me trataban con inmenso cariño, con mucha calidad humana».


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La primera imagen de Carmen con Laura en brazos. La bebé era prematura y estaba en la UCI neonatal.

«Era como un paquetito de arroz»

Era el 16 de junio de 2017. Contra todo pronóstico, Laura había nacido y pesaba 1,200 kg. «Era como un paquetito de arroz», comenta su padre.


LAURA
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Bautizo en la UCI

Laura debería pasar todavía un mes en la UCI neonatal. «Allí la bautizamos. Pedimos que acudiera un sacerdote amigo nuestro y fue muy emotivo. A la vez, cuando lo recordamos nos reímos de algunos detalles, como que llevábamos agua del Jordán pero metida en un botellín de agua de Bezoya (una marca española muy popular)».
Ahora bromean con esta anécdota, como que «el aceite que usó el sacerdote para dar la Unción de Enfermos a Carmen tuvo que ser el de una botellita de aceite La Española del bar del hospital, porque con las prisas el cura no había podido ir a buscar los óleos», apostilla Luis. «Fueron días de lo más accidentado junto con lo más sublime», concluye.


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Foto del día del bautismo: el sacerdote, Luis y Carmen con Laura en brazos, y los padrinos: Inma (la hermana mayor de Carmen) y su marido, Salvatore.

Sublime como el detalle de un sacerdote de los Cooperadores de la Verdad que en esa época acudía al hospital a recibir quimioterapia. «Se enteró de que Laurita estaba en la UCI y cada día pasó a bendecirla. Luego nos enteramos de que él estaba en tratamiento».

Laura significa victoria

¿Por qué la llamaron Laura? «Nos gustaba y era el nombre de una amiga mía italiana», dice Carmen. «Pero mi hermana Inma me explicó que el nombre de Laura hacía referencia al laurel de la victoria. No podía ser más apropiado».


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Laura fue mejorando día a día y cada paso era una victoria, tal como lo vivió su familia.

Cada jornada, desde entonces, fue un pequeño paso en positivo «que nos parecía una gran victoria para Laura: hoy es el día en que ha hecho tal cosa, hoy por primera vez ha hecho tal otra… Pasas mucho miedo y rezas. Hasta que un día nos dicen que pasamos al box 3, que es la cunita de la UCI neonatal en que ya no hay incubadora, ya no hay tubos…». ¡Gracias a Dios, por fin!
«Estuvimos tres días en ese box».
«En la UCI neonatal hicimos mucha piña con las demás mamás. Todavía hoy seguimos hablando por el grupo de whatsapp. Aquella experiencia te une mucho», asegura Carmen.
El 7 de agosto de 2017, la bebé Laura salía del hospital en brazos de mamá.

Laura ha cumplido 3 años

Han transcurrido tres años. Laura va a entrar en P-3 el próximo mes de septiembre. «Es muy alegre ¡y es la más espabilada de los hermanos!», comentan sus padres. «Cuando Dios hace un milagro, lo hace completo», afirma Carmen.


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En los primeros meses de estar en casa, Carmen y Luis confiesan que seguían teniendo miedo de cómo iba a evolucionar la salud de Laura: «A todo le tenías que restar dos meses, porque había nacido prematura y eso entraba dentro de lo normal, pero aún así temes por su vida», reconocen.
Visto ya con cierta distancia, ese tiempo supuso «un gran salto de calidad en nuestro matrimonio y en nuestra familia. Después de haber pasado la crisis matrimonial, todo aquello vino a ser la cruz que sellaba nuestra unión».


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Luis con Laura, ya en casa: lo peor había pasado.

«Dios habló por medio de la gente que nos acompañó»

«El Señor -dice Luis- no se manifestó como habríamos imaginado en los milagros sino que nos habló por medio de la gente que nos acompañó. Fue una actuación muy palpable: Dios actuando a través de las personas. Esa es la lección de vida que saco de todo aquello».
Dolors Massot, Aleteia 
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