miércoles, 17 de junio de 2020

El abuso a los hijos no solo es físico

Los niños necesitan un hogar estable y seguro
La tristeza en los niños - La Mente es Maravillosa
Un hogar estable y seguro es necesario para el óptimo desarrollo los hijos. No solo les ayuda a tener una sana estima. El pertenecer a una familia unida, a unos padres imperfectos, pero siempre en franca mejoría, creciendo en el amor y en el perdón, les da la certeza de que este es un mundo en el que vale la pena vivir.    
Algunos padres se sienten orgullosos de que ellos nunca golpearon físicamente a sus hijos, de que jamás les pusieron un dedo encima… pero es peligro creer que amar y respetar a los hijos se limita solo a eso.
Existen otras formas de abuso que lastiman sus corazones de forma profunda, que provocan importantes heridas interiores, inseguridades, miedos y mucho daño a su autoestima.
Abusamos de los hijos cuando nos convertimos en padres permisivos y accedemos a sus deseos, a todo lo que nos piden sin poner límites prudentes y sanos.
Abusamos de los hijos cuando los padres mentimos con tal facilidad que nuestros hijos llegan a creer que vivir en la mentira es normal; total, todos lo hacen.
Abusamos de los hijos cuando no les dedicamos el tiempo que merecen y necesitan. Cuando otras actividades son más importantes que pasar tiempo -en calidad y cantidad- con ellos.
Abusamos de los hijos cuando llevamos nuestros problemas matrimoniales al plano de su educación/formación.
Abusamos de los hijos cuando no les demostramos que les amamos y les aceptamos tal y como son, lo que no significa que no les apoyemos cuando se fijan objetivos de mejora o que aceptemos actividades que les resten dignidad como personas.
Abusamos de los hijos cuando caemos presos de sus chantajes emocionales permitiendo que con eso nos controlen. Como padres hemos de invitarles a la reflexión y así juntos tomar decisiones inteligentes desde el amor y con libertad.
Abusamos de los hijos cuando, de forma consciente o inconsciente, cambiamos los roles de autoridad. Es decir, los hijos se convierten en los padres y los padres en hijos.
Abusamos de los hijos cuando no les mostramos con nuestro ejemplo a amar, a perdonar, a respetar y a servir incondicionalmente a sus semejantes; especialmente, a sus padres, hermanos y figuras de autoridad.
Abusamos de nuestros hijos cuando no los educamos en la humildad y la gratitud y les hacemos creer que son merecedores de todo sin necesidad de esforzarse para ganarse las cosas.
Abusamos de los hijos cuando compartimos nuestros problemas conyugales con ellos. ¡Los problemas de pareja, son de pareja!
Abusamos de los hijos cuando denigramos nuestra figura de autoridad delante de ellos y pretendemos tener una relación de “cuates” o de amigos “cool”.
Abusamos de los hijos cuando les permitimos beber alcohol en nuestro hogar siendo menores de edad. 
Abusamos de los hijos cuando nos quejamos de su mamá/papá con ellos.
Abusamos de los hijos cuando la madre resta autoridad al padre -o viceversa- delante de los hijos.
Abusamos de los hijos cuando papá le falta el respeto a mamá y/o viceversa. ¿Sabes lo que pasa por la mente y el corazón de tu hijo cuándo lastimas a su papá/mamá? ¡Atrévete a preguntárselo!
Abusamos de los hijos cuando les utilizamos para hacer daño al papá o a la mamá.
Todo esto -y más- es abuso. Luego creemos que el “problemático” es el hijo cuando la raíz puede estar en nosotros, los padres.
Eduquémonos para educar. Ningún hijo nos sale de tal o cual manera. Cada hijo es el resultado de lo que sus padres hicimos o dejamos de hacer. ¡Son nuestro espejo!
Luz Ivonne Ream, Aleteia

Vea también Decálogo para la Educación en Familia


No hay comentarios:

Publicar un comentario