domingo, 31 de julio de 2022

No, Santidad, España no impuso su lengua en América


    En su reciente visita a Canadá, ha lamentado el Papa que “parte de la herencia dolorosa que estamos afrontando nace de haber impedido a las abuelas indígenas transmitir la fe en su lengua”, añadiendo que “esta pérdida es ciertamente una tragedia”.

             Muy posiblemente tal sea el problema en Canadá, no digo que no, pero para bien o para mal, no lo fue, desde luego, en los Virreinatos Españoles.

             Yo, como tantos españoles, como casi todo el mundo en realidad, como probablemente Vd. mismo que me lee ahora, siempre creí que una de las características de la evangelización y colonización española había sido la aportación de una lengua común a todos los americanos del Río Grande para abajo (y aún para arriba). Y tengo que decir que mientras eso creí, no me pareció nada mal sino, bien al contrario, un gran logro y algo digno de agradecer, dada la situación previa de un continente en el que se hablaban más de dos mil lenguas diferentes, y en el que la comunicación era, en consecuencia, prácticamente imposible.

             Pero es que a medida que me he ido metiendo en la historia de la colonización española de América, he descubierto que, al contrario de lo que sostiene el Papa, al contrario de lo que todos creíamos, España en ningún momento impuso el español en el Nuevo Mundo.

             La evangelización se hizo desde el primer momento en las lenguas amerindias. Ya en tiempos tan tempranos como 1512, reinando Fernando el Católico, las Leyes de Burgos ordenaban este procedimiento de evangelización:

             “Mandamos que cada [encomendero] […] sea obligado a hacer mostrar un mochacho, el que más hábíl dellos les paresciere, a leer y escrevir, y las cosas de nuestra fe, para que aquellas muestre después a los otros indios”.

             Algo más tarde, se expresa en estos términos Carlos I sobre la enseñanza del español a los indígenas americanos:

             “Que donde fuere posible se pongan escuelas de lengua castellana para que aprendan los indios. […] Que enseñen a los que voluntariamente la quisieren aprender, como les sea de menos molestia, y sin costa”.

             Ante el escaso avance logrado, en 1573 el Consejo de Indias pide al rey Felipe II que tome medidas para fomentar el castellano en los virreinatos, a lo que éste responde llegando más lejos que su mismo padre:

             “No parece conveniente forzar [a los indígenas] a abandonar su lengua natural: sólo habrá que disponer de unos maestros para los que quieran aprender voluntariamente nuestra idioma”.

             De hecho, tres años antes, en 1570, una real cédula había decretado el náhuatl como lengua oficial de los nativos del Virreinato de Nueva España.

             No, por suerte o por desgracia, para bien o para mal, -que para todo habrá opiniones-, la política lingüística española en América fue exactamente la contraria a la que acostumbramos a creer. No eran los indios los que tenían que hablar español, eran los misioneros españoles los que tenían que hablar las lenguas indígenas. Sólo a modo de ejemplo, esta instrucción que emite Carlos I al Virrey de Méjico en 1536:

             “Es muy importante que […] los religiosos y personas eclesiásticas se apliquen a saber su lengua [la de los indios] y para ello la reduzcan a algunas gramáticas y manera fácil como se pueda aprender”.

             No por casualidad, serán precisamente los misioneros españoles los que más harán por preservar y fomentar las lenguas indígenas, mucho más que los propios indígenas, escribiendo… ¡¡¡hasta seiscientas gramáticas americanas!!! De lenguas tan curiosas como el nahuatl, tarasco, purépecha, otomí, ñañú, mixteca, zapoteca, maya, pocomchí, chibcha, quiché, cachíquel, zutuil, zedal, vilela, achagua, guaraní, lule, toconate, aimara, toconoté, mapuche, mapudungún, araucano, huasteca, tarahumara, ópata, cahita, tepeguana, guajiro y tantas otras.

             La segunda lengua moderna del mundo que tuvo gramática propia, sólo después del español, y antes incluso que el francés, el alemán o el inglés, será el náhuatl, que ya disponía de una gramática en el año 1531 escrita por los franciscanos, gramática que, por desgracia, se ha perdido. No sólo fue el náhuatl la segunda lengua en tener su gramática, sino que fue ¡¡¡incluso la primera!!! -anterior en esto al mismísimo español-, en tener dos, cuando en 1547 Andrés de Olmos escribe la que es la segunda gramática de la lengua principal de los mejicanos.

             En muchas de las casi treinta universidades que España va a fundar en América se crean facultades de lenguas indígenas. Una ordenanza de 23 de septiembre de1580, ordena que “entre las cátedras que se instituyesen en la dicha universidad hubiese una de lengua general de los dichos indios”, y no contenta con ello, marca la exigencia de que los clérigos estén en posesión de la certificación correspondiente para incorporarse a sus parroquias.

             No, Santidad, la política lingüística española en América no consistió en imponer el español sino, bien al contrario, en fomentar el conocimiento y uso de las lenguas principales americanas, elevadas al rango de lenguas francas, por lo que se puede asegurar que lenguas como el náhuatl, el quechua, el guaraní y otras, conocerán su esplendor, mayor incluso que en los tiempos prehispánicos, gracias precisamente a la labor instructora de los misioneros y maestros españoles.

            De catecismos en lenguas autóctonas americanas ni hablamos. Elena Irene Zamora, de la Universidad de Valladolid, menciona la confección de catecismos en lenguas como el zapoteca, náhuatl, quechua, tarasco, idioma de Hueypuchtlan, lengua de Pánuco, lengua de Tepuzculula, guatemalteco, chichimeca, tzeldal, chiapaneca, otomí, zacapula, chontal, matlazinga, popolaca, guasteco, mixteca, dialecto de Tlachiaco y Achiula, maya, utlalteco y lengua de Florida… ¡Y no son todas!

             Se calcula que para cuando España abandona el escenario americano en el primer cuarto del s. XIX… ¡¡¡apenas un 20% de los indígenas son capaces de hablar en español!!! Lo que no es óbice para que deje evangelizado al 100% de la población. ¿Cómo se ha conseguido ese milagro sino sobre el esfuerzo de los misioneros hispanos?

             Ahora resulta que la labor de universalización del español… ¡¡¡fue obra de las repúblicas hispanoamericanas que reemplazaron los virreinatos españoles!!! Menuda sorpresa, ¿a que sí, querido lector, a que no se lo esperaba?

             Francisco tiene un problema: la evangelización española, me parece que España también, no le gustan… Pero la obstinada realidad le hace ver a cada paso que más de la mitad de las personas que constituyen su grey, -hispanoparlantes y no hispanoparlantes-, provienen de la evangelización hispana. Compatibilizar ambas realidades es muy difícil. Algo tan complicado sólo tendría una solución; informarse mejor sobre la evangelización española, leer más sobre ella y salir de los círculos de los que, con toda probabilidad, bebe su a todas luces equivocado conocimiento sobre el tema. Hay un libro sobre el tema, “Historia desconocida del Descubrimiento de América. En busca de la Nueva Ruta de la Seda”, que, con el debido respeto, me permito recomendar a Su Santidad, a ver si le coge un poquito más de cariño a la obra española en la Historia. 

             Pero lo haga o no lo haga, la realidad se impone: las abuelitas de las que habla Francisco claro que pudieron enseñar la fe de Cristo en la única lengua que hablaban, la suya. Porque en ella se la enseñaron, porque en ella la aprendieron.  Y porque en ella la transmitieron. 
      ©Luis Antequera

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sábado, 30 de julio de 2022

«No estás hecho para ir tirando, sino para volar alto, a los deseos más verdaderos»: a los jóvenes


 

El Papa Francisco pasó el viernes, su último día en Canadá, en la pequeña ciudad de Iqaluit, casi en el Círculo Ártico, que es capital de la región autónoma de Nunavut, de etnia inuit (esquimales). Fue un día nublado y con momentos de lluvia ligera.

Su estancia allí duró 3 horas. Primero mantuvo un encuentro aparte con personas de Nunavut que habían sido dañadas en el sistema de internados canadiense, llegadas de distintos puntos, a veces muy lejanos. Tenía que ser un encuentro de 45 minutos, pero se extendió al doble de tiempo.

Después pronunció un discurso dirigido a jóvenes y ancianos ante unas mil personas, en un escenario junto a la escuela primaria Nakusuk, con la gente en el aparcamiento y el campo de baloncesto.

En su discurso proclamó ideas que sirven para los jóvenes y no tan jóvenes de todo el mundo: "Para ir hacia la luz, hay que luchar cada día con la oscuridad. Sí, hay una lucha cotidiana entre la luz y las tinieblas, que no sucede afuera, en un lugar cualquiera, sino dentro de cada uno de nosotros. El camino de la luz requiere valientes decisiones del corazón contra la oscuridad de las falsedades", dijo.

Así, animó a "aprender a distinguir la luz de las tinieblas. ¿Por dónde se empieza? Puedes empezar preguntándote: ¿qué es lo que me parece luminoso y seductor, pero después me deja dentro un gran vacío? ¡Estas son las tinieblas! En cambio, ¿qué es lo que me hace bien y me deja paz en el corazón, aunque antes me haya pedido que saliera de ciertas comodidades y que dominara ciertos instintos? ¡Esta es la luz!"

“Es necesario permitir a los jóvenes que formen grupos, que estén en movimiento. No pueden pasar las jornadas aislados, rehenes de un teléfono”, añadió.

Al Papa le acompañaban los periodistas vaticanistas que le han seguido todo el viaje, pero pocos periodistas canadienses llegaron a este remoto paraje. Una buena forma de seguir su paso por Iqaluit (que tiene menos de 8.000 habitantes) es leerlo en su diario local, Nunatsiaq News.

Canto tradicional en Iqaluit para el Papa Francisco - foto de David Venn

Canto tradicional en Iqaluit para el Papa Francisco - foto de David Venn para Nunatsiaq News.

Actos de recepción

Recibieron al Papa autoridades del Gobierno federal, como el ministro de Asuntos del Norte, Daniel Vandal.

El Pontífice fue agasajado con cantos y danzas inuit, aunque los artistas no eran de la ciudad anfitriona. Los cantantes con tambores del grupo Huqqullaaqatigiit llegaron de Cambridge Bay; como las cantantes de "canto de garganta" Mary Anautalik y Lois Suluk Locke. Otras cantantes de este estilo, Akinisie Sivuarapik y Emily Sallualuk llegaron de Puvirnituq. La cantante Deantha Edmunds Ramsay, de Nunatsiavut.

El Papa se sentó en el escenario junto a la escuela y actuó un danzante con tambor que sufrió en el sistema de internados, Piita Irniq, quien acabó regalando su tambor al Pontífice. Piita Irniq lleva años en una campaña pidiendo que se juzgue por abusos a Johannes Rivoire, un sacerdote de la orden misionera de los oblatos que está en Francia. El Gobierno canadiense dijo esta semana que ha pedido a Francia la extradición de Rivoire.

Entre el público, muchas personas llevaban las camisas naranjas que denuncian el sistema de internados y sus daños. Una pancarta pedía "Rescindir la Doctrina del Descubrimiento", un tema que han repetido varios manifestantes durante el viaje, refiriéndose a las bulas papales de finales del s.XV que daban a portugueses y españoles permiso para establecerse en zonas de población pagana. Entre la gente del público, hablando con los asistentes, estaba el obispo católico de la zona (4 veces más grande que España), el misionero polaco Anthony Krótki.

El discurso del Papa -en español- enseguida entró en la petición de perdón, como en casi cada uno de los actos que ha presidido en Canadá. "Quiero decirles cuán apenado estoy, y pedirles perdón por el mal perpetrado por no pocos católicos en estas escuelas que contribuyeron a las políticas de asimilación cultural".

El discurso del Papa, con consejos para jóvenes y mayores y alabanzas a la belleza del país se alargó una hora, y según el diario local, quince minutos antes de que acabara la mitad del público (es decir, unas 500 personas de los mil asistentes) se había ido, incluyendo algunas autoridades regionales.

El acto finalizó con el rezo del Padrenuestro y el Papa y los ancianos se tomaron de la mano y cantaron una canción juntos. El Pontífice se fue entre aplausos y vítores.

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Los cardenales y clérigos del séquito papal en Iqaluit - foto de David Venn para Nunatsiaq News.

El encuentro con las víctimas

Antes del acto público y su discurso, Francisco se reunió en el gimnasio de la escuela con víctimas del sistema de internados, unas 100 personas llegadas de lugares distantes de la enorme región de Nunavut.

Paul Quassa, un antiguo presidente de la región, presente en el acto, dijo al Nunatsiaq News: "Creo que sus disculpas las dijo directamente desde el corazón, y pudo sentir nuestro dolor y nuestros recuerdos, y eso es lo que cuenta". También señaló que es la primera vez que un Papa visitaba Nunavut, algo que siempre se recordará.

El mismo Quassa nació en un iglú y hasta los 6 años vivió al estilo tradicional en la naturaleza, pero a esa edad las autoridades civiles se lo llevaron -con la oposición de sus padres- a un internado muy lejos, donde pasó 13 años. Luego se convertiría en un líder negociador que lograría la autonomía de Nunavut con muchos de sus derechos políticos.

Uno de los asistentes al acto era Vincent Hanniliaq, de Igloolik. Quería ver al Papa en recuerdo de su padre, muy dañado en un internado católico donde, dice, sufrió abusos de un sacerdote y después cayó en el alcoholismo, aunque lo fue dejando con ayuda.

Algunos contaron al Papa su experiencia en lengua inuktitut, como la señora Nancy Aupaluktuq, que vio a 7 de sus 8 hijos ir a internados. Su hija Martha, que la traducía, explicó que ella no sufrió abusos pero fue testigo porque veía supervisores de la escuela que metían estudiantes en sus dormitorios.

Ante estas historias, el Papa dijo en lengua inuktitut "mamianaq", que significa "perdónenme".

Una religiosa explica el contexto

VaticanNews ha entrevistado a la veterana religiosa misionera Fay Trombley, de las "monjas grises" o Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción, fundada en Montreal. Tiene 82 años y ha trabajado con los inuit desde los 17, con inviernos que tienen los 25 grados bajo cero como temperatura media. Los inuit, dice, se han adaptado y llevan viviendo así 5.000 años.

La mayor necesidad de los habitantes del Ártico, de todo el Ártico canadiense es la vivienda. Pero también hay un gran problema por la falta de médicos y enfermeras. Los enfermos, a menudo, tienen que ser transportados en avión a la ciudad más cercana, más al sur”, advierte.

Además de las enfermedades que golpearon a los inuit cuando tenían poca resistencia contra ellas - tuberculosis, gripe, sarampión- el sistema de internados, explica, fue dañino por su dramática separación de las familias, a distancias enormes.

"Con los teléfonos que no llegaron hasta los años 50, así como tampoco el transporte aéreo, los padres que a menudo estaban buscando su comida para sobrevivir, sin hablar inglés o francés en los primeros años… Era casi imposible la comunicación entre ellos. Los niños eran vulnerables y no tenían una familia que los apoyara. No podían entender el idioma de la enseñanza. Se les enseñaba una cultura extranjera y no entendían por qué se les castigaba. Los castigos en el sistema europeo eran más severos que en la cultura inuit. Los alimentos eran escasos, los niños siempre tenían hambre, la comida era mala y a veces incluso se deterioraba. Como las escuelas estaban a cientos e incluso miles de kilómetros de sus hogares, “como ‘mucho’, los niños volvían a casa en verano, y, a veces, no lo hacían durante años”, explica la hermana Fay.

Sobre la visita del Papa, espera que logre que "todos los canadienses crezcan en la comprensión y valoración de las numerosas naciones indígenas de nuestro país".

El discurso del Papa a jóvenes y ancianos

Tras el encuentro con las víctimas, Francisco pronunció su discurso especialmente dirigido a jóvenes y ancianos. Sus palabras en español iban siendo traducidas al inglés y al inuktitut.

Empezó con la petición de perdón: "Quisiera decirles que estoy muy apenado y quiero pedir perdón por el mal que cometieron no pocos católicos que en esas escuelas contribuyeron a políticas de asimilación cultural y desvinculación. Me volvió a la mente el testimonio de un anciano, que describía la belleza del clima que reinaba en las familias indígenas antes de la llegada del sistema de las escuelas residenciales. Comparaba esa época en la que abuelos, padres e hijos estaban juntos en armonía, con la primavera, cuando los pajaritos cantan felices alrededor de la mamá. Pero de repente el canto se detuvo, las familias fueron disgregadas, se llevaron a los pequeños lejos de su ambiente; el invierno descendió sobre todo”.

Después recordó la Palabra de Dios que enseña: «Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da» (Ex 20,12). "Para muchas de vuestras familias esto no fue posible, dejó de cumplirse cuando los hijos fueron separados de sus padres y el propio país fue percibido como algo peligroso y extraño. Esas asimilaciones forzadas evocan otra página bíblica, el relato del justo Nabot (cf. 1 Re, 21), que no quería ceder la viña heredada de sus padres a quien, gobernando, estaba dispuesto a usar cualquier medio para quitársela. Y también vienen a la mente esas palabras fuertes de Jesús contra quien escandaliza a los pequeños y desprecia a alguno de ellos (cf. Mt 18,6.10). “¡Cuánto mal al romper los vínculos entre padres e hijos, al herir los afectos más queridos, al lastimar y escandalizar a los pequeños!”

Después alabó la cultura inuit, con "valores fundamentales de generación en generación, como el respeto por los ancianos, un genuino sentido de fraternidad y el cuidado del medio ambiente”.

A los jóvenes les dijo: "No temas escuchar una y otra vez los consejos de los más ancianos, abrazar tu historia para escribir páginas nuevas, apasionarte, tomar posición frente a los hechos y a las personas, arriesgarte”.

"Amigo, no estás hecho para “ir tirando”, para pasar las jornadas equilibrando deberes y placeres, sino para volar alto, hacia los deseos más verdaderos y hermosos que tienes en el corazón, hacia Dios para amarlo y hacia el prójimo para servirlo. No pienses que los grandes sueños de la vida sean cielos inalcanzables. Estás hecho para levantar el vuelo, para abrazar la valentía de la verdad y promover la belleza de la justicia", invitó el Papa.

"Para ir hacia la luz, hay que luchar cada día con la oscuridad. Sí, hay una lucha cotidiana entre la luz y las tinieblas, que no sucede afuera, en un lugar cualquiera, sino dentro de cada uno de nosotros. El camino de la luz requiere valientes decisiones del corazón contra la oscuridad de las falsedades", insistió el Papa.

También animó a "aprender a distinguir la luz de las tinieblas. ¿Por dónde se empieza? Puedes empezar preguntándote: ¿qué es lo que me parece luminoso y seductor, pero después me deja dentro un gran vacío? ¡Estas son las tinieblas! En cambio, ¿qué es lo que me hace bien y me deja paz en el corazón, aunque antes me haya pedido que saliera de ciertas comodidades y que dominara ciertos instintos? ¡Esta es la luz!"

Y añadió: “Libertad no es hacer todo lo que me parece y me gusta; no es aquello que puedo hacer a pesar de los otros, sino por los otros; no es un total arbitrio, sino responsabilidad. La libertad es el don más grande que nuestro Padre celestial nos ha dado junto con la vida”.

Por último, animó a los jóvenes a organizarse en grupos. “Es necesario permitir a los jóvenes que formen grupos, que estén en movimiento. No pueden pasar las jornadas aislados, rehenes de un teléfono”, aconsejó a los mayores.

“Hacer equipo significa creer que para alcanzar grandes objetivos no se puede avanzar solos; es necesario moverse juntos, tener la paciencia de combinar pases y movimientos para tejer estrategias de juego. También significa dejar espacio a los demás, salir rápidamente cuando es el propio turno y alentar a los compañeros. ¡Este es el espíritu de equipo!”, proclamó, antes de emprender el viaje de vuelta en avión.

Retransmisión completa con locución en español del encuentro público en Iqaluit y el discurso del Papa a jóvenes y mayores.

I.Media






















viernes, 29 de julio de 2022

Sharon Stone y el dolor por los 9 abortos: mujeres, hablen de ello

 

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La actriz, que tiene tres hijos adoptivos, relató su dolor físico y moral por los numerosos abortos espontáneos e invitó a otras mujeres a hablar de ello y a encontrar comprensión para lo que es un verdadero duelo

No suelo seguir noticias ni chismes de ese planeta cercano e inaccesible llamado Hollywood, pero sucedió que en más de una ocasión Sharon Stone hizo declaraciones o peticiones que me llamaron la atención. Tal vez simplemente porque parece auténtica, involucrada en experiencias humanas que se reflejan en la vida de muchos.

El dolor por la muerte de su sobrino

Ya había sucedido con las sinceras peticiones de oraciones por el sobrino de casi un año, hijo de su hermano Patrick, aquejado hace casi un año atrás por una insuficiencia orgánica múltiple.

En agosto del 2021 había abandonado apresuradamente Venecia, donde había llegado para rodar un comercial de Dolce & Gabbana; la condición del pequeño River, que inmediatamente se mostró muy grave, no dejó demasiado espacio para la esperanza.

Sin embargo, ella, como una tía normal (¿y qué más podría haber sido en esa coyuntura, si no una mujer vulnerable golpeada en uno de sus mayores afectos?), esa pequeña esperanza lo había ocupado todo. «Se necesita un milagro, por favor oren por él», había escrito bajo la imagen del niño intubado.

El milagro, al menos de la curación, no llegó y el niño murió una semana antes de cumplir un año.

La natural esperanza de lo eterno

Como cristianos, pero también «sólo» como seres humanos abiertos a lo trascendente, podemos confiar en él y en todos los niños que murieron prematuramente, de una manera que para nosotros sigue siendo misteriosa pero no incomprensible, que en realidad estaban maduros, realizados, listos para llegar a su destino eterno o al menos destinados a un consuelo capaz de sanar esa cruel partida.

Quién sabe si este mismo tenor de consideraciones no podrá aliviar el sufrimiento de las muchas madres (e incluso padres) que perdieron a su hijo antes de que naciera.

Sabemos que esta eventualidad tiene una incidencia muy alta, puede ocurrir incluso hasta el 30% en los embarazos de terminar en un aborto espontáneo; esto no quita ni una onza de la atroz anormalidad de un duelo análogo.

El dolor intenso y debilitante de numerosos abortos espontáneos

Sharon Stone tiene tres hijos adoptivos y no es la primera vez que cuenta algo sobre el drama relacionado con su maternidad, frustrada en su camino natural biológico; y que ha acabado para ella en esa forma alta y noble que a todos los padres naturales deben enseñar algo, la adopción.

Nueve, fueron nueve abortos espontáneos que vivió la actriz, «debilitantes para el espíritu y para el cuerpo», se lee en DiLei.

Somos muchas las que lo hemos experimentado; por eso es hermoso y acertado que quienes tienen más visibilidad lo pongan al servicio de una causa tan delicada: la experiencia del duelo casi negada a las madres que pierden un hijo durante la gestación.

Las mujeres que se enfrentan a este trauma con demasiada frecuencia permanecen en silencio y son víctimas de una sensación de derrota que no debería pertenecerles.

Lo comentó en una publicación de Instagram de la revista People. Peta Murgatroud, una bailarina australiana famosa por la versión estadounidense de Dancing with the Stars, relató el drama de sus tres abortos; el último principalmente porque estaba sola, sin el consuelo de su esposo, que estaba fuera de casa por trabajo.

Hablar de ello ayuda

Necesitamos hablar de ello, dijo la Stone al comentar la publicación. No nos sintamos solas ni culpables, añade. Y ella en primer lugar: habla de sus nueve abortos espontáneos y dramáticos, tan difíciles de vivirlo para el cuerpo y para el espíritu.

«Nosotras las mujeres no tenemos un espacio adecuado para hablar sobre esta pérdida», escribió Stone en Instagram. «Perdí nueve hijos por aborto espontáneo. Esto no es poca cosa, ni física ni mentalmente. Sin embargo, te hacen sentir sola, casi con un secreto que ocultar, una vergüenza que esconder, con una sensación de fracaso».

Sin embargo, no todo es culpa de la sociedad, de los demás «insensibles y malos» (quizás, sobre todo, adoctrinados por una mentalidad individualista y por la cultura que considera la vida de los concebidos aún no inviolable hasta el punto de poder ser abortado voluntariamente); es la experiencia del aborto en sí misma la que inflige dolor. Y ciertamente, poder contar con el apoyo y el intercambio íntimo del padre de estos niños fugaces ya es una ayuda considerable.

Las madres necesitan compasión

Mejor aún si pudiéramos ensanchar esta malla de compasión y consuelo, pero sin imputar al mal hombre la primera causa de tanto dolor.

La Stone dijo que había sufrido abusos en familia, de su abuelo y ¿cómo no reconocerle una desconfianza justificada hacia lo masculino?

Es precisamente el hombre, sin embargo, el que solo puede dar a las mujeres la maternidad; y estrecharse en una maravillosa alianza que permita a la madre y al niño entrar en el mundo, custodiados.

Gracias, por lo tanto, a Sharon Stone por dar voz a quienes no tienen voz, sería maravilloso que esta reflexión se extendiera siempre cada vez más, amplia y razonablemente a los pequeños reprimidos bajo la égida de la ley.

La primera necesidad, el verdadero derecho inalienable en el fundamento de todos, es precisamente el de la vida, el de nacer. Precisamente por esta razón sentimos un aborto espontáneo como injusto y doloroso. ¿No deberíamos entonces tomar un bando unido, especialmente nosotras las mujeres, en defensa de los niños por nacer excluidos por la fuerza de la vida porque no son deseados?

Paola Belletti, Aleteia 

Vea también      Consulta: El aborto espontáneo




















Ser hospitalero en el Camino de Santiago, una forma de voluntariado

 

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Los hospitaleros atienden de manera voluntaria a todos aquellos peregrinos que circulan por el Camino de Santiago y les ofrecen atención y ayuda material y espiritual en los albergues o en parroquias

Desde la antigüedad, todos los pueblos se han caracterizado por ofrecer cobijo y hospitalidad al extranjero. En el caso de los cristianos, percibimos continuamente esta acogida al leer el Nuevo Testamento: por ejemplo, cuando María va a casa de su prima Santa Isabel, o en episodios de la vida de Jesús, como cuando Zaqueo o su amigo Lázaro le invitan a su casa.

Hospitalidad peregrina

Por esta razón, desde que se descubrió la tumba del Apóstol Santiago en Compostela, en el siglo XI, y muchos peregrinos comenzaron a seguir el Camino desde todos los rincones de Europa, éste ha sido un lugar donde se respira hospitalidad cristiana.

En el Evangelio podemos leer: “porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver«


Voluntarios en los albergues

Esta cita evangélica nos ilustra sobre cómo vivir la caridad, como la que se respira en el interior de los albergues de peregrinos, donde muchos voluntarios atienden a todo aquel recién llegado que lo necesite.

Estas personas que ayudan al peregrino de forma altruista y cuidan de su cuerpo, pero también de su alma, manifiestan de forma patente esta hospitalidad cristiana. Por esta razón se les llama “hospitaleros”.

Aleteia ha hablado con dos de ellos: Toño, un mexicano que dedica sus veranos desde hace más de 15 años a atender diferentes albergues, y con Elena, que en junio tuvo su primera experiencia como hospitalera en la parroquia de O Cebreiro (Lugo).

Elena con una familia de peregrinos franceses en la parroquia de O Cebreiro
Elena con una familia de peregrinos franceses en la parroquia de O Cebreiro

Devolver lo que les ha regalado el Camino

Muchos hospitaleros, como es el caso de Toño y de Elena, después de peregrinar a Santiago, desean mantener el contacto con el Camino. Su experiencia ha sido tan enriquecedora y tienen tanto que agradecer, que algunos deciden devolver lo que les ha regalado el Camino. Y deciden convertirse en hospitaleros.

Toño nos cuenta que la primera vez que realizó el Camino fue en los años setenta del siglo pasado “cuando un amigo gallego me mostró parte de éste, todavía sin la estructura ni el auge que años después vino a cobrar; toda una aventura. Historia, literatura, música, paisaje y leyendas que abrieron mi apetito por adentrarme más en un tema milenario que sonaba a fantasía”.

En el caso de Elena su encuentro con el Camino fue diferente, porque ella reside en Uterga, una población cercana a Pamplona por donde pasa la ruta jacobea. Así que desde siempre había empatizado con los peregrinos que pasan por allí.

Pero fue una amiga suya, voluntaria desde hace muchos años, la que la animó a hacer de hospitalera, ahora que está recién jubilada. Así que en junio se trasladó hasta O Cebreiro para ayudar en la acogida de peregrinos en la parroquia de esta población gallega.

No son unas vacaciones

En realidad, esta hospitalidad y acogida fraterna es un aspecto fundamental de la ruta jacobea. De hecho, es lo que diferencia el Camino de Santiago de cualquier otra ruta y lo convierte en algo más profundo que un destino turístico y unas vacaciones cualquiera. Tanto para los peregrinos como para los hospitaleros.

Toño lo sabe bien: “Quien diga que el hospitalero va de vacaciones es porque no conoce la serie de responsabilidades que conlleva: Recibir al peregrino, registrarlo y sellar su credencial. Asignarle un sitio para pasar la noche y explicarle las normas a seguir. Proveer de alimentos y preparar la cena y el desayuno, mantener el albergue en condiciones óptimas de limpieza y orden. Y siempre, y sin coaccionar su libertad, invitarlo a las actividades religiosas como son la Misa del Peregrino y la oración.”

Toño en el comedor del Albergue parroquial de Grañón (La Rioja)
Toño en el comedor del Albergue parroquial de Grañón (La Rioja)

Requisitos para ser hospitalero

Con el auge y aumento del número de peregrinos a partir de 1980, la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino vio la necesidad de atender a todos los visitantes que reciben los albergues y de adecuarlos de forma que se les pudiera acoger de la manera tradicional.

Por esta razón impulsó desde ese momento la actividad de los hospitaleros voluntarios. Todos ellos cuidan del espíritu del Camino y de la espiritualidad de quien lo realiza.

El único requisito para realizar esta labor es haber efectuado la peregrinación a Santiagode Compostela y tener una disposición interior, y también exterior, para guiar y ofrecer atención a los peregrinos.

Toño, por ejemplo, siempre ha tenido inclinación por las labores humanitarias y le gusta colaborar con los diversos extractos de la sociedad, así que tuvo claro que quería dedicar parte de su tiempo a este tipo de voluntariado.

Según explica, “el hospitalero siempre está dispuesto a escuchar, a apoyar y a actuar en bien del peregrino”. Y continúa “El hospitalero debe estar en todo; si tiene vocación para ello, sabrá dirigir el albergue y sentirse satisfecho cuando, al despedir al peregrino, ve que éste se va contento por el trato recibido”.

Toño junto a un grupo de peregrinos
Toño junto a un grupo de peregrinos

Para Elena su labor en la parroquia de O Cebreiro también ha sido muy gratificante: “Ha sido una experiencia buenísima, poder escuchar las sensaciones que los peregrinos traen del Camino y sentir sus abrazos es gratificante cien por cien. A veces, simplemente recibirles con una sonrisa les llena a ellos y a ti también”.

Formación para ser hospitalero

Otro requisito para ser hospitalero es haber recibido una formación adecuada. Por eso, los candidatos a hospitaleros reciben previamente un curso breve para que conozcan la otra cara del Camino, no como peregrino, sino como persona que los acoge en los albergues.

En los cursos aprenden a ejercer la hospitalidad y a recibir a los peregrinos como se hacía antes. Es aquí donde se nota la diferencia entre un albergue y cualquier otro alojamiento.

Los cursos están organizados por la Asociación de Amigos del Camino y son impartidos cada año de febrero a junio en diferentes poblaciones. Si estáis interesados en ellos, podéis consultar las fechas y lugares en este enlace: https://www.caminosantiago.org/cpperegrino/hospitaleros/cursos.asp

Experiencia muy gratificante

Por otra parte, hay que señalar que para los hospitaleros esta experiencia de acogida es inolvidable, igual que para muchos peregrinos. No cabe duda de que la entrega y la labor generosa a los demás siempre aporta satisfacción y alegría al que la realiza.

Así lo siente Toño, por ejemplo: “Por la noche, después de un intenso día de trabajo, es satisfactorio llegar a la cama con la alegría del deber cumplido”.

Este mexicano lo tiene claro: “Si me preguntan por mi experiencia en este tiempo de hospitalero diré que me siento agradecido por haber conocido este campo, y que mientras tenga salud y condiciones para ello, seguiré colaborando en el apasionante mundo de la hospitalidad, teniendo presentes las enseñanzas de San Benito de Nursia que dejó muy claro lo que esta significa. Para conocerla en todas sus dimensiones hay que vivirla con intensidad”.

También Elena se siente animada a continuar con esta labor a favor del Camino y de sus peregrinos: “Volveré cuando sea necesario, estoy jubilada y me puedo permitir ese lujo. Además, siempre es más lo que recibes que lo que das. Por lo menos yo con esa sensación me he quedado”.

Elena junto a un peregrino con bicicleta adaptada
Elena junto a un peregrino con bicicleta adaptada

Regla de San Benito

Queremos acabar este artículo de la misma manera que lo empezamos: citando la hospitalidad y la caridad cristiana. Y en este caso haremos referencia a la hospitalidad benedictina. Fueron estos monjes, fundamentalmente, los que durante la Edad Media ofrecieron asistencia al peregrino en la ruta jacobea.

San Benito siempre recordaba que la hospitalidad tenía que ser la primera virtud de los monjes y así lo quiso definir en su Regla en su punto LIII en el que trataba de “La acogida de los huéspedes”:

«A todos los huéspedes que se presenten en el monasterio ha de acogérseles como al mismo Cristo en persona, porque él lo dirá un día: era peregrino y me hospedasteis».

Si te gusta el Camino de Santiago, has sido peregrino y quieres hacer alguna labor de voluntariado, puede que ser hospitalero sea tu camino.

Merche Crespo, Aleteia

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 S. Ignacio de Loyola




















jueves, 28 de julio de 2022

El fraude de la infidelidad

 

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La experta Orfa Astorga de Lira habla de los efectos que se dan en la persona infiel y a que a veces solo se detectan a largo plazo.

Historia anónima cedida a consultorio Aleteia.

—Me queda claro que la vanidad masculina, en relación con el sexo opuesto, aun estando casado, es una deficiencia personal.  Fue mi caso, aunque, a decir verdad, nunca cedí a la tentación de ser infiel a mi esposa. Lamentablemente, algunos de mis amigos pactaron con la infidelidad y… quien vive mal, termina pensando como vive.

Ahora nos acercamos a los cincuenta años, y, coincidentemente, quienes no han sabido ser fieles, presentan todo un espectro de crisis por problemas psíquicos, familiares, laborales, afectivos, sufren desengaños… que han desencadenado en ellos diversas enfermedades.

Hay en ellos algo de vejez prematura.

Aun nos frecuentamos y en ese trato se puede percibir que, en vez de asumir el realismo propio de nuestra edad, para seguir luchando con toda paz, cuando físicamente comienza el declive: ellos se han convertido al pesimismo, el hastío y el desaliento por su mejora humana y espiritual.

Sin justificarlos, yo he tratado de comprenderlos y ayudarlos, puesto que somos amigos.

Fue entonces que asistí a un curso sobre matrimonio y familia, en el cual se tocó el tema de la fidelidad desde el deber de nuestra naturaleza personal. Esto me llevó a reflexionar en todo lo que falta y falla, en la complicada vida de mis amigos.

La fidelidad no es un «añadido»

La fidelidad no es un valor nacido de los usos y costumbres de una sociedad, y que ha sido impuesta a la intimidad de los cónyuges, sino que brota de nuestra misma naturaleza, como el respirar del alma, cuando esta se encuentra en armonía con todas nuestras dinámicas psicosomáticas.

Armonía que es conjunción de las cualidades de nuestra sexualidad.

Es así que, cuando todas esas dinámicas llegan a insinuarse inapropiadamente, “se sienten, pero no se consienten”, para obrar un bien mayor, que es la fidelidad. Cuando no es así, la persona se rompe por dentro, y ya no puede vivir en comunión con su cónyuge.

¿Qué pasa entonces al ser infiel?

Se instala en el mayor fraude contra su propia persona. Le sucede al desvirtuar aquel  por el que consintió en la negación de sí mismo, a favor del bien del otro. Una negación que lo vincularía con un valor personal, para crecer en capacidades y virtudes, y, así, constituirse en la mejor versión del don de sí mismo.

DONNA TRISTE
Tal vez hubo momentos de brillo, pero la infidelidad tarde o temprano deja hastío en el espíritu.

Sucede porque todas las acciones humanas tienen dos efectos:

El efecto transitivo,que hace referencia a la acción humana, que se traslada a las cosas externas que se hacen, como el pintar muy bien un cuadro, o reparar la descompostura del auto.

En cambio, el efecto intransitivo no se traslada a algo, sino que se queda en la persona, para bien, es decir haciéndola mejor, cuando la acción realizada es intrínsecamente buena, o, para mal, cuando la acción es intrínsecamente mala.

El efecto intransitivo de las obras de amor, enriquece a quien las realiza, pues por la capacidad de donación amorosa, crece la apertura hacia los demás; se es más comunicativo, y, por lo tanto, más participativo de su intimidad y riqueza personal.

Dicho de otra manera, la obra del amor es el servicio, y gracias a ello, se desarrolla tanto nuestra constitución humana, como espiritual. Se trata de un proyecto de la sexualidad humana, que el creador ofrece a la persona. Cosas que le son dadas, y cosas que la persona pone, haciendo buen uso de su libertad, al vivir el orden en el amor.

Así pude entender el pesimismo, el hastío y el desaliento de mis amigos hacia la mejora humana y espiritual.

Sin embargo, espero que en Dios puedan recuperarse en su dignidad, algo que la persona puede lograr en el último tramo o momento de su vida. Por ello fue hecha por amor.

En Aleteia te orientamos gratuitamente, escríbenos a: consultorio@aleteia.org

Orfa Astorga,ReL 

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4 razones esenciales para proponer a tus hijos el modelo de los santos

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Apóyate en uno de los mayores dones de la Iglesia para ayudar a tus hijos a abrazar su fe para toda la vida

Si bien la Iglesia Católica tiene varias maneras de enseñarnos acerca de la fe, a veces puede ser un desafío para los niños entender realmente de qué trata el Evangelio, incluso si están tomando clases de catecismo.

Sin embargo, los niños a menudo aprenden mejor a través de la imitación, y aquí es donde la Iglesia tiene otra herramienta poderosa: sus miles de santos. Aquí hay algunas razones por las que estos hermanos y hermanas que nos han precedido son vitales en la formación de la fe de nuestros hijos:

Los santos son identificables

Recitar oraciones y aprender acerca de los Evangelios es, por supuesto, importante. Igualmente, las parábolas son una gran manera de reforzar un mensaje. Sin embargo, si nos fijamos en la vida de los niños de hoy, está muy alejada de la época en que se escribieron estos textos antiguos.

Pero los santos modernos pueden ofrecer a los niños algo identificable. Tomemos como ejemplo a uno de nuestros (casi) santos más recientes, el Beato Carlo Acutis, un chico de 15 años que usaba Nike y amaba Pokémon, y que era devoto de Dios y la Eucaristía. No murió como un mártir espeluznante, sino de una enfermedad que muchos jóvenes de hoy pueden haber presenciado en sus familias. Es alguien con quien los jóvenes pueden conectarse.

Sin embargo, no tiene por qué ser el más moderno de los santos. Puede ser un santo que comparta la misma pasión que tu hijo, o un santo del mismo país. Incluso puede ser un santo con el mismo nombre. Solo tienes que ayudar a tu hijo a identificar uno o dos santos con los que se sienta conectado.

Los santos proporcionan un amigo de fe para toda la vida

Aunque hay una tonelada de santos de los que aprender, a veces solo necesitas un santo especial para sentirte cerca y alcanzarlo en momentos de incertidumbre y alegría.

Para un niño, es maravilloso encontrar un santo que le atraiga especialmente. Puedes animarlos a aprender más sobre esa persona; qué hicieron en su vida y por qué siempre estarán a su lado.

MARIETINA
Santa Bernadette Soubirous, ilustrada por Marietina.

Curiosamente, a medida que tu hijo crezca, probablemente obtendrá una comprensión y un aprecio más profundos por su santo favorito. Su relación realmente puede florecer con la edad, al igual que la fe de tu hijo.

Los santos son los modelos a seguir perfectos.

Una de las mejores cosas de la enorme cantidad de santos que conocemos es que han llevado vidas verdaderamente interesantes. Algunos nacieron devotos de Dios. Otros encontraron su fe más tarde en la vida, y cuando lo hicieron, llevaron vidas ejemplares.

Independientemente de los santos sobre los que sus hijos aprendan, definitivamente tendrán algunos modelos a seguir que resultan fantásticos para emular.

Los santos nos recuerdan que vivamos en la esperanza, siempre

Al aprender sobre diferentes santos, los niños obtienen un paseo por la historia y las diversas injusticias que han existido. Lo que también apreciarán es que ninguno de estos santos le dio la espalda a Dios, a pesar de las dificultades que muchos enfrentaron.

Y ese es un hermoso mensaje que necesita ser reforzado permanentemente. Cuando la vida nos llena de miedo y duda, si sigues el camino de estos santos hombres y mujeres, siempre habrá esperanza.

Cerith Gardiner, Aleteia 

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