Las compartió la monja benedictina sor Marta González durante el XIII encuentro en torno al claustro, organizado por la Fundación DeClausura.
¿Cómo rezar en medio de una vida agitada, llena de preocupaciones y estrés? Una jovencísima monja benedictina responde a esta pregunta ofreciendo las claves que dejó San Benito de Nursia (480-547).
Sor Marta González, hermana del Monasterio de Santa Cruz de Sahagún, youtuber con miles de seguidores, ha ofrecido consejos muy prácticos para la vida espiritual de todo creyente en el XIII encuentro en torno al claustro, organizado por la Fundación DeClausura el 15 de junio.
San Benito, explicó la religiosa que encontró el monasterio en el que vive su consagración a Dios navegando en Google, “es uno de los padres espirituales que la Iglesia nos ha dado”. Por este motivo, se basó en la regla que el santo escribió para sus monjes (“Regla de San Benito”) para ofrecer cinco claves sobre la oración que hoy pueden ayudar a todo cristiano.
1A GOLPE DE CAMPANA (O ALARMA DE MÓVIL)
San Benito dedica once capítulos de su Regla precisamente a la oración: cuándo se debe orar y cómo se debe orar, constató sor Marta. No solo se refiere al punto de vista espiritual, es decir, a la forma más interna de la oración, sino que también hace referencia a cuestiones más prácticas, como la puntualidad, elemento más externo.
Insiste el fundador de los benedictinos en “cuidar el tiempo de oración”. Por eso, indicó su hija espiritual, la primera clave podría llamarse a “A golpe de campana”.
“Con esta expresión quiero remarcar que la oración se haga siempre a la misma hora. Para generar hábito, pues, si lo dejas para cuando tengas tiempo, no va a llegar nunca ese tiempo. O si lo dejas hacia el final del día, lo harás como para quitártelo de en medio”.
“Y es que a veces decimos que no tenemos tiempo para rezar. En realidad, eso quiere decir que no nos hemos fijado un tiempo. Porque el tiempo no te va a buscar a ti, tienes que buscarlo tú”.
Según la monja benedictina, “una buena idea es poner una alarma en el móvil. Como los laicos no tienen en general una campana en su casa, a diferencia de los monasterios, entonces el móvil viene muy bien para despertar espiritualmente, al igual que para despertar físicamente”.
2CREAR UN ORATORIO
La segunda clave es crearse un oratorio, explicó sor Marta González: “san Benito dice que el oratorio debe ser lo que dice su nombre, es decir, un lugar que se dedique a rezar”.
“No sé qué tendencia tendrían los monjes en tu tiempo para que san Benito les dijera que en el oratorio no se guarda ni se hace otra cosa”, reconoció la religiosa. “Quienes no tienen una capilla en casa, pueden elegir y cuidar un lugar destinado a la oración personal, donde puedan estar solos, en silencio, sin posibles distracciones. Que no sea un lugar para dormirse con facilidad, porque todos hemos tenido la experiencia”.
En particular, la monja recomienda poner “una imagen delante que nos invite a la oración. A mí me gusta mucho encender una vela”, confesó.
3EXCUSAS PARA ENCONTRARSE CON EL SEÑOR
Ahora bien, la oración no es solo un momento particular del día. “Tenemos que procurar que al mismo Dios al que rezamos en ese sitio luego le hagamos presente en nuestra vida”, aclaró sor Marta.
Se trata, subrayó, “no solo de tocar a Dios durante la oración, en esos diez, quince o veinte minutos, que tengamos, sino llevarlo a nuestra vida”.
Para lograr este objetivo, ofreció consejos muy prácticos, como “llevar una crucecita en el bolsillo, o un Rosario, para que al tocarlo, al encontrarnos con él casi accidentalmente, nos invite a rezar, a dirigir la mirada a Dios”.
También aconsejó la religiosa “procurar tener ciertos momentos del día en los que recordemos al Señor”, por ejemplo, en cada hora en punto.
No hace falta interrumpir las actividades diarias para mantener la vida de oración. “Basta un breve momento para decirle al Señor cómo me siento, pedirle ayuda”, entre una y otra actividad diaria. “Así se puede generar un espíritu de oración constante”.
4SENCILLEZ
San Benito da mucha importancia a la sencillez, indicó sor Marta. “Llega a decir a sus monjes que, si quieren rezar, que simplemente pasen al oratorio y recen. Así de fácil”.
“Que se sientan sin miedo, sin complicaciones, sin reparos. Con la confianza con la que un niño habla con su padre. Como hablamos con un amigo”.
“San Benito propone hablar con el Señor con humildad, respeto y devoción”, aclaró la monja. “La humildad que brotaría de la confianza, dentro del espíritu de oración que hemos conseguido, teniendo ese rato de oración que podemos conseguir guardando las formas externas”.
“Hay que evitar repetir las fórmulas como si fueran trabalenguas –advirtió–. Esto nos puede suceder cuando conocemos las oraciones de memoria. Para evitar este riesgo, ayuda rezar con el cuerpo. Por ejemplo, haciendo una inclinación. Con una posición adecuada de oración. Y eso nos ayuda a estar más despiertos espiritualmente, y más sensibles a lo que Dios quiere decirnos en cada momento”.
5ORACIÓN BREVE Y PURA
San Benito exhorta a los monjes a que hagan oración «breve» y «pura»: “para evitar una oración larga y llena de distracciones, sugiere menos palabras y más concentradas”.
“Podemos concentrarnos, usar una oración u otra, o hablar con el Señor, pero hay veces que brotan todas nuestras dificultades: lo que pensamos y sentimos…. Pero el Señor también acoge todo eso”, reconoció sor Marta.
“Dios no se asusta de nosotros”, aclaró, recomendando «que le pidamos ayuda y le pidamos saber mirarnos como Él nos mira».
De aquí surge la coherencia entre la oración y la vida: “que los demás puedan ver que somos personas de oración por el trato que dejamos. Porque la oración se hace vida. Y así nuestra actividad estará guiada de la mano de la contemplación. No hay una cosa sin la otra: actividad sin oración», concluyó.
Matilde Latorre, Aleteia
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