miércoles, 27 de julio de 2022

El mensaje de Nora y Paola, catequistas con discapacidad

NORA BUCCHERI, PAOLA COLOMBO

En una iglesia de la diócesis de Milán se acogió la invitación del Papa Francisco: "La participación activa en la catequesis de las personas con discapacidad constituye una gran riqueza para la vida de toda la parroquia"

La fe nos pide que seamos testigos, que mostremos con nuestra presencia la compañía de un Dios –Padre– que nos ha sacado de las tinieblas. Por lo tanto, no es una cuestión de habilidades, sino de experiencia.

¿Y quién de nosotros podría sentirse preparado para explicar la Buena Nueva, si se fuese una cuestión de argumentos, de conducta irreprochable, de pureza intelectual?

A menudo es este el obstáculo, terminamos reduciendo precisamente esa fe, que profesamos sinceramente, a un objeto de disertación en lugar de experiencia.

Por esta razón, es realmente bienvenida la iniciativa de la parroquia de Sant’Antonio Maria Zaccaria en el distrito de Chiesa Rossa al sur de Milán, pidiendo a dos personas con discapacidad cognitiva que fueran catequistas.

Catequistas, para donar a los demás el bien recibido

Y la formulación de esta última frase tiene un sentido preciso. El paso no fue el de «queremos incluirte», sino el de «¿quieres ayudarnos?».

Y entre una y otra prospectiva hay un abismo, el abismo de la libertad de la persona que simplemente no debe sentirse obligada, sino debe mirar la unicidad preciosa de la contribución que puede aportar.

Nora Buccheri y Paola Colombo dijeron sí a esta propuesta. Desde hace un año son catequistas de la promoción de 5º grado. ¿Por qué aceptaron?

«Estoy feliz de ser catequista porque puedo transmitir a los niños las cosas importantes que me fascinaban cuando era niña»

Paola Colombo, entrevistada por Radio Marconi

Aprender con los niños

Paola y Nora, ambas con discapacidad cognitiva, forman parte desde hace muchos años de la asociación Fede e Luce (Fe y Luz) que, se ocupa de la inclusión social de las personas con discapacidad.

Pero la experiencia de esta comunidad es sobre todo la de una amistad entre familias.

Fede e Luce surgió con la intención de sacar a las familias de esta tentación de aislarse, de aislarse de la vida «normal», para que gradualmente descubran que su hijo más frágil puede ser una fuente de solidaridad y unión con los demás.

Por eso me gusta llamar a Fede e Luce un «camino» de personas muy diferentes (padres, discapacitados y amigos de todas las edades y clases) que se acercan unos a otros, sin distinción entre los que dan y los que reciben, porque todos dan y reciben al mismo tiempo.

Mariangela Bertolini, Fede e Luce

La referente milanesa de esta asociación es Liliana Ghiringhelli que conoce a Nora y Paola desde hace muchos años. Fue ella quien les propuso ser catequistas.

Al principio, el impacto con los niños las “desesquilibró”, un adjetivo elegido por Paola, es decir, fue un asalto tumultuoso de vivacidad.

Después de un año de apoyo con un experto catequista, hoy Nora y Paola siguen su clase de catecismo en plena autonomía.

Para Paola, la fe pasa de corazón en corazón («les doy a los demás algo que me ha cambiado a mí»). Nora añade a este horizonte otro elemento esencial:

Estoy viviendo estos meses con alegría, como un regalo del Señor y lo estoy haciendo porque estoy creciendo yo también, porque enseñar a los niños también me da la carga del aprendizaje.

Nora Buccheri entrevistada por Radio Marconi

Sintética y centrada. En el corazón de la tarea educativa, el educador también crece.

Se aplica a la escuela (todo buen maestro llega a casa después de haber aprendido algo inesperado de sus alumnos).

Pero en el caso de la fe tiene un valor aún más esencial. Nos mantenemos despiertos unos a otros, nos hacemos compañía unos a otros en vivir la compañía de Dios, en ir a fondo.

Adhesión a la invitación del papa Francisco

Al parecer la clase de catecismo de Nora y Paola es aquella en la que los niños escuchan de una manera más disciplinada.

Y quizás esto signifique que la presencia de estas dos mujeres que muestran visiblemente su fragilidad a los niños sea motivo de un verdadero encuentro. (ese tipo de encuentro en el que fluye una comparación con las fragilidades internas de cada uno).

Entre los adultos uno puede contentarse con un discurso bien argumentado sobre la inclusión.

Pero la infancia es un tiempo de mirada desvergonzada sobre la realidad y sobre los demás. La diversidad intriga inmediatamente al niño, que es capaz de preguntas incómodas.

El horizonte estrictamente meritocrático, de excelencia y eficiencia, que prevalece en otros contextos, salta con el cristianismo, que es la aceptación sin reservas.

La persona es un bien total, es decir, todo vale de ella, incluso sus tropiezos. Y esto es lo que en la clase de Nora y Paola evidentemente se vive y no necesita ser explicado.

Liliana Ghiringhelli, quien aventuró la hipótesis de este proyecto de inclusión, explicó que la chispa le vino de la forma en que el papa Francisco volcó la perspectiva de acoger a las personas con discapacidad en la Iglesia.

«En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero. Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador» (EG, 120).

Por eso, también las personas con discapacidad, tanto en la sociedad como en la Iglesia, piden convertirse en sujetos activos de la pastoral y no sólo en destinatarios.

«Muchas personas con discapacidad sienten que existen sin pertenecer y sin participar. Hay todavía mucho que les impide tener una ciudadanía plena.

El objetivo no es sólo cuidarlos, sino que participen activamente en la comunidad civil y eclesial.

Es un camino exigente y también fatigoso, que contribuirá cada vez más a la formación de conciencias capaces de reconocer a cada individuo como una persona única e irrepetible» (FT, 98).

En efecto, la participación activa de las personas con discapacidad en la catequesis constituye una gran riqueza para la vida de toda la parroquia.

Estas, en efecto, injertadas en Cristo en el Bautismo, comparten con Él, en su particular condición, el ministerio sacerdotal, profético y real, evangelizando a través, con y en la Iglesia.

Por consiguiente, también la presencia de personas con discapacidad entre los catequistas, según sus propias capacidades, representa un recurso para la comunidad».

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA EL DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD -2020

Se puede decir, sin temor a equivocarse, que el mundo aún no está al ritmo valiente de la visión comunitaria que la Iglesia testimonia.

Por supuesto, incluso dentro de la Iglesia se deben dar muchos pasos para que estas palabras del papa Francisco se traduzcan en obras reales.

Pero Nora y Paola están ahí. En su pequeño espacio educativo aran un árido pedazo de tierra, suavizan los duros terrones con su voz sencilla que dice lo esencial sin adornos: ven a conocer a Jesús, ven a ver quién eres encontrando a Quien siempre te ha amado.

Annalisa Teggi, Aleteia 

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