lunes, 31 de julio de 2023

Jóvenes: ¿Y si oculto un pecado grave en confesión? Dos sacerdotes youtubers contestan

Confesión. Foto: Portaluz


Dijeron que a pesar de que un mal haga sentir vergüenza o incomodidad por haberlo cometido, la confesión y debe ser sincera.

(ZENIT Noticias – Porta Luz / Zamora, 26.07.2023).- Por vergüenza o temor, para muchas personas es difícil confesar algunos pecados durante el sacramento de la Reconciliación. Sin embargo, rara vez se es consciente de las consecuencias que involucra ocultar deliberada y a conciencia un pecado grave durante la confesión.

Desde hace años, los sacerdotes franciscanos Leonard Bielecki y Franciszek Chodkowski, animan desde Polonia el canal de YouTube bEZ sLOGANU (Sin eslogan), en el que debaten importantes temas de espiritualidad. En el último episodio, abordaron la cuestión de los pecados que algunos silencian en el confesionario.

Se invalida la confesión

Se preguntan los sacerdotes si, ¿ocultar un pecado de forma deliberada invalida la confesión? «Cuando acudimos al confesionario tendemos a no alardear de nuestros pecados. Saber que algo estuvo mal nos hace sentir vergüenza. Pero, aunque nos incomode, poco o mucho, llega el momento de la confesión y debe ser sincera. Si vengo al confesionario y oculto un pecado, no quiero decirlo y se trata de un pecado grave, la confesión no es válida», advierte el fraile Leonard Bielecki.

Y su hermano OFM Franciszek Chodkowski complementa: «Estamos obligados a confesar los pecados graves en la confesión (CDC n°s 987 y 988). Hay que confesarlos. Los pecados leves a veces se nos escapan. Nuestra vida es imperfecta y cada día nos suceden pequeños pecados. En cuanto al sacramento de la Confesión, es allí donde deben confesarse los pecados mortales».

La Iglesia enseña que solo mediante la confesión sacramental se pueden perdonar los pecados graves. Y todo lo confesado está bajo el resguardo del sacramento al que se obligan los sacerdotes confesores. «El secreto de confesión, que amordaza al sacerdote de forma absoluta (CDC n°s 983 y 984), está precisamente ahí para darte el consuelo de la confesión. La tercera cosa que es bastante importante aquí se refiere al hecho de que el sacerdote que te confiesa ya ha escuchado decenas, miles, cientos de miles de confesiones, y realmente para el sacerdote, si alguien viene con un pecado, la absolución es más importante que la vergüenza», explica el hermano Leonard Bieleck y añade que si de forma deliberada se ocultan pecados: «Una confesión así no es válida y las confesiones posteriores tampoco lo son porque se ha ocultado el pecado grave».

Ser sinceros ante Dios

Es vital –subraya el franciscano Franciszek Chodkowski– tener presente que en el Sacramento de la Reconciliación tenemos el privilegio de ser sinceros ante Dios, de situarnos desde la verdad.

«Que yo oculte ante el sacerdote mi pecado mortal no significa que Dios no lo sepa. Él lo sabe. Y yo, al acercarme al sacramento de la reconciliación, me confronto con la inmensidad de la misericordia de Dios y quiero hacer uso de este don. ¿Le pido perdón y al mismo tiempo le miento? No confesar un pecado es un intento de ocultar a Dios la verdad sobre mí mismo», alerta el hermano Franciszek.

Prepárate, abre tu corazón y alaba a Dios por su perdón

Al ir a confesarte…

  • Haz examen de conciencia para confesar todas tus faltas.
  • Se consciente de la tristeza que en Jesús provocan tus pecados. Permítete sentir el dolor por tus pecados.
  • Ten propósito de enmienda.
  • Di todos tus pecados al confesor desde la última confesión bien hecha (si alguna vez ocultaste algún pecado… dilo al sacerdote confesor y abre tu corazón, confiesa ese pecado que ocultaste).
  • Cumple la penitencia.































Juleon Schins, físico: «Siempre que pareció haber una contraposición entre ciencia y fe, ganó la fe»

              Es experto en nanotecnología y además doctor en Filosofía


La ciencia y la fe son independientes, pero entre sus verdades respectivas no puede haber contradicción, señala el físico y filósofo Juleon Schins.

 

Es llamativo el título: La ingenuidad española (Círculo Rojo). Aunque su autor nos aclara enseguida que escribirá pronto sobre la ingenuidad de otros pueblos (lo ha hecho, por ejemplo, con los británicos): “Empecé con España porque tengo la impresión de que seréis el pueblo que dentro de cincuenta años salve la fe de Europa”.

Juleon Schins (n. 1964) es católico y lo ha sido siempre: “Nunca he tenido una profunda crisis religiosa ni he visto una ‘gran luz’ que me hiciera volver a la fe”. Holandés de padres holandeses, aunque nacido en Suiza, se doctoró en Física Molecular por la Universidad de Amsterdam, tiene estudios de postgrado en Biofísica, ha trabajado en diversos centros de investigación (entre ellos la Escuela Nacional Superior de Técnicas Avanzadas de París la Universidad de Tecnología de Delft, Holanda, donde enseñó nanotecnología). Es también doctor en Filosofía.

Juleon Schins, en su laboratorio de nanotecnología.

Juleon Schins, en su laboratorio de nanotecnología.

Cuando habla de ingenuidad, es para alertar de algunos errores en la actuación pública de los católicos.

-¿Qué entiende por ingenuidad?

-Me limito a la definición del Evangelio, porque no soy teólogo: “Los hijos de este mundo son más astutos para sus cosas que los hijos de la luz” (Lc 16, 8). La virtud opuesta a la ingenuidad es aquella parte de la prudencia que regula el comportamiento de la persona hacia todo lo no-inmediato, lo no-personal: es decir, lo político, lo social.

-¿Es una característica de los católicos?

-Es característica de todo hombre afectado por el pecado original. Pero el mismo Evangelio dice que los hijos de la luz somos menos prudentes que los de las tinieblas. Como pobre físico que soy, que lo ve todo a través del microscopio de lo cuantitativo, pienso: a más luz, menos prudencia. La ingenuidad no es propia de los católicos por ser católicos, sino por ser hijos de la luz. Y la ingenuidad típicamente católica es la ingenuidad de un pueblo con fuerte tradición católica, como españoles, italianos y polacos.

-¿En qué consiste?

-La ingenuidad que esos países tienen en común es un cierto error en la delimitación entre lo debido al César y lo debido a Dios. Por ejemplo, fieles que consideran su parroquia como una familia cerrada, u obispos que hablan de política. Una excepción espectacular es Juan Pablo II cuando era arzobispo de Cracovia: en momentos increíblemente duros, en situaciones increíblemente complicadas, siempre supo ser pastor de su rebaño, con el debido sometimiento a las autoridades comunistas, y con la debida resistencia, con un equilibrio muy pensado.

-¿Cómo se consigue ese equilibrio?

-Aparte de una fe colosal, Juan Pablo II tenía un profundo conocimiento del comunismo y del hombre católico polaco. Este profundo conocimiento práctico, junto con todas sus virtudes, le hicieron inmune para la ingenuidad. Nunca se dejó llevar por la ira, la gran amiga de la ingenuidad.

-¿Por qué dice eso?

-Porque la ira lleva a decir cosas por las que luego hay que pedir perdón, a veces públicamente.

'La ingenuidad española' de Juleon Schins.

-Usted es católico y científico. ¿Puede haber entre la ciencia y la fe una contraposición real?

-Mi fe me dice que no puede haber contraposición entre ciencia y fe, ni real, ni aparente. Siempre que pareció haber una contraposición entre ciencia y fe, ganó la fe. Como en el caso de Fred Hoyle y su universo eterno sin inicio. O en el caso del pecado original: según la genética, hubo un bottleneck [cuello de botella] de la especie humana hace 200.000 años; esto puede interpretarse como la supervivencia de Noé y los suyos; como la pareja inicial, Adán y Eva, puede haber vivido hasta hace siete millones de años, va a ser muy difícil demostrar genéticamente la imposibilidad de que toda la humanidad descienda de una sola pareja. En cuanto al caso Galileo, allí tampoco hubo contraposición: los jesuitas astrónomos estaban de acuerdo con él y hasta le ayudaron identificar errores en su razonamiento; los que provocaron la crisis fueron los filósofos aristotélicos.

-La ciencia ¿aleja de la fe, acerca a la fe, son campos independientes...?

-Ciertamente son campos independientes, en el sentido de que contemplan una misma realidad desde distintos puntos de vista. Nunca he conocido una conversión a la fe por las ciencias cuantitativas. ¡Así que espero poco, desde el punto de vista apologético, de las reflexiones de mi libro sobre las desigualdades de Bell o la causalidad cuántica! Sí conozco bastantes ejemplos de sabios en la historia de la Iglesia, o entre los mismos Padres, que se han convertido por su conocimiento científico (argumentos históricos, teológicos, patrísticos, no cuantitativos), como el americano Scott Hahn, la holandesa Cornelia de Vogel o la judía alemana Edith Stein. Muchísimos más ejemplos conozco de científicos no creyentes que se han convertido a través de un amigo creyente y a base de argumentos no-científicos.

-¿Y los científicos que se declaran ateos?

-Ganan un dinerillo bastante interesante por escribir tonterías acerca de un dios que no existe.

-¿Cuál debe ser la actitud del científico ante los milagros?

-La misma de un no-científico, salvo en el caso de que el científico sea un experto en la materia del mismo milagro. Entonces tiene su parte de responsabilidad en convencer a los demás del carácter milagroso de los hechos considerados.

-¿Qué propone para que la apologética católica sea más eficaz?

-Dedicarse a fondo a la estadística. Por ejemplo, en cuanto a los beneficios de la educación separada. O en cuestiones de teología moral fundamental, moral sexual o social, cuestiones antropológicas o las enseñanzas sociales del Magisterio. En vez de escribir una tesis doctoral sobre la influencia de San Pacomio en el cenobitismo… salir a la calle y buscar datos, por ejemplo, sobre la delincuencia en función de la educación primaria y secundaria recibida. O, en cuanto al aborto y las uniones homosexuales, yo no me centraría tanto en las leyes. A mayor libertad de aborto, más se desenmascara a los abortistas. Cuantas más adopciones por parejas homosexuales haya, más oportunidades se presentan para hacer tesis doctorales que expliquen cuantitativamente su desastre educativo-emotivo-psicológico.

Carmelo López-Arias, ReL

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Benedicto XVI























Julia difunde los métodos naturales, ¡pero tiene siete hijos! ¿Cómo se explica esta historia?

Ha creado un portal, Magenta, que hace accesible

la información que ella no tuvo


Jaime y Julia Ibarra, con sus siete hijos.

Julia Ibarra ha creado Magenta, un portal que proporciona información útil sobre métodos naturales de planificación familiar.

Decir que es madre de siete hijos no parece la mejor carta de presentación, pero sería un juicio precipitado sin conocer su historia, que ha contado ella misma en una entrevista de Monica Seeley en The Catholic World Report.

Julia no era católica y tenía 25 años cuando se comprometió con Jaime, quien sí lo era. Julia no tenía nada en contra de los anticonceptivos y pensaba usarlos, pero eso era un problema para Jaime, coherente con su fe.

Además de las razones morales, ambos tenían argumentos médicos. Ella llevaba tomando desde los 15 años una medicación contra la narcolepsia y temía las consecuencias para su día a día de tener que abandonar el tratamiento si se quedaba embarazada. Por su parte, él le mostró los estudios que documentan el negativo efecto del uso habitual de la píldora sobre la salud de la mujer.

Pero Jaime es militar e iba a ser desplegado poco después de la boda, así que decidieron buscar información sobre los métodos naturales. Durante el cursillo prematrimonial todo lo que habían recibido era una hoja suelta con cuatro ideas básicas y ninguna referencia a la que acudir.

Finalmente encontraron unas clases, pero Jaime no podía ir y el monitor lo consideraba imprescindible. Así que decidieron formarse en casa por su cuenta.

"Se rió de mí"

“Pronto tuvimos nuestro primer hijo”, cuenta Julia: “Yo lo quería y me encantaba tenerlo. Durante una visita post-parto, el médico me preguntó qué método de control de la natalidad. Cuando le dije que usaba métodos naturales, se rió de mí”.

Así siguieron las cosas, y en pocos años tenían cuatro hijos, y aunque a Julia le gustaba tenerlos, sus embarazos eran difíciles, así que decidieron volver a intentar los métodos naturales para espaciarlos. Encontraron uno y parece que funcionaba, pero en una ocasión se equivocó con su periodo infértil… y llegó el quinto.

Para entonces ella se había convertido al catolicismo, pero, sintiéndose un poco abrumada por la situación, decidió empezar a usar la píldora, aunque “sabía que estaba contra las enseñanzas de la Iglesia”. Consultó a un sacerdote… y -lo que sorprenderá a muy pocos- ése la ratificó en su decisión: “Así convencida, le dije a mi marido que tenía que empezar con la píldora. Gracias a Dios, dijo que no”.

La familia numerosa es un regalo

Algo desconcertada, acudió a una amiga, que le habló de la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II y de la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, y le dio el libro de Kimberly Hahn (esposa de Scott HahnEl amor que da vida. El maravilloso plan de Dios para el matrimonio: “Todo ello me acabó reafirmando en no necesitaba anticonceptivos para nada”.

Kimberly Hahn, 'El amor que da vida'.

En la pequeña ciudad donde vivían entonces no había ningún monitor de métodos naturales, pero sí encontraron una doctora en San Diego a cuyo equipo podía consultar por videoconferencia. La monitora que la atendió resultó ser una madre de ocho hijos que los veía como una bendición y la animó explicándole que el trajín que suponen va haciéndose más llevadero cuando los mayores crecen: “Sorprendentemente, fue la primera persona en toda mi vida que me habló de tener una familia numerosa como un regalo”.

Y le facilitó el teléfono de una especialista que, según reconoce Julia, le cambió la vida: “Empecé a comprender mi fertilidad y a tener una nueva perspectiva sobre mi fertilidad y mis hijos. Si volvía a quedarme embarazada, sería un regalo de Dios más que un fracaso de los métodos naturales. Mi marido y yo tuvimos dos hijos más y Le doy las gracias todos los días por ellos”. Reconoce que los ‘fallos’ se debieron en ocasiones a errores o inconstancias de ellos en la determinación de los periodos fértiles, más que al método mismo.

Buena influencia sobre la relación conyugal

Asimismo, los métodos naturales influyeron positivamente sobre su matrimonio: “Aumentaron nuestra complicidad y crearon un vínculo muy fuerte entre mi marido y yo. Utilizando los métodos naturales, nos entregábamos uno al otro completa y generosamente”. De hecho, la tasa de divorcio entre parejas que los utilizan es del 5%, frente al 50% del promedio general. Evidentemente, es solo un factor, pero ella lo considera relevante, pues los métodos naturales “te hacen comprender el papel del sacrificio en el amor, que es generosidad en todos los ámbitos: cuando llegan los malos momentos, estar fundamentados en la fe, la confianza y el amor te da fortaleza para perseverar”.

A Julia, descartar los anticonceptivos le hizo tener “una mirada más positiva sobre la vida”, y fue un factor importante en su conversión al catolicismo: “Cambió mi idea sobre mi cuerpo y mi fertilidad y me enseñó a confiar más, a darme cuenta de que mi vida es el resultado de la rendición de mi voluntad a la voluntad de Dios”.

Matrimonio con tres hijos sentados en el campo.

Cada hijo es una bendición de Dios. Foto: Nathan Dumlao / Unsplash.

Lo cual, en el caso de los Ibarra, dio lugar (“no sería honesta si lo ocultara”) a momentos de tensión, porque las misiones en las que era desplegado su marido fueron en ocasiones muy inoportunas respecto a embarazos, partos o lactancias.

“Sin embargo”, añade enseguida, “me doy cuenta de hasta qué punto he sido bendecida con la familia que tengo… ¿Por qué he tenido tantos hijos? Porque es lo que Dios quiso para mí”.

Información fiable y accesible

Pero, entonces, ¿para qué creó Magenta, que también incluye enlaces para informar sobre la naprotecnología como ayuda a los matrimonios infértiles?

La razón fundamental es que a nadie le pase lo que a ella, esa desesperante e infructuosa búsqueda de información. El portal habla de los métodos naturales de forma atractiva, comprensible y, sobre todo, práctica y con enlace a directorios y recursos de ayuda. Se llama Magenta en homenaje al pueblo natal de Santa Gianna Beretta Molla (1922-1962), la pediatra que murió tras renunciar a un tratamiento de cáncer por no perjudicar a la hija que esperaba.

“Magenta quiere que todas las mujeres entiendan su fertilidad de una forma más saludable, natural y feliz”, responde Julia, remitiendo a todas las app, dispositivos y métodos del mercado. Y respondiendo de forma clara a las grandes preguntas que plantean los métodos naturales a quienes no saben nada de ellos.

Además, si, usándolos, una mujer queda embarazada inesperadamente, “es menos probable que considere el aborto, porque ya ha asumido responsablemente el embarazo como algo natural, mientras que las mujeres que usan anticonceptivos suelen ver el aborto como una corrección del fallo del método artificial”.

El silencio de las parroquias

Y luego hay otro problema que Magenta busca combatir: el desconocimiento. Hay que “cambiar el ambiente tóxico que la anticoncepción ha creado en la fe, la salud y la fertilidad de las mujeres”. Muchas de ellas se dan cuenta, pero no conocen la alternativa de los métodos naturales.

Ibarra es realista y sabe que la mayor parte de sus destinatarios reales son católicos. Sin embargo, “en las parroquias católicas, aunque son provida de palabra, no suelen mencionar que nuestra fe está contra la anticoncepción”. En muchas de ellas, mencionar los métodos naturales “es tabú”, con la excusa de “no inmiscuirnos en las decisiones de los demás sobre su vida”.

Pero lo que Julia propone es otra cosa: “Intentamos ayudar a las mujeres a tomar mejores decisiones sobre su fertilidad y su salud”, concluye: “Creo que la curiosidad que pueda suscitar Magenta podrá florecer en algo que cambie tu vida y te ayude a caminar más cerca de Dios”.

C.L., ReL

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domingo, 30 de julio de 2023

¿Qué es realmente el vacío interior y como tratarlo?

TEENAGER BOY,

Puedes intentar descubrir qué te hace aferrarte a un concepto de vida que no te hace bien, solo por no sentir la terrible «soledad».

¿Qué es realmente el vacío interior? Podemos describir nuestro estado interior de esta manera, permaneciendo inconscientes de lo que sucede dentro de nosotros. La palabra vacío puede referirse a muy diferentes aspectos de tu psiquis que puedes intentar incluir en la palabra, lo que te permitirá comprenderte a ti mismo. Tal vez será un alivio de algo que parece difícil de soportar en este momento.

¿Qué es el vacío interior?

El vacío puede describirse como un estado en el que es difícil mantener la sensación interior de que alguien está allí. Entonces no puedes sentirte conectado con los demás. La ausencia física de ciertas personas provoca su desaparición psíquica. No hay esperanza de que una relación cercana regrese y pueda continuar. El sentido de estabilidad y seguridad en la relación permanece perturbado, por lo que es difícil experimentar la continuidad de la propia existencia.

El sentimiento de vacío interior puede estar relacionado con la experiencia de la separación prematura del cuidador más cercano en el período temprano de la vida. Al comienzo de nuestra existencia, no somos personas psicológicamente separadas que pueden sobrevivir fuera de la relación con los llamados: objetos del apego.

Necesitamos la presencia constante de una persona que pensará en nuestras necesidades y sentimientos y será capaz de empatizar con ellos.Así es como se produce nuestro nacimiento psíquico. Si este proceso se ve perturbado o completamente interrumpido por diversas razones, por ejemplo como consecuencia de una ausencia más prolongada del principal cuidador del niño, aparece algo así como un agujero mental, que puede manifestarse como un estado de vacío interior ya experimentado en la vida adulta.

Defensa contra el dolor

El vacío puede ser un estado de alejamiento de las relaciones. De esta manera, podemos querer protegernos del dolor de la decepción. Sin embargo, es algo inevitable en la construcción de relaciones con los demás. No existen las personas perfectas y tarde o temprano una persona nos falla. Entonces podemos ofendernos y decidir retirarnos de la relación. 

De alguna manera, entonces nos volvemos por encima de nuestras propias necesidades y sentimientos relacionados con una determinada persona, negamos que hace un momento eran cercanos a nosotros e importantes en nuestras vidas.

A veces podemos optar por no involucrarnos en relaciones cercanas sin «arriesgarnos» a sufrir una dolorosa decepción en los demás.Sin embargo, estamos parados en el lugar de un desierto interior. Nuestro interior no puede llenarse de una relación que pueda alimentar nuestra vida mental.

Otro aspecto de experimentar un vacío insoportable puede ser escapar de la dependencia. En esta época de promoción de la autosuficiencia, es muy fácil caer en la ilusión de que somos capaces de satisfacer todas las necesidades de la vida. Mientras tanto, lo que más podemos necesitar es la presencia de los demás.

Esto, sin embargo, puede estar asociado con la dolorosa experiencia de la dependencia, a la que podemos estar más o menos conscientemente temidos.

¿Qué significa para ti la dependencia? Quizás es vergonzoso o incluso humillante para ti

¿Con qué experiencias lo puedes combinar? Trata de ver qué tipo de dependencia de tus padres experimentaste en tu infancia. Quizás esto te ayude a comprender de qué estás huyendo y qué puedes hacer para experimentar la dependencia como una experiencia más placentera en este momento de tu vida. 

La dependencia no tiene que ser solo una indicación de tu debilidad o discapacidad. Se puede asociar a la experiencia de cuidado, cuidado y apoyo.

Cambio vigorizante

La sensación de vacío también puede estar relacionada con el aburrimiento de la vida. Quizás, ¿has abandonado tus sueños? O tal vez por diversas razones tienes miedo de introducir algo nuevo en tu vida o renunciar a algo que no te sirve.

Asumir un desafío puede evocar sentimientos desagradables, pero el estancamiento y permanecer en un lugar también puede convertirse en un agotamiento.

Puedes intentar descubrir qué te hace aferrarte a un concepto de vida sin poder hacer ningún movimiento en diferentes áreas de tu vida. A veces, un pequeño cambio puede ser estimulante.

Ilona Przeciszewska, Aleteia 

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Tres golpes le robaron la felicidad y borró a Dios de su vida... hasta que entendió la Resurrección


 

Marie recibió tres golpes muy duros, dos de ellos en la infancia, que marcaron equivocadamente su visión sobre Dios. Ella misma lo cuenta en L'1visible:

Soy la cuarta hija de una familia de cinco. Al nacer, graves complicaciones me dejaron una discapacidad física. Hoy casi no se nota, gracias a años de rehabilitación, pero me ganó las burlas de mis compañeros de clase, desde la guardería al instituto.

Tenía diez años cuando mis padres se divorciaron. Es violento, traumatizante. Lo que yo sentía como una fragilidad psíquica, para mis padres no arreglaba nada. Creía no tener derecho a la felicidad, ni a ser feliz un día.

Es difícil tener así la visión de un Dios que te ama, protector, consolador. Lo que me ayudaba a creer eran los amigos, los encuentros con jóvenes cristianos y los retiros espirituales.

El 11 de noviembre de 2017 recibí una llamada de teléfono cuando estaba en el trabajo. No reconocí la voz del hombre que estaba al otro lado. Pero era mi padre, que me pidió que me sentase y me anunció: “Gwénolé ha muerto”. Mi hermano había muerto en Santiago de Compostela mientras dormía, al finalizar su peregrinación.

El rechazo

Borré a Dios de mi vida. Durante un año, tenía miedo de rezar, miedo de atraer más desgracias. Antes, ya fuese presa de la tristeza, de la duda o de la cólera, o cuando estaba alegre, me dirigía con frecuencia a Dios. Así que cuando le abandoné me sentí terriblemente sola.

En enero de 2018 fui a Lourdes sola para buscar respuesta y un poco de consuelo junto a la Virgen María. Subí el Via Crucis en estado de ebullición interior. Me decía: “Señor, de acuerdo, tú llevas una cruz, pero ¡quédatela! Yo no quiero tu cruz ni tus sufrimientos. ¡Déjame tranquila!”

Mi vida me había mostrado una falsa imagen de Dios y de su Hijo Jesús: un Dios sádico, que me pedía que le ayudase a llevar su cruz. Pero había vivido 23 años con fe, y todo eso no desaparece de un día para otro. En lo más profundo, estaba convencida de que Dios era la respuesta.

Agapeterapia

Quise hacer una agapeterapia o “sanación por el amor de Dios”. Era la última oportunidad. Si no volvía convertida, sin señales del amor de Dios, abandonaría definitivamente toda práctica religiosa y el ambiente católico.

El Cenáculo, en Cacouna.

El Cenáculo, en Cacouna (Quebec, Canadá) es una mansión construida en 1900 y vendida en 1941 a los capuchinos como noviciado. En 1980 fue fundada como Casa de Oración a un grupo de la Renovación Carismática Católica, que ofrece allí lo que denominan agapeterapia o "sanación por el amor de Dios".

En ese lugar, llamado el Cenáculo, escuché una frase que abrió mi corazón a Jesús: “Cristo ha muerto y ha resucitado, he ahí el fundamento de nuestra fe” ¡Qué amigo! ¡Qué consolación en Jesús! ¡Qué Rey victorioso! Vivió nuestra condición humana, lloró la muerte de su amigo Lázaro, tuvo el sentimiento de ser abandonado por su Padre, vivió la soledad y el destierro, trabajó, murió. ¡Pero resucitó! Venció toda tristeza. ¡Su resurrección es una victoria! Dios me mostró la imagen de un Gwen feliz, detrás de Cristo, saludándome con la mano como hacía habitualmente.

Estoy segura de que es feliz allá donde esté, de que vela por mi familia. Dios vino a llenarme de esperanza al darme como regalo, como amigo, como hermano, a su Hijo Jesús. El Señor es un Dios liberador, me iluminó para tomar buenas decisiones sobre mis difíciles relaciones familiares.

Alegría y paz

He vuelto a ir a misa, para contemplar la muerte y la resurrección de Cristo, la entrega total de su vida para salvarnos y ofrecernos una alegría eterna. Todos los días dedico un tiempo a rezar, a leer la Biblia, a dejarme enseñar por los profetas, por los apóstoles, por Jesús mismo.

Llegué a aquel retiro en estado depresivo, encolerizada, triste, perdida y sin esperanza. Salí de él convertida y feliz. El Señor no ha dejado de mantener vivas esa alegría y esa paz que habitan en mí.

ReL

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Tres consejos de Fulton Sheen que te ayudarán a perfeccionar tus horas santas y adoraciones


ulton Sheen escribió y profesó una gran devoción eucarística:sus consejos y costumbres siguen siendo útiles y seguidos por multitud de fieles décadas después de su muerte.

 

A mediados del siglo XX, en la recién instaurada China comunista, se hizo famoso el relato del arresto de un sacerdote y la posterior profanación por los revolucionarios de las 32 formas consagradas, que esparcieron por el suelo. Escondida en la iglesia, una niña lo observó y decidió acudir cada noche a escondidas e inclinar su lengua para recibir a Jesús en comunión seguido de una hora de adoración, lo que repetiría hasta que no quedasen más hostias profanadas. Pero la última noche, tras culminar su desagravio, fue descubierta y brutalmente asesinada por uno de los guardias.

Aquel episodio de reparación y martirio sería años más tarde recordado por el obispo Fulton Sheen, mencionando a la pequeña como su principal inspiración a la hora de pronunciar uno de sus votos más conocidos, extensible hasta la muerte: cada día de su vida pasaría al menos una hora de adoración eucarística, lo que recomendó a los sacerdotes, religiosos y laicos con los que trataba.

Desde entonces, las enseñanzas y recomendaciones de Sheen son seguidas por miles de fieles en todo el mundo, movidos por su utilidad, profundidad y ausencia de caducidad. El teólogo y escritor Joseph Tuttle ha recogido en el portal Word on Fire algunos de los consejos de Sheen que pueden ayudar a mejorar la presencia y devoción de los fieles durante las horas santas y adoraciones:

1º Naturalidad ante todo

En The Priest Is Not His Own, Sheen cuestionó la "rigidez" de algunos métodos y libros de meditación que llegan a recomendar una "mecánica división" de la oración hasta partes, como  son "la acción de gracias, la oración de petición, la de adoración y la de reparación". En opinión de Sheen, este es un método "innecesariamente artificial" que impide una "conversación orgánica y que fluye".

Por ello, frente a sistemas o métodos de oración, el venerable recomienda acudir a la Hora Santa como si se fuese a "una conversación con un amigo", que "no se divide en temas rígidos", sino que "fluye y es personal". "El corazón de cada uno debe constituir el contenido de la oración", agrega. 

2º Los esquemas no siempre son malos: el caso de la lectio divina

Otro de los principales consejos de Sheen de cara a la potenciar la Adoración Eucarística es llevar consigo la Sagrada Escritura. Explica que un buen formato comienza por leer las Escrituras "hasta que venga un pensamiento". Entonces es el momento de cerrar el libro y dejar que fluya la oración al respecto. "Pero no hables tú todo el tiempo. Escucha también. Aprendamos a hablar escuchando y crezcamos en el amor de Dios escuchando", agrega.

Fulton Sheen, consagrando en misa. 

El devoto de la Eucaristía, Fulton Sheen, consagrando en misa. 

Estrechamente relacionado a la lectura de las Escrituras se encuentra la lectio divina, que Benedicto XVI explica detalladamente en Verbum Domini. Los pasos de la misma son:

  • (Lectio) se comienza con la lectura del texto, que suscita la cuestión sobre el conocimiento de su contenido auténtico: ¿Qué dice el texto bíblico en sí mismo? Sin este momento, se corre el riesgo de que el texto se convierta sólo en un pretexto para no salir nunca de nuestros pensamientos.
  • Sigue después la meditación (meditatio) en la que la cuestión es: ¿Qué nos dice el texto bíblico a nosotros?Aquí, cada uno personalmente, pero también comunitariamente, debe dejarse interpelar y examinar, pues no se trata ya de considerar palabras pronunciadas en el pasado, sino en el presente.
  • Se llega sucesivamente al momento de la oración (oratio), que supone la pregunta: ¿Qué decimos nosotros al Señor como respuesta a su Palabra?La oración como petición, intercesión, agradecimiento y alabanza, es el primer modo con el que la Palabra nos cambia.
  • Por último, la lectio divina concluye con la contemplación (contemplatio), durante la cual aceptamos como don de Dios su propia mirada al juzgar la realidad, y nos preguntamos: ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la vida nos pide el Señor?

3º A ser posible, de rodillas

En sus escritos, Sheen se pregunta en torno a las diversas posturas posibles durante la oración, pudiendo estar de pie, sentado o de rodillas. Señala que cuando nuestro Señor hizo la "primera Hora Santa" en Getsemaní, las fuentes recogen que "se postró en oración".  En base a este ejemplo, Sheen indica que siempre que se pueda "lo mejor es arrodillarse durante la Hora Santa, porque indica humildad, sigue el ejemplo de Nuestro Señor en el Huerto, hace expiación por nuestras faltas y pecados y es un gesto de cortesía ante el Rey de reyes".

Fulton Sheen, de rodillas en misa.

Sheen, de rodillas en misa, como aconseja realizar las horas santas y adoraciones por cuatro motivos: humildad, imitación, expiación y reverencia. 

ReL

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viernes, 28 de julio de 2023

La trata de personas en cifras: Nuevos informes estiman que son millones de víctimas cada día


 

Cada día millones de personas en todo el mundo son víctimas de trata, trabajos forzados y explotación sexual.

Recientes informes del Departamento de Estado de Estados Unidos, grupos que luchan contra el tráfico de personas así como otros líderes mundiales, se enfocan sobre los problemas de la trata y la esclavitud moderna.

En 2021, 27,6 millones de personas en todo el mundo fueron víctimas de trabajos forzados.

Según el documento conjunto, 17,3 millones de personas fueron víctimas de explotación laboral forzada, 6,3 millones lo fueron de explotación sexual comercial forzada y 3,9 millones de trabajo forzoso impuesto por el Estado cada día de 2021. Estas cifras incluyen alrededor de 3,3 millones de niños sujetos a trabajo forzoso. La mitad de ellos son explotados sexualmente con fines comerciales.

El 16 de junio, Walk Free Foundation publicó su análisis por separado, incluidas las clasificaciones de países individuales, en la última edición de su Índice Global de Esclavitud. El organismo estima que 28 millones de personas fueron sometidas a trabajos forzados el año pasado, mientras que otros 22 millones se vieron inmersos en matrimonios forzados.Los matrimonios forzados son particularmente frecuentes en los países árabes y generalmente son impuestos por miembros de la familia. Las mujeres, los migrantes, los refugiados y otras personas en crisis se ven afectadas de manera desproporcionada.

El Índice Global de Esclavitud estima que 50 millones de personas —1 de cada 150— vivían en condiciones de esclavitud moderna en algún momento de 2021, un aumento de 40 millones de personas con respecto a 2016.

Esa cifra es recogida en el informe “Trabajo forzado y matrimonio forzado” de septiembre de 2022, realizado por la Organización Internacional del Trabajo, la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas y el grupo de defensa de los derechos humanos Walk Free Foundation, con sede en Australia.

En particular, existe un debate sobre cómo definir a las víctimas de la trata y la esclavitud: el sitio web del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre la trata de personas señala que la “esclavitud moderna” no está definida en el derecho internacional o de ese país. Algunos casos de matrimonio forzado pueden cumplir con las definiciones internacionales o de Estados Unidos de trata de personas, pero no todos los casos lo hacen.

El Índice Global de Esclavitud basa sus estimaciones en miles de entrevistas con sobrevivientes recopiladas en encuestas de hogares representativas en 75 países.

Kevin Jones, ACI

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jueves, 27 de julio de 2023

DIEZ AÑOS DEL «¡QUIERO LÍO!» DE RÍO (video)

 El 25 de julio de 2013, durante la Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en Río de Janeiro, el Papa Francisco, recién llegado al pontificado, hizo uno de sus llamamientos más célebres en un discurso en la catedral metropolitana.



Fulgurante conversión de una madre de familia atea al tocar el anillo de Santa Juana de Arco


Sonia Drapeau era una atea convencida cuando se acercó a contemplar el anillo de Santa Juana de Arco. No solo iba a cambiar su vida, también la de toda su familia.

 

El 26 de febrero de 2016, el parque temático histórico Puy du Fou adquirió en Londres, en una prestigiosa casa de subastas, el anillo de Santa Juana de Arco, que había estado en manos inglesas desde que la joven fuese quemada en la hoguera en 1431. Se lo habían regalado sus padres, y la Doncella de Orleáns lo describió durante el proceso que un año después la condenó a la hoguera: "Tenía tres cruces y ningún otro signo que yo sepa, salvo los nombres de Jesús y María".

Hecho en aleación de cobre y plata con remaches de oro, y autentificada su antigüedad por los especialistas, ya había sido expuesto en Francia en 1956, prestado por su propietario entonces, el doctor James Hasson. Pero ahora Philippe de Villiers, fundador de Puy du Fou, y su hijo Nicolas, actual gerente, podían mostrarlo con todos los honores debidos a la heroína nacional y ya definitivamente como propiedad francesa. Así lo hicieron el 20 de marzo de ese año. 

Días antes...

Lo que no podían saber ese día ni Nicolas ni Philippe (el hombre que puso de moda a Charette, el héroe vandeano sobre el que se ha hecho la película Vencer o morir) es que, solo unas pocas fechas antes, ese mismo anillo había obrado un milagro. O, si se prefiere, una conversión milagrosa. Que llevó a otras. Con lo cual el triunfo de su compra no era solo nacional y colectivo, sino, para toda una familia, muy personal.

La historia la ha contado su protagonista, Sonia Drapeau, en un libro autobiográfico publicado hace algunas semanas: Convertida por el anillo de Juana de Arco (Salvator).

'Convertida por el anillo de Juana de Arco' de Sonia Drapeau.

Fue el 4 de marzo de 2016. Sonia llevaba cinco años trabajando como en los equipos sanitarios de emergencia de Puy du Fou. Aquel día se había congregado el numeroso equipo para preparar la siguiente temporada. Contrariamente a lo habitual, el encuentro no lo presidía Nicolas, sino el secretario general, pero nada presagiaba una reunión distinta de otras muchas. Hasta que, hacia el final, Nicolas apareció con la gran sorpresa y el gran anuncio: el anillo, que llevaba consigo en un cofre.

Durante el ágape posterior, los trabajadores del parque se iban a convertir así en los privilegiados que lo verían de cerca por primera vez.

Sonia se puso en la cola, consciente de lo afortunada que era, lo vio durante unos instantes cuando llegó su turno "con la impresión de vivir un momento histórico", y regresó con su grupo. Pero luego, viendo que otros amigos se habían hecho una foto con él, sintió que había dejado pasar una oportunidad y regresó a la cola para tener el recuerdo de tan especial evento.

Mientras capturaba la instantánea, vio cómo la mano de otro compañero se acercaba y lo tocaba. "En un primer momento", recuerda, "ese gesto me pareció un sacrilegio. Luego tuve que resistir la fuerte tentación de tocarlo yo también. Pero finalmente, viendo que Nicolas no se oponía, me atreví a rozarlo..."

La historia de Sonia

Aquí conviene echar la vista atrás para saber algo más sobre Sonia. Nacida en 1967, tenía 49 años y era atea. Fue bautizada a los dos días de nacer en el propio hospital, pero por un motivo en el que su madre, no practicante, fue sincera: "Si no la bautizo en el hospital, cuando salga no lo haré".

Pero no recibió formación cristiana. Cuando tenía diez años, entró en una iglesia con una prima suya sin saber qué era la misa ni la eucaristía. Comulgó por curiosidad y sin ser consciente de lo que estaba haciendo. Fue su único contacto con la Iglesia, porque recibió una educación "estricta y justa, pero sin dimensión religiosa".

A los 20 años conoció a quien hoy es su marido, Philippe, creyente aunque tampoco muy devoto. Cuando llegó la hora de casarse, él quiso hacerlo en el templo: "Yo cedí a su deseo por amor, pero con una simple bendición nupcial", porque "una misa completa con la comunión era más de lo que podía soportar".

Tuvieron cuatro hijos. Él quería bautizarlos y ella no, y no encontraron una fórmula viable de entendimiento, porque la parroquia pedía un plan de formación para los padres que Sonia no estaba dispuesta a seguir. Los niños se quedaron sin el sacramento.

Así pues, aquel día en que rozó con la yema de sus dedos el anillo de Santa Juana de Arco, quien lo hacía era una mujer muy recalcitrante a la fe y muy firme en esa convicción.

"Irrumpe lo sobrenatural"

¿Qué pasó?

"En el instante en el que mis dedos tocaron el anillo, irrumpe lo sobrenatural", evoca: "Me invade un calor abrasador, tan intenso que es humanamente imposible describirlo con palabras. Me siento poseída por un sentimiento de amor infinito, maravilloso, indescriptible. Mi corazón se funde, mi inteligencia vacila, mi espíritu cede ante lo Eterno. ¿Qué está pasando? A la velocidad del rayo, la evidencia se me impone: creo. Creo en una entidad o un ser invisible. Atea desde mi nacimiento, tengo inmediatamente la impresión de haber estado ciega y sorda durante cuarenta y nueve largos años vacíos de sentido. Comprendo, con una luminosa certeza, que soy amada por ese ser inmenso oculto en el más allá".

Cuando Sonia se apartó del anillo, quedó anonadada por lo sucedido y a duras penas pudo sostener la conversación con sus compañeros antes de irse. Su "espíritu cartesiano" seguía resistiéndose a ese "torrente de amor" que, confiesa, la recorría "de la cabeza a los pies".

Además, ansiaba llegar a casa para contárselo a su marido. Cuando acabó el relato, le preguntó: "Tú, que eres creyente... ¿eso es tener fe?". Philippe no salía de su asombro, aunque nada más verla supo que algo le pasaba. Le preguntó qué sentía: "¡Todo se mezcla en mi cabeza! Incluso me planteo si no lo habré imaginado todo. Voy a acostarme y mañana se habrá acabado. Seguramente es el cansancio".

Pero no fue así. Todo seguía igual al día siguiente. Se sintió decepcionada, porque "prefería que hubiese sido un mal sueño": "No comprendía qué me pasaba y tenía miedo".

Buscando ayuda

Lo primero que hizo fue hablar con Agathe, una amiga de la infancia, católica y muy devota, para compartir con ella sus sentimientos: "Ahora tengo la certeza de que existe un mundo invisible", le confesó. 

La respuesta la dejó estupefacta: "Hace diez años que rezo todas las noches por tu conversión, y he rezado en Lourdes por la conversión de toda tu familia. ¿No te das cuenta, Sonia? ¡Has recibido una gracia enorme! El Señor te ha tocado". Le recomendó empezar a ir a misa los domingos con su marido.

Philippe era creyente, más por tradición que por convicción, y no iba habitualmente a la iglesia. Pero estaba contento con el cambio de su mujer, y aceptó encantado ir junto a ella.

La experiencia no fue grata para Sonia, porque no entendía nada. Pero cuando más desconcertada estaba, se volvió a su marido y se lo encontró llorando a lágrima viva: "Parecía muy feliz. Su rostro resplandecía. Tras varios minutos, dijo con una voz tenue: 'Cuando era niño, nunca me planteé si el Señor estaba presente en la hostia. ¡Ahora sé que es verdad!'".

Era la segunda conversión del anillo de la Doncella de Orleáns: el reavivamiento en la fe dormida de Philippe.

Eso empezó a crear en Sonia una nueva inquietud: "La tortura de no poder recibir el cuerpo de Cristo", en quien ya creía. Habló con un sacerdote, de quien empezó a recibir una primera formación cristiana.

El éxtasis de Pauline

Entretanto, habían pasado dos semanas y llegaba el momento de la exposición pública del anillo. Sonia forzó a Pauline, su hija adolescente (quien, víctima de los modernos sistemas educativos, pensaba que Juana de Arco era un personaje de ficción), a acudir al evento. Le explicó su importancia histórica, y la ventaja que tenía, por ser hija de una trabajadora de Puy du Fou, de contemplar el objeto antes de que se abriesen las interminables colas. No consiguió vencer del todo sus reticencias, pero consiguió llevarla. 

Exhibición del anillo de Juana de Arco en Puy du Fou, el parque temático de historia francesa  que tiene también un trasunto español.

Con lo que no contaba es con que su hija, puesta ante la reliquia a regañadientes, entrase en una especie de éxtasis del que no salía, hasta que un vigilante de seguridad les dijo que tenía que apartarse para que los demás pudieran verla también. Sonia intentó tirar de ella, en vano. No pudo ni con la ayuda de Agathe. Algo pasaba. Finalmente, la niña despegó los pies del suelo y las acompañó.

"En el camino de vuelta, estuvo muda, tocada en lo más profundo de sí misma", cuenta Sonia. Luego su hija le contaría que no recordaba lo que pasó. Pero al llegar el domingo siguiente, pidió acompañar a sus padres a misa.

Un hijo tras otro

En los meses siguientes, Sonia preparó su confesión. La penitencia que le impuso un fraile franciscano, que escuchó sus pecados de casi medio siglo, fue una peregrinación a Fátima y un retiro espiritual en silencio. 

En julio de 2016 cumplió lo prometido y en septiembre llegó el esperado momento de la primera comunión. Sus cuatro hijos estaban allí: François (quien algunas veces iba con sus padres a misa), Pauline e incluso Clothilde y Thibault, a quienes no gustaba la evolución de su madre y no pensaban aunque, pero al final lo hicieron por darle a ella esa alegría.

Cuando regresó del comulgatorio tras recibir al Señor por primera vez, Clothilde lloraba: "No me atreví a preguntarle nada, pero conservé esa imagen en mi corazón". Luego sabría que las lágrimas no eran de emoción momentánea, sino que la joven llevaba un tiempo interrogándose sobre la fe.

La relación de Sonia con sus hijos en la cuestión de la fe se había complicado, porque al principio no entendían qué le había sucedido a su madre: "Al no haber educado religiosamente a nuestros hijos, me resultaba imposible transmitirles adecuadamente la fe. ¡Dios lo sabía! Así que tendría que actuar Él solo si quería convertirles, como yo le pedía. ¡Y lo hizo admirablemente bien...!"

En el mismo año de 2018, en el que Sonia recibió del obispo de Angers, Emmanuel Delmas, el sacramento de la confirmación, se bautizaron François y Pauline. Y en 2021, tras un recorrido de incertidumbres primero y formación después, lo hicieron Clothilde y Thibault. Conversiones en las que apenas pudo tener ella un papel activo, pues ambos estudiaban fuera de casa.

"Es increíble", celebra Sonia: "En el espacio de cinco años, todos los miembros de nuestra familia entraron en el redil de la Iglesia católica". A día de hoy, concluye, "no todos avanzan en la fe al mismo ritmo. Cada uno tiene su forma de seguir al Señor" y ella no les fuerza. Y aunque algunos amigos han dejado de frecuentarles, porque ella vive y practica  ahora la religión intensamente y está comprometida en diversos apostolados, se siente "feliz" en su nueva vida cristiana.

Carmelo López Arias, ReL

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