domingo, 16 de julio de 2023

¡2×1! Si nuestro trabajo saca una sonrisa a los demás, sacará otra a Dios (Este video lo prueba)

        


¿Por qué nos levantamos a trabajar todos los días? ¿Por qué nos esforzamos en ser buenas personas o en servir a los demás? ¿O en obtener buenas calificaciones? Todos podríamos copiar una tarea, hacer trampa en un examen, mentirles a nuestros padres para salir de un aprieto. 

Esto podría preguntárselo a alguien más, pero nosotros sabemos por qué lo hacemos: para amar a Dios con nuestro trabajo, para santificarnos, para servir mejor a los demás: a los más necesitados y todo el que esté a nuestro lado.

En este artículo te comparto algunas ideas que te pueden ayudar a explicar a los jóvenes cuál es la importancia del trabajo y de cómo puede ser un camino para llegar al Cielo. Así, verás que el trabajo como un don de Dios y que su finalidad es mucho más que ganar dinero.

Además, te recomiendo ver un video publicado por Doctolib: «Los cuidadores tienen muchos trabajos», porque te puede ayudar en tu catequesis.

Ni en el dinero, ni en el éxito: con la mirada en el cielo

Espera, ¿no sabías que te puedes hacer santo haciendo los deberes? Es que vas al colegio solo porque toca o solo para poder ir a la universidad. Los cristianos nos esforzamos por un objetivo más noble: lo hacemos por la voluntad de Dios. A Él le podemos ofrecer nuestro trabajo bien hecho. Un trabajo al que ponemos interés e intentamos realizar con perfección, para que se vuelva una muestra de amor. 

De esta forma, ofreciendo nuestro trabajo, podremos ser cristianos de todos los días. Esforzándonos por hacer nuestras tareas bien, como cuando preparamos un regalo a alguien que queremos, entonces podremos hacer que todo nuestro trabajo sea oración, que sea un regalo para Dios. 

Es cierto que muchas veces nos sentimos cansados o desanimados. Recuerda que, si se lo ofrecemos, si nos ponemos en sus manos, entonces nuestro trabajo puede pasar a ser mucho más.

Servir a los demás: el trabajo es un don, un regalo de Dios

Para explicarte cómo el trabajo es un don de Dios, quiero resaltarte una frase muy importante del video: «los cuidadores tienen muchos trabajos». En ella, puedes ver que no importa nuestra profesión u oficio, porque todo lo podemos convertir una forma de servir a los demás. No tiene que ser nada extraordinario, puede ser alegrarlos, animarlos, distraerlos o guiarlos a un mejor camino.

«Que trabajamos y nos cansemos día y noche, a fin de no ser carga para nadie», nos enseña San Pablo. Y que no solo no seamos carga, sino que ayudemos a los demás, a todo el que esté a nuestro lado.

Muchas personas hoy en día creen que el trabajo es un castigo de Dios por nuestros pecados o, por lo menos, que es una obligación que todos tenemos que hacer para poder vivir cómodamente.

Pero no te olvides que Dios le dijo a Adán desde el principio que tendría que trabajar, porque podemos crecer como personas, adquirir virtudes, ayudar a los demás y acercarnos a Dios. No pienses que esa tarea larga o aburrida es una basura, ¡no! Es nuestro camino al cielo. 

Hasta dónde llega el trabajo

Muchos piensan que solo hay que cumplir el mínimo, lo necesario para aprobar las asignaturas, pero los cristianos no podemos pensar de esa forma. Por justicia solo habría que cumplir nuestras obligaciones y nada más, pero Jesús nos manda a ser más que justos: a ser caritativos y a querer y servir a los demás, de la misma manera en que nos quiso Él.

Entonces, ¿hasta dónde llega? Yo te diría que hasta donde nos lo diga la caridad, hasta donde nos lleve el amor a Dios y la entrega a los demás.

Adrián Samoa, catholik-link

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