Las participantes del programa y el párroco Felip Simon,
junto a la Virgen de la Esperanza en el jardín del IESE,
En su momento no pudieron cursar estudios superiores, pero hoy son mujeres maduras y líderes en su entorno. Con las primeras becas Maruja Moragas, han recibido un programa específico de IESE I-WiL apoyado por la Fundación la Caixa y el empuje de un párroco audaz
Trece mujeres son ya la «primera promoción» de un curso más que especial. Todas ellas han asistido durante cinco meses al programa gratuito «Liderazgo femenino para vidas logradas», que ha impulsado la fundación Domus Misericordiae Sant Josep, de Badalona (Barcelona), y ha contado con el soporte del IESE I Wil (Women in Leadership) y la Fundación la Caixa.
Son mujeres que viven en el barrio del Pomar de Badalona y que, por diversas circunstancias de la vida, en su momento no pudieron permitirse unos estudios superiores. Razones familiares, personales, económicas… Pero no tiraron la toalla. La vida siempre aporta una llama de esperanza y, en este caso, algunas voluntarias de la Fundación con el apoyo y liderazgo del párroco de Sant Sebastià de Pomar, de Badalona, el padre Felipe Simon, se propusieron, en colaboración con Nuria Chinchilla, dar forma a los sueños de cada una de estas mujeres brújula, como diría la escritora Isabel Sánchez.
Así aparece la primera promoción de becas Maruja Moragas, una profesora del IESE que falleció el 28 de abril de 2013 a causa de un cáncer contra el que batalló y al mismo tiempo dejó una estela de trabajo al servicio de los demás. De ella puede leerse la autobiografía que escribió estando ya enferma, «El tiempo en un hilo. Reflexiones desde la adversidad».
En particular, Maruja -como se la conocía- experimentó en carne propia las dificultades de muchas mujeres porque fue abandonada por su marido cuando tenían tres hijos. Ella los sacó adelante, logró sobresalir académicamente en el IESE y dedicó muchas horas al coaching para hacer brotar la mejor versión de cada una de las personas que se acercaban a ella.
Una mujer que dejó huella
Las Becas Maruja Moragas son una muestra de este trabajo, mientras hay muchas personas que consideran que Maruja está en el cielo y le rezan. Una de ellas es el padre de Pau Balagué, un bebé prematuro que sanó de forma médicamente inexplicable y hoy ya es todo un chavalín de 5 años.
En el caso de las Becas Maruja Moragas, el programa «pretende dignificar la vida de las mujeres que desarrollan su trayectoria en entornos socioeconómicos desfavorecidos, impulsando y desarrollando sus habilidades de liderazgo integrado en clave femenina, con una metodología propia, a partir de la experiencia de los programas de liderazgo femenino desarrollados por la Cátedra Carmina Roca y Rafael Pich-Aguilera de Mujer y Liderazgo del IESE Business School», explica Nuria Chinchilla, profesora del IESE y directora de la cátedra.
Llegar a todas las personas
Al programa que desarrollan estas becas se le da también el nombre de I-WiL 4ALL (se lee for all, para todos), porque «quiere llegar a todas las personas. La mujer -afirma Chinchilla- es clave en la sociedad y con esta formación se extiende la fórmula de crecimiento personal, familiar, profesional y social. Nada queda fuera cuando se integran bien todos los ámbitos en la vida, y esto es lo que transmitimos en el programa de Liderazgo femenino para vidas logradas. Alentar a la mujer para que impulse su crecimiento personal, en un contexto de referencias humanistas.»
Las sesiones del programa se impartieron en la parroquia de Sant Sebastià de Pomar, en Badalona, pero el acto de clausura tuvo lugar en el Campus de IESE Business School. Era el pasado 28 de mayo. Hubo clase y una misa de acción de gracias.
Esperanza
El grupo de las 13 mujeres, junto con las profesoras –Nuria Chinchilla y Alba Cabañas, directora del programa- y cuatro mujeres que han dado su apoyo al proyecto –Cristina Moreno, Ángela María Montenegro Beatriz Piñana y Peña Solano– quisieron recordar a Maruja Moragas. Por eso una de las fotografías de la promoción se hizo junto a la Virgen de la Esperanza, una preciosa imagen hecha por la escultora Diana García Roy que se encuentra en el jardín del IESE y que guarda relación con Maruja. En el tercer aniversario de su fallecimiento, se llevó el primer original de esta imagen a Brasil y ahora allí los indígenas pueden trasladarse por el río Amazonas hasta el punto donde está colocada para venerarla. Precisamente la patrona de Brasil es la Virgen de la Esperanza. La del IESE es una segunda imagen, de 1,60 metros, que fue instalada con posterioridad.
Mientras el legado de Maruja Moragas y su ejemplo se van difundiendo, esta primera promoción y los que le han puesto patas ya piensan en cómo difundirlo y contar con más apoyos para la próxima edición. «Hay muchas mujeres que merecen una oportunidad y Maruja querría que la tuvieran», explica Chinchilla.
Dolors Massot, Aleteia
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