martes, 31 de enero de 2023

¿Por qué va el Papa a la República Democrática del Congo?

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Papa Francisco comienza hoy un viaje que terminará el 3 de febrero de 2023

En su viaje número 40 al extranjero desde 2013, el Papa visitará la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, del 31 de enero al 5 de febrero. En una RDC devastada por el conflicto, el Papa quiere llevar un mensaje de paz y alertar a la gente sobre los dramas que se desarrollan en el este del país.

Su viaje es también una oportunidad para alentar al país católico más grande de África, un continente donde los cristianos evangélicos están creciendo en poder.

«Le pido perdón». 12 de junio de 2022, frente a una concurrida plaza de San Pedro, el Papa habla desde la ventana del Palacio Apostólico con motivo del Ángelus dominical. Dos días antes, la Santa Sede anunció la cancelación del viaje a la RDC y Sudán del Sur previsto para julio. Oficialmente, corresponde al Papa no «comprometer los resultados de las terapias de rodilla aún en curso». Pero también es por la situación de seguridad en el este de la RDC que los organizadores del viaje tomaron la decisión de posponer el viaje sinedie.

Una herida para el Papa, que insistió en reprogramar este viaje con rapidez y honrar a un país de más de 105 millones de habitantes, la mitad de cuya población es católica. «Este comienzo del año 2023 era la última ventana posible para que viniera ya que estamos esperando elecciones a finales de año, y la Santa Sede no quiere influir en su curso, ni ser instrumentalizada», desliza una fuente diplomática, lo que encuadra este viaje en la línea de los grandes viajes de Francisco a Irak en 2021 o a la República Centroafricana en 2015.

En la víspera de este viaje, el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, equivalente al primer ministro del Papa, confió que el pontífice volaba a África como un «peregrino de paz y reconciliación».

Hay que decir que la RDC está laminada por la pobreza endémica: la antigua colonia belga ocupó el puesto 175 de 189 según el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 2020. Y la situación de seguridad es igualmente crítica, en particular en el este del país, donde el Papa quería ir inicialmente.

Sal de la indiferencia

«El lugar donde el Papa iba a celebrar la Misa el pasado mes de julio está ahora en primera línea», dice el obispo de Goma, Mons. Willy Ngumbi. Desde hace varios meses, su diócesis está dividida en dos partes ahora en manos de los rebeldes del M23, un poderoso grupo armado formado en marzo de 2009 y compuesto principalmente por ruandófonos del norte del Congo que acusan a la RDC de marginar a su minoría tutsi.

La región, rica en minerales, es presa de decenas de milicias que se nutren de fondos de intereses etnoeconómicos. «Pueblos, escuelas, estructuras médicas… los rebeldes de ADF/MTM [nebulosa que algunos afilian al Estado Islámico, nota del editor] matan con armas blancas, saquean propiedades, se llevan niños, jóvenes, adultos, mujeres y hombres para transportarlos. los bienes saqueados… Luego queman casas y otros bienes antes de retirarse», describe por ejemplo Monseñor Melchisédech Sikuli, obispo de la diócesis de Butembo-Beni, todavía en Kivu del Norte.

Podemos hablar de millones de muertes en los últimos 30 años. Es abominable… Y lo increíble es que sucede en la mayor indiferencia.

Detrás de estas milicias fuertemente armadas también se esconden los intereses de las potencias vecinas. «Ruanda tiene una bolsa de valores especializada en oro… Sin embargo, Ruanda no produce un gramo de oro en su territorio», murmura un diplomático, horrorizado por todos los dramas que se desarrollan en el este de la RDC.

«Podemos hablar de millones de muertes en los últimos 30 años. Es abominable… Y lo increíble es que está pasando en la mayor indiferencia», lamenta, viendo en el viaje del Papa una oportunidad para alertar las conciencias.

Habiendo tenido que renunciar a ir a Kivu del Norte, el Papa de 86 años deseaba reunirse personalmente con las víctimas del este del Congo en Kinshasa, la capital, donde dormirá durante tres noches. Este será uno de los aspectos más destacados de este viaje. «Habrá niñas que han sido abusadas, llevadas a los bosques por los rebeldes para ser como esclavas sexuales», dice monseñor Willy Ngumbi, quien también acompañará ante el Papa a ex niños soldados, otros que han sido obligados a trabajar en la minas o incluso víctimas de la erupción volcánica de mayo de 2021 que azotó la región de Goma.

En sus discursos, que algunos pronostican como «espeluznantes», el Papa debería lanzar un grito por la paz. Pero también podría fustigar una vez más la actitud de Occidente frente a la explotación de los recursos naturales en África.

En una importante entrevista concedida a Mundo Negro, la revista de la Congregación comboniana, el Papa ya denunció a mediados de enero la persistencia de una mentalidad colonial respecto a África. Unos días después, abundó en las columnas de la agencia AP, explicando que los países africanos ciertamente habían obtenido la independencia del suelo, pero «el sótano quedó en manos de los colonizadores que llegaron después».

Ánimo para el país católico más grande de África

Al día siguiente de su llegada a la RDC, se espera que el Papa Francisco celebre una misa frente a más de un millón de fieles reunidos en la pista del aeropuerto de Kinshasa. Un momento de alegría para un país donde viven cerca de 50 millones de católicos, o el 20% de los católicos del continente africano. Primer país católico de habla francesa en el mundo, este inmenso territorio vio la llegada de los primeros misioneros portugueses a fines del siglo XV.

La presencia de la Iglesia se ha intensificado a lo largo de los siglos y la institución cuenta hoy con una red única de infraestructuras sanitarias y educativas: gestiona casi un tercio de las escuelas públicas y el 40% de los establecimientos de salud del país según el Congo Study Group. Un cargo que le permite superar en la medida de lo posible las carencias de los poderes públicos. «En la RDC, cuando el Estado no está, la Iglesia lo provee», subraya un jesuita congoleño.

En este país que obtuvo su independencia en 1960, la Iglesia también ha tomado medidas regulares para defender el estado de derecho contra los sucesivos poderes autoritarios. En 2015, la poderosa conferencia episcopal de la RDC, CENCO, se lanzó a la lucha por una transición democrática después de 15 años de gobierno de Kabila. Habiendo obtenido, con la ayuda de la movilización masiva de miles de laicos, la celebración de elecciones a finales de 2018, desplegó 40.000 observadores en el territorio para garantizar el buen desarrollo de la votación.

Pero el resultado de la votación se le escapó a la institución, que inicialmente no reconoció la elección de Felix Tshisekedi como presidente, asegurando que el verdadero ganador fue Martin Fayulu. El arzobispo de Kinshasa, el futuro cardenal Fridolin Ambongo, condenó una «negación de la verdad», considerando que Kabila había designado en realidad a Félix Tshisekedi como su sucesor.

Esperamos que el Papa Francisco recuerde que las elecciones deben ser libres y transparentes, sin corrupción ni tráfico.

Para evitar la parálisis y ver a las grandes potencias occidentales reconocer a Tshisekedi, los obispos de la RDC acabaron aceptando la llegada del nuevo presidente. Por este fracaso, algunos no dudaron en decir que la Iglesia en la RDC ciertamente tenía autoridad pero poco poder.

A medida que se avecinan las elecciones para fin de año, algunos quieren que el Papa Francisco transmita un mensaje claro. «Estamos esperando que recuerde que las elecciones deben ser libres y transparentes, sin corrupción ni tráfico», dijo el obispo Willy Ngumbi.

Pero otros son mas escépticos sobre la capacidad del Papa para hacer tal llamado. «Sería desacreditar al actual presidente que no había sido reconocido en un principio por el clero… Sin embargo, el tiempo ha pasado y la Iglesia y el gobierno ahora están tratando de ser constructivos porque los desafíos son inmensos», matiza un diplomático.

Encontrar las palabras correctas

El Papa también tendrá que encontrar las palabras adecuadas para animar a una Iglesia católica que enfrenta una fuerte competencia por el ascenso en el poder de los cristianos evangélicos. El Vaticano estima que el 22% de la población congoleña es protestante y el 19% pertenece a círculos evangélicos y pentecostales. Ciertamente, el número de católicos continúa aumentando, pero ahora menos rápidamente que la población total del país.

En una nota de IFRI escrita en 2018 sobre la Iglesia en la RDC, Laurent Larcher ya advertía: «África es un continente donde la Iglesia católica debe demostrar su determinación y su eficacia en la defensa de la justicia social y el buen gobierno, en un momento en el que la nueva los movimientos juveniles piensan que ha fracasado en este terreno: cuando no lo consideran demasiado timorato»

Hugues Lefèvre, Aleteia 

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5 santos que eran notoriamente pecadores

 

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¡Todavía hay esperanza para nosotros!

Los santos, como bien sabemos, no eran perfectos. Cometieron errores durante su vida y, a menudo, llevaron vidas públicas de depravación antes de que sus corazones se convirtieran.

Buena noticia.

Porque nos da esperanzas de que incluso nuestros fríos corazones, tan distantes de Dios, pueden volverse hacia Él y recibir una nueva vida.

Los santos siempre nos parecen “demasiado santos” como para que los imitemos, pero en realidad se parecían más a nosotros de lo que creemos.

Luchaban por superar las mismas adicciones, caían en los mismos pecados y malos hábitos que hoy mismo nos pesan tanto.

Así que alegrémonos porque estos hombres y mujeres santos, que no fueron siempre así, pudieran superar por la gracia de Dios los grandes obstáculos de su vida para convertirse en deslumbrantes ejemplos de virtud.

(Para más historias de santos que eran pecadores, recomiendo el libro de Thomas Craughwell, Saints Behaving Badly: The Cutthroats, Crooks, Trollops, Con Men, and Devil-Worshippers Who Became Saints [Santos con mal comportamiento: criminales, bandidos, fulanas, estafadores y adoradores del diablo que se convirtieron en santos].

San Mateo

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Nadie disfruta especialmente pagando impuestos y en el antiguo Israel no era diferente. Durante el primer siglo, los romanos subcontrataban individuos particulares para la tarea de recaudar los impuestos y estos recaudadores aprovechaban la oportunidad para extorsionar a las personas y sacar cuanto dinero pudieran. Todos les odiaban y su codicia era bien sabida.

Por eso, cuando Jesús pidió a Mateo que “lo siguiera”, muchos se quedaron pasmados y escandalizados. ¿Cómo podía Jesús compartir su comida con “recaudadores de impuestos y pecadores”?

Mateo era un hombre nuevo, seguía de cerca a Jesús y escribió lo que ahora conocemos como Evangelio de San Mateo.

San Dimas

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Poco se conoce del “Buen Ladrón” que fue crucificado junto a Jesús, pero sí sabemos que el crimen de Dimas se pagaba con la cruz.

Según un erudito de la Biblia, “dos de los [tipos de criminales condenados con crucifixión] más comunes eran criminales de bajos fondos y enemigos del Estado…

Entre estos criminales de los bajos fondos se incluirían, por ejemplo, esclavos que huyeron de sus maestros y que cometieron un crimen. Si era apresado, el esclavo podía ser crucificado.

Existían dos razones por las que eran sujetos a una muerte tan retorcida, lenta y humillante.

Con la crucifixión recibían el castigo ‘definitivo’ por su crimen y, posiblemente lo más importante, servían como espectáculo para advertir a los otros esclavos que estuvieran pensando en escapar o cometer algún crimen, de lo que podría pasarles a *ellos*”.

En el último momento, Dimas comprendió la gravedad de sus crímenes y defendió desde la cruz a Jesús por la burla del “mal ladrón”: “¿No tienes temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? Nosotros estamos sufriendo con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo” (Lucas 23, 40-41).

Jesús reconoció la sinceridad de su arrepentimiento y proclamó: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Después de una vida de pecado, Dimas mereció el perdón poco antes de su muerte.

San Agustín

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Aunque fue educado por una madre cristiana, san Agustín seguía la práctica de muchos estudiantes de su tiempo y llevaba una vida de maniqueísmo pagano.

Durante este periodo, tenía una relación con una concubina, con la que tenía un hijo. Estuvieron juntos muchos años, pero nunca se casaron y, con el tiempo, ella terminó la relación.

El mejor ejemplo que nos da Agustín de la crudeza de su vida de pecado es el famoso episodio del “robo de las peras”. Narra esta escena en su obra Confesiones.

“Quise robar y robé. No lo hice obligado por la necesidad, sino por carecer de espíritu de justicia y por un exceso de maldad. Porque robé precisamente aquello que yo tenía en abundancia y aún de mejor calidad. Ni siquiera pretendía disfrutar de lo robado, sino del robo en sí mismo, del pecado de robo”.

Después de experimentar una conversión en su corazón, Agustín se bautizó, se hizo sacerdote, luego obispo y, tras su muerte, “Doctor de la Iglesia”.

Santa Pelagia

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Pelagia era una actriz famosa y un tanto libertina del siglo V. San Juan Crisóstomo dijo de ella: “No había nada más vil que ella cuando estaba en el escenario”.

Craughwell también describe la naturaleza de sus pecados: “Los hombres que tomaba como amantes quedaban embriagados de ella. Por Pelagia hubo padres que abandonaron a sus hijos, hombres adinerados que despilfarraron sus bienes. Incluso llegó a seducir al hermano de la emperatriz. En su intento de describir el poder de Pelagia sobre los hombres, san Juan barajaba la posibilidad de que los drogara y llegó a especular que tal vez usara la brujería”.

No se sabe mucho sobre su conversión, excepto que posiblemente escuchó una homilía por boca de un obispo sobre la misericordia de Dios e inmediatamente después le pidió ser instruida en la fe y luego bautizada.

Se cree que luego se hizo monja y pasó el resto de sus días rezando.

Santa María de Egipto

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Siendo aún joven, María huyó de su hogar y pasó diecisiete años como prostituta en la glamourosa ciudad de Alejandría, durante el siglo IV.

Pero no cobraba por sus servicios, porque disfrutaba del reto de seducir a hombres jóvenes. Le fascinaban las “aventuras sexuales” y se dejaba llevar pos sus pasiones.

Más tarde, María confesaba: “No hay depravación nombrable o innombrable de la que yo no sea maestra”.

Buscando nuevas experiencias, se sumó a un grupo de peregrinos camino de Jerusalén, se embarcó con ellos a la mar y sedujo a todos en el barco antes de llegar a su destino.

Sin embargo, tras un tiempo en le Ciudad Santa, María se arrepintió de sus pecados y se reconcilió con la Iglesia.

Pasó el resto de su vida como ermitaña en el desierto y había de luchar continuamente contra la tentación de volver a su vida depravada, hasta que Dios le concedió paz a su alma.

Philip Kosloski,  Aleteia 

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- P. Loring sj























Ateo desde los 15, un «inexplicable suceso» tras la muerte de su padre le abrió a la fe: «Soy tuyo»


Rafael Díaz fue testigo de decenas de aparentes "casualidades" en su proceso de conversión que le llevaron desde el ateísmo racionalista a hacer un voto y promesa ante la Cruz.

 

No debe ser sencillo asumir que es posible hallar la fe a través de "casualidades", sucesos inexplicables y "encuentros sobrenaturales". Especialmente si el que lo vive es decididamente racionalista y niega a Dios. Por eso la conversión de Rafa Díaz es especialmente meritoria: como ateo confeso desde los 15 años, nunca dejó de buscar "la Verdad" en multitud de saberes. Un planteamiento que cambió tras un misterioso episodio tras la muerte de su padre en 2015. Lo cuenta en El Rosario de las 11 pm.  

"Como tantas otras familias", la de Rafa se decía católica, pero lo era solo en la teoría: llegaron a bautizarle al nacer y cuando llegó la edad de hacer la comunión, recibió el Sacramento solo "por los regalos". Las Misas de la catequesis fueron las primeras a las que asistió… y casi las únicas, pues no tardó en dejar de acudir poco después de la Comunión.

Tras sufrirlo en sus propias carnes, hoy es consciente de que "si no vas a Misa la fe se va apagando". En su caso fue con quince años, cuando constató esta experiencia con una decisión: "Me dije que no creía en nada de esto, renuncié a la fe y empecé a decirme ateo".

Lo que nunca abandonó el joven fue su "inquietud por la búsqueda de la Verdad", lo que le llevó a indagar en la ciencia mientras estudiaba Ingeniería, así como en la Filosofía y los autores clásicos de la Historia. Si había una verdad, creía, "los más antiguos estarían más cerca de ella y sería más fácil encontrarla en ellos".

Su mayor acercamiento a algún tipo de creencia fue el de afirmar una "consciencia del Universo" que en cada momento "daba lo que más convenía", pero se negaba a llamarlo Dios.

"Un problema gordo"  

Rafa incide en que su personalidad de entonces era "bastante soberbia", lo que le llevó a ser consciente de que "había un problema gordo en su vida".

"Pasé una época muy mala de relaciones con mis familiares y amigos, acababa muy mal con todo el mundo y sabía que algo fallaba. Siendo consciente, intentaba cambiarlo pero hiciera lo que hiciera siempre acababa todo igual. Estaba desesperado y no lograba cambiar nada", explica.

Desesperado, víctima del insomnio, Rafa se hizo una pregunta: "¿Qué me aconsejaría mi padre?".

Demasiada casualidad… que le abrió a la fe

Pocos días después, escuchó un ruido en una habitación de su casa. Estaba completamente cerrada, nadie había entrado en todo el día y cuando entró vio que se había caído un libro que no había tocado en años.

"No era un libro cualquiera, sino el que estaba leyendo mi padre cuando murió. Lo cogí y seguía marcado por donde él se quedó. Leí el capítulo y ahí estaba la respuesta, que podría resumirse en la recomendación de la humildad en el trato con los demás", explica.

Aquello rompió sus esquemas: "Siempre me consideré una persona basada en la razón. Eso no lo pude entender. Era demasiada casualidad, pedí ayuda y se cayó ese libro de un sitio que no había tocado. Aquello me empezó a abrir a la fe".

Desde entonces, aquellas "casualidades" y sucesos se volvieron prácticamente normales en su día a día. Uno de los más impactantes fue el 9 de abril de 2021, cuando presenció un "clarísimo encuentro con Jesús" que, sin embargo, no puede explicar, en el que tuvo una clara percepción de "la Verdad".

"No sabía lo que estaba pasando, pero sí que no era una cosa normal. No quería que fuese Jesús, no está de moda e implicaría el mayor error de mi vida, porque si Jesús era la Verdad, yo lo había rechazado. Tuve la certeza de que no había sido natural y sabía que no estaba loco. Fue real", recuerda.

"Jesús, soy tuyo"

Incansable buscador, Rafa comenzó a investigar en el budismo, en el islam, el cristianismo… hasta que dio con una mística, Santa Hildegarda de Vingen, y uno de sus libros, Scivias.

"Me sentí muy identificado con ese libro y ella me empezó a poner en camino (hacia la fe)", especialmente "al principio, donde dice: `Ahora que sabes cuál es la Verdad, fuera de ella no vas a poder hacer ningún bien. Debes hacer penitencia de Caridad y Humildad´", recuerda.

Impactado, Rafa obedeció sin decírselo a sus seres queridos, pero "un cambió" comenzó a ser notorio para todos ellos.

El punto de inflexión tuvo lugar en un viaje que hizo junto a su abuela y su madre a Andujar. Cerca había un yacimiento histórico iberorromano que quería visitar, el de Cástulo, pero su abuela decidió ir al Monasterio de la Cabeza.

Su sorpresa fue que, al llegar al camino de acceso, no podían acceder en coche y su madre y abuela le encomiaron a que al menos subiese él solo.

"Pasó algo durante la subida. No me sentía normal. Había un Vía Crucis y en cada estación tenía la necesidad de postrarme y sí lo fue haciendo. En la Iglesia había distintas imágenes y ante todas ellas tenía la necesidad de rezar. Fue la primera vez en mi vida que recé de verdad. Al fondo me encontré a Jesús, con los brazos abiertos, y una cita: `Convertíos y creed en el Evangelio´. Caí al suelo, llorando a lágrima viva y le dije: `Jesús, soy tuyo´", recuerda.

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El Scivias de Santa Hildegarda fue una pieza fundamental en la conversión de Rafa: apareció a mediados del siglo XII y fue un texto esencial en toda Europa hasta la Summa Theologica de Tomás de Aquino. 

"Renovado y diferente" en un "Cachito de Cielo"

Cuando salió, Rafael se sentía "totalmente renovado y diferente" y se dedicó a la penitencia de Santa Hildegarda durante el resto del viaje.

"Me dedicaba a servir a mi abuela y a mi madre, por las noches me quedaba reflexionando. Conforme avanzaba la semana sentía que me invadía una lucidez y una forma de pensar como nunca había experimentado en toda mi vida", afirma.

En ese viaje la primera vez en su vida que cogió y leyó una Biblia, ante la incomprensión de sus familiares.

Pero las casualidades no habían terminado. Rafa cuenta que desde su voto de pertenencia ante el Cristo, este le llevó de la mano en todo momento.

El viaje de regreso a Madrid fue una prueba más de ello cuando, rezando, angustiado y sin saber qué pasos dar en su nuevo camino de fe, pidió ayuda a Dios… y esta no tardó en llegar. En una parada obligada en Prisco, donde siempre descansaba su padre, vio a dos religiosas con hábito. Las casualidades se amontonaban durante los últimos días, así que el joven se acercó a la que resultó ser la Superiora de las Misioneras del Santísimo Sacramento, la hermana Marian.

"Me llevó a una capilla de Madrid, Cachito de Cielo, y me invitó a una Misa. Cuando terminó me presentó a la responsable del turno de Adoración de la mañana y me apunté los viernes antes de trabajar. Si el Señor me había traído hasta aquí, era lo que tenía que hacer", explica.

De la confesión a la búsqueda de la fidelidad a Dios

El madrileño no recuerda que en su infancia le enseñaran "nada demasiado útil" relativo a la oración, así que se limitó a leer un Evangelio que le regaló una adoradora y empezó a asistir a otros turnos de oración entre semana.

Desde entonces, todo fue como seguir un camino de migas de pan. Viendo como la relación con su madre empeoraba al no entender lo que le ocurría, visitó la parroquia del Arcángel Gabriel, donde conoció al sacerdote exorcista don Javier Luzón y sus clases sobre la Biblia de los miércoles. Después, "providencialmente" y en plena Adoración, le llegó una nota informándole de unas meditaciones sobre la santidad del padre Feliciano Rodríguez.

Desde entonces no dejó de formarse y comenzó a sentir "la necesidad de confesarse". Fue la última parada de su regreso a la fe y su primera confesión desde que hizo la comunión.

"Estuve varios meses, cada viernes, confesándolo todo. Fue una liberación cuando confesé cosas que tenía clavadas en el alma. Aquellos días fueron un alivio, me quedaba en paz y hoy procuro confesar periódicamente", relata.

Hoy, Rafa se dedica en cuerpo y alma a la oración, la formación y la vivencia de los sacramentos. Y, especialmente, "de cumplir la promesa que hice" ante la cruz, "serle fiel y comprender las implicaciones de decirle al Señor: `Soy tuyo´".

J.M.C., ReL

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Pensamiento MSC del día


 Gracias, Sagrado Corazón de Jesús por darnos este Fundador

P. Miguel Ángel











lunes, 30 de enero de 2023

Cuando la desconfianza acecha a tu matrimonio

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Cuando un cónyuge ha perdido la confianza en el otro, es el punto final de un distanciamiento progresivo y del abandono del diálogo. La opinión de Mercedes Honrubia, especialista del Instituto Coincidir

No son pocas las parejas que acuden al Instituto Coincidir para recuperar la confianza en su matrimonio. 

La razón fundamental radica en cómo el paso del tiempo, el ajetreo del día a día y algunas interpretaciones distorsionadas de cuestiones concretas, van haciendo mella en la pareja, provocando un distanciamiento emocional que lleva como consecuencia un distanciamiento físico. De ahí no es raro escuchar los meses o años que algunas parejas llevan sin tener intimidad.

¿ Qué está ocurriendo?

El matrimonio es una vocación, es la respuesta a una llamada que surge a través de una atracción inicial hacia otra persona. A medida que la vamos conociendo, nos damos cuenta de que su presencia es buena para nosotros, nos hace mejores personas y nuestra vida tiene sentido a su lado. Por ello, elegimos dar un sí definitivo a través de nuestro compromiso en el matrimonio.

Ese amor que hemos ido cultivando y cuidando durante el noviazgo, necesitará seguir siendo regado, para que ese árbol, que es nuestro proyecto, eche raíces y de ahí vaya creciendo, porque el matrimonio, como la persona, está en constante desarrollo.

Cuando perdemos esto de vista, el mundo se nos cuela en nuestro día a día y podemos llegar a perder el foco. El cuidado diario de nuestro matrimonio, es nuestra tarea más importante. Igual que cuando nacen los hijos, nos volcamos en su cuidado y mimo, lo mismo ocurre con nuestro esposo/ a. Necesitamos seguir nutriendo esa elección, esa llamada y darle respuesta a través de una buena comunicación. No sólo verbal, sino a través de detalles, gestos de ternura, miradas, sonrisas o escucha. En definitiva, necesitamos tiempo para cuidar la relación.

Esto que parece muy básico, es el caballo de batalla con el que encuentran los matrimonios de hoy en día, independientemente del tiempo que lleven casados, ya sea un año, cinco, diez o veinticinco. Nos falta tiempo para cuidarnos, para querernos bien.

Descuidar lo esencial

Los primeros años porque uno está metido de lleno en los asuntos profesionales (promociones, sustento económico, estabilidad) o familiares (llegada de los hijos y sus cuidados).

Después, porque las obligaciones profesionales nos abruman, estamos en el momento álgido de nuestra carrera profesional, tenemos que atender a nuestros compromisos laborales, viajes, reuniones, eventos y no podemos perder el foco. Nuestros hijos van creciendo y necesitan otro tipo de atención, su educación, las extraescolares, su salud y su vida social son los principales puntos de atención. Esto cuando las pantallas no nos han comido el terreno y tanto padres como hijos pasan horas delante de ellas.

Todo ello, unido a la necesidad de buscar huecos para cuidar nuestra salud física y mental, hacer deporte, quedar con amigos, estar a la última en las series o conocer el restaurante de moda.

¿Y nosotros? ¿Dónde estamos? ¿Cuándo nos vemos y charlamos de tú a tú? ¿Cómo cuidamos esa amistad de antaño, que hizo que nos comprometiéramos? ¿Dónde han quedado esas promesas de cuidado mutuo y de amistad, de querer bien al otro en su necesidad?

Yo me he encontrado con parejas que no tienen tiempo para ellos, su día a día es una constante obligación, un to docomo dicen ahora, donde no hay encuentro ni intimidad alguna, porque tampoco se busca. 

Silencio y desconfianza

Falta amistad, ganas de estar juntos y el silencio se va instalando en sus vidas. Un silencio disfrazado de mucho ruido exterior.

Este es el caldo de cultivo de una desconfianza que con el tiempo, se puede ir apoderando de ese matrimonio: 

  • Puesto que no tengo tiempo contigo, poco a poco nos vamos distanciando; lo que haces o no haces no es compartido conmigo, por lo que, cada vez más, vamos gestionando logística familiar, pero no vamos compartiendo lo más profundo de nosotros mismos, nuestros anhelos, alegrías, preocupaciones o expectativas. 
  • No vamos actualizando nuestro proyecto de vida, por lo que la distancia va siendo cada vez más tangible, más patente, más real.

El amor que se siente pero no se manifiesta, es como si no existiera.

Todos necesitamos muestras de afecto, en especial de nuestra pareja. La razón de ser del vínculo mismo es el afecto y para ello, es necesario conocer cuál es el lenguaje del amor de nuestro cónyuge, por lo que se hace imprescindible  dialogar.

Como dice el papa Francisco en AL 136.

El diálogo es una forma privilegiada e indispensable de vivir, expresar y madurar el amor en la vida matrimonial y familiar. Pero supone un largo y esforzado aprendizaje. Varones y mujeres, adultos y jóvenes, tienen maneras distintas de comunicarse, usan un lenguaje diferente, se mueven con otros códigos. El modo de preguntar, la forma de responder, el tono utilizado, el momento y muchos factores más, pueden condicionar la comunicación. Además, siempre es necesario desarrollar algunas actitudes que son expresión de amor y hacen posible el diálogo auténtico”.

El bien del otro

Amar bien significa buscar el bien del otro, tiempo, intimidad, reciprocidad y gestos. En definitiva, compartir, para poder recuperar esa confianza que se ha visto deteriorada.

AL 137. “Darse tiempo, tiempo de calidad, que consiste en escuchar con paciencia y atención, hasta que el otro haya expresado todo lo que necesitaba. Esto requiere la ascesis de no empezar a hablar antes del momento adecuado. En lugar de comenzar a dar opiniones o consejos, hay que asegurarse de haber escuchado todo lo que el otro necesita decir. Esto implica hacer un silencio interior para escuchar sin ruidos en el corazón o en la mente: despojarse de toda prisa, dejar a un lado las propias necesidades y urgencias, hacer espacio. Muchas veces uno de los cónyuges no necesita una solución a sus problemas, sino ser escuchado. Tiene que sentir que se ha percibido su pena, su desilusión, su miedo, su ira, su esperanza, su sueño. Pero son frecuentes lamentos como estos: «No me escucha. Cuando parece que lo está haciendo, en realidad está pensando en otra cosa». «Hablo y siento que está esperando que termine de una vez». «Cuando hablo intenta cambiar de tema, o me da respuestas rápidas para cerrar la conversación».

Confiar en tu matrimonio significa actualizar el amor, es decir si quiero cada día, con los retos que tengamos, es nutrir ese proyecto que está en constante construcción, donde cada uno es para el otro un fin en sí y donde se vive desde la acogida y la donación gratuita, porque su vínculo es el amor. No cabe la indiferencia y mucho menos la desconfianza, porque es un amor recíproco que está llamado a crecer, sabiendo que cada crisis, bien gestionada, es una oportunidad para seguir creciendo en nuestra unión. 

Mercedes Honrubia García de la Noceda, Aleteia 

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domingo, 29 de enero de 2023

Nuestro primer hijo salvó nuestro matrimonio

COPPIA CON NEONATO        

La terapeuta de pareja Orfa Astorga, colaboradora de Aleteia, explica el caso de un matrimonio que había decidido aplazar la llegada del primer hijo

Cuando nos casamos, mi esposa y yo consideramos postergar el nacimiento del primer hijo, considerando que sería parte de una inteligente planeación, para tener más tiempo de ahorrar y disfrutar, haciendo esto y lo otro.

Otros matrimonios jóvenes amigos pensaban igual, y lo comentábamos en nuestras reuniones, dándonos tono de pensamiento maduro, y adecuado a los nuevos tiempos.

Lo que sucedió, fue que mi esposa y yo, sin saberlo, nos convertimos en cómplices de algo que impidió que rebasáramos el tú y el yo, de nuestra relación, por lo que no logramos alcanzar la tercera dimensión del amor, en un “nosotros”, producto de la unión de nuestro ser. Tenía que ser así, pues al adoptar esa pragmática postura, como pareja, pronto cada quien se encerró en su personal egoísmo.

Y comenzamos a generar conflictos con lo que cada quien aportaba, como si el matrimonio se tratara de una sociedad mercantil, en la que éramos celosos accionistas que se veían solo a través del mutuo beneficio.

Por supuesto que eso impedía que nos viéramos el uno al otro como un bien en sí mismo, y que nuestro amor conyugal no creciera y se proyectara hacia los demás. No era necesario que alguien nos lo dijera, lo sabíamos desde que sentimos un vacío en el corazón, que no quisimos reconocer.

En vez de un hijo…

Así las cosas, no veíamos motivos para traer un hijo al mundo, y lo que hicimos fue adoptar un cachorro de perro, al que mimábamos en exceso, como un desfogue de nuestra necesidad de dar cariño, aunque fuera a algo, y no a alguien.

Y llegó el momento en que consideramos el separarnos, sin decirnos que realmente no lo deseábamos.

Luego sucedió que mi esposa, contra toda previsión, quedó embarazada. Eso nos desconcertó mucho, considerando que nuestra intimidad realmente no era ni unitiva ni había estado abierta a la vida. Pero sucedió.

Nuestro hijo nació, y realmente traía una torta bajo el brazo, pues logró que mi esposa y yo escapáramos a ese maligno círculo de nuestro egoísmo, al centrar nuestra atención y emociones en su dulce presencia, de mil modos.

Ilusionados, ya no hablamos de lo tuyo y lo mío, sino de pañales, leche, juguetes, y de los rasgos y características de nuestro hijo, al que veíamos como la concreción de un amor conyugal del que llegamos a dudar.

Un descubrimiento como verdadero matrimonio

Fue así como nos pudimos ver con un amor en el que podíamos serlo todo, el uno para el otro.

La presencia real de nuestro hijo lo confirmaba.

comenzamos a participar a los demás de nuestra alegría, pues nuestro amor se había librado de su encierro, para volverse difusivo.

Mi esposa y yo habíamos estado equivocados. Un hijo es un don y no un derecho, por lo que no viene al mundo solo por cálculos, sino como un regalo de Dios, que a los padres solo nos corresponde aceptar y agradecer.

Nuestro hijo se convirtió en nuestro mayor bien, pues la fecundidad no se redujo a la procreación, sino que nos comprometió en un amor incondicional, y en la educación de una persona única e irrepetible, lo que nos exigió virtudes que nos han hecho mejores personas, y que de otra forma no habríamos logrado.

Por ello, con paternidad responsable estaremos abiertos a la vida, pues ahora tenemos mayor capacidad de amar y ser felices.

Cuando a un hijo se le desea y se le acepta como un don, en el sublime misterio del amor, da muchísimo, porque es fuente de comunión y unión entre los padres.

Por Orfa Astorga de Lira

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Cómo un matrimonio superó la crisis causada por la adicción de él al porno

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Mercedes Honrubia, directora del Instituto Coincidir y colaboradora de Aleteia, explica cómo puede salir reforzada una pareja herida por la pornografía

Hoy os quiero hablar de un matrimonio al que hemos estado acompañando en el Instituto Coincidir, que pese a todo pronóstico (cuando vinieron no tenían ninguna esperanza de recuperar su relación) ha sido capaz de lidiar y superar uno de los grandes venenos que azotan a muchos matrimonios: la pornografía.

Pidieron acompañamiento porque ella había descubierto que él era consumidor de pornografía y estaba afectando perjudicialmente a su relación.

Él había dejado de sentir deseo por ella, no tenían momentos de intimidad y al no hablarlo, esta evidencia estaba generando en la esposa una gran inseguridad personal y baja autoestima: no se sentía atractiva para él.

Pese a todo, le quería y quería apostar por su relación. Estaba dispuesta a perdonarle y a ayudarle a salir de ese agujero. Quería intentar recuperar a su marido.

Él se daba cuenta de lo vacío que estaba. Sus expectativas eran irrealistas, su compromiso como esposo estaba fallando, tenía una imagen irreal de la mujer y no se sentía bien consigo mismo. Así que una vez pusieron las cartas encima de la mesa iniciamos el acompañamiento.

El daño es real

En las sesiones que mantuvimos, él se dio cuenta del daño que esta situación estaba generando en su matrimonio y en consecuencia a su esposa, pero sobre todo se dio cuenta del daño que se estaba haciendo a sí mismo.

Quería volver a ser feliz junto a su esposa, a quererla como ella se merecía y a dejar atrás esa adicción que había empezado como una imagen tonta, como algo sin importancia, pero que poco a poco fue siendo más frecuente, generando un aislamiento que ahora le costaba dejar.
Esto que verbalizaba este hombre es una realidad que muchos matrimonios viven en silencio en su día a día.

“La hipersexualización de nuestra sociedad moderna tiene su causa en una infravaloración de la sexualidad humana. La obsesión con el sexo de la sociedad actual tiene su raíz en el vacío de amor que sufre por haber abandonado a Dios. La gente ha sustituido la búsqueda del verdadero amor (humano y divino) por el placer intenso e instantáneo que proporcionan las relaciones sexuales. Sin embargo, luego queda más vacía que antes, sólo para caer en la misma frustración una y otra vez o, incluso, para caer en los excesos más abominables y absurdos, los cuales conducen a toda clase de enfermedades físicas y psíquicas. Todo ello demuestra que el error de la cultura contemporánea no consiste en una exagerada apreciación del cuerpo y de la sexualidad, sino al contrario, en no caer en la cuenta de que se trata, como ha dicho el propio Juan Pablo II, de un “valor que no es suficientemente apreciado” (Catequesis del 22 de octubre de 1980). En otras palabras, por no apreciar suficientemente el valor que Dios mismo le ha dado a la sexualidad humana, al matrimonio y al amor conyugal, la gente anda como loca buscando el placer por sí mismo, divorciado éste del verdadero amor, del verdadero gozo, de la vida y de la familia”.

Adolfo Castañeda, «¿Qué es la teología del cuerpo?»

El perdón

Poco a poco fuimos trabajando con ella su autoestima, el manejo de la ira al recordar… su dignidad como mujer y el valor de su matrimonio. Pero sobre todo hemos trabajado el perdón.
Con él hemos trabajado no solo el perdón a su mujer, sino a sí mismo, el sentido de la dignidad de la persona y su valor infinito, el compromiso, la confianza y la ternura.
En pareja hemos trabajado las 5 C’s, como eje central de toda relación:

  • comunicación,
  • confianza,
  • coordinación,
  • complementariedad
  • compromiso.

De estas 5 C’s os he hablado alguna vez y podéis leer más en los artículos publicados en Aleteia.
Poco a poco han ido fortaleciendo su núcleo duro, tanto que el otro día me decían:

«Nunca pensamos que podríamos vivir este matrimonio como lo estamos viviendo ahora».

No desaprovechar la oportunidad

Él me reconocía, entre lágrimas, que estaba feliz, que se había dado cuenta del daño que había hecho a su compromiso y que quería querer a su mujer como ella se merecía.

La vida  y su mujer le daban una oportunidad y no quería desaprovecharla.

Ella, (tendríais que haber visto su cara, de cuando vino la primera vez a cómo vino el otro día) me decía que lo mal que lo había pasado tenía un sentido: vivir un matrimonio de verdad, en plenitud como jamás pensó. Era un aprendizaje que no la dejaba indiferente y quería trabajar junto a su esposo para conseguirlo.

Como dice el papa Francisco en Amoris Laetitia, n. 232:

«La historia de una familia está surcada por crisis de todo tipo, que también son parte de su dramática belleza. Hay que ayudar a descubrir que una crisis superada no lleva a una relación con menor intensidad sino a mejorar, asentar y madurar el vino de la unión. No se convive para ser cada vez menos felices, sino para aprender a ser felices de un modo nuevo, a partir de las posibilidades que abre una nueva etapa. Cada crisis implica un aprendizaje que permite incrementar la intensidad de la vida compartida, o al menos encontrar un nuevo sentido a la experiencia matrimonial.

De ningún modo hay que resignarse a una curva descendente, a un deterioro inevitable, a una soportable mediocridad. Al contrario, cuando el matrimonio se asume como una tarea, que implica también superar obstáculos, cada crisis se percibe como la ocasión para llegar a beber juntos el mejor vino. Es bueno acompañar a los cónyuges para que puedan aceptar las crisis que lleguen, tomar el guante y hacerles un lugar en la vida familiar. Los matrimonios experimentados y formados deben estar dispuestos a acompañar a otros en este descubrimiento, de manera que las crisis no los asusten ni los lleven a tomar decisiones apresuradas. Cada crisis esconde una buena noticia que hay que saber escuchar afinando el oído del corazón”.

Con paciencia y cariño

Quedan por rematar algunas cosillas, pero creo que esta historia, real, es un soplo de esperanza a tantas encuestas sobre rupturas que se publican después de vacaciones.
Si uno quiere, con ayuda, con paciencia y con cariño las dificultades se pueden superar…

Si lo desea, puede acudir gratuitamente al consultorio de Aleteia: consultorio@aleteia.org

Mercedes Honrubia García de la Noceda, Aleteia 

Vea también     Los efectos fisiológicos de la adicción a la pornografía



















LIBERANDO JÓVENES ADICTOS DIGITALES


 

Marc Masip es el CEO y fundador del Programa Desconecta. Licenciado en Psicología, MBA y experto en adicciones a las nuevas tecnologías, tiene centros especializados en Barcelona y Madrid (110 y 90 pacientes, respectivamente, con edades entre 11 y 19 años) orientados específicamente a los trastornos adolescentes derivados de la dependencia respecto a los dispositivos móviles, con un colegio psicopedagógico, un hospital de día y un instituto psicológico.

Nunca antes de los 16

Son ya diez años de experiencia en el tratamiento de unos trastornos de conducta cada vez más extendidos y que le hacen ser muy tajante: los chicos "no deberían tener un smartphone con conexión a internet antes de los 16 años, porque antes no tienen el cerebro suficientemente desarrollado ni la madurez necesaria para utilizarlo".

Pero es que, además, "en realidad no lo necesitan". Es falso que sin él se queden aislados de sus amigos y compañeros: "Hay niños sin móvil que tienen amigos y niños con móvil que no tienen amigos", y "esas familias que dijeron: «Se lo doy porque todos los tienen» ahora se encuentran con un montón de problemas". El teléfono móvil es hoy la principal causa de petición de psicólogo para ayuda familiar en España.

Portada de Desconecta.

Desconecta: una propuesta de liberación del teléfono móvil.

Masip hizo recientemente estas declaraciones al diario El Mundo, donde pidió que el Gobierno regule el uso de pantallas. Que China haya prohibido a los menores jugar a videojuegos más de tres horas a la semana "es un avance, pero no suficiente: para los adictos, la solución es la abstinencia total".

Adicción a videojuegos

Pone nombres y apellidos a los videojuegos que considera "nocivos", que son "los que tienen componentes adictivos, como recompensas por la victoria, penalización si no se finaliza la partida, incentivos por jugar cada día, opción de pagar para ganar...": Fortnite, GTA, Call of Duty, Counter-Strike, League of Legends, Among Us, Clash Royale, Browl Stars o Fifa, en la parte de la compraventa de jugadores.

Los padres no son conscientes de los peligros que puede causar la adicción a los videojuegos: "Dar un móvil a un niño a los 12 años o dejarle jugar a videojuegos es ponerle en riesgo" de aislamiento, desmotivación, fracaso académico, falta de autoestima, agresividad, problemas de higiene y alimentación, estrés, ansiedad, depresión... "además de una merma en las habilidades sociales: estamos creando una sociedad de cobardes sin habilidad para relacionarse".

El efecto tóxico de Instagram

Señala que "las chicas juegan tanto como los chicos, pero el 95% de los adictos son chicos". Aunque ellas tienen otros problemas también vinculados a las pantallas. Una investigación de The Wall Street Journal publicada el pasado mes de septiembre dio a conocer documentos internos de Facebook que muestran que la compañía sabía que otra de sus redes sociales, Instagram, la que le consigue clientes jóvenes (el 40% de los usuarios es menor de 22 años) es tóxica para las adolescentes: “Un 32% de las chicas [y un 14% de chicos] dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor”, dice uno de los informes desvelados por el WSJ, fechado en marzo de 2020, que añade que "las comparaciones en Instagram cambian la forma en la que las jóvenes de ven o se describen".

Otros resultados de los estudios llevados a cabo por Facebook en los últimos tres años muestran que una de cada tres adolescentes empeora la imagen corporal de sí misma, con el resultado de incrementos notables de la ansiedad y la depresión. Un 13% de las jóvenes británicas con ideas suicidas (y un 6% de las estadounidenses) dejan huella de sus intenciones en Instagram.

La empresa de Marc Zuckerberg había descartado públicamente cualquier impacto negativo de Instagram. Pero nada que ver con la realidad: "Nos vienen casos cada vez más graves y complicados", confiesa Masip, y cita como ejemplo precisamente "una chica de 16 años que tenía una dependencia total a Instagram: se vestía como las influencers pero su cuerpo no era el mismo, así que tuvo anorexia nerviosa, se autolesionaba, la expulsaron del colegio porque estaba permanentemente revisando el teléfono..." 

En su opinión, que Facebook escondiese que Instagram era malo para los adolescentes "debería ser un delito y veremos si se depuran responsabilidades". 

La heroína del siglo XXI

Pero no se puede culpar solamente a los creadores de videojuegos o de redes sociales. El problema es social: "Hemos normalizado la adicción al móvil", que es "la heroína del siglo XXI", subrayó Masip hace algunos meses en una charla TED para concienciar de este problema.

Hay tres características básicas de esa dependencia: el síndrome de abstinencia, la sustitución de actividades (dejar de hacer algo que hay que hacer por estar enganchado al celular) y un 'quiero y no puedo' cambiar esa pauta de comportamiento. Un 77% de la población española declara alguno de estos tres síntomas.

Y lo que es peor: el 21,3% de los adolescentes españoles padece adicción a la red (por un 12,7% de media europea). "Por culpa nuestra", señala Masip, la generación de los llamados nativos digitales "creen que sin el móvil no hay vida... Esto es una responsabilidad nuestra". Y aunque pide regulaciones estatales que limiten alguno de los males que produce, destaca la importancia de la formación en el "buen uso" del teléfono móvil.

Lo real y lo humano, mejor que cualquier pantalla

Que consiste, ante todo, en ser consciente de que lo que proyectamos a través de las redes sociales está varios niveles por encima de lo que somos en realidad. Hasta que un día "te das cuenta de que soy esto [nivel bajo], vendo esto [nivel alto], a esto no llego y me frustro, y la frustración tiene dos amigas: la adicción y la depresión".

En el caso de los adolescentes, la inmadurez propia de la edad agrava el problema porque no se tienen instrumentos y experiencia de compensación. El móvil les ofrece un 100% de libertad (el primer contacto con la pornografía está teniendo lugar a los 9-10 años, recuerda Masip) pero con un 0% de conocimiento de lo que están haciendo: "Un cóctel perfecto para que explote".

Con el teléfono, "si no tenemos conocimiento, jamás seremos libres". Ese conocimiento consiste en "dar un pasito atrás en lo tecnológico y avanzar tres en lo humano... Ver, sentir, tocar, empatizar... jamás va a tener comparación con una pantalla. Mi único mensaje es que la educación de los más jóvenes sea fuera de las pantallas. Lo real siempre va a ser superior a lo virtual".

C.L. / ReL

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