jueves, 30 de abril de 2020

Estoy a la puerta y llamo: No regatees ni te quejes

Es como si conversara contigo...      

Estoy a tu puerta y llamo

Gabriela Bossis, Diario 'Él y yo'


1338. 15 de octubre. Iglesia de Ingrandes.
"No pierdas un minuto, hija Mía. Es poco el tiempo para salvar tantas almas. Y no creas que la salvación se obtiene solamente con oraciones: todo sirve, aun las más ordinarias acciones de la vida de todos los días, cuándo la vida se vive para Dios.
Ofrécemelo todo, unido a Mi Vida terrestre. Reviste con esa riqueza a los pobrecitos pecadores, los más de ellos ignorantes. Preocúpate de ellos, tú que tanto has recibido. Pagarás con ello a la Justicia y Me darás consuelo. Ofréceme todas las cruces de la Tierra, tan numerosas en este momento; casi nadie piensa en ofrecérmelas como expiación por los pecados. Tú, que sabes de esto, ayuda para que nada se pierda. Dame almas. Tengo Sed."
"Señor, yo quisiera morir por la salvación de las almas."
"Así imitarás a tu Esposo. Aseméjate a Mí cuanto puedas. Pregúntate si haces esto o aquello como Yo lo haría. Eso te engrandecerá y te acercará a Mí. Cuando vivíamos sobre la Tierra, Mi Madre y Yo no teníamos sino un solo Corazón entre los dos. Trata de que así sea también contigo. Y entrégate a los otros hasta el límite de tus fuerzas, como lo hacía Yo.
¡Mi Vida Pública! Apretado en medio de tas multitudes, rara vez encontraba Yo amor; lo más frecuente era el interés. Me buscaban por egoísmo. Pero Yo los recibía a todos con cariño. Imítame. No regatees ni te quejes. Ve adelante siempre con alegría, porque todo eso es por Mí y esto es un supremo motivo de alegría. Más bien dicho, el único.
Claro está que tú no puedes tener de manera continua este pensamiento; pero por la mañana dime: ‘Amor mío, que todo sea para Ti'. Y de tiempo en tiempo, durante el día, un pequeño. 'Es por Ti', que calentará tu corazón y apaciguará el Mío."
ReL

Consejos de una enfermera para cuidar a un enfermo de coronavirus en casa

Lista de recomendaciones basadas en su propia experiencia: cuidó a su madre anciana durante cuatro semanas hasta su recuperación. Es importante aliviar la enfermedad del paciente y evitar el contagio.
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Lista de recomendaciones basadas en su propia experiencia: cuidó a su madre anciana durante cuatro semanas hasta su recuperación. Es importante aliviar la enfermedad del paciente y evitar el contagio.

Esta lista de consejos tiene una historia curiosaSusana, enfermera, estuvo cuatro semanas atendiendo a su madre anciana y enferma de coronavirus.
En esos días fue enviando sus experiencias a una amiga: ella los mandaba en audio de Whatsapp y su amiga se encargó de ponerlos por escrito: 7 folios en word.
Aquí están esas recomendaciones, porque las dos amigas consideraron que pueden ayudar a quien se encuentre en su misma situación.
Cuidar a un enfermo de coronavirus en casa es una tarea nueva, que podemos aprender y que nos ayudará a cuidar a los que más queremos.


Shutterstock | Rido
Intentemos que la comunicación sea por teléfono o tablet.

La casa en general

  • La persona infectada deberá tener máxima precaución y tener el mínimo contacto posible con personas mayores de 65 años y personas con afecciones crónicas (hipertensión, diabetes, inmunodeprimidas, enfermedades de corazón, asma y embarazadas).
  • Cómo nos comunicaremos: Si es posible, la persona enferma debería utilizar una habitación y baño separado del resto de la familia. Aislarse allí y comunicarse con el resto de la familia por teléfono o intercomunicador. Por ejemplo, dejarle una bandeja con la comida en la puerta, y cuando no haya nadie, el enfermo abrirá la puerta, cogerá su comida y volverá a cerrar la puerta. El propósito es que no se pasee por el resto de la casa para no ir infectando espacios. En la práctica, en casas pequeñas o con muchas personas, esto se puede realizar en pocos casos, por lo tanto, ahí van unas recomendaciones:
  • Un enfermo: Si solo hay una persona infectada, debería estar sola en una habitación.
  • Dos o más enfermos: Si hubiera dos o más personas infectadas, también deberían tener cada una de ellas su propia habitación.
    Se deberán mover lo menos posible por el resto de la casa y, a ser posible, utilizando siempre mascarilla.
    El resto de familiares deberán mantenerse al menos a un metro y medio de distancia.
    No se comparten ni camas ni sofás.

Uso de mascarillas y guantes

  • La persona cuidadora que limpie o entre en la habitación del enfermo, debería ponerse mascarilla y guantes desechables e irlos tirando y reponiendo.
  • Sabemos que esto en la práctica es muy complicado porque no tenemos suficientes recambios.
  • Si la piel está sana (es decir, no tenemos cortes, etc..) no hay problema en no llevar mascarilla o guantes, siempre y cuando no nos toquemos las mucosas en ningún momento sin habernos lavado antes muy bien las manos. Muchas veces es un acto reflejo involuntario y no nos damos cuenta, pero es importantísimo no hacerlo para no contagiarnos.

Ventilación

  • Se deberá ventilar la casa 3 veces al día (mañana, tarde y noche) un mínimo de 5 minutos. Se puede empezar a ventilar por la habitación del enfermo cerrando siempre la puerta para que no haya corrientes de aire hacia el resto de la casa.
  • Mientras se ventila la habitación, el enfermo debería moverse solo (para no tocar nada) hacia otra habitación. Luego se ventilará el resto de la casa.


SICK
Shutterstock | Sheff
La limpieza diaria de la habitación del enfermo es muy importante, y debemos tomar medidas para no contagiarnos.

Limpieza de la habitación del enfermo

  • La persona que va a limpiar la habitación, debería ponerse mascarilla y guantes desechables (para luego tirarlos a la basura). Pero ya hemos dicho que en la mayoría de casos esto es muy difícil. Por tanto, no hay problema y se puede limpiar sin ellos, pero hay que recordar siempre no tocarse en ningún momento ni boca ni nariz ni ojos. Y sobretodo, una vez hayamos limpiado todo, lavarnos muy bien las manos.
  • Se debe limpiar todo diariamente con un paño empapado de agua y lejía (solución de 25ml de lejía por cada litro de agua): mesita de noche, cabezal de la cama, mando a distancia de la tele, ventanas, teléfonos, interruptores, pomos de puerta, etc… .
  • Se limpia y no se toca inmediatamente, sino que se deja secar bien.
  • Suelo: se aspira y luego se friega con una solución de agua y lejía si el suelo lo permite.
  • Ropa de cama: Todo lo que se pueda exponer al sol, como edredones, cojines etc.. se expone al sol, pero nunca se expulsa ni se sacude.
    Si se puede, se debería cambiar las sábanas cada día. Si no, cada 2-3 días.
    Cuando se ventile la habitación, se debería abrir bien la cama para que se ventile, pero nunca hay que sacudir ni expulsar las sábanas.
    Si te has podido poner mascarilla y guantes, quítate y tira primero los guantes.
    Luego, límpiate las manos de inmediato con agua y jabón. Después, quítate y tira la mascarilla y límpiate nuevamente las manos de inmediato con agua y jabón.
  • Basura y reciclaje: Colocar en una bolsa de plástico cerrada todos los guantes, mascarillas y demás artículos desechables usados antes de tirarlos con la basura de la casa.
  • Si hay separación de basuras, esta bolsa no va al contenedor amarillo (de plásticos y envases) sino al de desechos. Límpiate de nuevo las manos de inmediato después de manipular estos artículos.

Limpieza del baño

  • Cada vez que el enfermo utilice el baño, se debería limpiar todo (inodoro, pulsador, grifería, ducha, encimeras etc..).
  • Kit: es práctico tener siempre preparado un recipiente con agua, un envase de lejía y una bayeta.
  • Muy importante: hay que hacer la disolución de lejía en agua en el momento de emplearla. Si se espera unos minutos, la lejía pierde su efecto. Por lo tanto no nos serviría de nada “dejar preparada la mezcla”.
    Así, todo lo que se haya utilizado y tocado, se debe limpiar después y dejar secar.
  • Toallas: se deben cambiar cada día y lavar al menos a 60º.
  • Cepillos de dientes: se deben colocar en vasitos altos independientes. Se coloca el cepillo boca abajo y dentro se pone una solución de agua con agua oxigenada o alcohol. Cuando se vaya a utilizar, antes se enjuaga el cepillo y entonces se coloca la pasta de dientes. Debemos acordarnos también de limpiar el mango del cepillo de dientes con el paño con lejía. La pasta de dientes también debería ser de uso individual.


SICK
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Es preferible que el enfermo tenga papeleras solo para su uso.

Mucosidades

  • Pañuelos y papeleras: Cada vez que el enfermo tosa o estornude deberá utilizar pañuelos de papel desechables y tirarlos dentro de una papelera que sea fácilmente lavable e idealmente que se abra y cierre con pedal. En esta papelera deberemos colocar una bolsa con cierre hermético. El enfermo deberá lavarse las manos cada vez que tosa o estornude.
  • Cuando saquemos la bolsa, nos deberemos, si podemos, poner guantes desechables, cerrarla bien y tirarla. Luego lavaremos la papelera con la solución de agua con lejía y, después de tirar los guantes, nosotros deberemos volver a lavarnos bien las manos con agua y con jabón.
  • Sería bueno tener una papelera en la habitación y otra en el baño.
  • Cuando el enfermo tose o estornuda, es fácil que involuntariamente se escapen gotitas y caigan sobre mesas o superficies. Estas también deberían limpiarse cada vez con el paño con agua y lejía.

Lavado de ropa

  • Para recoger la ropa sucia del enfermo: el enfermo deberá colocar su ropa sucia dentro de una bolsa. Deberemos evitar el contacto directo de nuestra piel con la ropa del enfermo. Cerraremos primero la bolsa sin agitar y la colocaremos en la lavadora. Al finalizar, nos lavaremos otra vez las manos.
  • Lavaremos la ropa del enfermo separada de la nuestra como mínimo a 60º.
  • Lee y sigue las instrucciones de las etiquetas de la ropa o ropa de cama. En general, usa un detergente de ropa normal.
  • Si utilizas secadora, utiliza el programa con temperatura más alta y si no, déjala secar completamente antes de volver a utilizarla.

Cocina

  • Ya hemos dicho que el enfermo debe moverse lo menos posible por la casa, pero sobre todo no debería entrar en la cocina ya que allí es donde se encuentra la comida, la fruta, los cubiertos, etc…
  • Vajilla y cristalería: todo lo que utilice el enfermo debe ser de su uso exclusivo. Luego hay que lavarla bien utilizando agua caliente con jabón y lejía y/o colocarla en el lavavajillas a una temperatura de 60º.
  • No se comparten ni saleros ni vinagreras ni bandejas ni nada. Si fuera el caso, se deben lavar después de su uso con el paño con lejía y dejarlo secar un rato antes de utilizar.
  • Es mejor realizar las comidas con el enfermo separado del resto de la familia ya que normalmente las mesas no son lo suficientemente anchas o largas para que estemos a una distancia prudencial.

Otros objetos

  • Móviles y teléfonos: son de uso exclusivo del enfermo. No se comparten.
  • Tablets y ordenadores: si se tienen que compartir, se han de lavar bien como ya hemos indicado antes de que los utilice otra persona, especialmente los teclados.
  • Juegos (cartas, dados…) o libros, periódicos, revistas: también son de uso exclusivo del enfermo.


HANDS
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El lavado de las manos debe hacerse a fondo y sobre toda la piel.

Higiene de las manos

  • Lavado: Cada vez que me tenga que lavar las manos, lo haré con agua y con jabón hasta que salga espuma al menos 20-30 segundos, procurando no dejar ningún pliegue sin lavar. También, si no se tuviera jabón, me puedo lavar las manos con un gel antiséptico o desinfectante para manos que contenga alcohol. Pero siempre es mejor agua y jabón.
  • Cómo lavarnosVídeo práctico del lavado de manos.
  • Secado: Es importante secarse las manos también bien después de cada lavado para que no queden húmedas. Idealmente deberíamos secarnos las manos con un tisú de papel de un solo uso. Si no podemos, entonces usemos toallas de algodón de uso individual, procurando lavarlas diariamente. El secado debe ser “arrastrando”, es decir, secarnos las manos como si acabáramos de arrastrar los gérmenes que hubieran quedado en las manos y no dejar nada húmedo.
    El secado del gel alcohólico se debe dejar secar al aire al menos 5 segundos para que haga efecto.
  • Hidratación: como nos vamos a lavar las manos muchas veces, me intentaré ir hidratando las manos con crema para evitar la sequedad que produce grietas o heridas, ya que serían una entrada directa de gérmenes.
  • Uso de guantes: Para no castigar tanto las manos, también las podríamos proteger con guantes, y realizar la higiene de los mismos como si fueran nuestras propias manos.
    Uñas: siempre las llevaremos cortas.


PILLS
Shutterstock | New Africa
Por lo general, el enfermo de coronavirus pierde el apetito. Habrá que animarle a que siga la dieta que mejor le conviene para que se recupere.

Alimentación

Ahí van algunas recomendaciones básicas y caseras, pero siempre es mejor que os asesore un médico.
  • El enfermo tendrá poca hambre y hay que tener paciencia porque le costará comer, pero sería importante que comiera al menos 5 veces al día (desayuno, desayuno de media mañana, comida, merienda y cena).
  • Que tome mucha fruta y verdura.
  • Que se hidrate mucho con bebidas calientes como infusiones, tés, etc.
  • Que tome cada día vitamina C, idealmente de fruta fresca.
  • Proteínas: pescado blanco, pollo a la plancha, etc.. Una vez a la semana también carne roja.

Cuando tengas que salir de casa

  • Sal solo lo imprescindible.
  • Lávate bien las manos antes de salir de casa.
  • Colócate una mascarilla y guantes desechables.
  • Preferiblemente no utilices el ascensor, sino las escaleras.
  • Intenta no tocar nada.
  • Al volver a casa: deja el bolso, llaves, tarjeta de crédito, etc.. en una caja justo a la entrada de casa. También los zapatos e intenta no tocar nada hasta que te laves bien las manos.
  • Sería recomendable que te cambiaras completamente de ropa y la echaras a lavar (como he indicado antes).
  • Limpia el móvil y las gafas.

Dolors Massot, Aleteia






miércoles, 29 de abril de 2020

5 razones por las que Santa Catalina de Siena debería convertirse en tu mejor amiga de cuarentena

5 datos que no conocías sobre santa Catalina de Siena


Estoy seguro de que ya ha escuchado el argumento de por qué los sacerdotes y los obispos deberían mirar a San Carlos Borromeo durante la crisis de COVID-19. Sin embargo, no he visto a muchos católicos hablar sobre la gran idea que consistiría en mirar además a otra gran santa, ¡y es Doctor de la Iglesia, nada menos! con quien creo que todos deberíamos convertirnos en mejores amigos durante nuestra cuarentena.

¿Quién es esta santa extraordinaria? Nada menos que Santa Catalina de Siena, cuyo día festivo se celebra justo hacia finales de este mes, hoy 29 de abril. Si bien es conocida por ser mística y por la influencia que tuvo en el clero e incluso en el Papa, creo que la mayoría de las personas pasan por alto la hermosa simplicidad de su vida. Durante este tiempo de incertidumbre y pánico, todos podemos aprender una o dos cosas de su manera de vivir.

¿No me crees? Aquí hay cinco razones por las que debes hacer de Santa Catalina de Siena tu nueva mejor amiga de cuarentena.

1. Ella vivió una terrible plaga y auto-aislamiento
Santa Catalina de Siena vivió durante el tiempo de la terrible y mortal Peste Negra. No mucho después de su primera visión, cuando aún era una niña, Santa Catalina decidió convertirse en una reclusa - 'mantellata', es decir, con hàbito de la tercera orden dominicana - , que es una laica que se dedica a la oración y al ayuno. Ella se aisló en una pequeña habitación en su casa para hacerlo. A la edad de siete años (sí, leíste ese número correctamente), después de su primera visión, hizo votos de virginidad perpetua, por lo que convertirse en una reclusa en su adolescencia no fue un gran salto. (Nota al margen: ella también tuvo una visión de Cristo dándole un anillo de bodas y convirtiéndola en su novia, lo que solo aumentó su amor por Él y el deseo de hacer la voluntad de Dios).

Después de recibir muchas visiones en las que habló con Cristo, con nuestra Señora y con muchos santos mientras estaba en aislamiento, se decidió a abandonar los confines de su hogar y salir para servir mejor a su comunidad.

¿Lección para sacar de esto? Sí, puede que no estemos encerrados voluntariamente y en auto-aislamiento, pero podemos fortalecer nuestra fe y nuestras creencias para que cuando todo esto termine, podamos llevar ese amor y fuego dentro de nuestros corazones a la evangelización de la manera que nos sintamos más capaces.

2. Su falta de educación no obstaculizó su capacidad de compartir su conocimiento de la fe con otros.
A pesar de ser conocida como Doctora de Iglesia para nosotros, ella realmente nunca aprendió a leer y escribir. Se cree que tal vez aprendió algunos conceptos básicos rudimentarios cuando se trataba de leer y escribir hacia el final de su vida, pero no tenía educación formal. El título de Doctora le dio la Iglesia por su vasto conocimiento de la fe y la claridad de sus explicaciones a pesar de su poco nivel educativo. Así es, aquellos de ustedes que no han podido terminar la educación superior en este momento, no necesitan ser inteligentes para hacer mucho bien a los demás, especialmente  en lo que respecta a sus almas.

Aunque tenemos algunos de sus escritos, se sabe que ella dictó sus obras a otros, por eso es que ahora tenemos acceso a ellos. Puede consultar la colección de libros electrónicos de su biblioteca local u obtener una copia física o digital de su librería favorita. Recomiendo leer sus famosos (por una buena razón) Diálogos durante esta tiempo de Pascua (que se extiende hasta el domingo de Pentecostés).

3. Ella nos mostró cómo los laicos pueden tener un impacto profundo y significativo en el clero
A la edad de 6-7, tuvo su primera visión mística en la que vio a Jesús vestido como el Papa. Esto la inspiraría a dedicarse a servir al vicario de Cristo de cualquier manera que pudiera ... y lo hizo. A pesar de sus defectos (por ejemplo, falta de educación formal y no haber nacido en una familia de clase media), se convirtió en una figura poderosa en la Edad Media. Reyes, sacerdotes y obispos la escucharon. En particular, fue consejera tanto para el papa Gregorio XI como para el papa Urbano VI. El papa Gregorio XI incluso la escuchó cuando ella fue a Aviñón (donde el papa se había exilado) y le imploró que regresara a Roma. Hizo exactamente lo que ella sugirió y desde entonces ha sido la residencia papal permanente.

¿Ves? Incluso usted puede tener un impacto en nuestros líderes espirituales. Solo intenta hacerlo con caridad y no exigiendo que hagan lo que crees que es correcto. ¿No estás de acuerdo con algo que están haciendo o diciendo? Llévelo a la oración y luego comuníquese con ellos con un corazón abierto y honesto. Quién sabe, puedes hacer mucho bien haciendo eso.

4. Era considerada una mujer poderosa a pesar de su propia humildad.
Si bien tuvo su primera experiencia mística cuando era niña, cuando vio a Cristo vestido con túnicas papales, nunca dejó que su pureza o su influencia en los demás hincharan su propio ego. De hecho, hizo todo con gran humildad, colocando a los demás primero y a si misma al final. Ella encarnaba lo que dijo el Sirácida 3:20, "Cuanto más grande eres, más humilde eres en todas las cosas, y encontrarás gracia ante Dios:" (Douay-Rheims)

No hagan lo que están haciendo ambicionando la gloria o la exaltación de ustedes mismos. Es muy fácil querer esto: inspirar a otros a ayudar y hacer más durante este tiempo mientras te das un pequeño realce de ego en el proceso. En cambio, hazlo por el amor de Dios y de tu prójimo. Hazlo tan silenciosamente que sea posible y de todo corazón


Su generosidad debe ser emulada durante este tiempo.
A pesar de la gravedad de la Peste Negra, ella, a pesar de todo, tenía un corazón desinteresado y caritativo por los pobres y los enfermos. Ella ayudó a cuidar a las víctimas de la peste, sin preocuparse por contraerla ella misma. Se preocupaba más por los demás que por su propia salud. Incluso hay una historia de que se ocupaba de los pacientes más difíciles desde el punto de vista del temperamento, mostrándoles amor, apoyo y desinterés, incluso cuando eran groseros con ella.

No digo que tengas que ser voluntario en los hospitales en este momento. Simplemente preocuparte de tu familia, amigos, vecinos y ancianos e inmunodeprimidos durante esta pandemia es más que suficiente. ¿Conoces a un amigo que lucha con el aislamiento o que tiene un mal día de salud mental? Llégate a ellos. Incluso si no se abren, confía en mí cuando digo que sabiendo que los demás te importan puede tener un gran impacto también cuando te sientes deprimido.

Todo esto es la punta del iceberg. Hay mucho más que aprender de esta mujer santa. Y, si todo eso no fuera suficiente, Santa Catalina de Siena es también la patrona de los enfermos y de las enfermeras. Si eso no te mueve a comprender que es la "Gran Patrona durante la pandemia COVID-19", no sé qué podría decir además.

¿Que estás esperando? ¡Conozca a esta gran santa lo antes posible! No te arrepentirás de haberlo hecho.


Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.

Melissa Guerrero - Epicpew

Vea tambièn  Santa Catalina de Siena, un matrimonio diferente
                   
                       Santa Catalina  de Siena - Paulo VI


martes, 28 de abril de 2020

Estoy a la puerta y llamo: Confiada y en paz

Es como si conversara contigo...   

Estoy a tu puerta y llamo

Gabriela Bossis, Diario 'Él y yo'


1337. 7 de octubre En la iglesia de Montrelais.
Yo Le daba gracias por haberme librado del bombardeo.
El: "Sí, dame siempre las gracia Te he dado mucho. Y ahora, si te mandara alguna tribulación, ¿Me darías las gracias? Tendrías que hacerlo, pues Yo todo lo hago para el bien de las almas. No dudes de ello y cree en Mi Amor. Espera en Mi Amor, ama Mi Amor. Si así lo haces, lo recibirás todo como venido de Mí y Yo seré tu único motivo en todo lo que hagas. Si esperas en Mi Amor, ya no contarás más contigo misma y Me esperarás en todas las circunstancias difíciles, pensando que si tú no puedes nada, Yo lo puedo todo. Y así permanecerás confiada y en paz. Y tomarás de nueva cuenta tu tarea de amor, feliz de sufrir algo por consolarme.
Tú te dices a ti misma: ‘¡Oh, si por lo menos tuviera la seguridad de que lo consuelo!' Pero recuerda que siendo Dios, soy también Hombre y que a un hombre se le puede consolar.
No te admires de tener contratiempos; no fuiste hecha para el descanso en la Tierra, sino para el reposo del Cielo. Acostúmbrate a poner tus finalidades en la Eternidad; pues nada de cuanto te sucede tiene la menor importancia fuera de su relación con el Fin.
Juzga de todo en Mí y por Mí. Porque Mis Juicios no son con frecuencia iguales a los vuestros. Y saca de Mi Corazón Misericordia para derramarla sobre todos los que se te acerquen. ¡Cuánto bien puede resultar de ciertos contactos entre las almas: de una simple sonrisa, de un gesto benévolo! Pero Mi Pensamiento ha de estar clavado en ti como una bandera."
ReL

La Coronilla de la Divina Misericordia y la transformación de una adivina

La anciana vivía de echar las cartas, temiendo la muerte, incapaz de rezar:
su nieta Violetta decidió actuar
TAROT

Violetta es una veinteañera alemana que tenía un particular aprecio a su abuela. Había una razón añadida al natural amor de una nieta: “Siempre ha sido buena con nosotros, me defendía a mí y a mis hermanos de nuestro padre, que nos pegaba”, recuerda. Y era algo más que una protección física, pues también les alimentaba.
¿Cómo? “A lo largo de casi toda su vida ha sido adivina de cartas para ganar dinero. El beneficio que sacaba de ello le servía para mantenernos a nosotros”, cuenta la joven.
Violetta es católica, y también lo es su abuela, al menos formalmente, pero, a los 88 años y gozando todavía de buena salud, no pisaba la iglesia: “No recuerdo verla rezar o ir a misa”.

Un “hada buena” incapaz de rezar

Esto torturaba a su nieta, de buena formación cristiana, y consciente de que los futuros contingentes, es decir, todo aquello que depende del libre albedrío de las personas, no los conoce ni el demonio, y por tanto, toda pretensión adivinatoria, incluso si se acude a la invocación satánica, es inútil.
La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y suertes, los fenómenos de visión, el recurso a médiums encierran una voluntad  de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios“, dice el Catecismo de la Iglesia católica (n. 2116).
“Desgraciadamente para ella”, recuerda Violetta en Amaos, pensando en la madre de su madre, “pasaba por ser un hada buena, así que la gente acudía en masa a su domicilio para que les adivinara el futuro”.
“Cuando yo era pequeña, pensaba que todo eso era algo normal y no era consciente de que adivinar por las cartas es pecado y que podía traer muchas desgracias”, explica la joven.
Cuando la señora empezó a padecer los achaques de la edad se trasladó a Polonia a vivir con su hija, pero eso no cambió su animadversión a la religión, aparentemente incomprensible.
No veía sentido a la oración ni a la misa: “Incluso cuando el año pasado murió el abuelo, no vino a la eucaristía“.
En ocasiones confesaba que había “algo” que la asustaba y que temía la muerte, pero era incapaz de rezar: “Mi madre quería llamar a un cura para que la abuela pudiera confesarse, pero como no quería saber nada de eso, no existía tal opción”.
“Yo misma me acordaba siempre de la abuela en mis oraciones y le pedía a Jesús que tuviera misericordia de ella y que le diera la gracia de poder confesarse y recibir su perdón antes de morir“, explica Violetta.

Para casos especiales… la Coronilla

Pero viendo que nada cambiaba, a finales de un mes de agosto la joven decidió rezar durante el mes de septiembre la Coronilla de la Divina Misericordia.
El 22 de septiembre recibió una llamada de teléfono: a la anciana la habían llevado en ambulancia en hospital días atrás a consecuencia de un infarto, y seguía ingresada: “Me horroricé pensando que quizás la abuela no hubiera tenido tiempo de reconciliarse con el Señor, pero luego nos enteramos de que mejoró“.
Violetta intensificó su rezo de la Coronilla, pidiéndole a Jesús que la abuela no muriera en aquel estado del alma: “Le suplicaba y lloraba… Le pedía que le mostrara su misericordia y que viera las cosas buenas que ella había hecho por nosotros”.
sucedió el milagro, que le contó así la misma anciana a su hija, y ésta a Violetta: “Pasó un cura por la habitación y lo llamé. Estuvo dos veces. Me confesé, comulgué y besé al sacerdote en la mano. Mira, ahora me puedo morir”.
El cura le dio a la abuela una pequeña imagen de Jesús Misericordioso con la siguiente nota: “El día 22 de septiembre se confesó y recibió la Sagrada Comunión”. Era el día del cumpleaños de Violetta: “Querido Jesús, te lo agradezco de todo corazón”, concluye.

¿Cómo se reza la Coronilla de la Divina Misericordia?

Se utiliza un rosario normal.
Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.
Al comenzar cada decena, en las cuentas que en el rosario se utilizan para el Padre Nuestro, se dice:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero
“.
En las cuentas pequeñas, que en el rosario se utilizan para el Ave María, se dice:
Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero
“.
Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:
Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero
“.
La promesa de Jesús a Santa Faustina Kowalska (1905-1938, canonizada el año 2000):
Hija Mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz.
Escríbelo para las almas afligidas: cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi misericordia. 
Proclama que ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad. Escribe: cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso” (Diario de Santa María Faustina Kowalska, n. 1541).
Aleteia, Artículo originalmente publicado por Religión en Libertad

Vea también Santa Faustina Kowalska y la devoción a la Divina Misericordia

¿Por qué rezar el Rosario? Responden san Juan XXIII y san Juan Pablo II

Frases inolvidables sobre la oración a la Virgen María de dos papas santos en el sexto aniversario de su canonización

CANONISATION


El papa Francisco canonizó el 27 de abril de 2014 a dos ‘papas santos’ que perseveraron unánimes en la oración con María, la Madre de Jesús. Juan Pablo II y Juan XXIII eran devotos del Rosario, ambos impulsaron el rezo mariano.  
En esta línea, Francisco invitó a todos los fieles del mundo a rezar desde casa también dos oraciones dirigidas a la Virgen María en mayo 2020 para avivar la fe y la esperanza en estos duros momentos para la humanidad confinada por el Coronavirus. “Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine”, dice en la primera oración. 
Juan Pablo II animaba a rezar el Rosario en momentos dramáticos y difíciles. Así lanzó un Año del Rosario entre octubre de 2002 a octubre de 2003. En el Jubileo para el año 2000 invitaba a ver la Cruz de Jesús, contemplando el sufrimiento de María a sus píes y después de los atentados a las Torres Gemelas en New York, instó a los católicos a rezar el Rosario por la paz y antes por la familia. 
Papa Wojtyla fue el segundo pontífice, después de Pío XII, en convocar un año mariano, entre 1987 y 1988, para dedicarlo al culto a la Virgen María. Además, beatificó a los pastorcitos de Fátima, Jacinta y Francisco Marto, grandes impulsores del rezo del Rosario por petición de la Virgen, incluso tenía una devoción personal dado que el 13 de mayo de 1981, día de la Virgen de Fátima, Wojtyla sufre un atentado del que sale milagrosamente vivo.
Juan XXIII indicó asimismo que para quien cree en Jesús, para quien pertenece a la Iglesia, la Virgen estaba ahí como una Madre con los brazos abiertos en el momento de la tribulación.  En 1961 realizó un “pequeño ensayo de devotos pensamientos de los misterios del Rosario”. 
Allí como un pastor ‘bueno’ explica con palabras sencillas los misterios del Rosario: “Orar por la perseverancia final y por la paz sobre la tierra, que abre las puertas de la eternidad bienaventurada”. Además, dedicó una entera encíclica al rezo del Rosario. (Grata Recordatio 26.09.1959). 
He aquí algunas frases inolvidables de san Juan XXIII y san Juan Pablo II sobre el Rosario de María: 

San JUAN XXIII y el Rosario de María:  

“Sea el Rezo del santo Rosario en familia bálsamo de paz para vuestros hogares. Vayan a María vuestros niños para salvar la inocencia y el candor”  (13.12.1959). 

San JUAN PABLO II y el Rosario de María: 

Ary Waldir Ramos Díaz, Aleteia


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lunes, 27 de abril de 2020

Estoy a tu puerta y llamo: Me daré a ti sin límites

Es como si conversara contigo...   

Estoy a tu puerta y llamo

Gabriela Bossis, Diario 'Él y yo'


1332. 26 de agosto. Iglesia de Fresne.
Yo consideraba todo lo que no alcanzo.
"No te desanimes nunca; pídeme a Mi lo que no puedes esperar de ti misma. Ya ves cómo no eres capaz ni siquiera de un poco de perseverancia y compruebas cómo fallas en todo. Por eso has de abrirme de par en par tu confianza. Has de estar segura de que lo que tu no alcanzas, tu gran Hermano lo completa; pero tienes que pedírselo. Yo seré para vosotros el que hayáis creído que Soy.
Date sin límites. Yo Me daré sin límites. Pero para esto es indispensable que en lo íntimo de tu corazón consientas en que no eres nada y aceptes que no eres capaz de nada. Para que así puedas creer en Mi Corazón y en la Inmensidad de Mi Amor.
Tú piensas: 'Siempre me dice las mismas cosas'. Pero es que Mi Amor nunca se cansa de amar y tengo que repetirlo, porque vosotros no lo acabáis de creer y vuestra confianza es tan poca. Y cuando hayáis visto, lamentaréis no haber creído mejor.
Acércate a Mí mientras es todavía tiempo. Vive únicamente para Mí. Ayuda al advenimiento de Mi Reino y para esto ofréceme todos tus días, instante por instante. Que llegue el Reino de tu Padre ha de ser tu preocupación única; todo el resto tómalo como simple añadidura.
ReL

Se hizo monja porque su marido quiso ser sacerdote... luego él renegó y la persiguió con saña

La sorprendente historia de Cornelia Connelly

En el centro de la imagen, sentada, Cornelia Connelly con las religiosas de la congregación que fundó.
En el centro de la imagen, sentada, Cornelia Connelly con las religiosas
de la congregación que fundó.

Cornelia Connelly (1809-1879) siempre hizo suya, con una entrega absoluta, la que entendía como voluntad de Dios, al precio de las cruces que fueran. Incluso las más imprevistas. Si un día es elevada a los altares, su historia figurará entre las más rocambolescas en el libro de los santos... donde no escasean las historias rocambolescas.
Cornelia Peacock nació en Filadelfia (Estados Unidos) en 1809 como la hija más pequeña de una familia numerosa presbiteriana en buena posición económica, lo que le permitió recibir una buena educación. Perdió a su padre con 9 años y a su madre con 14. A partir de entonces empezó a vivir con Isabella, hija de un matrimonio anterior de su madre, y con su marido Austin, cuyo hermano era pastor de una comunidad episcopaliana que Cornelia empezó a frecuentar.
Pierce Connelly (1804-1883): el gran error en la vida de Cornelia.
Allí conoció a un predicador, Pierce Connelly, cinco años mayor que ella, con reputación de orador "intenso, elocuente y dramático", además de "guapo y fascinante" con quien se casó en 1831 a pesar de la oposición de Isabella, por razones que siguen siendo desconocidas. Tal vez adivinó en él la ambición que al cabo de unos años llenaría de dolor la vida de su hermanastra y le arrastraría a él hasta el abismo.
Cornelia, en la época de su boda.
Poco después de casarse, a Pierce le destinaron a Natchez (Mississippi), donde el matrimonio se instaló y vivieron, en palabras de su hermana Mary, como "el matrimonio más feliz imaginable". Ambos se volcaron en sus tareas de pastor y de esposa del pastor, y tuvieron dos hijos.
El camino hacia la Iglesia
Entre 1833 y 1834 se dieron tres circunstancias que agitaron el alma de Pierce: una, que él quería ascender en la jerarquía episcopaliana y su absorbente trabajo en una zona enorme le impedía ese paso; dos, que tuvieron lugar en varias zonas del país graves episodios de violencia anticatólica que a él le parecían incompatibles con el protestantismo; y tres, que conoció a un caballero católico francés, Joseph Nicholas Nicollet, con quien trabó buena amistad y mantuvo numerosas conversaciones sobre religión.
Joseph Nicolas Nicollet, célebre topógrafo y explorador.
Pierce y Cornelia empezaron a leer sobre el catolicismo y se dieron cuenta de que sus prejuicios eran erróneos. En 1835 él volvió a fracasar en su intento de ser obispo, y aumentó su decepción, hasta el punto de abandonar su cargo como pastor para seguir profundizando en su estudio de la Iglesia. Esto les dejaba sin trabajo y con dos hijos pequeños, pero encontró el apoyo de su esposa, quien en una carta a su hermana Addie mostraba su "confianza en la integrada, piedad y saber" de su marido y confianza "en la dulce Providencia de Dios" ante los pasos que tendrían que dar.
Los procesos de conversión del matrimonio fueron distintos e independientes. Él retrasaba dar el paso porque quería a toda costa mantener un papel sacerdotal. Ella estaba tranquila porque pensaba que aquello era imposible y ambos eran felices. Pero Pierce supo que había una rara excepción que le permitiría ser ordenado sacerdote si se separaba de su esposa. Para explorarla en Roma -pues requería la aprobación del Papa- vendieron todas sus posesiones y se fueron a vivir a la Ciudad Eterna. Cornelia, aceptó, resignada y amante tanto de su marido como de los designios de Dios para él... y para ella.
Porque, mientras esperaban durante un tiempo en Nueva Orleáns a coger el barco hacia Italia, Cornelia no quiso esperar más y pidió ser formada como católica para ser recibida en la Iglesia. Pierce, más calculador y a la expectativa de lo que sucediese en Roma, no dio aún el paso, pero no se opuso al de su esposa, quien el 8 de diciembre de 1835 hizo su profesión de fe y su Primera Comunión.
El matrimonio Connelly hizo muchas y buenas relaciones romanas. Finalmente Pierce obtuvo una audiencia con el Papa Gregorio XVI, a quien llegó a conmover hasta las lágrimas, y de la que salió aún más convencido de sus planes. Cornelia empezó a angustiarse y escribió en una carta: "¿Es necesario que Pierce se sacrifique y me sacrifique a mí también? Amo a mi marido y a mis hijos. ¿Por qué tengo que renunciar a ellos?".
El 27 de marzo de 1836, Pierce se hizo católico. El matrimonio vivió dos años felices viviendo de rentas en los que conocieron otros lugares de Europa, tuvieron un hijo más, John Henry, y perdieron otra al poco de nacer, Mary Magdalene. Cornelia confiaba en que los sueños de ser sacerdote se esfumasen de la mente de su marido.
La obsesión de la ordenación
Volvieron a Estados Unidos como una familia unida y que había superado sus problemas económicos. Se instalaron pobremente en Grand Coteau (Luisiana), donde Pierce empezó a dar clase en un colegio jesuita. Ambos continuaban su formación y en 1839 siguieron sendos ejercicios espirituales ignacianos.
La vida les golpeó al año siguiente con la muerte de su hijo pequeño en un accidente horrible, abrasado en líquido al caer, empujado por un perro, en un hervidero de azúcar ante los ojos de su madre. La forma en la que Cornelia vivió esa desgracia muestra que ya era un alma de gran perfección y fidelidad a los designios de Dios.
La tumba, en Grand Coteau, de los dos hijos del matrimonio que murieron pequeños.
Quedó embarazada de nuevo, y estaba en ese estado cuando, a finales de 1840, Pierce, cada vez más insatisfecho con su situación personal y obsesionado con la idea que le comía por dentro, le anunció su determinación de ser sacerdote, para lo cual necesitaba que ella consintiese en una separación definitiva. Al escuchar el plan, Cornelia quedó devastada (más tarde diría que, sin el soporte de la gracia, se habría desmayado), pero le dijo: "Si el buen Dios me pide este sacrificio, estoy dispuesta a hacerlo con todo mi corazón".
Fue el final de la familia. Ella, con su hijo recién nacido, Frank, y su hija Ady fueron acogidas en una casa de las hermanas del Sagrado Corazón, donde Cornelia empezó a meditar si la voluntad de Dios no sería, también para ella, la vida religiosa. Él se llevó a su hijo mayor, Merty, para ingresarlo en un colegio en Inglaterra, mientras continuaban los trámites de la dispensa que le permitiese ser ordenado.
Cuando la Santa Sede decidió aprobar las intenciones de Pierce, pidió que la renuncia de Cornelia fuese en persona. Así que la familia entera volvió a viajar desde Filadelfia a Roma. Llegaron en diciembre de 1843 y en marzo de 1844 él hizo la petición formal, que fue inmediatamente aceptada y ambos firmaron la solicitud de separación.
Cuando, en 1845, Cornelia tuvo que hacer voto perpetuo de castidad para que su marido pudiese ser ordenado, le pidió que reconsiderase una última vez sus planes y el impacto que iban a tener en la familia. No tuvo éxito en su petición. Ella hizo el voto, y al mes siguiente Pierce fue ordenado sacerdote. Cornelia, aunque destrozada por dentro, participó en la ceremonia desde el coro: "Se lo he entregado a Dios, y este pensamiento me consuela mucho", escribió entonces.
Establecieron un régimen de educación para los hijos (Ady estudiaría en Roma y los chicos en Inglaterra) y de visitas para Pierce. Cornelia seguía en el convento del Sagrado Corazón en Trinità dei Monti, en Roma.
Retrato que hizo Cornelia para sus hijos mientras estaba en la Trinità. Nunca llegaron a recibirlo.
No se sentía a gusto allí, en un régimen de clausura, pero sí seguía convencida de su vocación religiosa: "Pertenezco enteramente a Dios. Lo abandonaría todo para seguir su voluntad".
La Sociedad del Santo Niño Jesús
Junto con su confesor, un jesuita estadounidense, John Grassi, concibió la idea de una nueva congregación de vida activa entregada a la educación de los católicos pobres, en particular los inmigrantes irlandeses: la Sociedad del Santo Niño Jesús(Para este artículo hemos seguido en buena medida la biografía incluida en su portal.)
La imagen del Niño Jesús característica de la congregación.
Aunque Cornelia quería volver a Estados Unidos, el Papa le pidió que fundase en Inglaterra, donde el Movimiento de Oxford estaba produciendo numerosas conversiones (en 1845, la del futuro santo John Henry Newman). Cornelia obedeció y se fue allí con sus dos hijos pequeños. En 1846, bajo la protección del obispo Nicholas Wiseman, recibió en Derby a las primeras tres postulantes de la nueva fundación, dos de ellas recién conversas.
En 1850, Nicholas Wiseman (1802-1865) sería promovido al cardenalato y designado por el Papa como primer arzobispo de Westminster desde la restauración de la jerarquía católica en Inglaterra.
En este punto, la vida de Cornelia Connelly exige dos perspectivas distintas.
Una es la de su congregación, que fue extendiéndose ya en vida suya por diversos países, donde continúa su obra de formación con colegios en cuatro continentes (quince en Estados Unidos). A lo largo de los años, la fundadora demostró sabiduría y criterio y, sobre todo, santidad de vida tanto en los momentos de privaciones para la nueva fundación, como cuando empezó a recibir favores y donaciones que le permitieron crecer.
Se abre un abismo
La segunda y más dramática es el calvario al que la sometió Pierce.
Él también había sido destinado a Inglaterra, pero no había visto a Cornelia desde su separación en Roma. Al igual que le había pasado como pastor episcopaliano, como sacerdote católico empezó a sentir frustración porque sus planes de hacer carrera no se verificaban. Entendía que sus talentos se estaban desperdiciando en el ministerio encomendado. Su carácter impulsivo y radical había perdido el factor estabilizador que había supuesto su esposa durante el matrimonio. Y ahora no podía verla en virtud de los votos de ambos. Además quería tener un papel relevante en la naciente Sociedad del Santo Niño Jesús.
Una mañana se presentó en Derby sin el preceptivo permiso y sin avisar. Cornelia le dijo, con firmeza, que tenía que marcharse, lo que provocó una iracunda carta al día siguiente. Ella le contestó diciéndole que la había hecho llorar, y le reprochó no ser consciente del dolor que le había causado con una separación que él mismo había pedido. En más de una ocasión reiteraría que la congregación se había fundado sobre un corazón roto. Y una de sus insistencias en la educación de las alumnas, reflejo tal vez de la nostalgia de su familia perdida, era que las religiosas las quisiesen como si fuesen sus hijas.
Pierce regresó en otra ocasión e intentó verla infructuosamente, gritando y llorando durante seis horas en el recibidor e incluso tirándose por el suelo en desesperación. Su esposa, aconsejada por su director espiritual, se negó a recibirle en esas condiciones, fiel a los compromisos adquiridos ante él y ante la Iglesia. 
Eso disparó el odio de Pierce, quien sacó a sus hijos menores del colegio donde estaban, sin permiso de Cornelia, y se los llevó consigo para forzarla a verle y negociar. Ella comprendió la trampa. Carecía de instrumentos legales para reclamar a sus hijos, así que decidió ser fiel a Dios y a su voto de no ver a su marido y entregarse a la vida religiosa.
Pierce, descompuesto ante una situación que él había creado y se volvía en su contra, mostró el rostro oculto de hombre ambicioso y, en el fondo, escéptico, que quizá sí intuyó la hermanastra de Cornelia cuando se opuso a su enlace. Abandonó el sacerdocio, perdió la fe, empezó a escribir contra la Iglesia y en 1849 puso una demanda judicial para acusar al obispo Wiseman de secuestrar a su mujer y a ésta de abandonar a sus hijos. Solicitaba además la restauración de sus derechos conyugales.
Pierce, en su madurez.
Los amigos de Cornelia le aconsejaron volver a Estados Unidos, pero ella estaba convencida de su razón. Aunque en 1850 el tribunal falló a favor de él, la apelación de los abogados de Cornelia tuvo éxito y en 1851 fueron restituidos sus derechos y Pierce condenado a abonar las costas. Como no tenía dinero para hacerlo, abandonó el caso judicialmente, pero continuó durante toda su vida sus campañas anticatólicas y contra su esposa, quien por su parte nunca dejó de rezar por su conversión. En torno a 1868 fue restituido como pastor anglicano y se ocupó de una rectoría en Florencia hasta su muerte en 1883. Fue enterrado en el cementerio evangélico de la ciudad.
Los sufrimientos continúan
El escándalo perjudicó no solo la reputación de Cornelia, sino también la de su obra, que fue sumando nuevas dificultades. Confió sus dolores a la Virgen María, y llegó a confesar la "alegría de corazón" de su vida de "aceptación del sufrimiento".
En cuanto a sus hijos, Cornelia nunca volvió a ver al mayor, Mercer, quien murió joven en Estados Unidos de fiebre amarilla.
A la segunda, Adeline, que fue muy desatendida por su padre, no la vió hasta 1877, cuando la visitó en el convento. Al morir su padre volvió a la Iglesia -él la había alejado de la fe- y destacó por sus obras de caridad. Murió en 1900.
En cuanto al pequeño Frank, fue un pintor y escultor de renombre. Tuvo un hijo a quien educó en un colegio del Santo Niño Jesús en Neuilly (Francia) y mantuvo buenas relaciones con la fundación de su madre, pero a ella solo la vio dos veces y siguió siendo protestante hasta su muerte en 1934.
La fama de santidad vence al olvido
Los veinticinco años siguientes al final de su pleito con Pierce no fueron sencillos para Cornelia. Su fundación se enfrentó a diversas dificultades canónicas e intromisiones, y al alejamiento del ahora Cardenal Wiseman. Sacerdotes y obispos quisieron controlar la obra, pero ella se resistió y ganó.
A partir de 1874 fue cediendo el gobierno de la Sociedad del Niño Jesús a las hermanas. En 1879, a consecuencia de una nefritis, falleció tras una agonía en la que destacaron la paz de su alma y de su rostro.
En plena Inglaterra victoriana, las circunstancias familiares de Cornelia seguían produciendo escándalo, por lo cual la congregación decidió no hablar de ella, y durante medio siglo prescindió lo más posible de su recuerdo y escritos.
Sin embargo, su fama de santidad persistía a través del recuerdo de quienes la conocieron, expresado en cartas que llegaban al Santo Niño Jesús evocando gracias místicas de las que habían sido testigos. Algunas de las religiosas que más la habían conocido plasmaron en el papel sus recuerdos, adquiriendo especial importancia los de la madre Maria Joseph Buckle. Y las oraciones y canciones que ella hacía para sus alumnas siguieron utilizándose en sus colegios. En 1911 se habló de una curación por su intercesión, y en 1922 se publicó la primera biografía oficial.
Un documental sobre Cornelia Connelly.
En los años treinta se dieron los primeros pasos para su beatificación, que fueron frenados porque no se consideraron suficientes las pruebas documentales. Sin embargo, en 1935 su exhumación para trasladar el cuerpo desveló un buen estado de conservación. En 1959 se abrió oficialmente la causa en la diócesis inglesa de Southwark, y en 1992 fue declarada Venerable, a la espera de un milagro que la eleve a los altares.
Carmelo López-Arias / ReL