domingo, 19 de abril de 2020

Padres confinados, pero unidos en la tormenta

El estrés ambiental, que genera mucho estrés en los niños, requiere ante todo que los cónyuges estén especialmente unidos entre ellos. El autocontrol de los altos mandos asegura la paz de todo el barco. Y los cónyuges son ambos los capitanes de este buque que es la familia, sobre todo cuando el crucero se convierte en una travesía en plena tempestad

COUPLE TALKING

Los esposos no se asemejan, pero se complementan. Cada uno tiene su toque personal como padre o madre: cuando uno es más pedagógico con los estudiantes en casa, el otro quizás fomente más momentos de juegos y reuniones simpáticas.
Uno tal vez sepa privilegiar la relación de confianza, mientras que el otro cónyuge sabrá reunir a todo el mundo en torno a una oración familiar o un proyecto en el jardín.
La cocina puede beneficiarse también de los talentos de ambos esposos: uno se implica en la elaboración de los menús, las compras o la preparación de las comidas, el otro se puede encargar de la limpieza, la decoración o la animación.
Ser padre significa ser uno mismo, un vínculo de comunicación con el otro. La confianza con el otro es clave. La unidad no está tanto en el acuerdo como en saber soltar lastre cuando haga falta, y la misericordia hacia quien no lo esté pasando muy bien.

Unirse en lo esencial

En cambio, la diferencia no impide la unidad, que en sí misma genera la paz. Cuatro comentarios en este tiempo especial. Primero, para unirse, hay que empezar por escucharse (todos tenemos dos orejas y una sola boca) antes de querer realizar demasiado rápido un deseo.
De ahí la necesidad de dialogar regularmente. Luego, es importante definir bien, entre los cónyuges primero, el equilibrio experto de la familia entre el seguimiento escolar, los momentos de juego, la relación de diálogo entre dos, los momentos de oración, el ejercicio físico…
También, hay que tener en mente que la creatividad funciona mucho mejor con dos cabezas que con una. “¡Qué bueno! ¡No se me había ocurrido esa idea!”, podríamos exclamar. Por último, en una época en la que las pantallas se han convertido en algo omnipresente, para el trabajo tanto como para el ocio, es necesario dar ejemplo haciendo un uso estrictamente necesario (el que deja lugar a los demás).
¡Ánimo! ¡María y José estuvieron confinados en Nazaret durante 30 años! Reinaba entonces en su familia una sólida colaboración entre los padres: “Tu padre y yo”, decía María a Jesús al dirigirse a él. Y José cumplía con su misión: “Tomó de noche al niño y a su madre”. Jesús ocupaba un lugar central entre los dos, pero en la dependencia y la obediencia absoluta. Su unidad fue crucial en medio de las muchas dificultades por las que pasaron.
P. Michel Martin-Prével, cb, Aleteia

Vea también  La vida espiritual de los esposos - S. Juan Pablo II

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