La patrulla actuó de ambulancia mientras el agente le aplicaba los conocimientos que acababa de aprender en la escuela. Momentos de angustia
pero luego de inmensa satisfacción.
pero luego de inmensa satisfacción.
Una patrulla de la policía autonómica de Cataluña se desplazaba el pasado lunes por las calles de Barcelona. El equipo estaba formado por dos mossos d’esquadra y un agente en prácticas. Los motoristas circulaban por la zona del Estadio Olímpico y del Palau Sant Jordi, hoy cerrados al público debido al confinamiento por la crisis sanitaria del coronavirus.
Un joven que pedía auxilio
De repente, los agentes vieron a un hombre que se les acercaba pidiendo auxilio. Llevaba una cunita portátil y, en su interior, un bebé de apenas un mes de vida. Les dijo que su pequeña se ahogaba.
El policía en prácticas tomó al bebé y vio que tenía en el rostro abundante moco y saliva, que le obstruían las vías respiratorias. Con guantes sanitarios y pañuelos, el mosso le retiró la mucosidad.
Un masaje recién aprendido en la escuela
Además, el agente colocó a la bebé boca abajo sobre una mano y con la otra le masajeó la espalda. Es una práctica que se aprende como primeros auxilios en la escuela de la Policía autonómica, y que ahora le tocaba aplicar en una situación a vida o muerte.
Sus compañeros se pusieron en contacto rápidamente con el Servicio de Emergencias Médicas (SEM) para pedir una ambulancia, pero en Barcelona todavía se vive con recursos limitados para atender a todos los contagiados por coronavirus. La ambulancia podía tardar.
La patrulla decidió entonces hacer las veces de ambulancia y trasladar urgentemente a la bebé y a su padre -un joven de 23 años de origen guineano y de nombre Diane– al centro de atención primaria más próximo. El mosso en prácticas seguía aplicando la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP) a la bebé y así trataba de mantenerla con vida.
Fueron momentos de angustia, pero gracias al poco tráfico de una Barcelona en confinamiento, llegaron pronto al centro hospitalario. Allí se estabilizó a la bebé, de nombre Seynabou, que ya pudo volver a respirar con normalidad.
A un segundo centro médico
Sin embargo, el centro médico no disponía de servicio de pediatría para certificar el buen estado de Seynabou, por lo que pidieron a la patrulla que enviaran a la bebé a otro centro, a varios kilómetros de distancia. De nuevo en vehículo policial y gracias al poco tráfico de la ciudad, llegaron al segundo centro médico, y allí los especialistas comprobaron que Seynabou estaba perfectamente bien.
Una vida salvada
Los médicos felicitaron al agente en prácticas por su rápida acción, que salvó la vida de la bebé. El padre, Diane, pudo hablar entonces por teléfono con la mamá de la criatura, quien se había quedado en casa con la otra hija de la pareja, de año y medio.
La patrulla acompañó de regreso a casa a Diane y su bebé, pero antes todos quisieron tomarse una fotografía. Será un día memorable para esta familia y muy especial para el policía en prácticas que ya ha podido salvar una vida.
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