sábado, 11 de abril de 2020

Estoy a tu puerta y llamo: Es amigo de los secretos

Es como si conversara contigo...

Estoy a tu puerta y llamo

Gabriela Bossis, Diario 'Él y yo'


1311. 10 de abril.  En la iglesia de Fresne.
"Yo te escogí para que hagas ver lo simple y gozosa que es la vida de amor, el lenguaje del amor, la conversación de amor. Todo se reduce a mirarme como al Bienamado; porque entonces todo en el alma converge hacia Mí y Yo atraigo todo lo que hay en ella. Así lo dije una vez: ‘Cuando Yo sea elevado sobre la Tierra, todo lo atraeré hacia Mí'. Y lo que hay en el alma son sus potencias: memoria, entendimiento y voluntad, que se dirigen solamente a Mí y a lo que Me respecta.
Hay que llegar al punto de no tener gusto ninguno por nada de lo que sucede y de poner las raíces en la Eternidad, por causa Mía. Esta es la vida de un alma que ama y es fácil, pues ella cuenta con Mi Ayuda. ¿Cómo podría Yo no ayudarla, si ella se entrega toda a Mí?
Porque Yo sufrí con la previsión de los sufrimientos de los Míos; con un Corazón que es todo Delicadeza y que por nadie puede ser superado. Y cuando en tu vida Soy Yo el Bienamado, tus pensamientos todos Me rodean; tus palabras están impregnadas de ternura y tus suspiros son más ardientes. Nada te sujeta, sino Yo; tú estás atenta sólo a Mi Voz y no buscas sino Mi Beneplácito.
Repíteme que estarías pronta a dar tu vida por la extensión de Mi Reino... y recibe de buena gracia la Gracia. ¿A quién fuera de Mí ofrecerías tus encantos puesto que Yo Soy Quien te los dió?  Multiplícalos y no te reserves nada. Si he puesto sobre tu cabeza coronas de oro es para recibirlas luego de ti como regalos de amor. Tú inventarás la manera de dármelos; en esto reside el matiz especial de cada alma. Que la tuya Me sea dulce como un refugio en que Yo busque abrigo; porque, asilos, tengo pocos sobre la Tierra. 
Las almas no se preocupan sino de las ganancias y del bienestar y son bien pocas las que Me abren la puerta de su corazón. Cuando un corazón está lleno, no queda lugar para Mí, que morí por todos. Invita a tu Bienamado a entrar en ti; de día, de noche; y acógelo sin rebuscar tus palabras, pero dándole lo mejor, lo más dulce, lo más íntimo y escondido que tengas. Tu Amado es amigo de los secretos y está dispuesto a  comunicarte Él también los Suyos. Los escucharás por largo tiempo, porque resuenan dentro del alma y su sonido no se parece a ningún otro. Es la Voz de Dios, la Voz del eterno Amor."
CeL

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