lunes, 30 de septiembre de 2019

El día en que Santa Teresa de Calcuta dijo: La mayor amenaza para la paz es el aborto [VIDEO]



El 3 de febrero de 1994, Santa Teresa de Calcuta intervino ante la clase dirigente estadounidense en el Desayuno Nacional de Oración que se celebra cada año en Washington D.C. (Estados Unidos). Este fue un día histórico.

En aquel entonces asistieron el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, la primera dama Hillary Clinton, el vicepresidente Al Gore y su esposa, así como otras grandes figuras políticas que no estaban de acuerdo con ella.

Sin embargo, la fundadora de las Misioneras de la Caridad proclamó con valentía la verdad sobre el crimen del aborto: “la amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre. Si aceptamos que una madre pueda matar a su propio hijo, ¿cómo podremos decir a otros que no se maten? ¿Cómo persuadir a una mujer de que no se practique un aborto? Como siempre, hay que hacerlo con amor y recordar que amar significa dar hasta que duela”.


“Jesús dio su vida por amor a nosotros. Hay que ayudar a la madre que está pensando en abortar; ayudarla a amar, aun cuando ese respeto por la vida de su hijo signifique que tenga que sacrificar proyectos o su tiempo libre. A su vez el padre de esa criatura, sea quien fuere, debe también dar hasta que duela”, expresó.

“Al abortar, la madre no ha aprendido a amar; ha tratado de solucionar sus problemas matando a su propio hijo. Y a través del aborto, se le envía un mensaje al padre de que no tiene que asumir la responsabilidad por el hijo engendrado. Un padre así es capaz de poner a otras mujeres en esa misma situación. De ese modo un aborto puede llevar a otros abortos. El país que acepta el aborto no está enseñando a su pueblo a amar sino a aplicar la violencia para conseguir lo que se quiere. Es por eso que el mayor destructor del amor y de la paz es el aborto”, aseveró la santa.

Asimismo, la Madre Teresa pidió a las mujeres que, si pensaban abortar a sus hijos, se los dieran a ella. “El mayor regalo que Dios le ha dado a nuestra congregación es luchar contra el aborto mediante la adopción. Ya hemos dado, sólo en nuestro hogar en Calcuta, más de tres mil niños en adopción. Y puedo decirles cuánta alegría, cuánto amor y cuánta paz han llevado estos niños a esas familias. Ha sido un verdadero regalo de Dios para ellos y para nosotros”, afirmó.

"Recuerdo que uno de los pequeños estaba muy enfermo, así que les pedí a los padres que me lo devolvieran y que les daría uno sano. Pero el padre me miró y me dijo: ‘Madre Teresa, llévese mi vida antes que el niño’. Es hermoso ver cuánto amor, cuánta alegría ha llevado ese niño a esa familia", recordó.

"Recen por nosotros para que podamos seguir con este hermoso regalo. Y también les hago una propuesta: nuestras hermanas están aquí, si alguno no quiere un hijo, dénmelo, yo sí lo quiero”. dijo.


Con sus palabras, la fundadora de las Misioneras de la Caridad tocó el corazón de muchos de los presentes y dejó claro también que la mayor pobreza no la encontró en los arrabales de Calcuta, sino en los países más ricos cuando falta el amor, en las sociedades que permiten el aborto.

“Para mí, las naciones que han legalizado el aborto son las más pobres, le tienen miedo a un niño no nacido y el niño tiene que morir”, advirtió.

A pesar de su pequeña estatura, ella no se amilanó en ningún momento. Por el contrario, se mostró firme como una roca y removió las conciencias de los poderosos, dando voz a los no nacidos. “Tomemos una determinación, que ningún niño sea rechazado o que no sea amado, o que no se preocupen por el o que no lo asesinen y lo tiren a la basura”, exhortó.

ACI Prensa


domingo, 29 de septiembre de 2019

Estados Unidos pide eliminar de la ONU “el derecho internacional al aborto” y otros conceptos ambiguos

Obtiene el respaldo de 19 estados miembros, incluida Rusia
ALEX AZAR

Estados Unidos pidió esta semana, en la Asamblea de Naciones Unidas que se termine con la idea que existe un “derecho internacional al aborto”, al tiempo que llamó a otros países a formar una alianza para eliminar términos y expresiones ambiguas de documentos de este organismo multilateral.
En una declaración conjunta, 19 naciones (Estados Unidos de América, Bahrein, Bielorrusia, Brasil, República Democrática del Congo, Egipto, Guatemala, Haití, Hungría, Irak, Libia, Malí, Nigeria, Polonia, Rusia, Arabia Saudita, Sudán, Emiratos Árabes Unidos y Yemen) encomiaron a la ONU por la Declaración Política de la Cobertura Universal de Salud. (Nota: No aparece el Perú)
Esta Declaración, que da prioridad y amplía el acceso a la atención médica, debería provocar que los estados miembros de la ONU se adhirieran al llamado de Estados Unidos y las otras 19 naciones, para concentrarse “en los temas críticos que rodean el acceso a la atención médica”.
Para lograr esto, hay que quitar referencias a términos y expresiones ambiguas como los de salud y derechos sexuales y reproductivos en los documentos de la ONU, “porque pueden socavar el papel crítico de la familia y promover prácticas, como el aborto, en circunstancias que no gozan de consenso internacional y que puede ser malinterpretados por las agencias de la ONU”.
La razón de fondo, argumentan Estados Unidos y las naciones firmantes, es que tales términos “no tienen en cuenta, adecuadamente, el papel clave de la familia en la salud y la educación, ni el derecho soberano de las naciones a implementar políticas de salud de acuerdo con su contexto nacional”.
En el párrafo central, las naciones firmantes, lideradas por Estados Unidos, subrayan enérgicamente que “no existe el derecho internacional al aborto y estos términos no deben usarse para promover políticas y medidas pro-aborto”.
En otras palabras: solamente se debe apoyar la educación sexual que aprecia el papel protector de la familia en el proceso y que, por tanto, “no tolera los riesgos sexuales perjudiciales para los jóvenes”.
“Centrémonos en cuestiones y desafíos concretos para acelerar el acceso a la salud para todos”, concluye el documento, mismo que busca construir “un amplio consenso por parte de los estados miembros a favor los mejores resultados de salud alcanzables para mujeres, hombres, niños y adolescentes de manera integral y durante toda su vida”.
Jaime Septién, Aleteia

Tetrapléjico, alto cargo del Estado y también diácono: «El corazón de mi fe es el viaje de Moisés»

Pese a su distrofia muscular desde niño ha hecho historia; casado, es padre de 4 hijos

Jean Christophe Parisot fue el primer prefecto con discapacidad del Estado francés y el diácono permanente más joven del país
Jean Christophe Parisot fue el primer prefecto con discapacidad del Estado francés
 y el diácono permanente más joven del país

"No temo vivir, y tampoco temo a la muerte. Creo en Dios, y Él sabe lo que es bueno para mí”. Quien afirma esto es Jean-Christophe Parisot, un hombre extraordinario que pese a vivir en la discapacidad más absoluta ha logrado todo lo que se ha propuesto. Doctor en Ciencias Políticas, asesor de un ministro y desde hace años un alto funcionario del Estado francés, tras haber sido sub-prefecto y ahora prefecto. Pero además, este francés de 52 años está casado, es padre de 4 hijos y para colmo se convirtió con 35 años recién cumplidos en el diácono permanente más joven de Francia.
Parisot confiesa que es un “optimista absoluto, mi amor es la esperanza”. Y lo dice una persona tetrapléjica y con un ventilador mecánico que no lo ha tenido nada fácil en la vida debido a una enfermedad en la que los médicos ya le han dicho que hace tiempo que sobrepasó la edad en la que muchos como él fallecen.
Tetrapléjico, pero con la fuerza de la fe
Este francés padece una distrofia muscular congénita. Sus dos hermanas también. A los cinco años sus padres descubrieron que sufría esta enfermedad, que su hermana mayor empezaba ya a sufrir.  Poco a poco fue perdiendo movilidad, pero ganando carácter para afrontar los grandes problemas a los que se enfrentaría.
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Jean Christophe, con el uniforme de prefecto durante un acto público
Nunca olvidará el día que su vida cambió para siempre. “Fue a la salida del colegio. Impacientes por encontrarse con sus padres, mis amigos se apresuraron a la salida (…), llevado por el impulso, corrí hacia el exterior. Fue entonces que sintiendo que mi fuerza se debilitaba caí pesadamente al suelo. Me di cuenta de inmediato de que este momento tenía una dimensión irreversible: nunca más podría volver a caminar. Yo tenía 11 años. La cara se me llenó de lágrimas e incapaz de levantarme apreté mis puños en la grava del suelo y sentí un objeto duro bajo mi mano: era la pequeña cruz de un Rosario. Con esto, Dios me prometió que en las terribles pruebas que iba a soportar nunca me abandonaría”, relataba Jean-Christophe en La Vie.
Tras perder la movilidad de las piernas, años después fue la de los brazos y las manos hasta incluso tener que necesitar respiración asistida. Sin embargo, resistió a la “tentación de la desesperación”. Y vaya si lo ha conseguido.
Dos caminos para afrontar la enfermedad
Sus padres, asegura, “era auténticos buscadores de Dios y me dieron una educación cristiana”.  Cuando la enfermedad empezó a ser visible en él vio cómo “me convertí en el conejillo de indias experimental: inyecciones, baños en ebullición, drogas inútiles. Había conocido un ‘antes’: nadar en el mar, jugar con los amigos. Descubrí el ‘después’: las férulas, los corsés, la vida en una silla, la dependencia de día y de noche, el sufrimiento diario, la crueldad de los adolescentes en la escuela. Me costó un tiempo aceptar ese terremoto. Sentí que estaba siendo retenido como un rehén, cautivo de mi cuerpo, recluido”.
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Pero ante la vida que tenía Jean-Christophe cada mañana se enfrenta a dos caminos: “dejar que la amargura me invada o dar gracias al Señor por el día que viene y aprender a vivir con mi sufrimiento. Es este último el camino que elegí. Obviamente, no siempre fue fácil: a veces esperaba morir, pero el amor de mis seres queridos siempre me retuvo, comenzando con el de Katia, a quien conocí en la escuela secundaria y que se convirtió en la madre de mis cuatro hijos. Gracias a ellos, he perseverado en mi decisión de no ser un espectador, sino un actor de mi vida”.
Un ejemplo de superación para todo un país
Fue la primera persona discapacitada en licenciarse en el prestigioso Instituto de Ciencias Políticas de París, convirtiéndose después en doctor. Tenía que seguir las clases en el pasillo porque no podía entrar al aula. “Trabajé hasta las lágrimas de agotamiento”, recuerda. Y el día de su graduación se prometió que todo ese esfuerzo que había realizado lo usaría “para avanzar en la integración de las personas con discapacidad”.
Y así fue como tras trabajar como asesor de un ministro ingresó en el cuerpo de prefecturas pasando de administrador civil y territorial a subprefecto hasta llegar a ser prefecto en 2012, uno de los puestos de mayor relevancia en Francia, desde donde lucha para mejorar la vida de las personas con discapacidad.
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El reflejo en el "viaje de Moisés"
En todo este tiempo ha sufrido mucho y ha visto empeorar su salud. “A menudo me preguntaba –señala- por qué Dios me ha permitido sufrir tanto. Sin embargo, nunca perdí la fe. En ningún momento le di la espalda y le dije: ‘no quiero verte más’.  Sigo enamorado de Cristo a pesar de mi sufrimiento. El amor es hermoso, incluso vivido en situaciones infernales. El corazón de mi fe es el viaje de Moisés: como él, crucé el desierto bajo un sol abrasador, socavado por la nostalgia de Egipto, sin saber a dónde iba, pero permanecí fiel porque creo que Dios me está enviando a la Tierra Prometida”.
De este modo, este prefecto francés recalca que “el Señor no nos pide que ocultemos nuestros sufrimientos en un gesto de heroico masoquismo, sino que lo compartamos para hacer una ofrenda. Así es como se puede superar todo el encierro moral, social y físico”.
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Fue el diácono permanente más joven de Francia
Este tesón y fuerza que ha encontrado en la fe y con el cual ha servido a su país le llevó también a querer servir a la Iglesia, y por ello en 2002 fue ordenado diácono permanente por la Diócesis de Amiens. Fue un proceso largo y muy meditado junto a su mujer, pero él sentía esa llamada concreta.
Pero al igual que le ocurrió en el ámbito laboral tampoco lo tuvo fácil en el eclesial. En aquel momento era el diácono permanente más joven de Francia, pero sobre todo era tetrapléjico. Hubo mucho debate en la comunidad católica local. “Cuando fui ordenado surgieron preguntas: ‘¿Cómo lo va a hacer? No tiene brazos ni piernas, no puede coger al bebé para el bautismo…’. Algunos padres se negaron a que bautizara a su bebé pensando que las acciones que no puedo realizar harían disminuir el sacramento. Fue muy doloroso  para mí. Mi obispo intervino  escribiendo una carta en la que decía que mi esposa, en nombre del sacramento del matrimonio, sería mis manos. Y es lo que ella hace. Es muy bonito”, contaba a la web de la Diócesis de Angulema.
Javier Lozano / ReL

sábado, 28 de septiembre de 2019

¿Me puede pedir un amigo que haga algo malo?

¿Hasta dónde llega la fuerza de la amistad?
¿He de ser capaz de hacer absolutamente todo por mis amigos?

FRIENDSHIP


Ser amigos de verdad implica estar dispuesto a hacer por ellos cualquier cosa, decimos. Pero, ¿eso es así? ¿Deberíamos estar dispuestos a hacer cualquier cosa por ellos, incluso si eso fuera algo malo?
Te pinto una serie de situaciones que tal vez se te planteen:
  • El amigo que, en medio de una fiesta, te pide que le prestes dinero para comprar droga.
  • El amigo que trafica y te pide que le guardes droga en tu casa para que su familia no se la encuentre.
  • Los amigos que quieren que pertenezcas a una tribu urbana como los Latin Kings o la Mara Salvatrucha.
  • Los amigos que dicen que te necesitan para robar en un supermercado: tú solo tienes que encargarte de despistar a la empleada.
  • El amigo que te lleva a una carrera ilegal de coches y te propone ser su copiloto.
  • El amigo que te lleva a la barra del bar y te desafía a tomar chupitos de tequila.
  • Los amigos que una noche te animan a “ir de cacería” con navajas.

© DR
Jóvenes en un reto de consumo de alcohol.

Los amigos se demuestran lealtad y respeto, y eso es algo que se vive siempre, en las situaciones difíciles y en las fáciles. Pero, ¿he de hacer todo lo que me proponga un amigo cuando mi conciencia me dice que eso no está bien?

Piensa en las consecuencias

Participar en una carrera ilegal de coches me puede costar la vida y, en el caso de un accidente -que es frecuente en ese tipo de acciones- podría ser cómplice de la muerte de otro muchacho.
Emborracharme hará que no sea consciente de lo que hago a continuación: podría ser el autor de una agresión sexual sin que al día siguiente recordara apenas algo. Y quién sabe a qué chica habría agredido y qué consecuencias podría tener esa agresión.
Guardar la droga de mi amigo podría llevarme a la cárcel y podría arruinar mi vida y la de mi familia por años.
Cuando son situaciones ilegales, el miedo al castigo que se me impondría ya es un freno. Sea o no legal un acto, o vaya a ser descubierto por las autoridades o no, debo pensar en el acto que voy a llevar a cabo.
Se trata de saber si realmente un amigo me puede pedir que haga cosas malas, independientemente de que sea un delito o de que nadie lo vea.

Roberto Vinicius-CC

Los actos malos no son buenos aunque los haga por amistad

Hacer un acto malo por amistad no hace bueno ese acto. Los actos son en sí mismos buenos o malos, y los actos malos son malos incluso si lo hago pensando en un buen fin: ayudar a mi amigo, por ejemplo.
La amistad no hace buenos los actos malos. Hacer algo malo por mis amigos no es bueno ni para mí ni para mis amigos. A ellos no les estoy ayudando ni mostrando que realmente los quiero como amigos si les facilito el camino de la droga, de la violencia o de la corrupción.

La falsa amistad de las tribus urbanas

Esa camaradería de las maras y de los grupos es falsa amistad. Solo es una forma de extorsión y de abuso de poder. Lo que ofrecen es una falsa protección. A muchos jóvenes les lleva a cometer actos malos por miedo a ser expulsados si se niegan a hacerlo. Hay miedo al rechazo, a quedar fuera de la protección o de la aprobación del grupo.

La valentía de decir que NO

Cuando te encuentres en una situación así, puedes estar muy tranquilo si dices “no”: “no” a lo que te piden si esa acción es mala. Tus amigos no tendrán razón si dicen que ya no eres amigo suyo y que les has fallado. Eso es solo una excusa para involucrarte en territorios de maldad. Antes de que sea tarde, es mejor que te niegues a hacer como ellos.

Pexels

Decir NO a lo malo que te piden los amigos, eso sí es VALENTÍA.

No creas que lo que te ocurre a ti es algo nuevo. Hace siglos, en el Imperio Romano, ya se daban esas situaciones. Y mira lo que decía Cicerón:
“Este es el primer precepto de la amistad; pedir a los amigos sólo lo honesto, y hacer por ellos sólo lo honesto.“
Tus amigos no tienen derecho a pedirte que les acompañes en algo malo. Y tú tienes todo el derecho del mundo a negarte a hacerlo.
La amistad solo existe en un entorno que busca el bien de todos y que lleva a cabo acciones buenas. Si son malas, ya no estamos hablando de amistad. Que no te engañen.
 Dolors Massot, Aleteia 


viernes, 27 de septiembre de 2019

Cómo mantener un “sí” toda la vida

La fuerza para ser fiel a un compromiso, a una vocación, viene de Dios, 
y se expresa en lo pequeño

Engagement Ring

La fidelidad es esa palabra que hoy parece ser tan débil. La palabra dada. El contrato para siempre. El sí dado para la eternidad.
Y luego el corazón cambia. No sólo cambian el pelo, el físico, las circunstancias. Cambia el alma y la forma de ver la vida. Entonces la fidelidad es cuestionada. Diez, veinte, cincuenta años. Demasiado tiempo.


La vida es muy larga. Y voy cambiando con el paso de los años. Pesa tanto la fidelidad… Como una losa sobre mi espalda. La cojo cada mañana al levantarme. Pesa.
Mis manos frágiles dudan si seguir el camino o emprender otro. Al fin y al cabo, hay tanta infidelidad a mi alrededor… ¿Qué añade una gota más al océano? El corazón tiembla.
Jesús, a través de una parábola, invita a servir bien, a ser fiel en lo poco y en lo mucho:
“El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto. Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, lo vuestro, ¿quién os lo dará?”.
Servir bien siempre. En lo poco y en lo mucho. Ser fiel con el dinero ajeno y con el propio. Con el dinero justo y el injusto.
Ser fiel a la palabra dada, a la promesa pronunciada. Una vida entera. Son palabras grandes que exceden mis fuerzas, mi voluntad débil. ¿Cómo puedo llegar a ser fiel siempre? Decía el padre José Kentenich:
“Una entrega a Dios sana y firme sólo se genera y crece en la medida en que el alma se esfuerce, con fidelidad en la oración, por comprender cada vez mejor y más profundamente a Dios, y desasirse de todo desorden. De ahí que deseche un amor no lúcido, fantasioso y sentimental. Para ella el faro y el alimento es la meditación serena y honda; y la prueba de su autenticidad, el desasimiento serio y grato a Dios“.
La fidelidad es de Dios. Y mi vida consiste en asirme a Él y desasirme de todo lo que me quita la paz. Y necesito aprender a abandonarme en sus manos para poder ser fiel.

Daniel Reche

No soy fiel en actos de voluntad cargados de esfuerzo. Me pesa la vida, el alma, el mundo. Y todo va tan rápido a mi alrededor…
Quiero ser fiel. En lo pequeño. Cada día.
Comienzo al levantarme cuando miro el día ante mis ojos. Todo demasiado grande y pesado. Y yo con mis pocas fuerzas dispuesto a iniciar una lucha titánica. Imposible.
El corazón desiste a menudo frente a la tentación. Pensaba que podía, pero no puedo. No logro alcanzar la meta después de tanto tiempo corriendo. No consigo amar con más fuerza después de muchos días de entrega. El corazón se cansa. El cansancio del hombre fiel.
Ser fiel en lo poco. ¿Lo soy? Miro mi corazón. Si soy fiel en lo pequeño seré fiel en lo grande. Si hago lo más fácil, Dios me dará fuerzas para emprender lo más difícil. Una fidelidad a prueba de luchas, de desafíos.
Me siento muy débil en esa fidelidad a la que Dios me llama. Santa Teresita me dice que el amor cree en lo imposible. El que ama con profundidad no cree en los límites ni piensa en lo que parece inalcanzable:
“Cuánta verdad hay en aquello de que el amor jamás encuentra pretexto de imposibilidad porque cree que todo lo puede y le conviene”.
Un amor así es un lujo imposible. Un amor profundo y fiel. El amor es fiel. Sólo cabe entonces mantener encendido el amor. Echar leña al fuego de mi amor a Dios, a los hombres. Cuidar esa hoguera que ilumina mis pasos y mantiene caldeada mi vida.
Ese amor que es fuego que todo lo abrasa. Ese amor es el que quiero para la vida. Es el amor fiel de los esposos que exclaman cada mañana: “Quiero quererte”. Esa voluntad que me lleva a querer amar. A querer luchar.
Y entonces comprendo que es una gracia amar a alguien, amar algo, una vocación, un camino, toda una vida. El hombre es inconstante y tiembla ante tareas imposibles. Como dice la santa:
La prudencia humana tiembla a cada paso y, por decirlo así, no se atreve a apoyar el pie”.
Mi prudencia humana tiembla. Mi deseo de carne es frágil. Y sólo una fuerza inmensa de lo alto puede hacer posible lo imposible y cambiar mi vida.
Dios es fiel. Da la vida siempre por mí. Nunca tiembla ante mi fragilidad. No se desencanta de mis fracasos. No me mira con tristeza al ver cómo caigo. Me anima, infunde en mi alma fuerzas nuevas. Da aliento a mis pasos cuando estoy cansado.
Quiero buscar la fidelidad en Dios. No en mí mismo. Porque yo con mis fuerzas no puedo caminar. Tiemblo y caigo ante los desafíos de una vida que se hace cuesta arriba con tanta frecuencia.
Miro a Dios desde mi miseria y veo su misericordia que se abaja sobre mí y me levanta. Él me hace capaz de ser fiel. Me anima a pronunciar mi sí una vez más, cada mañana. Mi sí frágil y herido por el pecado. Mi sí confiado porque es Dios el que sostiene mis pasos. Mi sí a lo pequeño, porque en lo cotidiano se juega lo eterno. Lo he comprobado.

Carlos Padilla Esteban. Aleteia

jueves, 26 de septiembre de 2019

El vínculo madre-hijo como no lo habías visto antes (gracias a la resonancia magnética)

Rebecca Saxe es una neurocientífica estadounidense que estudia el cerebro de los niños. Pero se topó con un gran hallazgo cuando se involucró como madre en las investigaciones que estaba llevando a cabo

MOTHER, CHILD. MR IMAGE
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Profesora de neurociencia cognitiva en el MIT y mamá: Rebecca Saxe es la prueba (una de tantas, para decir la verdad) que trabajo y familia no son ámbitos que se contraponen, porque – por mucho que conciliarlos es una empresa cotidiana difícil – pueden crear una sinergía óptima. Científica excelente, Saxe logró añadir una pieza fundamental a sus investigaciones en el momento en que se vistió de mamá incluso en el trabajo.

¿De dónde venimos?

En el MIT (Massachusetts Institute of Technology, una excelencia mundial en el ámbito de la ciencia, de la ingeniería y de la administración) la profesora Saxe se ocupa de estudiar el cerebro de los niños, un recurso en gran parte aún por explorar para poder ofrecer respuestas médicas a los problemas del cerebro adulto. Afirma:
Soy una científica no por las respuestas que llegarán sino por las preguntas tengo ahora.  (Por TEDx Talk)

REBECCA SAXE
TEDx Talk | Youtube
La mirada de un científico alberga un asombro radical e insaciable de lo real y, cuando se expresa de la mejor manera, no tiene la presunción de atrapar el misterio del mundo con una correa, sino de ir de pregunta en pregunta con el humilde ritmo del escalador. Es la metáfora que usa Rebecca para describir el trabajo diario de quienes realizan investigaciones:
[…] quizá llegará el día en que de lo alto de la montaña veremos abrirse un panorama maravilloso, pero la mayor parte de mis días me parezco más a uno que mira los pies y a cada paso se pregunta: “¿Este es el camino?”.
Lo que la anima en este camino hecho de intentos, a menudo vanos, es una pregunta que ciertamente parte de una base científica, pero inevitablemente involucra también el espíritu: ¿de dónde venimos? El cerebro es una gran caja del tesoro respecto al tema del origen humano, estudiar el de los niños es empezar a conocernos a nosotros mismos desde el principio: desde el punto de vista biológico tiene una estructura muy frágil, pero está lleno de recursos poderosos para canalizar los problemas, una potencialidad que se va perdiendo poco a poco con el pasar de los años.
Por lo tanto, la hipótesis que se encuentra en la base de las investigaciones de Saxe es que conocer mejor los recursos del cerebro infantil podría ayudar a curar el cerebro enfermo o dañado de los adultos, pensemos en el Alzheimer o el Parkinson por dar dos ejemplos clamorosos.
Concretamente ¿cómo se lleva a cabo una investigación del género?
En mi laboratorio en el MIT usamos imágenes obtenidas con la resonancia magnética para observar el flujo de sangre en el cerebro de los niños: les leemos cuentos y observamos cómo la actividad cerebral cambia mientras reacciona a la trama. Al hacer esto, logramos investigar cómo el pensamiento de los niños está por delante del pensamiento de los demás. (de una entrevista en el Smithsonian)
La hipótesis es entusiasmante, pero la realización no es tan fácil. El procedimiento de la resonancia magnética es un instrumento excelente (permite visualizar dentro de nuestro cuerpo de modo no invasivo y es completamente inocuo para el organismo), pero no va muy bien con la exuberancia de los pequeños. El paciente debe ser introducido en un mecanismo ruidoso y debe estar quieto durante un tiempo bastante largo.
Como científica, Saxe había llegado a la conclusión que era imposible obtener algo bueno; el niño no se aguanta el pipí, se agita y, sin embargo, para que el examen funcione, el sujeto debe estar realmente despierto. Con estos datos en la mano, el éxito podía ser el del escalador que se da cuenta que ha tomado un camino intransitable.
Fue en ese momento que, quitándose el traje de científica, Rebecca entrevió una posible solución observando el problema con los ojos de mamá.

Instantánea de un amor universal

Saxe lo define su “golden gol”, la experiencia de su primera maternidad coincide con el empasse en su investigación neurocientífica. Le vino la intuición que, al tener junto a su mamá, un niño podría permanecer tranquilo durante un tiempo bastante largo, o al menos el suficiente para completar con éxito una resonancia magnética.
Por eso al decidir probar con su hijo, entró con él en el aparato. Aplastada en ese “tubo ruidoso” con su hijo cantando canciones, chupándose el dedo y abrazándose, Rebecca se volvió una científica sui generis: el experimento volvió a fallar varias veces y entonces – recuerda ella misma – “me encontré pensando cómo cambiar el procedimiento, mientras cambiaba un pañal”.
Quizá, durante todos estos intentos, fue el ojo de la científica que prevaleció, apoyado por la paciencia exquisitamente maternal; pero frente al primer resultado positivo la experiencia científica se vinculó indisolublemente a la afectiva. En abril de 2015, la resonancia magnética devolvió una instantánea única en su género, que muestra el vínculo de Rebecca y su hijo.


MOTHER, CHILD. MR IMAGE
TEDx Talk | Youtube

Un insólito retrato madre-hijo, sin dudas. La semejanza de la estructura interna del cuerpo, el impacto emotivo de un beso visto desde una perspectiva tan insólita ha generado una explosión de reacciones, sobre todo en Rebecca y sus colegas.
Sus reflexiones nos acompañan a subrayar cuán fuerte sea la necesidad de tener unidas en la persona experiencias que solo la abstracción nos lleva a separar (ciencia y emociones, cuerpo y alma):
Nadie, que yo conozca, ha producido nunca una imagen de madre e hijo gracias la resonancia magnética. La hicimos porque queríamos verla. A algunos esta foto les molesta, porque muestra nuestra fragilidad como seres humanos. Otros se han dejado transportar por el pensamiento que esas dos figuras – sin ropa, sin pelo y caras invisibles – pueden ser algo universal, una madre y un hijo de cualquier época y latitud. Otros se detienen a observar cuán diverso es el cerebro de un niño respecto al de la madre. Madre e hijo son un símbolo poderoso de amor e inocencia, belleza y fertilidad. Por lo general estos valores de la maternidad, y las mujeres que los encarnan, son venerados, pero se comparan con otros valores: investigación e intelecto, progreso y poder. Pero yo soy una neurocientífica y he trabajado para crear esta imagen; soy también la mamá protagonista de la instantánea, aplastada dentro de aquel tubo con mi hijo. (Ibid)
Durante el TEDx Talk del cual es protagonista, Saxe profundizó aún más el impacto que esa “foto” tuvo en ella.
Yo veo todas estas cosas: una imagen de amor universal y una fragilidad que da miedo, pero veo también una de las más asombrosas transformaciones en el ámbito de la biología. Es también uno de los problemas más arduos de la ciencia. ¿De dónde venimos? Solo un año antes de esta foto el cerebro de ese niño no era otra cosa que una masa de células, no tan distinto al de un ratón o una mosca. Y luego sucede que con una combinación de factores biológicos y ambientales esas células se vuelven el cerebro de un niño y luego de un ser humano adulto, con competencias especiales: hablar un idioma, capacidad de empatía, análisis de elecciones morales. (cit.)
El conocimiento hace realmente su trabajo cuando llega a este estupor, gracias al cual la pura observación desemboca en una reflexión global sobre el gran misterio que está escrito dentro de cada hombre. Células que dan vida a un ser capaz de elecciones morales, tejidos y huesos involucrados en una gran batalla entre el bien y el mal. Somos un envoltorio frágil que alberga un diseño eterno.
Annalisa Teggi, Aleteia 


miércoles, 25 de septiembre de 2019

5 maneras de ayudar a nuestros hijos a resolver sus conflictos

Cada conflicto es un escenario ideal para que nuestros hijos vayan entrenándose a resolverlos en su vida adulta

HEADACHE

Los conflictos personales son inevitables, y algunos de ellos hasta pueden ser los mayores retos a los que nos enfrentamos en la vida adulta. La diversidad de caracteres y personalidades hace que nuestros hijos puedan enfrentarse desde muy pequeños a estos pequeños conflictos que deben ir aprendiendo a resolver.
Más allá de evitarlos a toda costa, o de resolverlos nosotros, cada uno de estos conflictos es un escenario ideal para que nuestros hijos vayan entrenándose en técnicas de mediación, y para que puedan entender que fuera de ellos mismos hay otro al que hay que respetar y con el que debemos llegar a acuerdos para vivir en armonía.

1
ENSÉÑALES LAS DIVERSAS MANERAS DE RESOLVER UN PROBLEMA

Muchas veces la impulsividad los llevará a las dos respuestas principales: pelear o huir. Sin embargo, si les mostramos la variedad de posibilidades que pueden escoger para resolver el problema, les estamos otorgando una caja de herramientas con las que ellos pueden trabajar. Si son pequeños imágenes como la rueda de resolución de conflictos puede funcionar. Incluso podríamos colocarla en un lugar visible en la casa si los conflictos entre hermanos nos hacen perder la cabeza.

Rueda conflictos

2
ENSÉÑALOS A RECONOCER Y NOMBRAR SUS EMOCIONES

Muchas veces los conflictos entre los niños aparecen porque todavía no saben expresar bien sus emociones. Enseñarlos a reconocer y a nombrar lo que están sintiendo es vital en la relación con sus pares. No es lo mismo estar bravo, que triste, que decepcionado o que furioso. Todas estas emociones implican una conducta distinta, y solo aprendiendo a comunicarlas a los demás pueden completar el primer paso para una resolución de conflictos adecuada.

3
HAZ PREGUNTAS CONCRETAS

Cuando tengamos que fungir de árbitro en algunos de estos conflictos es importante hacer preguntas concretas. Muchas veces preguntar: ¿Por qué hiciste eso? No es efectivo ya que es un concepto muy amplio para que los niños puedan explicar. Ve siempre a la raíz del asunto para encontrar el problema concreto, esto los enseñará a ellos también en que momento se equivocaron o pudieron actuar mejor.

4
INVOLÚCRALO EN LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES

Los padres tenemos la tentación siempre de obligarlos a disculparse y quedó zanjado el asunto. Muchas veces esto no es efectivo, pues no están arrepentidos y no aprendieron nada del problema. Preguntas como: ¿Cómo crees que puedes solucionar esto? O ¿Cómo crees que te puedes sentir mejor o hacer sentir mejor a tu hermano? Los invita a pensar en soluciones que se adecuen a lo que están sintiendo en ese momento. Los padres nos podemos sorprender de las buenas soluciones que pueden idear nuestros hijos si les damos la oportunidad.

5
NO FUERCES SUS SENTIMIENTOS

Es un error decirles “ya no estés más triste” o “no te puedes enfadar por eso”. Como padres debemos entender que las emociones se sienten y ya. Perdemos el tiempo y los hacemos sentir mal cuando tratamos de forzar esas emociones. Es mejor enseñarlos a redireccionarlas y a trabajar con ellas. Podemos usar frases como “veo que estás triste, si quieres te acompaño o puedes estar solo” o “entiendo que estas enojado, si quieres ve un rato a tu habitación hasta que te puedas calmar y luego conversamos”; así reconoces sus emociones y les ayudas a entender que hay maneras de reaccionar ante esas emociones.
Este tema es muy complicado, y debemos entender que la resolución de conflictos es un arte que ni siquiera los adultos manejamos bien. Es por eso que no debemos frustrarnos cuando, a pesar de enseñarlos, seguimos teniendo problemas de este tipo. Nunca dejaremos de aprender, sin embargo mientras más temprano empezamos, tenemos más probabilidades de acertar.
María Verónica Degwitz, Aleteia

¿Sólo ves defectos? Esta certeza te animará

Lo que de verdad importa es lo que logra Dios hacer desde la pequeñez

KOBIETA Z ZAMKNIĘTYMI OCZAMI

Dios me levanta cuando he caído. Me sostiene en sus brazos en medio de mi debilidad. Se abaja para que pueda subir de nuevo. La Biblia lo describe así:
Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo”.
Estar desvalido es parte de mi condición humana. Todo me supera. La vida, las peticiones. Las exigencias de todos los que me rodean. Me siento impotente y no logro avanzar en medio de mis limitaciones y deficiencias.

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Quisiera tener un corazón más fuerte, más libre, más audaz. Un corazón capaz de vencer el desánimo y actuar siguiendo los pasos de Jesús allí donde Él vaya. Mis pasos en sus pasos.
Me gustaría hacer siempre lo correcto y no cometer errores. Actuar de acuerdo con lo que Dios me pide y no buscar siempre satisfacer mis deseos. Hacer el bien a los que están en mi camino.
Amar hasta el extremo dando la vida. Vivir sirviendo en el silencio sin esperar aplausos. Sin grandes gestos ni aspavientos. Simplemente dando lo que hay en mi interior. Decía santa Teresita del Niño Jesús:
“Cuando uno cumple con su deber y jamás se excusa, nadie lo sabe; por el contrario, las imperfecciones saltan a la vista enseguida”.
Veo muchas imperfecciones en los demás. Saltan a la vista. Me es más fácil ver la mota en el ojo ajeno, que la viga en el propio.
Lo he comprobado a menudo. Me fijo en algunos defectos evidentes. Y también sé ver otros más sutiles. Los veo con claridad.
Distingo al que hace el mal y saco a relucir sus errores. Veo con claridad al que se equivoca. Tengo tan buena vista para las largas distancias…
Eso sí, cuando se trata de ver mis propios defectos, soy muy torpe. Una persona exclamaba al ser criticada por su carácter: “Soy una persona muy fácil. Cualquiera puede hablar conmigo. Nadie me tiene miedo”.
No había mala voluntad en sus palabras, sólo desconocimiento. Me asombra ver a tantas personas que no se conocen. Creen que no dan miedo y piensan que cualquiera podría decirle lo que quisiera.
No se dan cuenta de sus reacciones al ser criticados. No ven sus modos cuando alguien les lleva la contraria. Piensan que son generosos y siempre ceden, pero es mentira. Simplemente no se conocen.
Dicen: “Siempre hago lo que otros quieren que haga”. No ven la realidad como es. O tal vez perciben una realidad muy distinta. Es la ceguera del propio corazón. Tal vez han tejido en su alma una imagen de ellos mismos que los salva, y les da paz.
¡Cuánto me cuesta a mí ver la viga en mi ojo! Tal vez nadie se atreve a desvelarme quién soy. ¿Podría vivir con ello si lo supiera?
Voy por la vida denunciando pecados ajenos para estar yo más tranquilo. E ignoro las propias debilidades. Veo la mota en el ojo ajeno. Pero no veo la viga en el mío. En la exhortación Amoris Laetitia decía el papa Francisco:
“Los esposos que se aman y se pertenecen, hablan bien el uno del otro, intentan mostrar el lado bueno del cónyuge más allá de sus debilidades y errores. En todo caso, guardan silencio para no dañar su imagen. Pero no es sólo un gesto externo, sino que brota de una actitud interna”.
¡Cuánta libertad interior hace falta para actuar así! No mirar el defecto que molesta y pasarlo por alto. Y aprender a apreciar lo bueno que hay en el corazón amado. Es un milagro.
La persona que más me quiere, a la que más quiero, deja de tener defectos hirientes. No me fijo en ellos. Ya no sufro. Ojalá pudiera vivir siempre así.
Con frecuencia me detengo en el defecto que me duele. En esa debilidad que me incomoda. No avanzo. Critico, vuelvo a decir lo que está mal y pierdo la alegría.
Sé que el amor debería sacar lo mejor de cada corazón. El amor no se detiene en la fragilidad haciendo ver al mundo la pobreza del amado.
Quiero aprender a pasar por alto los defectos que observo y alegrarme en esas imperfecciones que antes me han molestado.
Quiero ser capaz de ver mis propias debilidades y también sonreír al verme frágil. En mi debilidad se manifiesta el poder de Dios. ¡Cuánto me cuesta mirarme así!
Quisiera poder alegrarme si otros me recuerdan lo torpe y débil que soy. Y vivir en paz con mi verdad sabiendo que en mi vida rota brilla más la luz del amor de Dios que la oscuridad de mis caídas.
Lo que de verdad importa es lo que logra Dios hacer desde mi pequeñez. Desde mi pobreza. Me usa como instrumento roto y logra milagros imposibles. Decía santa Teresita:
“Creo simplemente que es Jesús mismo quien, escondido en el fondo de mi pobre corazón, me hace la gracia de actuar en mí y me hace pensar todo lo que quiere que haga en cada momento presente”.
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Dios escondido en mi alma da una luz que no es mía. Revela una belleza que yo no poseo. Lo puede hacer Él y los demás ven su fuerza, no la mía.
No soy yo el que hago las cosas. Es Él en mí. Esta certeza es la que me sostiene y me anima a seguir dando la vida.
Por mucho que intente hacerlo todo bien no mejoran las cosas. Acepto que no estoy a la altura. Tomo en mis manos mi pecado. Dejo que sea Él quien venza en mi debilidad.
En mi fragilidad actúa como sanador herido. En mi carne que ama es capaz de hacer brillar el fuego de su amor.
Carlos Padilla Esteban, Aleteia

«Cuando mi hermano prefirió el seminario a jugar en el Real Madrid fue mi punto de inflexión»

El camino de María Fernández-Martos Yáñez, de 22 años, hacia la fe

María Fernández-Martos tiene 24 años; a los 22 se encontró en serio con el amor de Dios, tras años de desinterés y lejanía
María Fernández-Martos tiene 24 años; a los 22 se encontró en serio
con el amor de Dios, tras años de desinterés y lejanía

Aunque María Fernández-Martos Yáñez se educó en una familia católica en Córdoba (España). con sus 4 hermanos, y estudió en un colegio católico, se mantuvo alejada de la fe hasta hace un par de años. "Yo pensaba que ser católica era ser 'alguien que cumple una serie de normas para ser bueno', y eso no me atraía", ha explicado en la web Jóvenes Católicos.

"El punto de inflexión fue cuando mi hermano Álvaro me dijo que rechazaba la oferta de jugar en el Real Madrid para ser seminarista", recuerda. Álvaro había sido centrocampista en el Deportivo de Córdoba B. Pero Dios le llamaba más fuerte que el Real Madrid. "Venía al seminario y sentía que quería estar aquí. Yo sentía que quería ser un cura de parroquia para todo el mundo", explicó en la web de la diócesis de Córdoba en 2017.
La decisión de Álvaro asombró a María. "¿Pero qué niño de 20 años deja su sueño de ser futbolista para ser sacerdote? No podía entenderlo, yo pensaba que Dios me quitaba a mi hermano", recuerda.
Ella no quiso explorar la vía de la fe en esa época, al contrario. "Entré en la universidad y fui alejándome cada vez más. Yo seguía a la masa. Me fui de Erasmus y Dios ya casi ni existía para mi. Me sentía cada vez más vacía y con una sed que no podía llenar. Nada me hacía feliz. Ni nadie", señala María.
Un retiro que cambió su vida
Con 22 años María acudió a un retiro espiritual ignaciano, invitada y persuadida por un amigo seminarista. Ella no quería ir, pero admitía que le faltaba algo, que le pesaba el corazón.
"Necesitaba llenar ese vacío. Llevaba tiempo sin confesarme y allí me quité la piedra más grande de mi camino. En esos 2 días de ejercicios me sentí inmensamente querida y perdonada por Dios. Fue increíble. ¡Pero yo quería más! y le pedí a Dios experimentar fuertemente su existencia en mi corazón para cambiar de verdad, y así lo hizo en una misa el Sábado Santo, celebrada por el Papa en Roma el año pasado. ¡Sentí fuego en el corazón! Fue un regalazo precioso que agradeceré toda mi vida", explica ahora María..
maria_fernandez_voluntaria-molona
María, de naranja y muy contenta
Dos años de crecer en la Iglesia
Han pasado dos años de crecimiento en la fe y la vida cristiana. "Dios encendió esa llama de la que hablaba al principio, y a partir de ahí mi fe ha ido cambiando, intentando cada día que se haga viva en la práctica. He empezado a ir a Misa todos los días, a dar catequesis a jóvenes de confirmación (transmitiéndoles el Amor que he conocido), a participar activamente en la parroquia, y a recibir allí la formación, a ayudar como voluntaria en los encuentros y peregrinaciones juveniles de la diócesis, en sus Adoremus, a rezar de verdad por la santidad de los sacerdotes, por las vocaciones… en definitiva quiero ser una laica activa para la Iglesia, para mis amigos y para toda persona que Dios ponga en mi camino. Dando gratis lo que he recibido gratis. He conocido a una Iglesia viva, también a muchos sacerdotes buenos. Ahora muchos de los seminaristas de Córdoba son como hermanos para mí. Dios también ha puesto en mi vida a un grupo de amigos que me ayuda a crecer en la fe".
Cambiar el mundo... con Dios
María ha constatado que Dios "es el único capaz de transformar un corazón egoísta y de piedra y que sólo Él llena plenamente. Que nuestra vida es breve y tenemos 2 opciones, o vivir camuflados en la masa o tomar la decisión de querer cambiar el mundo. Y sí, ayudar a un amigo a que se encuentre con Cristo… ¡es cambiar el mundo! Ir a misa entre semana… ¡es cambiar el mundo!"
Ha vivido una experiencia misionera en el sur de Chile. "Allí fui testigo de cómo familias se perdonaban al escuchar hablar de Cristo. Al visitar la cárcel para celebrar Misa allí, vi llorar a un preso mientras nos decía a los misioneros: «gracias, porque aunque no tenga libertad de cuerpo me habéis traído la libertad espiritual». ¡Qué grande! Pero lo más importante que he aprendido es que hay que ser misionero de Cristo pero TODA la vida, sin importar el dónde y a quién ayudar. Y que ser católico no es un hobby sino una entrega que hay que vivir".
"La vida cómoda es tremendamente aburrida y triste, aunque vayamos subidos en el mejor coche del mundo. ¡Tenemos que complicarnos la vida amando!", dice hoy María. Y tiene claro su sentido de la vida: "Mi propósito en la vida es que cuando vea a Dios cara a cara poder decirle: «Señor, he hecho en la tierra todo lo que he podido por Ti». Como decía Santa Teresita de Lisieux… «quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra…»".