¿Hasta dónde llega la fuerza de la amistad?
¿He de ser capaz de hacer absolutamente todo por mis amigos?
¿He de ser capaz de hacer absolutamente todo por mis amigos?
Ser amigos de verdad implica estar dispuesto a hacer por ellos cualquier cosa, decimos. Pero, ¿eso es así? ¿Deberíamos estar dispuestos a hacer cualquier cosa por ellos, incluso si eso fuera algo malo?
Te pinto una serie de situaciones que tal vez se te planteen:
- El amigo que, en medio de una fiesta, te pide que le prestes dinero para comprar droga.
- El amigo que trafica y te pide que le guardes droga en tu casa para que su familia no se la encuentre.
- Los amigos que quieren que pertenezcas a una tribu urbana como los Latin Kings o la Mara Salvatrucha.
- Los amigos que dicen que te necesitan para robar en un supermercado: tú solo tienes que encargarte de despistar a la empleada.
- El amigo que te lleva a una carrera ilegal de coches y te propone ser su copiloto.
- El amigo que te lleva a la barra del bar y te desafía a tomar chupitos de tequila.
- Los amigos que una noche te animan a “ir de cacería” con navajas.
Los amigos se demuestran lealtad y respeto, y eso es algo que se vive siempre, en las situaciones difíciles y en las fáciles. Pero, ¿he de hacer todo lo que me proponga un amigo cuando mi conciencia me dice que eso no está bien?
Piensa en las consecuencias
Participar en una carrera ilegal de coches me puede costar la vida y, en el caso de un accidente -que es frecuente en ese tipo de acciones- podría ser cómplice de la muerte de otro muchacho.
Emborracharme hará que no sea consciente de lo que hago a continuación: podría ser el autor de una agresión sexual sin que al día siguiente recordara apenas algo. Y quién sabe a qué chica habría agredido y qué consecuencias podría tener esa agresión.
Guardar la droga de mi amigo podría llevarme a la cárcel y podría arruinar mi vida y la de mi familia por años.
Cuando son situaciones ilegales, el miedo al castigo que se me impondría ya es un freno. Sea o no legal un acto, o vaya a ser descubierto por las autoridades o no, debo pensar en el acto que voy a llevar a cabo.
Se trata de saber si realmente un amigo me puede pedir que haga cosas malas, independientemente de que sea un delito o de que nadie lo vea.
Los actos malos no son buenos aunque los haga por amistad
Hacer un acto malo por amistad no hace bueno ese acto. Los actos son en sí mismos buenos o malos, y los actos malos son malos incluso si lo hago pensando en un buen fin: ayudar a mi amigo, por ejemplo.
La amistad no hace buenos los actos malos. Hacer algo malo por mis amigos no es bueno ni para mí ni para mis amigos. A ellos no les estoy ayudando ni mostrando que realmente los quiero como amigos si les facilito el camino de la droga, de la violencia o de la corrupción.
La falsa amistad de las tribus urbanas
Esa camaradería de las maras y de los grupos es falsa amistad. Solo es una forma de extorsión y de abuso de poder. Lo que ofrecen es una falsa protección. A muchos jóvenes les lleva a cometer actos malos por miedo a ser expulsados si se niegan a hacerlo. Hay miedo al rechazo, a quedar fuera de la protección o de la aprobación del grupo.
La valentía de decir que NO
Cuando te encuentres en una situación así, puedes estar muy tranquilo si dices “no”: “no” a lo que te piden si esa acción es mala. Tus amigos no tendrán razón si dicen que ya no eres amigo suyo y que les has fallado. Eso es solo una excusa para involucrarte en territorios de maldad. Antes de que sea tarde, es mejor que te niegues a hacer como ellos.
Decir NO a lo malo que te piden los amigos, eso sí es VALENTÍA.
No creas que lo que te ocurre a ti es algo nuevo. Hace siglos, en el Imperio Romano, ya se daban esas situaciones. Y mira lo que decía Cicerón:
“Este es el primer precepto de la amistad; pedir a los amigos sólo lo honesto, y hacer por ellos sólo lo honesto.“
Tus amigos no tienen derecho a pedirte que les acompañes en algo malo. Y tú tienes todo el derecho del mundo a negarte a hacerlo.
La amistad solo existe en un entorno que busca el bien de todos y que lleva a cabo acciones buenas. Si son malas, ya no estamos hablando de amistad. Que no te engañen.
Dolors Massot, Aleteia
No hay comentarios:
Publicar un comentario