sábado, 31 de agosto de 2019

Cuando la religiosidad y el fanatismo son un mal en la familia

Se manifiesta cuando su forma de entender y vivir la religión,
no se traduce en una buena salud psicológica y espiritual

En mi consultorio, he atendido personas cuya problemática se relaciona claramente con una equivocada noción de religiosidad, por la que su comportamiento se aparta de lo que se considera habitual en el común de las personas, lo mismo en la forma de percibir el mundo que los rodea, como en sus afectos y relaciones interpersonales.
Personas que en el interior del templo y asumiendo ciertos roles, se sienten realmente “alguien”, en un mundo ajeno a ese otro de la vida real que corre en paralelo, y que según ellos no deben de tocarse.
Ese es su problema.
Ello se manifiesta cuando su forma de entender y vivir la religión, no se traduce en una buena salud psicológica y espiritual propia y familiar, cuando, paradójicamente, el término religión significa religarse o unirse más a la fuente de vida que solo puede venir del creador para andar en verdad, como la manera más práctica de crecer como personas y ser felices.
En las primeras sesiones, sin reconocerlo, suelen invocar a la menor oportunidad, sus conocimientos sobre su fe, su asiduidad al culto, a grupos de oración, a la práctica constante de rituales, en un afán de dar a conocer lo que dicen ser sus convicciones religiosas.
Luego ponen en evidencia ciertos rasgos como:
  • Su religiosidad se funda en prácticas externas, más que en la necesidad de amar con obras.
  • No se plantean cambiar desde su corazón para aceptar plenamente a los demás, perdonando, comprendiendo, luchando contra sus defectos… siendo agradecidos.
  • Al no tener el sustento de virtudes humanas, en ellos las virtudes espirituales no dejan de ser, raras virtudes.
  • Algunos en el templo consiguen olvidar cierta forma de soledad, así como sus propias necesidades afectivas sin resolver  pero también olvidan muchas de sus principales responsabilidades en la familia, al descuidar sus necesidades educativas, emocionales, físicas y económicas.
  • Los hay quienes buscan por ese camino una posición de ascendencia sobre los demás, comenzando por su familia, a la que exigen precisamente lo que ellos no están dispuestos a vivir.
  • Otros, tratan de conseguir un prestigio que no tienen el terreno profesional o social, por mediocridad e incompetencia.
  • No faltan los que esperan que Dios les resuelva los problemas, y conceda todo aquello que necesitan a través de una mística milagrera y de autocompasión.
  • Y quienes por un espíritu endeble,  buscan un ambiente de seguridad psicológica donde su papel sea aceptado y reconocido, al margen de su falta de verdadero carácter.
Estos errores inevitablemente terminan  convirtiéndose en un factor de desintegración al interior de la familia, donde las relaciones de una comunidad de vida y amor se desnaturalizan y deforman, ya que la confianza, espontaneidad y alegría que deben marcarlas, resultan encorsetadas por las afectaciones de una falsa religiosidad.
Por lo contrario, cualquiera que sea la forma de credo, la fe une a la familia, y la mejor forma de trasmitirla es hacerlo es desde un testimonio fraguado en la propia vida de quienes educan, y muestre sus valores, creencias y preceptos morales realizados
Y  desde esa perspectiva, es necesario hacerles  comprender que deben  iluminar la razón y fortalecer la voluntad en la adquisición virtudes humanas que les haga ser mejores personas, y, desde esa perspectiva, a amar verdaderamente a Dios, a sí mismos y a los demás.
A no rehuir el encuentro con Dios en la vida ordinaria, además de una asistencia al templo en las prácticas regulares y propias de su piedad.
A comprender que la verdadera fe fortalece, libera y desarrolla las cualidades humanas, pues el bien que busca, aunque resulte costoso en términos de esfuerzo, es siempre una buena inversión. El mal en cambio, se compra muy barato, Incluso es agradable en la superficie del alma. Pero antes o después, termina  en algo aún más costoso que acaba por hipotecar toda la vida.
A estas personas se les clarifica, que con fe, no dejan de ser unas personas normales cuya salud corporal, psicológica y espiritual debe  desarrollar  tres fundamentales rasgos:
  • La cercanía con Dios debe ser la gran causa de fondo de su optimismo, al esforzarse siempre en adquirir virtudes tanto humanas como espirituales.
  • Las alegrías, pruebas y sufrimientos que se encuentran en medio del mundo, poseen a la luz de la fe una elocuencia que no pueden captar quienes no creen.
  • La vida sin fe sería como una broma cruel que puede terminar un día, casi sin avisar. Contra este sentimiento cuentan con que su alma, su verdadera esencia, no morirá jamás y deben cultivar por ello la virtud de la esperanza.
Los desequilibrios que fatigan al mundo y engendran tantos trastornos, están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano, cuando se aleja de Dios o lo busca en forma equivocada.
Por ello, la religión pertenece a la misma esencia del hombre, siendo una guía insustituible, puesto que, sin la fe, la sola razón puede extraviarse.
Orfa Astorga, Aleteia
Consúltanos en: consultorio@aleteia.org


jueves, 29 de agosto de 2019

La vez en que una modelo de “Victoria’s Secret” se declaró casta y pro-vida







Fuente: Telemundo
En una entrevista realizada por Lisa Depaulo, para la revista CQ, allá en el 2006, una supermodelo del Victoria’s Secret hizo una declaración que dejó a muchos amantes de la moda y el mundo secular con la boca abierta.
Adriana Lima, brasileña, casada desde el 2009 y madre desde ese mismo año, y con una trayectoria en la industria de la moda de 20 años, indicó sin tapujos lo siguiente:
El sexo es para el matrimonio” y que “el aborto es un crimen”.

“¡Sí! Soy católica” 

Depaulo comenzó la entrevista preguntando por las creencias de la modelo. Ella no solo no vaciló en responder que es católica, sino que le mostró un escapulario que llevaba puesto en ese momento.
Cuando la reportera le preguntó si no estaba en contra con ninguna enseñanza de la Iglesia, ella respondió con igual seguridad que no. 

Pro-vida y pro-castidad

Bueno, ya sabes, el sexo es solo para después del matrimonio”, respondió la modelo cuando hablaron de sexo y la vida íntima.
La reportera no le podía creer: “¿Entonces dices que nunca has tenido relaciones sexuales? ¿Y no los tendrás hasta que te cases?”, a lo que la modelo respondió afirmativamente.
Cuando Depaulo preguntó por el aborto, la modelo no tuvo problema en responder: “Es un crimen”, y cuando la reportera preguntó si estaba segura de estas posturas, y que si sabía lo que los hombres normalmente pensaban al respecto, ella solo respondió:
No me importa. Ellos tienen que respetar esto, es mi desición. Si no lo respetan, quiere decir que no me quieren”.   
ChuchPop

¿Quiénes son los “demonios educados” según el Papa Francisco?



Fuente: Captura de Pantalla Vatican News
Según el Vatican News, en la Misa del 12 de octubre del 2018, en la Casa de Santa Marta, el Papa Francisco habló sobre el combate espiritual y sobre los tipos de demonios que aquejan a las personas.
Por un lado, según el Papa, tenemos a los demonios violentos y directos. Aquellos que mediante vicios, agresividad o maldad invaden tu vida y fomentan actitudes destructivas y de ruptura con Dios.

Los “Demonios Educados”

Pero hay otros tipos de demonios, los “educados”. Ellos entran en nuestras vidas sin que nos demos cuenta, y mientras más se quedan en ella, más tibios nos volvemos en cuanto nuestra fe.
Para el Papa, estos demonios entran así a nuestra vida:
“Nosotros somos cristianos, católicos, vamos a Misa, rezamos… Parece todo en orden. Sí, tenemos nuestros defectos, nuestros pequeños pecados, pero parece que todo está en orden. Y él se hace “el educado”: va, ve, busca a una linda pandilla de amigos, llama a la puerta – ‘Permiso, ¿puedo entrar?’ – toca el timbre. Y estos demonios educados son peores que los primeros, porque no te das cuenta y los tienes en casa”, dijo el Santo Padre este 12 de octubre al reflexionar sobre el Evangelio del día (Lc 11,15-26).
Para el Sumo Pontífice, y en sí para la Iglesia, el demonio tiene un solo objetivo: destruir la obra de Dios. Sea de a pocos, o sea violentamente, él quiere desaparecer todo sobre Él, nosotros incluidos.
“No hacen ruido, se hacen amigos, te persuaden – ‘No, vete, no hagas tanto, no, pero… hasta aquí está bien’ – y te llevan por el camino de la mediocridad, te vuelven un ‘tibio’ en el camino de la mundanidad”, añadió el Pontífice.

Te compartimos su homilía completa aquí:

¡Oremos a Dios para que nos ayude a encontrar estos demonios, y para sacarlos de nuestras vidas! 

ChurchPoP

miércoles, 28 de agosto de 2019

Consejos para padres católicos con hijos homosexuales

Las personas que han pasado por una situación parecida en su propia vida
son las que pueden entender mejor lo que alguien está experimentando y apoyarlo

HUG

Tener un hijo homosexual suele resultar desconcertante para unos padres católicos. No siempre es fácil encontrar una ayuda efectiva. Para ofrecerles respuestas existe un grupo de padres en la arquidiócesis de Los Ángeles.
Su convencimiento es que las personas que han pasado por una situación parecida en su propia vida son las que pueden entender mejor lo que alguien está experimentando y apoyarlo.
La web de la archidiócesis estadounidense ofrece detalles:
“El propósito del apoyo a los compañeros es proporcionar un ambiente y una oportunidad cómodos y seguros para que un padre católico que está lidiando con la homosexualidad de sus hijos exprese sus sentimientos, miedos y preguntas a su manera, en su propio tiempo y en sus propias palabras.
Los compañeros de apoyo deben abstenerse de decirles a los demás cómo deben sentirse o qué deben hacer. Los compañeros de apoyo brindan comentarios sobre cómo se sintieron y cómo respondieron a situaciones similares en sus vidas. Lo que puede haber sido bueno para una persona puede no ser necesariamente el mejor consejo para otra.
Permitir que alguien escuche cómo otros se han sentido, reaccionado, respondido o tratado con la multitud de sentimientos y situaciones asociadas con la homosexualidad de sus hijos y sus creencias religiosas y las enseñanzas de la Iglesia católica es mucho más productivo y solidario”.
El grupo de apoyo se distingue por su base religiosa y la presencia de un sacerdote católico. En él se explica a los matrimonios que la Iglesia no condena a sus hijos homosexuales y que sus valores familiares su unidad no deben verse comprometidos.

Consejos para padres

– No esperes el 100% de entusiasmo o cooperación inmediata de todos, incluso de los miembros de tu familia o del hijo homosexual. Es un tema amenazante para muchas personas por muchas razones diferentes.
– No proyectes la imagen de que tus preocupaciones son solo por la condición homosexual de tu hijo. Los padres aman y se preocupan por la seguridad de sus hijos, por su salud física, emocional y espiritual, su dignidad, su autoestima,… las creencias religiosas y la salvación son universales.
– No dejes de mantener a alguien, un confidente o un amigo de confianza, que te escuche, conozca tus problemas, su desarrollo, tus éxitos y decepciones.
– No tengas miedo de hablar sobre tu hijo/a homosexual. Puede haber momentos en los que te sientas incómodo hablando de él/ella por miedo a mencionar que es homosexual. El momento o el lugar para mencionar que tienes un hijo homosexual lo eliges tú.
– No te desanimes por la ignorancia de los demás.
Aleteia

4 pasos para conversar sobre la fe con tus adolescentes: si no lo haces, ésta se debilita y muere

Tener dudas y hacerse preguntas es sano; guardarlas en secreto, no

Es mejor que los hijos planteen sus dudas de fe que mantenerlas en silencio... hay que generar momentos para hablar -los hijos- de Dios y la fe
Es mejor que los hijos planteen sus dudas de fe que mantenerlas en silencio...
hay que generar momentos para hablar -los hijos- de Dios y la fe

No poder hablar de sus dudas acerca de Dios o la religión daña la fe de los jóvenes.
El Fuller Youth Institute, una institución cristiana de EEUU, hizo un análisis siguiendo durante 3 años a 500 jóvenes cristianos practicantes, de 18 a 21 años, sus tres primeros años en la universidad. 
Uno de sus hallazgos fue descubrir que 7 de cada 10 jóvenes practicantes (que aún iban a la iglesia) tenía dudas y dificultades serias respecto a la fe, pero que menos de la mitad de esos jóvenes con dudas hablaba de ellas con un adulto o un amigo.
El estudio mostraba también que los que jóvenes que hablaban de temas de fe, incluyendo dudas, con sus padres y amigos, tenían una fe más madura y firme. 
"Lo tóxico no son las dudas, sino el silencio"
"No hay duda de que lo que es tóxico para la fe no son las dudas, sino el silencio", señalan Kara Powell y Steven Argue, del Fuller Youth Institute, en su libro Growing With.
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Powell y Argue constatan lo que otros estudios han señalado: incluso entre jóvenes que han ido a la iglesia toda su vida, se ha perdido la capacidad de hablar de la fe con sus padres y con sus iguales. Lo comparan a un niño, quizá adoptado, que pasó la infancia en un país, pero ahora, en otra cultura ha olvidado el idioma de su país natal. Y eso es grave, porque la fe entra en la vida de forma natural cuando se internaliza con el lenguaje y los comportamientos. 
Los padres dicen en las encuestas que les cuesta hablar de fe con sus hijos porque tienen miedo a decir algo técnica o teológicamente erróneo. O temen parecer ignorantes sobre muchas materias, y así debilitar la fe de sus hijos. 
Powell y Argue responden que "no necesitamos ser teólogos ni supercristianos para hablar con nuestros hijos sobre nuestra fe o la suya".
Dan ideas para intentarlo, porque no hacerlo, el silencio, es mucho más nocivo que una inexactitud o un error teológico: el silencio transmite al joven la idea de que las cosas de Dios son irrelevantes en la vida real, o vergonzantes, o falsas (e hipócritas) o complicadísimas y ajenas.
Empezar a hablar de fe con adolescentes y jóvenes es tan raro como empezar a hablar un idioma nuevo y el inicio puede ser torpe. Pero rápidamente se dan grandes pasos. 
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1. Crea espacios para hablar de la fe
Los padres han de crear espacios para conversar con sus hijos adolescentes de cosas importantes, sin regañarles ni pasarles listas de "cosas que has de hacer y no has hecho". Por lo general son charlas de tú a tú, sin otros hermanos alrededor, quizá sólo un padre con un hijo. 
En esas charlas distendidas se habla de los amigos, de política, del amor, de las cosas que pasan. Y de Dios. Un padre puede invitar a un hijo a un helado o a un chocolate, o más adelante a un café, y hablar de estas cosas. O tener la costumbre de dar un paseo, o hablar al ir en coche.
Steven Argue en estos espacios pregunta a sus hijas: "Dime algo que piensas que yo creo y que tú no crees". Nos puede asustar pensar que nuestro hijo piense distinto en temas importantes, pero Argue señala que para crecer en la fe se necesitan "conversaciones honestas con regularidad".
Kara Powell pregunta a sus hijos sobre "sentir", lo que se "siente". No es un examen de teología. "¿Cuándo te sientes más cerca de Dios?", pregunta. Una responde que en la soledad y la naturaleza. Otro que cuando va a la iglesia con sus amigos. La relación entre un alma joven y Dios es muy íntima, distinta en cada persona: los chicos han de sentir que pueden hablar de ello sin ser regañados o castigados. Pero hay que invitarles a hablar con preguntas.
2. Déjalo claro: hacerse preguntas sobre la fe está bien
Hacerse preguntas sobre la fe está bien, tan bien como hacerlas sobre la vida, la muerte, el amor, el bien, qué hacer con tu vida, cómo ser feliz...¡los grandes temas! 
Un chaval puede tener miedo de hacer preguntas en voz altas. El padre puede decir que "la fe a los 16 o 19 años no puede ser igual que a los 8 años; si se ha quedado igual, es como seguir llevando un traje infantil, de marinerito".
Hay que repetirlo: hacer preguntas está bien. En entornos católicos, muchas preguntas se pueden responder acudiendo al Catecismo. Puede ser útil acudir también al YouCat, el Catecismo para jóvenes. 
A veces, las dudas tienen que ver con concepciones muy erróneas sobre Dios o la fe. Si un joven dice "creo que ya no creo en Dios", lo mejor es preguntar "cuéntame más sobre ese Dios en el que no crees". Probablemente era una parodia lejana del Dios cristiano, no el Dios de Abraham, Isaac, Jacob, Jesús y la Iglesia.
Pero probablemente en muchos casos las respuestas simplistas no basten. "Lo dice el Catecismo y punto" no ayuda cuando hay dudas existenciales, vivenciales. Es bueno invitar a seguir hablando del tema con otros adultos, con catequistas, misioneros, personas que aprecian o admiran, otros jóvenes... 
En ReligionEnLibertad es posible contactar, por ejemplo, a sacerdotes blogueros o consultar aquí al padre José Juan Hernández en su Consultorio moral y espiritual.
Tampoco es bueno al tratar con jóvenes hacerles elegir entre dos paquetes cerrados: "o crees todo este paquete, o estás fuera y eres ateo e impío". ¡A corto plazo siempre es más cómodo ser ateo e impío!
Es mejor animar a buscar formas creativas de explorar la fe. Quizá se niega a ir a misa, pero puede aceptar ir a retiros de jóvenes, peregrinaciones, grupos juveniles... Quizá se niega a ir a la misa de tu parroquia, no a otras misas. Hay que evitar el "todo a nada" a esta edad.
3. Los padres han de contar su historia de fe
Decía el antropólogo Mircea Elíade que el primer rito debe ser la recitación del mito, es decir, contar "la gran historia" de nuestra tribu y los dioses. O la de tu familia y Dios. Quizá la contaste a tus hijos cuando eran niños, pero hay que contarla otra vez ahora, pensando en adolescentes y jóvenes adultos.
¿Cómo optaste por Dios? ¿Cómo lo encontraste? ¿Cómo tratabas a Dios en tu juventud y adolescencia? ¿Cómo guió a tu familia, tu historia?
También has de contar en familia lo que Dios hace en tu día a día. Y eso formará parte de la vida espiritual de tus hijos: será su punto de partida, explica Steven Argue.
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4. Atento a las distintas edades y fases espirituales: hay 3
Entre los 13 y los 18 años muchos adolescentes están dispuestos a estudiar temas, a leerlos o escucharlos en tutoriales de YouTube o podcasts. Los padres deben animarles a hablar con expertos, leer artículos, escuchar vídeos adecuados... Los padres pueden hacer un seguimiento, preguntarles "qué has aprendido sobre ese tema" y "¿esas respuestas plantean nuevas preguntas?"
Hay que ser pacientes, porque los chicos a estas edades pueden ser muy exigentes y acusar a todos de hipócritas, o de blandos, o de exagerados... De hecho, lo pueden ser hasta los 22 años (o más), y son más tratables cuando ya salen al mundo a empezar a trabajar, hacen decisiones importantes y toman las riendas de la vida adulta.
Cuando jóvenes o adolescentes critican a su familia por temas de fe, puede ser útil animarles a que enumeren también algunas cosas buenas y valiosas de la fe que han visto o aprendido en casa, la parroquia o la escuela: que no se instalen en la queja. ¿Qué cosas aprecian de esa fe?
El joven puede establecerse en la duda. El padre debe reconocer que la duda es algo válido y necesario, pero no para construir la vida sobre ella. Debe animar al joven a explorar más allá de la duda, a buscar nuevas respuestas... y nuevas preguntas.
A partir de los 23 o 24 años los jóvenes ya han logrado algunos éxitos: han aprendido un oficio, ganan algún dinero... y ahora se preguntan qué huella va a dejar su vida en el mundo. Tienen aspiraciones y temores a fallar. Se preguntan: "¿qué va mal en el mundo y  qué puedo hacer yo al respecto?"
Este es el momento de hablar con ellos de la vocación y de las relaciones, en serio, y eso incluye a Dios. ¿Qué quiere Dios de nosotros? ¿Qué dones nos ha dado? ¿A qué nos invita? Los padres, una vez más, buscan conversar, no dar lecciones (aunque pueden contar su testimonio). 
Es también momento de conectar con más adultos con vocaciones y pasiones similares... y hablar con ellos de lo espiritual. 
"Necesitamos la paz y la fuerza que vienen de saber que Dios nos ama a cada uno de nosotros y nos desea una vida plena. Podemos descansar al saber que, así como queremos que nuestros hijos crean en Dios, Dios siempre creerá en ellos. Y en nosotros", escriben Powell y Argue.
                                                                                                                P.J.Ginés/ReL



Vea también     Convivir con un adolescente y no morir en el intento    (es el primer artículo de muchos más)






martes, 27 de agosto de 2019

¿Siempre pegado a tu móvil? Cuidado, podrías sufrir de este trastorno (y no es de la vista)

Ya no se trata sólo de tus ojos, sino también de tus cervicales

NECK

Quizá estés leyendo este artículo en tu móvil o tablet con la cabeza sumamente inclinada hacia abajo… por favor, detente y sube tu dispositivo a la altura de tus hombros. Y es que esta postura cabizbaja, que se ha vuelto tan cotidiana, está causando a muchas personas una dolencia a la que han llamado “cuello de texto”.
A veces pensamos que ese dolor de cuello, hombros, parte superior de la espalda o, incluso, cabeza que no se nos quita es por estrés, porque dormimos en una mala posición o hicimos un mal movimiento; pero no necesariamente, los médicos han encontrado que muchas veces es por la cantidad de horas que pasamos viendo nuestros dispositivos electrónicos en una mala posición, poniendo en nuestra cervical más peso del indicado.
De hecho, una inclinación de 60 grados, según un artículo publicado en The Washington Post con datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, puede significar hasta unos 30 kilos de peso sobre nuestra columna vertebral (como si tuviéramos un niño de 9 años colgado al cuello por horas).

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Shutterstock | Alla Bagrina

Expertos médicos alertan que, sobre todo en los jóvenes, puede convertirse en un peligro serio en el futuro y que, incluso, algunos lleguen a necesitar cirugía… sobre todo ahora que hasta desde los 3 años se les dan dispositivos electrónicos a los niños para que se entretengan o que hay muchos millennials que trabajan gestionando redes sociales desde su móvil.

¿Qué hacer al respecto?

Por supuesto que lo primero y más evidente es cuidar siempre nuestra postura cuando estemos usando nuestros dispositivos (porque dejar de usarlos, en estos tiempos, no sería sincero y poco factible).
Pero como no siempre estamos conscientes de ello, también se pueden tomar otras medidas complementarias, ya que además del cuello de texto, también hay otros problemas asociados al uso excesivo de dispositivos electrónicos: vista, sociales, entre otros.

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Shutterstock | elenabsl

– Poner límite u horarios al tiempo que pasamos mirando la pantalla (puedes poner alarmas en tu propio móvil, etc). Incluso, hay algunas aplicaciones pagas que lo hacen por ti (particularmente en Android).
– Toma descansos. Si tienes que mandar correos, chatear, etc en tu celular, trata de dividirlo en períodos de tiempo a lo largo del día. Recuerda que bajas tu cuello no sólo con lo electrónico, también tienes que sumar cuando lees un libro, cortas verduras, etc.
– Si por alguna razón debes mantener tu dispositivo a un nivel bajo, trata de sólo mover tus ojos para mirar hacia abajo, sin mover el cuello.
– Haz ejercicios sencillos y cortos de estiramiento con tu cuello para fortalecerlo durante el día (muévelo lentamente hacia adelante y hacia atrás, y luego de un lado a otro). Los puedes hacer en la oficina, en la casa, etc. Te tomará 5 minutos.
– Practicar yoga, Pilates u otro tipo de ejercicios que se centren en la postura corporal en general.
En conclusión, no se trata de que dejes disfrutar de la tecnología y los beneficios que también ofrece, sino que seas más consciente del tiempo que le dedicas y, sobre todo en este caso, la postura corporal que adoptas al usar tus dispositivos.

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Shutterstock | Halfpoint
Adriana Bello, Aleteia

DESPIERTA DESPUÉS DE CINCO AÑOS: UNA HISTORIA DE AMOR CONYUGAL

En agosto de 2013, Li Zhihua tuvo un accidente de moto y quedó en coma en un hospital de Xiangyang (provincia de Hubei, China). Los médicos le dijeron a su mujer, Zhang Guihuan, que quedaría para siempre en un estado vegetativo. Ella se consagró enteramente a cuidarle veinte horas al día, limpiándole, alimentándole, hablándole y cantándole sus canciones favoritas, decidida a demostrarle a los facultativos que se equivocaban en cuanto al pronóstico. Perdió 10 kilos con toda esa actividad. Y un día dio fruto y Li despertó. Lo primero que dijo fue: «Esposa, te amo». Luego inició un proceso de rehabilitación en el que Zhang ha seguido muy implicada, como muestran las imágenes, y con una paciencia que asombra a todos. «Nunca pensé en rendirme», explica la mujer: «Mientras él viva, seguiré atendiéndole».


domingo, 25 de agosto de 2019

Niño de 8 años reza al Santísimo y alcanza la gracia para su familia

Conoce a Diego, un niño cuya fe en Jesús Sacramentado transformó
la realidad de su familia, marcada por problemas de malos tratos, alcoholismo y pobreza



El sacerdote Patricio Hileman, responsable de hacer capillas de Adoración Perpetua en América Latina, compartió el conmovedor testimonio de Diego, un niño mexicano de 8 años cuya fe en Jesús Sacramentado transformó la realidad de su familia, marcada por problemas de malos tratos, alcoholismo y pobreza.
La historia sucedió en Mérida, capital del Estado de Yucatán, México, en la primera capilla de Adoración Perpetua que los Misioneros de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento establecieron en esa ciudad.
El sacerdote Hileman contó al Grupo ACI que el pequeño escuchó en una de sus predicaciones “que a los que se disponen a estar en vigilia en la madrugada, Jesús los bendecirá cien veces más”.
“Yo decía que Jesús invitaba a sus amigos a la Hora Santa. Jesús les dijo tres veces en la madrugada: ‘¿no pueden velar una hora conmigo?’”, recordó el sacerdote argentino.
Las palabras del sacerdote hicieron que el niño decidiera hacer su vigilia a las tres de la madrugada, algo que llamó la atención de su madre, a quien le explicó que lo haría porque “quiero que mi papá deje de beber, deje de pegar y para que dejemos de ser pobres”.
Durante la primera semana, la madre lo acompañó y, la segunda, invitó a su papá.
“Un mes después comenzaron a participar en la adoración perpetua, el papá dio testimonio de que experimentó el amor de Jesús y fue curado” y después “se enamoró nuevamente de la mamá en esas horas santas”, señaló el sacerdote Hileman.
“El papá dejó de beber, dejó de pelear con la mamá y dejaron de ser pobres. Por la fe de un pequeño de sólo 8 años, toda la familia se curó”, afirmó.
Este es uno de los diversos testimonios de conversión que, según el sacerdote Hileman, se llevan a cabo en las capillas de adoración perpetua, una iniciativa de los Misioneros de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, comunidad de la que es fundador.
El primer mandamiento de la adoración perpetua es dejarse ‘abrazar’ por Jesús” afirmó el sacerdote Hileman en su visita a Chile. “Es el lugar donde aprendemos a descansar en el corazón de Jesús. Solamente Jesús puede abrazarte el alma”.
El sacerdote explicó que la historia de esta iniciativa comenzó en 1993 en Sevilla (España). San Juan Pablo II manifestó su deseo de que “cada parroquia del mundo pudiera tener su capilla de adoración perpetua, donde Jesús estuviera expuesto en el Santísimo Sacramento, en una custodia, solemnemente adorado día y noche sin interrupción”.
Recordó también que “san Juan Pablo II hacía 6 horas de adoración al día, escribía documentos con el Santísimo expuesto y una vez a la semana pasaba toda la noche en adoración. Ese es el secreto de los santos, ese es el secreto de la Iglesia: estar centrados y unidos en Cristo”.
El sacerdote Hileman está encargado desde hace más de 13 años de la misión en América Latina, donde ya existen 950 capillas de Adoración Perpetua.
México es líder en esta misión con más de 650 capillas.
También están presentes en Paraguay, Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia.
“El mismo Jesús al que s++¿imos adorando, amando, es quien nos da fuerza para poder apreciar cada vez más el sacramento de la Eucaristía”, añadió el sacerdote.
Según María Eugenia Verderau, que durante 7 años reza a una cierta hora durante la semana en una capilla de adoración perpetua en Chile, “esto me ayuda a crecer mucho en la fe, ayudándome a entender mi lugar frente a Dios, como hija de un Padre que sólo quiere lo mejor para mí, mi verdadera felicidad”.
“Vivimos días muy agitados, desde la mañana hasta la noche. Sacar tiempo para hacer adoración es un regalo, da tranquilidad, es un espacio para pensar, para agradecer, para colocar las cosas en su justa medida y entregarlas a Dios”, dijo la adoradora y también portavoz de Voces Católicas Chile al Grupo ACI.
Por Pe. Augusto Bezerra, Aleteia


viernes, 23 de agosto de 2019

CATÓLICOS DE HONG KONG PIDEN ORACIONES

Un grupo de jóvenes peregrinos de Hong Kong en Roma explicaron a Rome Reports cómo viven allí su fe y pidieron oraciones ante la complicada situación política que vive la región.


jueves, 22 de agosto de 2019

LOS TRES MONJES Y EL DIABLO

En una ocasión, el demonio se apareció a tres monjes y les dijo: si os diera potestad para cambiar algo del pasado, ¿qué cambiaríais? El primero de ellos tenía un gran fervor apostólico y le respondió: "Impediría que hicieses caer a Adán y Eva en el pecado para que la humanidad no pudiera apartarse de Dios".

El segundo de ellos era un hombre lleno de misericordia y le dijo: "Impediría que tú mismo te apartases de Dios y te condenaras eternamente".

El tercero de ellos era el más simple y, en vez de responder al tentador, se puso de rodillas, hizo la señal de la cruz y oró diciendo: "Señor, libérame del demonio de lo que pudo ser y no fue". 
monjes + diablo

El diablo, dando un grito estentóreo y estremeciéndose de dolor se esfumó. Los otros dos, sorprendidos, le dijeron: "Hermano, ¿por qué has reaccionado así?". Él les respondió: "En primer lugar, porque nunca hemos de entrar en diálogo con el enemigo. En segundo lugar, porque no hay poder en este mundo capaz de cambiar el pasado. En tercer lugar, porque el interés de Satanás no era que probásemos nuestra virtud, sino que, atrapados en el pasado, descuidáramos el presente, porque es el único tiempo en el que Dios nos da su gracia y podemos cooperar con ella para cumplir su voluntad. De todos los demonios, el que más atrapa a los hombres y les impide ser felices es el de lo que pudo ser y no fue. El pasado queda a la Misericordia de Dios y el futuro a su Providencia. Solo el presente está en nuestras manos".


miércoles, 21 de agosto de 2019

¿Cómo ayudar a mi mente a controlar las reacciones desproporcionadas?

Si hay acontecimientos en tu vida que te provocan un dolor elevado,
trata de sentarte a escribir cuál es el esquema de pensamiento que sigues

ANGRY

Uno de los factores que nos dan pista sobre nuestro nivel de equilibrio emocional es prestar atención a nuestras reacciones desproporcionadas. Todos tenemos en algún momento de nuestra vida reacciones desproporcionadas ante determinados acontecimientos.
Generalmente se expresan a través del miedo a cosas que no son tan peligrosas (fobias), pero hay muchos más tipos de reacciones desproporcionadas: ataques de rabia ante situaciones menores, una tristeza exagerada ante acontecimientos naturales como el final del periodo vacacional, etc.
Las emociones nos sirven para el propósito esencial de todo ser humano: conservar la vida. Ante un león sentiré miedo, y esto activará mi cuerpo para prepararlo para una huida inminente. En este ejemplo, el miedo me sirve para potenciar mis habilidades físicas y escapar del peligro.
Sin embargo, cuando hemos vivido alguna experiencia traumática en nuestra vida, es posible que confundamos a nuestra mente, preparándola para generar unas emociones que no nos sirven para el propósito que necesitamos.
Si por ejemplo de pequeño prestaste material escolar a un compañero de clase y al pedírselo de vuelta te lo devolvió roto y poniéndote mala cara, es muy posible que el miedo a perder de nuevo cosas materiales te haya llevado a no prestar de nuevo nada a los demás.
En este caso, el adulto tiene que darse el mensaje de que no todo el mundo es como aquel compañero de su clase, que además era un niño, y seguramente hoy en día también es una persona muy distinta.

¿Cómo puedo ayudar a mi mente a que no me provoque reacciones desproporcionadas?

El psicólogo Albert Ellis desarrolló el modelo ABC para explicar la influencia de los pensamientos en nuestras emociones y nuestra conducta.
A (Acontecimiento) –> B (Belief, creencias) –> C (Consecuencias)
Para Ellis, cualquier acontecimiento en sí es neutro y no tiene el poder de provocarte ninguna emoción. La emoción viene a partir de tu interpretación de ese acontecimiento.
Pongamos por caso que dos hermanos pierden a un abuelo. En sí, la pérdida de su abuelo es un acontecimiento neutro, y las emociones que se producirán en sus nietos serán distintas en función de las creencias de estos.
Si el primer hermano, tenía muy buena relación con él y le veía todos los días, es muy posible que el esquema que seguirá sea el siguiente:
ACONTECIMIENTO: he perdido a mi abuelo.
BELIEF, CREENCIAS: le veía todos los días, por lo que me va a costar mucho vivir sin él.
CONSECUENCIA: dolor muy elevado por la pérdida.
En cambio, si el segundo hermano vivía fuera de la ciudad y solo podía ir a verle cada dos meses, posiblemente su esquema sería parecido a este:
ACONTECIMIENTO: he perdido a mi abuelo.
BELIEF, CREENCIAS: al menos el abuelo ya está descansando, porque estaba muy malito por su enfermedad.
CONSECUENCIA: dolor leve ante la pérdida.
Como se puede observar, el acontecimiento es el mismo, pero el nivel del dolor ante la pérdida depende exclusivamente de las creencias que cada uno tiene en su mente.
El problema es cuando algunas de nuestras creencias, arraigadas desde nuestra infancia, no se corresponden con la realidad y provocan en nosotros reacciones desproporcionadas. Revisar nuestras propias creencias arraigadas (por ejemplo, sobre nuestro aspecto físico) nos ayuda a crecer en madurez. 
Si hay acontecimientos en tu vida que te provocan un dolor elevado, trata de sentarte a escribir cuál es el esquema de pensamiento que sigues:
  • ACONTECIMIENTO: descríbelo de forma muy neutra y sin emociones, como lo vería una cámara instalada en medio de la sala. No aportes ninguna opinión. Simplemente describe lo que ves.
  • BELIEF, CREENCIAS: escribe los pensamientos que te surgen a partir de ese acontecimiento. Aquí es donde está la clave para ver de dónde proceden tus emociones extremas. Quizá has dado por válidos algunos de esos pensamientos que, analizados un poco más en frío, se ven exagerados y ciertamente desproporcionados.
  • CONSECUENCIA: si consigues establecer pensamientos realistas en el punto anterior, las consecuencias serán menores y menos limitantes para ti.
Detectar las creencias que hay detrás de nuestras conductas nos permitirá cambiar esquemas que tenemos arraigados y nos impiden vivir con plenitud.
María del Castillo, Aleteia


martes, 20 de agosto de 2019

10 santos coinciden que esta es la mejor herramienta para vencer al demonio

Y cómo podemos usarla para combatirlo cada día

Humildad

Repasando los pensamientos de varios santos de la iglesia católica, se puede observar que muchos coinciden en que hay una virtud que es particularmente efectiva a la hora de enfrentarse a las tentaciones que el demonio nos presenta:
1. “Fue el orgullo el que convirtió a los ángeles en demonios, es la humildad la que convierte a los hombres en ángeles”. San Agustín de Hipona.
2. “El arma más poderosa para vencer al diablo es la humildad”. San Francisco de Sales.
3. “El cimiento de la oración va fundado en la humildad, y mientras más se abaja un alma en la oración, más la sube Dios”. Santa Teresa de Ávila.
4. “Si hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente un alma verdaderamente humilde”. Santa Faustina.

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5. “La humildad, por profunda que sea, ni inquieta ni perturba el alma; va acompañado de paz, alegría y tranquilidad”. Santa Teresa de Ávila.
6. “La primera virtud que necesita un religioso (después de la caridad) es la humildad”.
San Benito de Nursia.
7. “El propio conocimiento nos lleva como de la mano a la humildad”. San Josemaría Escrivá de Balaguer.
8. “[Jesús] me enseñó que la única gloria que importa es la gloria que dura para siempre, y que uno no tiene que realizar actos brillantes para ganar eso, sino esconder los actos de virtud de los demás, e incluso de uno mismo, de modo que ‘la mano izquierda no sepa lo que está haciendo la mano derecha’”. Santa Teresita de Lisieux.
9. “La humildad es la llave de la sabiduría”. San Beda.
10. “La humildad y la caridad van juntas. Una glorifica, la otra santifica”. San Pío de Pietrelcina.
Sí, se trata de la humildad, una palabra que se repite mucho (¿cuántas veces uno no escucha que alguien se define como “humilde”?), pero pocas veces se ejecuta o se confunde con otras acciones, como la justicia o la honradez. La humildad se puede practicar a diario, sin embargo, es de las cosas más difíciles y quizá por eso es tan eficiente.
Hay quienes confunden la humildad con sumisión o pasividad, pero es todo lo contrario, así que estas son algunas acciones que todos podemos hacer cada día:

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– Estar atento al entorno. Hoy en día muchos lo llaman “inteligencia emocional”, pero se confunde. Se trata de estar atento de ti, pero también de quienes te rodean y lo que sucede, y ver cómo tú puedes ayudar en caso de que sea necesario.
– Escuchar. Antes que buscar dominar siempre una conversación o darle demasiada importancia a expresar constantemente tu punto de vista, es importante oír las necesidades de los demás. De lo contrario, es como si lo que tú tuvieras que decir es más importante que escuchar al otro. Las personas humildes escuchan porque saben que, aunque tengan conocimientos, siempre pueden aprender algo del otro y no tienen todas las respuestas. No obstante, esto no quiere decir que debas quedarte callado, la persona humilde también es activa y está dispuesta a tomar acciones… incluso, ya el hecho de disponerte a oír es una iniciativa.

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– Aceptar la crítica. Siempre y cuando sea constructiva, venga de quien venga, te ayudará a convertirte en una mejor persona y/o profesional. Es un acto que contrarresta la prepotencia y te ayuda, incluso, en el camino a ser mejor.
– Aprender a decir “gracias” y “te felicito”. Palabras muy sencillas pero que hablan de un gran reconocimiento de las buenas acciones de otro. Una persona humilde es la que admite el talento de los demás y sabe que eso no quiere decir que él no lo tenga.
– Asumir responsabilidad. Es muy fácil culpar a los demás, las políticas de la empresa, etc., así que es importante reconocer cuando uno ha actuado de forma incorrecta y aprender a disculparse cuando sea necesario. Es mejor pedir perdón que tratar de disfrazarlo con una mentira.
– Pedir ayuda. Reconocer cuando una carga es demasiado para ti es parte de la humildad. Esto no te hace débil, al contrario, no hay nada más valiente que reconocer cuando uno no sabe hacer algo o una pena es muy grande y pedir apoyo. Si se analiza, a veces es una cuestión de puro orgullo y tú y los que te rodean (aunque creas que disimulas muy bien, algunos sí se dan cuentan) podrían estar pasando un mal momento sin necesidad.

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Adriana Bello, Aleteia

¿Es Dios como tú te lo imaginas?

Muchas personas se vuelven ateas por el mal testimonio
 y la imagen deformada de Dios que presentan muchos cristianos

YOUNG

Aunque todos los cristianos decimos creer en el mismo Dios, no siempre la idea que tenemos de él coincide con el Dios revelado en Jesucristo. Y es que cuando decimos “Dios”, aunque participemos de la misma doctrina religiosa, no siempre la palabra significa lo mismo en la vida de fe de cada creyente. Y es que hablar de Dios es siempre problemático. Incluso algunas formas de ateísmo han surgido como reacciones a determinadas imágenes de Dios.
Algunos piensan que no es más que una debilidad idealista, una forma de escapar de los dolores de la vida o de llenar los huecos de las cosas que no comprendemos. Otros creen que es un tranquilizante para nuestras frustraciones, un consuelo para débiles o una hipótesis para mentes que no quieren pensar. El acceso a Dios se vuelve complejo porque toda relación con él es mediada por algo o alguien que no es él mismo.
Normalmente proyectamos sobre él imágenes que hemos recibido de otros o de nuestras propias experiencias. Es algo más extendido de lo que se cree, el hecho de que muchas personas que pertenecen a una misma iglesia predican ideas distintas del mismo Dios, que hasta son contradictorias entre sí.

La Iglesia Católica enseña que existen ateos por el mal testimonio de muchos cristianos y la deformada presentación del Dios revelado en Jesucristo: “…en esta génesis del ateísmo pueden tener parte no pequeña los propios creyentes, en cuanto que, con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina o incluso con los defectos de la vida religiosa, moral y social, han ocultado más bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión” (Gaudium et Spes, 19).

Imágenes de Dios que alejan de la fe

Muchos viven aferrados a una determinada idea sobre Dios, que cuando hace crisis, en lugar de purificar la falsa imagen, toda la vida espiritual se derrumba y de golpe, se dicen “ateos”.  ¿Cómo puede existir un Dios que permita tantas injusticias? Y a veces los cristianos colaboramos con el ateísmo cuando decimos -con cierta ingenuidad- disparates totalmente alejados del Dios revelado en Jesucristo.
¿Cuántas veces hemos repetido cosas que están en las antípodas del Evangelio? Cuando alguien sufre, en lugar de abrazar su dolor desde el amor de Dios, decimos frases hechas que deforman a Dios: “Por algo Dios te mandó esta enfermedad, para purificarte”, “Dios así lo quiso”, “Dios tenía otros planes para ti”, y cosas por el estilo, como si Dios mismo enviara calamidades y sufrimientos a sus hijos, para hacerlos más fuertes y santos.
San Pablo afirma que para los que aman a Dios, todo coopera para su bien (Rom 8,31), pero eso no significa que todo lo que suceda sea querido por Dios. Porque de ser así, estaríamos en manos de un dios arbitrario y cruel. Que Dios permita el mal y que no podamos explicar acabadamente este misterio, no significa afirmar que sea su querer. Que podamos vivir las dificultades de la vida como oportunidades y nos fortalezcan, no significa fatalmente que “así estaba escrito” o que “era el plan de Dios”.
La influencia del paganismo fatalista en la espiritualidad cristiana todavía hoy hace estragos. En la religiosidad popular de raíz cristiana hay muchas formas de hablar de Dios que se parecen más a los dioses paganos que exigen sacrificios y que manifiestan una constante arbitrariedad, que, al Dios revelado en el Evangelio, cuyo ser es entrega, amor y misericordia.
Un Dios que no quiere que el hombre sea feliz, que no lo deje libre, no es el Dios del que nos habla el cristianismo. ¿Cuántas veces nos dicen que Dios te dará algo si le das algo a cambio? Sin embargo, el Evangelio nos enseña que el amor de Dios es gratuito y fiel, independientemente de la respuesta humana. Su salvación no puede comprarse, ni manipularse, ni obtenerse por sacrificios. Su entrega es gratuita e incondicional.
Por otra parte, la imagen que tenemos de Dios repercute directamente en nuestra forma de pensar y vivir la fe. Quienes ven en Dios a una superpotencia despótica que impone una voluntad caprichosa a sus súbditos, serán personas angustiadas, serviles y muy exigentes con sus hermanos de fe.
Si la imagen de Dios es vaga y difusa, como una energía impersonal al estilo “New Age”, nuestra fe será etérea y no comprometida con los demás, haciendo de la oración un simple ejercicio de meditación individualista. Otros reducen la fe a una cuestión social y política, a pura inmanencia, negando toda realidad sobrenatural en nombre del “anuncio del Reino” (sin Dios), reduciendo la salvación a una utopía humana y la teología a sociología.
Hay casos donde se afirma que la Virgen María es más misericordiosa que Dios, haciendo de Dios alguien menos perfecto -bueno- que María, como un dios del Olimpo griego al que le cambia el humor y al que se puede manipular. Crecen las publicaciones pseudopiadosas donde se presenta a la Virgen discutiendo con Jesús para salvar a alguien, como si Jesús quisiera regatear la salvación que él mismo nos regala.
Se deforma así también el sentido de la intercesión en la oración y el lugar de María en la fe de la Iglesia. Parecería que Jesús resucitado es otra persona diferente del que hablan los evangelios. Para presentar la eficacia de la intercesión de María se hace de Dios un ser distante y difícil de convencer, como si Jesús solo concediera algo si su madre le insiste. ¿Un Dios que se revela como amor infinito se hace rogar o es manipulable?
Por otra parte, cuando se afirma que una catástrofe natural es a causa de un castigo divino, nos pasamos al paganismo de un dios irascible. Las imágenes deformadas son incontables y se van recreando en ambientes donde hay una catequesis superficial y una evangelización que no presenta el anuncio (kerygma) fundamental del cristianismo.
Y así, vemos con qué facilidad la misma fe puede ser deformada en diálogos cotidianos y hasta en la misma catequesis, donde no hablamos del mismo dios, debido a las imágenes que todos nos hacemos de él. Estas imágenes cambian el sentido del pecado, de la libertad, de la gracia, del amor de Dios, de la pasión de Cristo, de la salvación, de la Iglesia, de la vida sacramental y de la vida eterna.
La falta de purificación de las falsas imágenes de Dios no es un tema menor en la vida de fe, sino la fuente de muchas crisis y de grandes obstáculos en la evangelización y en la catequesis.

El Dios que Jesús reveló

Los cristianos creemos que Dios se ha revelado plenamente en Jesucristo, si queremos saber cómo es él, hay que ir a la fuente, a Jesús. Para librarse de cualquier idea falsa del Dios de los cristianos, es preciso confrontar nuestra idea de Dios con la manera de ser de Jesús testimoniada en los Evangelios. Su palabra es la palabra de Dios, sus gestos son los gestos de Dios, su rostro es el rostro humano de Dios. La salvación que anuncia Jesús es amor gratuito, desde la nada.
¡Cuántas veces se nos ha dicho que es importante amar a Dios…! Y es verdad. Pero mucho más importante es que Dios nos ama a nosotros. Lo realmente difícil es aceptar -creer- este amor para mí, porque es reconocer que soy aceptado, así como soy y que ese amor por mí no va a cambiar, ni va a desaparecer, ni a retroceder, ni me abandonará, porque es incondicional. “En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero” (1 Jn. 4,10). Este es el cimiento de la fe cristiana y la certeza más profunda del Evangelio.
¿Por qué nos ama Dios? Porque se le dio la gana amarnos, porque sí. No nos ama porque seamos buenos o por ninguna razón o mérito de nuestra parte. Si el amor de Dios dependiera de algo que hay en mí, ya no sería incondicional. Solo depende de él, porque Dios es el fundamento de su amor por mí. Su amor por ti no depende de ti. Aceptar que somos amados incondicionalmente es un acto de fe. Si Dios me ama y me acepta tal como soy, también yo debo amarme y aceptarme a mí mismo. Yo no puedo ser más exigente que Dios, ¿no es verdad?
Dios nos ama así con un amor que lo da todo sin pedir nada a cambio. Por eso los grandes santos, hombres y mujeres de todos los tiempos, hicieron grandes sacrificios y vivieron con radicalidad la fe. No por obligación o para ganarse el cielo por sus obras, sino como respuesta a un amor incondicional y gratuito. Porque habían descubierto que el cielo se les había regalado sin haberlo merecido. Si queremos purificar nuestra imagen de Dios, hay que mirar más a Jesús.
Miguel Pastorino, Aleteia