"La bondad es amor en acción", dijo James Hamilton
En nuestro afán por cumplir con objetivos profesionales fácilmente podemos caer en el desequilibrio de poner demasiado foco en el trabajo y poco en nuestros colegas, aún cuando estemos interactuando con ellos todo el tiempo.
Cuando el trato diario con los compañeros de trabajo se va enfriando y la calidad humana baja, es importante volver a tenerlos en cuenta y hacer algo por ellos mostrando que nos importa.
¿Por qué?
Las relaciones sólidas son la base de un ambiente de trabajo positivo del que todos nos beneficiamos. Cuidar esas relaciones con los compañeros de trabajo es amar, una tarea profundamente humana y revitalizadora.
Cada vez que hacemos el bien a otras personas no solo estamos edificando unos valores en los demás sino también en nosotros mismos poniendo en práctica virtudes como la templanza, el respeto y la empatía. Vivir con esos valores en el lugar de trabajo nos ayuda a ser mejores personas y a que los demás disfruten de nuestra presencia.
Así, es más probable que el deseo de trabajar en equipo sea efectivo y que nos sintamos acompañados en los momentos de presión o estrés. Un ambiente de trabajo cálido genera una fuerza productiva que permite que las cosas se hagan aprendiendo los unos de los otros con la posibilidad de formar amistades que con el tiempo se vuelven significativas.
Además, como cristianos nuestro amor a Dios se manifiesta en la forma en que tratamos al prójimo y los compañeros de trabajo son aquellas personas que Dios ha permitido que estén en nuestro camino de fe. Si nuestra relación con ellos está llena de caridad, estas se convierten en un verdadero instrumento de la gracia de Dios en nuestras vidas.
¿A quién?
Piensa en un compañero que es parte de tu equipo y trabaja a la par tuya, alguien que es nuevo en su puesto o aquel que tal vez no ha recibido buenas noticias en largo tiempo y necesita un empujón positivo.
Tal vez sabes de alguien que está en una etapa importante pasando por una enfermedad, esperando un hijo o cuidando a una persona mayor. Con un favor puedes encontrar el modo de aliviar el peso de las tareas sin esperar recibir nada a cambio.
¿Cómo?
Ofrece tu tiempo. Busca oportunidades para fomentar el trato y dedicarle tiempo a un compañero sabiendo encontrar el momento oportuno para hablar y brindarte con alegría usando por ejemplo unos minutos más para saludarlo o darle la bienvenida. Un alegre «buenos días» y una sonrisa pone a la gente de buen humor y es un pequeño gesto que puede marcar una gran diferencia en el estado de ánimo de las personas.
Da un reconocimiento. No se trata de inventar nada, sino de poner mayor atención en esas pequeñas contribuciones que hacen los compañeros y comunicarlas de manera auténtica. Toma la iniciativa y aprovecha una reunión para dar las felicitaciones, escribir un correo electrónico, enviar un mensaje o buscar un momento para hablar durante el almuerzo para elogiar a un compañero.
Haz hincapié en el aspecto personal. Reconoce aquellas capacidades de su persona y no solo aquellas vinculadas a los beneficios económicos como por ejemplo el modo de comunicarse o la eficacia para tratar un tema. Los compañeros de trabajo aprecian los elogios que son sinceros y la aprobación de sus compañeros.
LinkedIn es un espacio idóneo para hacer reconocimientos públicos. Este tipo de plataformas pueden ser útil, pero intenta acercarte también abriendo otros canales de comunicación más directos. Para muchos, recibir elogios por un trabajo bien hecho a veces es más especial cuando se hace en privado.
Transmite confianza. Los procesos son importantes más allá del resultado final. Hazle saber a tu compañero que lo aprecias incluso cuando no está contribuyendo directamente al resultado final. Esto genera confianza en el otro y lo alienta a querer seguir progresando.
Piensa en las necesidades. Tener en cuenta a los compañeros implica también identificar problemas que surgen y asumirlos cubriendo las carencias buscando redirigir esas energías para mejorar una situación que puede ser difícil. En vez de apuntar errores con el dedo, es mejor cooperar ofreciendo tu entrega y disponibilidad para ayudar.
Agradece. El hecho de agradecer por hacer algo que facilitó un poco el trabajo de alguien más suele ser suficiente para comunicar una tarea bien hecha. Tal vez sabes que alguien ha arreglado recientemente un problema con Internet o ha conseguido días extra de descanso para todos. Sé específico y concéntrate en esos detalles recurriendo a los buenos modales.
Pon siempre a las personas primero. Cuando te comuniques preguntando sobre alguna cuestión técnica, comienza con un saludo o una pregunta más personal sobre cómo se encuentra, cómo está su familia o cómo ha sido su fin de semana. Interesarse por un compañero de trabajo lo hace sentir valorado incluso si la conversación es breve.
Recuerda fechas especiales. Lleva en tu calendario las fechas de cumpleaños de tus compañeros para felicitarlos en su día u organizar un pequeño regalo para cuando llegue la ocasión. Otras fechas festivas durante el año también pueden ser oportunidades para recordarles cuánto los apreciamos o incluso romper la rutina con una pequeña acción como compartir unos dulces o regalar un buen café.
Cecilia Zinicola, Aleteia
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