Haz una peregrinación de Corinaldo a Nettuno, en Italia, y aprende sobre los extraordinarios dones de misericordia y perdón de esta santa
La historia de María Goretti, una inocente y sencilla chica de granja que murió como mártir moderna al tiempo que perdonaba a su agresor, cautivó los corazones de los fieles con una fuerza intensa.
Los humildes inicios de María
María nació el 16 de octubre de 1890 en Corinaldo, un pueblo en el centro de Italia. Sus padres, Luigi y Assunta, eran humildes medieros. A simple vista, no parecía que hubiera nada de extraordinario en María. Como otros niños, era devota y decía sus oraciones diarias. Sin embargo, poco a poco, el Espíritu Santo estaba obrando preparándola con gracias extraordinarias para recibir las tragedias que afrontaría dentro de poco.
La vida en Italia era difícil para la mayoría de las familias de la época. Cuando María tenía seis años, la situación económica de la familia ya no era sostenible. Los Goretti se convertirían en una de tres familias italianas obligadas a emigrar en esta época. El padre de María, Luigi, tenía contactos en la zona conocida como el Agro romano, en la región de Lacio. De haber sabido el trágico destino que les aguardaba a él y a su familia, seguro que habría tomado una decisión distinta.
La pobreza conduce a la familia a emigrar a una tierra sin ley
De hecho, fue durante su primera estancia en una localidad llamada Palliano cuando la familia Goretti entró en contacto con un padre y un hijo, los Serenelli, que eran también de la región de Marcas. Quizás su origen común o la imperiosa necesidad de Luigi de trabajar con otros hombres en el campo le impidieron valorar bien su carácter. En cualquier caso, unas condiciones cada vez más precarias obligaron a las dos familias a emigrar más lejos aún de su tierra natal, a la tristemente célebre zona al sur de Roma: las Lagunas Pontinas.
El mero nombre evocaba imágenes parecidas a las del Salvaje Oeste en los Estados Unidos. Las Lagunas Pontinas eran conocidas por ser unas tierras yermas donde la anarquía y el vandalismo campaban a sus anchas. Peor aún, si cabe, su altitud por debajo del nivel del mar hacía del lugar un entorno cenagoso y, con ello, un foco de difusión de la temida malaria.
Adversidad y muerte
En efecto, dos años después de la llegada de la familia, Luigi cayó víctima de la enfermedad y murió. La madre de María, Assunta, quedó al cargo de sus cinco hijos, sola, y asumió la labor de su marido en el campo. María, la mayor de las niñas, se encargó voluntariosamente de las tareas del hogar.
Assunta nunca confió en ninguno de los hombres Serenelli: el padre era un borracho y Alessandro salía a menudo de juerga por la noche. Sin embargo, no le quedaba otra que seguir con ellos. Los necesitaba cerca para el trabajo duro del campo. Tras la muerte de Luigi, el carácter de los hombres cambió a peor. Padre e hijo empezaron a beber más, a pelear y a maldecir delante de los niños. Peor aún, empezaron adesarrollar comportamientos hostigadores. El padre se insinuaba groseramente cada vez más a Assunta y Alessandro hacía lo mismo con María.
En 1902, cuando María tenía 12 años y Alessandro 20, hubo tres situaciones de abuso. Las dos primeras veces, María resistió el asalto y el agresor desistió. Sin embargo, la tercera vez, Alessandro iba decidido a no permitir que ella se le enfrentara de nuevo.
El arma que escogió fue un punzón, una herramienta lacerante de granja empleada para abrir agujeros en la madera. Lo colocó en un cofre dentro de la cocina. Mientras los demás estaban trillando habas, Alessandro arrastró a María desde el campo hasta el caserío. Como ella seguía resistiéndose al asalto sexual, Alessandro Serenelli se enfureció. Apuñaló a María Goretti 14 veces en el abdomen y el torso. Más tarde, testificaría que lo hizo “como cuando se machaca el maíz”.
Llevaron a María en caballo y carro hasta un hospital en Nettuno. Pasó 20 horas de agonía. Los médicos la intervinieron quirúrgicamente, pero fueron incapaces de ayudarla. Mientras tanto, la niña se mostraba preocupada por el estado del alma de Alessandro y gritaba constantemente, “¿Por qué, Alessandro? ¿Por qué? ¡Irás al Infierno!”.
Una mártir y una santa
Llamaron a un sacerdote y María recibió la extremaunción. Falleció al día siguiente, el 6 de julio de 1902, debido a una peritonitis séptica y a la hemorragia interna. La historia de esta joven “mártir y santa” se extendió por la ciudad de Nettuno y luego por toda la región.
Alessandro fue condenado a 30 años de trabajos forzados en la prisión. Durante los primeros tres años, no mostró arrepentimiento. Luego, María Goretti se le apareció en un sueño. La chica cogía flores de un canasto y las dejaba caer al suelo. Esta visión inició una conversión drástica en Alessandro. Tras 27 años más de cautiverio, fue puesto en libertad. Su primer acto fue ir a ver a la madre de María, a Assunta, para pedirle perdón. Y ella lo perdonó. Más tarde se convirtió en seglar asociado en un monasterio franciscano capuchino, donde trabajó como jardinero y empleado de mantenimiento. Allí murió en 1970.
María fue beatificada en 1947 y canonizada en 1950. Su madre y sus hermanos asistieron a ambas ceremonias en Roma.
La vida de santa María Goretti refleja el Evangelio en muchos niveles. Las extraordinarias virtudes que abanderó esta joven mártir –preocupada ante todo por que Alessandro no perdiera su alma al asaltar su cuerpo–, son poderosas de por sí. Pero quizás impacte más la cadena de perdón y misericordia que siguió su ejemplo.
María Goretti es la santa patrona de la castidad, de las chicas adolescentes, de la juventud, de las víctimas de violación y del perdón. Su fiesta se celebra el 6 de julio.
Bret Thoman, OFS, Aleteia
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