Ante las autoridades civiles de Canadá (Trudeau y Simon), el Papa denunció la "cultura de la cancelación" y renovó su petición de perdón por el mal cometido por la "mentalidad colonialista" de muchos cristianos contra los pueblos originarios
Hoy día no faltan colonizaciones ideológicas que dan lugar a la “cultura de la cancelación”, que descuida los deberes hacia los más débiles y frágiles: los pobres, los emigrantes, los ancianos, los enfermos, los no nacidos… Ellos son los olvidados en la sociedad del bienestar.
Lo dijo el papa Francisco este miércoles 27 de julio durante el Encuentro con las autoridades civiles, los Representantes de los pueblos indígenas y el Cuerpo Diplomático, reunidos en la Citadelle de Québec, Canadá, en el marco de su 37 Viaje Apostólico.
Francisco lamentó hoy que la «historia de dolor y de desprecios», originada por una mentalidad colonizadora, que denunció y consideró “vergonzosa”, «no se sana fácilmente».
Al mismo tiempo, advirtió que «la colonización» no se detiene, sino que se «disfraza y se disimula».
«Los pobres, los emigrantes, los mayores, los enfermos, los no nacidos… Son ellos los olvidados por las sociedades del bienestar; son descartados como hojas secas para ser quemadas».
Aprender de los indígenas de Canadá
El Pontífice señaló que hay mucho que aprender de los pueblos originarios, de su capacidad de escuchar a Dios, a las personas y a la naturaleza.
Asimismo, indicó que lo necesitamos especialmente en el torbellino frenético del mundo actual, que dificulta un desarrollo verdaderamente humano, sostenible e integral.
“Pueblo capaz de incluir”, al mismo tiempo que usó el símbolo de la bandera nacional: la hoja de arce, para instar a trabajar por el multiculturalismo, base de la cohesión social, la cual sugiere una “figura poliédrica”, dijo.
En un denso discurso, el 266º Sucesor de Pedro habló de los “grandes retos actuales” y “globales: “la paz, el cambio climático, los efectos de las pandemias y las migraciones internacionales”. Fenómenos sociales que “afectan a todos”.
Expreso vergüenza y dolor y, junto con los Obispos de este país, renuevo mi petición de perdón por el mal cometido por tantos cristianos contra los pueblos indígenas.
La carrera armamentística
El Papa aprovechó la plataforma internacional de su discurso para hablar la que llama tercera guerra mundial a pedazos, que incluye a Ucrania, Yemen y Siria, entre otras.
“No necesitamos dividir el mundo en amigos y enemigos, distanciarnos y armarnos hasta los dientes”.
Luego insistió: “No serán la carrera armamentística ni las estrategias de disuasión las que traigan paz y seguridad.
No hay que preguntarse cómo continuar las guerras, sino cómo detenerlas. Se necesitan políticas creativas y con visión de futuro, que sepan romper los esquemas de los bandos”.
Francisco quiere impedir que los pueblos vuelvan a ser rehenes de “las garras de espantosas guerras frías que se extienden”.
Los pueblos indígenas tienen mucho que enseñarnos sobre el cuidado y la protección de la familia, donde ya desde niños se aprende a reconocer lo que está bien y lo que está mal, a decir la verdad, a compartir, a corregir los errores, a empezar de nuevo, a darse ánimo, a reconciliarse.
Renuevo mi petición de perdón a los indígenas
En su alocución, este vez, en la parte francófona del país, el Papa expresó “vergüenza y dolor”, por “las políticas de asimilación y desvinculación, que incluían el sistema de escuelas residenciales”.
Entretanto,reiteró que junto con los Obispos canadienses renovaba su “petición de perdón por el mal cometido por muchos cristianos contra los pueblos indígenas”.
“Es trágico cuando algunos creyentes no se adecuan al Evangelio sino a las conveniencias del mundo”, añadió.
El Papa rechazó “las políticas desvinculación”, que “dañaron a muchas familias indígenas, minusvalorando su lengua, su cultura y su visión del mundo”.
Y confirmó: “En ese deplorable sistema promovido por las autoridades gubernamentales de la época, que separó a tantos niños de sus familias, estuvieron involucradas varias instituciones católicas locales”, admitió. Así, el Papa dijo con voz firme: “Por todo esto pido perdón”.
Hoy, ante la locura sin sentido de la guerra, necesitamos de nuevo calmar los extremismos de la contraposición y curar las heridas del odio.
La ceremonia
El Papa fue recibido en el patio de la Ciudadela de Québec por la Gobernadora General de Canadá, la Honorable Mary Simon. Tras la guardia de honor, la interpretación de los himnos y la presentación de las respectivas delegaciones, se dirigió a la sala donde tuvo lugar la reunión privada. Allí se entonaron cantos indígenas.
Francisco entró a la sala en silla de ruedas, luego tomó asiento con la ayuda de un bastón.
En primer lugar, un líder de los pueblos aborígenes abrió la ceremonia pidiendo en su lengua a los presentes que se recuerde siempre a los niños fallecidos y a aquellos que no regresaron a sus casas. Además pidió rezar por los sobrevivientes.
Otro líder indígena le entregó un regalo al Papa y realizó una plegaria. Además, cerró a los presentes en un “círculo sagrado” que recuerda los puntos cardinales y los antepasados.
El Papa y los cardenales presentes participaron en silencio, con la mano en el pecho, mientras el líder indígena rezaba en su lengua y explicaba en francés sus gestos rituales.
No necesitamos dividir el mundo en amigos y enemigos, distanciarnos y armarnos hasta los dientes. No será la carrera armamentística ni ciertas estrategias de disuasión las que traigan la paz y la seguridad.
Sucesivamente, tuvo lugar el discurso del primer ministro Justin Trudeau, 50 años,que agradeció la presencia del Papa y el tiempo dedicado a los indígenas (también en el Vaticano en abril) y el “gran impacto” que ha tenido su peregrinación en los sobrevivientes y en sus familias.
“Soy padre y pienso en los niños separados de sus familias; sí mis hijos lloran quiero consolarles…pienso en los miles de infantes sacados de sus hogares que no fueron consolados…. los sistema de internados querían asimilar a esos niños”.
Trudeau dijo que los sobrevivientes y sus descendientes deben permanecer en el centro de los esfuerzos del gobierno y de la Iglesia católica “para ayudarlos a sanar, nunca debemos rendirnos”.
Camino de reconciliación
Y es triste que sea precisamente entre los nativos donde se registran a menudo muchos índices de pobreza, a los que se unen otros indicadores negativos, como la baja escolarización, el no fácil acceso a la vivienda y a la asistencia sanitaria.
Por su parte, la Gobernadora General de Canadá, Mary Simon, 74 años, la primera mujer indígena de origen Inuit en jurar para ese cargo, remarcó las heridas y el dolor de los “supervivientes”.
“Pueblos indígenas obligados a vivir con políticas destinadas a despojarles de sus culturas, lenguas y creencias y prácticas espirituales. Sobrevivientes que, cada día, cargan con el trauma de su experiencia en los internados”.
La honorable Simon afirmó que el “viaje penitencial” del Papa “está señalando al mundo que usted y la Iglesia Católica Romana se unen a nosotros en nuestro camino de reconciliación, curación, esperanza y renovación”.
Ary Waldir Ramos Díaz, Aleteia
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