La ejecución de la expulsión a manos del régimen de Daniel Ortega sucedió este 6 de julio. Las Misioneras de la Caridad fueron escoltadas por agentes del gobierno y la Policía hasta un bus que las trasladó rumbo a Costa Rica, país donde recibieron un cálido recibimiento
Las Misioneras de la Caridad, orden religiosa fundada por Madre Teresa de Calcuta en 1950, finalmente fueron expulsadas de Nicaragua este 6 de julio. La decisión del régimen de Daniel Ortega de disolución de la Asociación Misioneras de la Caridad, junto a otras organizaciones sin fines de lucro, había sido aprobada con carácter urgente por los diputados sandinistas en la Asamblea Nacional.
Según señalan medios como El Confidencial, fueron 18 las misioneras expulsadas. Entre ellas había mujeres originarias de diversos países como India (7), México (2), España (1), Guatemala (2), Ecuador (1), Vietnam (1), Filipinas (2) y dos nicaragüenses.
Con esta medida del régimen, las religiosas –en los últimos días vigiladas y también «asediadas»- vivieron un verdadero «éxodo» debido a que querían seguir trabajando por las más pobres en sus centros de acogida de Nicaragua como el Hogar Inmaculado Corazón de María en Granada.
Algunas de las imágenes difundidas, donde se las puede apreciar con pertenencias en mano, así lo confirman. En base a la información proporcionada por El Confidencial, las Misioneras de la Caridad «fueron trasladadas desde Managua y Granada hacia la frontera con Costa Rica por la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) y la Policía».
Un cálido recibimiento en Costa Rica
Las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa, santa que también supo visitar Nicaragua en 1986 y hasta rezar por la paz en el país centroamericano cuando Ortega era presidente por primera vez, fueron acogidas por monseñor Manuel Eugenio Salazar, obispo de la Diócesis de Tilarán, Liberia, Costa Rica.
Fue el propio Salazar el encargado de contar a través de sus redes sociales que había recibido la llamada de un sacerdote contándole que las religiosas iban a abandonar Nicaragua. Una vez expulsadas, Salazar pidió a algunos sacerdotes de su diócesis que las fueran a recibir en su nombre.
Luego de un humilde recibimiento en la frontera con un almuerzo, Salazar pudo encontrarse con ellas luego de un saludo inicial en una parroquia local. «Las confortamos, secamos algunas de sus lágrimas», expresó el obispo.
«Pasaron momentos difíciles y temerosas por su integridad física. Estaban con mucha preocupación hasta que llegaron a territorio costarricense. Si por ellas hubiera sido se quedan en Nicaragua. Aman a Nicaragua, al pueblo nicaragüense, especialmente a los más pobres y necesitados», contó Salazar.
«Dimensión martirial, parte de la espiritualidad cristiana»
«Yo no veo en ellas culpa alguna son mujeres, esposas de Jesucristo, que solo pretenden servir a los pobres. Hacen muchas cosas que otros no hacen. Esa es la vida del cristiano, la dimensión martirial es parte de la espiritualidad cristiana. Estas religiosas, siguiendo el ejemplo de Madre Teresa de Calcuta, solo pretenden un privilegio: amar y servir a los pobres, a los más necesitados», señaló Salazar, quien también pidió orar por Nicaragua y que a través del diálogo pueda llegar a la solución de los problemas, además de pedir que haya libertad de expresión.
«¡Cristo vencerá!»
«Misioneras de la Caridad, bienvenidas a Costa Rica. Les amamos y les queremos. Nos honran con su presencia. Al recibirlas a ustedes hemos recibido a Jesucristo (…). En un mundo materialista donde interesa el dinero, el poder político-económico, ustedes enseñan que de la consagración a Jesucristo en sencillez lo que vale la pena es amar a los pobres. Y entre ellos a los más pobres. Cuenten con nosotros, estamos a sus órdenes», dijo el obispo.
«El amor vencerá, el amor triunfará. La última palabra en la historia de la humanidad la tiene Dios, no el hombre», indicó. «¡Cristo vencerá!», enfatizó.
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