viernes, 19 de junio de 2020

Estoy a tu puerta y llamo: La devoción debe matar todo egoísmo

Es como si conversara contigo...                                                         

Estoy a tu puerta y llamo

Gabriela Bossis, Diario 'Él y yo'



1397. 26 de octubre de 1944. Hora Santa.
Le dije:  Señor, ¿Te gustaría que mi corazón se llamara 'el saloncito de Dios'?
Respondió: Todos tienen acceso a un pequeño salón, es donde suelen reunirse muchas personas. ¿No te parece más íntimo llamar a tu corazón 'el lugar de Mi Reposo', o 'la Cámara de los secretos', o 'la Divina Soledad'? Tu corazón es 'nuestro lugar', a donde no llegan los ruidos del mundo.
Nuestra sinfonía de Amor no terminará nunca, pues siempre estará empezando. Tu corazón es también nuestro cuarto de trabajo. En él trabajamos los dos. Elaboramos proyectos nuevos para el advenimiento de Mi Reino. Trabajaremos por avivar el celo de la devoción que debe matar todo egoísmo. Con este ardor por Mi Gloria que te va a consumir, conservarás del pasado los sentimientos de contrición que desde hace tiempo deseas tener. Porque no a todos les es concedido llorar sus pecados...  Pero es preciso que con frecuencia mayor cada día, te retires a la pequeña 'Casita de Dios'.
Sube al aposento de arriba, al que está más cerca del Cielo y donde ya no se oyen los ruidos de la Tierra y tras de haberte revestido con la túnica llena de Gracia que es la humildad, te pondrás a esperar, espiarás los pasos de tu gran Amigo. Y te pondrás a la espía porque sabrás que no puede tardar. Y no sólo, sino que en ocasiones, habrá sido Él el primero en llegar, con Su Corazón henchido, para llenar el tuyo. ¿Puedes tan siquiera imaginarte que Yo alguna vez haya faltado a una cita de amor? ¡Cuánto querría Yo tenerlas con cada alma!  Pero, ¿quién piensa en eso?
Este día tengo dadas muchas citas de esas, pero nadie Me ha llamado. Piensan que por ser Dios no puedo también ser uno de vosotros. Hoy habrá ciertamente muchos actos de adoración ante el Santísimo Sacramento, pero serán bien pocos los que Me ofrezcan la cálida intimidad de la Hora Santa.. .
¡Cuántos tesoros tenía Yo preparados para gente que no ha venido! Acaso vendrán más tarde y entonces, se los daré todos; Mi Riqueza y Mi Potencia están al servicio de Mi Misericordia. Un regreso vuestro, un pequeño regreso, y Mis Brazos de Salvador se abren ampliamente. Mi Corazón no puede olvidar que os dio toda Su Sangre.
ReL

No hay comentarios:

Publicar un comentario