miércoles, 29 de marzo de 2023

Las rutinas de un exorcista, liberaciones y 5 consejos frente al demonio: «Le he visto, en persona»


El exorcista de Nashville, Dan Reehil, explica que la infestación, obsesión o posesión son solo un pequeño porcentaje de los ataques del demonio:
estos son sus consejos para que no llegue a suceder.


Para muchos, tan solo hablar de la película "El exorcista" es motivos de terror. En el caso de Daniel Reehil, respeto e ironía se entremezclan. O al menos, eso pareció dejar caer este exorcista de la diócesis de Nashville en su reciente visita al Michael Knowles show. "Nunca vamos a solos a medianoche y en plena tormenta a una casa en medio del bosque para hacer un exorcismo", dijo entre risas. Una actitud que cambió de inmediato al ser preguntado por sus experiencias, por si es posible vender el alma al diablo o sobre cómo pueden los simples fieles hacerle frente.

Lo cierto es que su experiencia le permite hablar con autoridad al respecto sobre multitud de aspectos demoníacos. De hecho, fue el protagonista de la polémica retirada de los libros de Harry Potter de una escuela de Tennessee por presentar "la magia como buena y mala a la vez", lo que a su juicio es "un hábil engaño".

¿Debería tenerse en cuenta está sentencia? Se puede estar más o menos de acuerdo, pero su experiencia hace que sus motivos deban ser tenidos en cuenta: durante sus años como exorcista no solo ha liberado a multitud de personas de la posesión demoníaca. También ha enfrentado cara a cara al demonio y el mal en estado puro y explica que los propios fieles también pueden hacerlo "a su manera".

Pero ¿cómo es el día a día de un exorcista? En su caso, se despierta a las 4:30 y acude de madrugada a la Iglesia, cuando aún es temprano -en principio- para recibir llamadas. Pasa unas horas ante el Santísimo, celebra la Santa Misa… y comienza su "batalla" espiritual.

La levitación: cuando el examen psiquiátrico no es necesario

La conversación que mantiene con Knowles es toda una revelación en torno a mitos y dudas frecuentes. En torno a este aspecto, explica que por ley están obligados a confirmar que las dolencias de quienes acuden a un exorcista no son de índole psiquiátrico. En muchos casos los exámenes son costeados por las diócesis para no añadir dificultades a las víctimas que pueden "no tener recursos, haber perdido su trabajo, a su esposo o esposa…". "La certeza de que el diablo está presente" es obligada, pero en algunos casos, los exámenes no son necesarios.

"Cuando ví a aquel hombre levitar sobre su sofá tuve aquella certeza de que su condición no era psicológica. Un problema mental no puede llevar a alguien a levitar por su propia cuenta", recuerda. En aquel caso, el examen no fue necesario.

Levitación en la película

Una de las escenas de la icónica película El Exorcista, durante la levitación en plena liberación. Una escena que Daniel Reehil ha contemplado en multitud de ocasiones, pero en la vida real. 

Un mito: "Nunca acudimos solos"… y si hay testigos, mejor

La citada broma sobre la película de El Exorcista es solo un ejemplo para mostrar que ir en solitario a realizar exorcismos no es lo normal ni lo recomendable.

"Sería una terrible imprudencia tratar solo con el demonio. Contrariamente a la opinión popular, yo tengo un equipo, a menudo otro sacerdote y todos vemos lo mismo", explica. Un medio que también elimina la posibilidad de falsas acusaciones o incluso de que el exorcista se imagine los hechos. 

En este caso, habla de una monja -sin mencionar la orden a la que pertenecía-. "Era pequeña, de un metro y medio, y en plena liberación se necesitaron seis hombres para sujetarla. Vi a esa misma monja trepar por un muro de seis metros como si fuese una ardilla y lo vieron cientos de personas", relata.

Los signos de la posesión: hablar hebreo o vomitar ranas

Es un aspecto sobre el que se ha escrito mucho, pero él los conoce de primera mano. La fuerza extraordinaria de aquella monja es solo uno de los ejemplos que muestran "que nos encontramos ante algo sobrenatural".

También se refiere a la capacidad de los poseídos de hablar idiomas que nunca han conocido, "por lo general el hebreo, el arameo o el griego". ¿Podrían haberlo estudiado? Reehil lo duda. "En muchos casos se trata de jóvenes de 15 o 16 años que ni si quiera han ido a la escuela secundaria y lo hablan con fluidez", explica.

Se refiere al conocimiento de cosas imposibles de saber como otro de los rasgos de la posesión. Las víctimas, dice, "pueden decirte cosas sobre ti que ni si quiera los que te acompañan en la habitación podrían saber".

Otros rasgos y aspectos reflejados en las películas no son mitos: "He conocido casos de gente que vive sola y se despierta por las noches con marcas de mordeduras en todo el cuerpo. No puedes tener mordeduras en la espalda por que sí si vives solo". También reconoce que "vomitar ranas o uñas" no es inusual, según su experiencia.

"Le he visto personalmente"

Reehil admite que una de las experiencias más aterradoras que ha vivido fue durante su proceso de discernimiento, cuando tomó la decisión de dejar de beber.  "Cuando salí de la Iglesia, ahí estaba, mirándome. Me fui caminando y me dijo: 'Vamos a tomar un trago'. Volví corriendo a la Iglesia y le conté lo que me había pasado a mi director espiritual". "Te lo dije, ahora eres su objetivo, así que tienes que tener cuidado", le respondió. Fue una de las dos veces que lo vió "en persona".

En base a multitud de casos de liberación, asesoramiento y años de estudio y experiencia, Reehil ofreció una serie de consejos dirigidos a los fieles para prevenir los ataques diabólicos o, en el peor de los casos, enfrentarlos.

1º Cómo "robar" al demonio sin enfrentarse a el

Explica que la acumulación de pecados mortales facilita los ataques del demonio. Por eso, recomienda que en ocasiones lo mejor es destruir la ocasión del pecado -"tira tu ordenador o tu Iphone", llega a decir-, porque "los católicos luchamos en lo defensivo, no somos buenos en lo ofensivo".

¿Cómo defenderse en plena tentación? Explica que "es como la cruz. En la lucha contra la tentación, cierra los ojos, mira a Jesús en la cruz  y dile: `Señor, te ofrezco esta tentación y te pido que la conviertas en gracia para salvar a cientos de personas que estén a punto de cometer el mismo pecado´". De esta forma, agrega, la tentación lleva a la oración por uno mismo y por los demás y el diablo estará furioso, porque no solo no caes en la tentación, sino que estas "robándole en su reino".

Michael Knowles y Dan Reehil.

El sacerdote y exorcista de Nashville, en un momento de la entrevista con Michael Knowles. 

2º "Cómo en una nube" tras la confesión: los demonios pesan

El exorcista explica que la confesión no solo perdona los pecados, sino que expulsa a los demonios. El proceso es sencillo: "Si acumulamos pecados graves durante un largo periodo de tiempo, hay demonios que `se enganchan´ a nosotros y pueden atacarnos mediante la obsesión, la infestación o la posesión". Por eso, cuando el sacerdote absuelve los pecados muchos sienten esa ligereza, porque han sido liberados, no solo del pecado, sino de los demonios asociados al pecado, agrega.

3º Al igual que tenemos un ángel... también un demonio

"Al igual que tenemos un ángel custodio asociado a nosotros, también tenemos demonios cuyo trabajo es hacernos pecar. Nuestro ángel tiene mucho poder y cuánto más le pidamos, más ayuda te dará", explica. Por eso, da un consejo "defensivo" para prevenir la tentación: "Cada mañana da las gracias a Dios por el nuevo día y dirígete a tu angel de la guarda, agradécele su ayuda, háblale de los pecados y dificultades contra los que lucharás en el día y pídele que interceda por ello. Te sorprenderá lo diferente que evoluciona el día".

4º  Proteger el día desde la mañana

El exorcista relata la intensa vida de oración que para él comienza al despertarse a las 4:30 de la mañana. No exige que todos imiten su horario, pero sí que sigan el hábito de la oración. Así, dice, "proteges tu mañana. Haz una lista  y reza por todos los que necesitan tu oración".

5º Cuidado con lo que deseas y cómo lo deseas

Reehil relata un escalofriante suceso de una joven violinista que, aún sin hacerlo plenamente consciente, firmó "un pacto con el diablo" para alcanzar el éxito. Explica que venderle el alma es un mito ya que "no puedes vender lo que no te pertenece", pero que si le ofreces tratos al demonio, el los acogerá con gusto.

En el caso de la joven, alcanzó un gran éxito, pero pronto sufrió las consecuencias -adicciones, enfermedades o experiencias cercanas a la muerte-. Solo firmando un nuevo pacto -el Credo- a instancias de un exorcista alejó la influencia demoníaca. "Hoy está completamente curada y se ha comprometido el resto de su vida a hacer únicamente música que honre a Dios y a advertir a la gente sobre la realidad del diablo y no a hacer tratos con él", concluye.

ReL

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