Algunas de nuestras relaciones han cambiado en la pandemia, te ayudamos a adaptarte
La pandemia ha cambiado mucho nuestra interacción con el mundo físico al pasar más tiempo en casa, dejar de frecuentar ciertos lugares e incluso quitar otros de nuestra vida de manera casi definitiva.
Hemos tenido oportunidad no solo de cambiar nuestros espacios al movernos, sino de hacerle modificaciones.
Muchos hemos aprovechado a ordenar nuestras casas, mover cosas de lugar y desprendernos o quitar otras que no íbamos a ocupar más.
El proceso de la pandemia también ha impactado de un modo similar en el mundo emocional influenciando nuestras relaciones y generando cambios.
Nos ha permitido poder darnos cuenta de quiénes son los que están siempre y en quiénes confiamos. Han aparecido personas que han sido una gran compañía, otras que ahora están de otro modo o se han alejado.
La pandemia está generando muchos duelos emocionales, pero al mismo tiempo está permitiendo hacer una suerte de limpieza en los vínculos que nos ayuda a ser más reales: darnos cuenta que tal vez uno quiere más que el otro, que tenemos que despedirnos para poder avanzar, soltar relaciones afectivas que no son tan saludables y crear otras nuevas.
Nos ha permitido visualizar en qué espacios se encuentran nuestros vínculos dentro de una nueva dinámica social y en cierto sentido, aceptar que algunos se han ido o ya no están con nosotros como antes.
Ante este tipo de pérdida emocional que no es fácil y puede ser muy dolorosa, se requiere vivir un proceso de sanación en el que aprendamos a relacionarnos de nuevo dejando de lado falsas expectativas y rescatando lo aprendido.
Aprender a relacionarnos con las personas desde otro lugar
El que alguna vez ha perdido su móvil, sabe lo que se siente al perder los contactos. Todos estaban allí. Es posible que se puedan recuperar, pero lo más probable es que a la semana los que hayan regresado sean los más importantes.
Algunos vendrán más tarde y otros se irán para siempre o habrán cumplido una “misión” en un momento determinado.
Cuando comenzaron los tiempos de confinamiento las personas comenzaron a reubicarse.
Muchos se movieron para encontrarse con sus seres queridos y permanecer con ellos, mientras que otros tuvieron que marcharse o separarse y aún siguen sin verse.
Perder contactos pueden hacernos sentir decepción, tristeza o nostalgia.
Un primer paso de sanación es poder identificar cuáles son hoy nuestros vínculos más importantes, estando lejos o cerca, y visualizar cómo estamos gestionando los cambios en nuestras relaciones con ellos para aprender a interactuar desde el lugar que nos toca.
Evitar juicios o falsas expectativas
Hoy no podemos solo guiarnos por nuestros juicios sabiendo que el contacto con los demás se ha convertido en un desafío para muchos.
Respetuosamente debemos aceptar una situación que no es la habitual y en la que al final la gente hace lo que puede para afrontar los cambios en sus vidas con la poca información disponible.
Mirar con recelo por actuar de manera diferente, es algo negativo. Cuando asumimos que sabemos lo que le está sucediendo al otro, no solo mostramos una falta de empatía sino también de humildad al pensar que sabemos lo que es mejor para todos.
El juzgar nos pone en una posición de decisión sobre los demás cerrando el corazón.
Para poder sanar los vínculos es necesario comprender que en el modo de interactuar «hacer lo correcto» puede ser algo diferente según las percepciones de la realidad o situaciones particulares, incluyendo qué y cómo pensamos, cómo vemos nuestro mundo y cómo percibimos los peligros.
Es sano reubicar a las personas donde las expectativas sean más adecuadas y nuestra forma de relacionarnos con ellos sea sin esperar conductas que no se van a dar.
Las personas tienen diferentes valores y percepciones y «hacer lo correcto» se ve completamente diferente en un contexto tan cambiante como en el que estamos.
Poner gratitud en el vínculo y rescatar lo aprendido
Intenta poner gratitud en los vínculos que generen dolor y rescatar lo aprendido en ese momento. Recuerda que tal vez esa persona, sea porque no quiere o porque no puede, porque ha pasado a otra etapa, porque necesita algo más incluyendo tiempo, en este momento no está en el modo que estaba antes.
Presta atención activamente y observa las cosas positivas. Muchos de nosotros tenemos una tendencia natural a estar «alerta» para señalar sólo los signos negativos que nos rodean.
Pero es mucho más beneficioso fortalecer el recuerdo de un vínculo que ha sido amoroso destacando y conservando lo bueno en él.
Cuando elegimos volvernos conscientes en el momento presente, aumentamos las posibilidades de notar lo positivo, experimentar sentimientos de aprecio y de gratitud que nos motivarán a valorar a esas personas que han sido parte de nuestra vida y a tratarlas bien aunque sea con un pensamiento, una oración o una anécdota.
Cecilia Zinicola, Aleteia
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