1499. 20 de febrero de 1946.
Tú querrías subir hacia Mí mas de prisa. Te parece que patinas en el mismo lugar y, en ciertos momentos, que retrocedes. Pide cada día la ayuda de un alma de la iglesia triunfante, una de la iglesia que sufre en el Purgatorio y encárgate de la salvación de una de la Iglesia militante.
Esta trinidad de almas ayudarán a la tuya. El que salva un pecador se salva a sí mismo. Y las almas que han dejado la Tierra tienen una Caridad inmensa para con aquéllos que todavía están en el combate. Estos intercambios son no solamente permitidos, sino que hacen la alegría del Padre de familia, que os ama como a otros Cristos.
Y tú pregúntate si te vales, en verdad, de todos los medios de salvarte en el Amor. ¿Sirvo al Amor? ¿Me oye el Amor porque yo Le hablo en mí? ¿Lo miro vivir en mí? Ya ves, hija, que con frecuencia te digo que no Me dejes solo. Da tú que tanto has recibido. Tú, que has comprendido mejor las cosas, vive con fuerza esa vida oculta que sobrepasa toda otra vida y que está llena de méritos a causa de su Fe.
¿Quieres empezar otra vez? Porque siempre estás en el principio por tu pequeñez y tu pobreza... ¡Cuántas veces has fallado en el intento de entrar en el amoroso silencio del corazón! Pero Yo te he esperado ahí y te he visto venir y tú ¡ni siquiera lo notaste! ¿No te parece que conviene que tú y Yo lamentemos todas esas ocasiones perdidas? Dímelo así y Me consolarás,,,
Entonces le dije: 'Señor, es que soy tan miserable..."
El: Dame una confianza de niño, la esperanza del pobre ante el rico; entonces Yo colmaré los huecos con sumo cuidado. Serás como la esposa que se ha preparado con las joyas más preciosas de un Esposo próvido.
ReL
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