1436. 3 de mayo.
Mi Jesús amado, vengo para recibir Tu Palabra y sobre todo, Tu Amor. ¿Sabes que el jueves es para mí el día más hermoso de toda la semana?
El: Entra en el atrio e implora la ayuda de Mi Madre. Entra más. Apártate de todas las cosas. Penetra hasta el aposento más secreto, en donde están el silencio, la libertad del entendimiento, la ofrenda pura de la voluntad, la llama que arde por arder todavía más.
Y luego pide al Espíritu Santo que se mueva sobre ti como se movía sobre las aguas al principio de la Creación. Por ti misma no eres sino caos. Recuérdalo. ¿Has hecho hoy algún acto de humildad? ¿,Interior o exterior? No por la pura pena, ni para disminuir tus fuerzas, sino para invitarte a intensificar tu esfuerzo con el Poder de un Dios que no espera sino tu llamada.
Y ahora, poseída por el Espíritu, ¿qué Me podrás decir, sino palabras de amor? A El, que es Amor, dile que hable por ti. ¿No crees que esa es la manera más simple y más delicada? Porque el Espíritu usa también el lenguaje de los pequeños. Fue bajo Su influencia como Mi humildísima Madre le respondió al Ángel: 'Aquí está la Esclava del Señor'. El Me hablará con tus suspiros y balbuceos. Recuerda las armonías que hay en un solo acorde de una orquesta.
La alabanza que tú querrías darme y que no sabes cómo decir, El la completará, porque El tiene una traducción invisible para las plegarias, los deseos, los cariños de las almas.
Multiplica tus impulsos hacia Mí; Yo los recibo como Cristo, es decir, como Salvador y lo ofrezco todo a Mi Padre por la vitalidad de la Iglesia, para que finalmente llegue la hora del Rebaño Único bajo el cayado de un solo Pastor. ¡Momento dichoso en la sucesión de las edades! Adelanta, adelanta su advenimiento.
ReL
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