1435. 26 de abril de 1945.
Señor, aquí está delante de Ti tu pobre hija, hecha a Tu imagen y Te desea con todas sus fuerzas.
El: Has observado cómo las personas se hablan para comunicarse toda clase de asuntos personales y en ello se les va un tiempo considerable sin que saquen mayor provecho. ¿No crees que Yo Me alegraría grandemente y los recompensaría con magnificencia si ellos Me dedicaran sus pensamientos y su confianza?
Ello crearía entre vosotros y Yo una intimidad que os haría felices, pues el contacto conmigo aliviaría vuestra vida. Viviríamos 'a dos', siendo Yo el que llevara la parte más pesada. Y vuelvo a lo mismo: habla conmigo, pequeña alma de Mi Propiedad. Habla conmigo y nuestros corazones se fundirán en uno.
Esta es la finalidad de la vida del cristiano. Por conseguirla muchas veces os viene el deseo de morir; vivid pues, anticipadamente, esta fusión de los corazones. En toda ocasión, bajo cualquier pretexto. Pero no os atrevéis a ello y en muchos es pura indiferencia. Pero ¿por qué Mis amigos íntimos no habrían de llamarme con vehemencia para que Yo participe en su vida interior? ¡Si tuvieran una Fe menos cercana a la incredulidad! ¡Si su Esperanza contara con Mí Apoyo; si su amor, simplemente, ardiera más! Yo lo presidiría todo en vuestra jornada y cuando llegara la noche, vuestros ojos se cerrarían mirando Mi Rostro.
Aprende a dormirte así, en Mis Brazos. Recuerda que hay que recomenzar muchas veces para crecer y, sobre todo, que hay que guardarse mucho de estar satisfechos de sí. Contempla a menudo tu miseria y cuéntamela toda, tal como la conoces. Entonces Me sentiré urgido a ayudarte, pues te veré humilde y pequeña. Y cuando Me llames, no te olvides de darme los nombres más tiernos. Yo reconoceré tu voz.
ReL
No hay comentarios:
Publicar un comentario