Los fieles que asisten a la Santa Misa en la Catedral de Colonia en Alemania deben recibir la sagrada Eucaristía detrás de un vidrio y solo en la mano. Esta medida ha sido adoptada para reducir los riesgos de contagio del COVID-19.
Recientemente se reabrieron las puertas de esta histórica catedral alemana y se dejó entrar a 122 personas para que puedan vivir la Santa Misa después de largas semanas de cuarentena. Al ingreso también se les pidió a todos sus números de teléfono para que, en caso de contagio, se puedan rastrear las rutas de infección.
El Cardenal Rainer Maria Woelki fue el encargado de celebrar esta Misa en la que también se pidió a los fieles que no cantaran y que portaran mascarillas de seguridad. La limosna se dio al final de la Misa mientras los fieles salían del templo.
Pero lo más llamativo de la Misa fue la insólita forma de distribuir la Comunión. Se instaló en la nave central de la catedral una mampara de metacrilato para separar a los fieles del sacerdote. Esta mampara solo permite que el fiel extienda sus manos debajo de la estructura para recibir la Comunión solo en la mano, haciendo imposible la Comunión directamente en la boca.
«Dadas las continuas medidas de protección contra la pandemia del coronavirus, no podría haber ninguna cuestión de normalidad», se explicó en el sitio web de la Conferencia Episcopal Alemana.
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