1348. 1 de enero de 1944.
Antes de comulgar: La palabra de orden para este año: Espera en Mí.
1349. 6 de enero de 1944. Iglesia de Fresne.
Piensa, hija, en el gozo que tuvieron los reyes de la Epifanía. El que Me encuentra, encuentra los gozos más grandes que son posibles sobre la Tierra pero es preciso buscarme, no solamente una vez o dos, sino de manera continua; porque vuestra flaqueza Me pierde continuamente de vista por las distracciones de la vida diaria. Los ojos que Me miraban se ponen a mirar hacia otra parte y su atención se desperdicia por aquí y por allá.
Entonces Yo Me retiro y es preciso que os pongáis de nuevo a buscarme. Bendita búsqueda, ya que es seguro que Me volveréis a encontrar. ¡Si pudiérais vosotros conservarme como Yo os conservo en Mí! Pues no os dejo ni un instante.
Entonces Yo Me retiro y es preciso que os pongáis de nuevo a buscarme. Bendita búsqueda, ya que es seguro que Me volveréis a encontrar. ¡Si pudiérais vosotros conservarme como Yo os conservo en Mí! Pues no os dejo ni un instante.
Tú sabes que eres Mi hija muy querida, no obstante tus miserias: ¿es demasiado pedir, entonces, si espero de ti la intimidad de todos los momentos de tu día? ¿Que Me lo des todo, sin retornos sobre ti misma? ¿Que te instales en Mi Corazón, sin distancia alguna entre el Mío y el tuyo, para darme gusto y consuelo? ¿Es mucho si te pido que olvides la cosas de este mundo para vivir por anticipado de las alegrías del otro? ¿Me excedo acaso sí te pido que estés más adentro en la compañía de los santos y de los ángeles? Tienes que empezar ya a balbucear el lenguaje del Cielo, donde se canta eternamente con Amor ‘Gloria, Honor y Bendición a nuestro Dios tres veces Santo'.
La Vida del Cielo es una constante variación sobre este tema. Piensa en Ella, pues al final es lo único que importa. Soy Yo Quien te habla. Si supieras cuán grande es Mi Deseo de daros el Cielo, para lo cual lo sufrí todo, te harías santa nada más para apagar la Sed de este Deseo.
Yo, por mi parte, asisto a todos tus movimientos interiores como un avaro que asiste a una partida en la cual puede salir ganando. Y si tu alma se vuelve hacia Mí espontáneamente, con dulzura y por sus motivos, no ha habido nunca un Conquistador tan orgulloso de sus victorias como lo estoy Yo de haber ganado una batalla. Tú eres el premio de Mis Sudores en Gethsenmaní; eres para Mí como la respuesta; y el Padre te mira.
ReL
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