1292. 21 de enero de 1943. En la iglesia. "¿Vives tú realmente para Mí? ¿Estoy Yo realmente en el principio y en el fin de todos tus pensamientos? ¿O haces algunas reservas de interés personal?
¡Hija! ¿Qué interés más grande podrías tú tener que el de vivir toda para Mí? Dámelo todo y lo encontrarás todo y aún más. Yo no guardé nunca nada para Mí mismo y la esposa debe imitar a su Esposo uniendo su pobre amor al riquísimo Amor de El. Envuélvete en Mí y aprieta en toda ocasión los lazos que nos unen. Yo nunca te dejo, pero... ¿tú?
¡Hija! ¿Qué interés más grande podrías tú tener que el de vivir toda para Mí? Dámelo todo y lo encontrarás todo y aún más. Yo no guardé nunca nada para Mí mismo y la esposa debe imitar a su Esposo uniendo su pobre amor al riquísimo Amor de El. Envuélvete en Mí y aprieta en toda ocasión los lazos que nos unen. Yo nunca te dejo, pero... ¿tú?
¿Estás tan cerca como es posible de tu único Amigo? En un canto, es preciso que todas las voces suenen en armonía y si tú así lo quieres, tu vida entera será un cántico. Es fácil, ya que Yo soy el Ideal. ¿Quién podría constreñirte a permanecer en la materialidad de la Tierra? Puedes escaparte si quieres. O, ¿no puedes acaso escoger entre tus pensamientos aquellos que entrañan un anhelo, un transporte hacia Aquél que murió por ti con una Muerte atroz? No vivas sino para Mí. Y cuando tengas que morir, muere gozosa, ya que será por Mí, para agradecerme Mi Muerte y ayudar al advenimiento de Mi Reino.
Vosotros no tenéis idea de todo lo que podéis alcanzar cuando os unís a Mí. No temáis ni siquiera a la muerte, ¡sobre todo a la muerte! porque es el momento de la última confianza, la reparación general de toda la vida; es la puerta que se abre y Yo estoy detrás. Que este pensamiento haga nacer en ti la impaciencia de verme. ¡Cómo Me será grato! ¡Soy tan sensible a los movimientos de vuestro corazón! Es preciso creer en el Amor. ¿Te he engañado alguna vez? ¿No Me has encontrado tú siempre más Grande? Y Me conoces tan poco...
¡Qué no será la visión cara a Cara! Búscame; en el Evangelio, en la Naturaleza. Si te Me escondo, búscame más todavía: bien sabes que todo esto acabará con un Encuentro. . . ¡Hijos Míos queridos!
ReL
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