Las tensiones cotidianas, las peleas, los bajones de ánimo, la rutina… Todo esto puede influir negativamente en la serenidad de la pareja. ¿Y si el humor fuera un remedio imparable a los problemas de la vida conyugal?
El aburrimiento es el enemigo mortal de las parejas. Sin una comunicación para ajustarse a las evoluciones inevitables del uno o del otro, y sin inventiva, es difícil ver cómo una pareja puede aspirar a perdurar.
La rutina del día a día, el hábito monótono y aburrido no son, por lo general, elementos muy apreciados. Es cierto que hay excepciones: hay cónyuges que aman tanto su tranquilidad que se acomodan muy bien a una vida tranquila y sin turbulencias.
Existen “parejas somníferas” a las que les encanta la calma chicha de la paz, la ausencia de problemas, la comodidad de una dulce somnolencia. Sin embargo, por lo general a las parejas les viene bien poner un poco de sentido del humor en una vida que, de lo contrario, tendería rápido a la hibernación.
Algunas reglas del humor en la pareja
El humor es un comportamiento necesario en la vida de pareja. Es una forma de fantasía que es tan valorada en la vida social como en la vida familiar. Permite desdramatizar las situaciones, hace nacer sonrisas cómplices, reduce tensiones.
Sin embargo, el humor no es algo natural para todo el mundo. Hay personas tan serias que olvidan que dentro de cada uno de nosotros hay un niño que necesita jugar, relajarse, bromear.
¡Ni que decir tiene que hay distintos colores de humor!
Está el humor sarcástico de quienes caen en la burla fácil, a veces vulgar incluso, que encontramos a menudo en ciertos humoristas.
Está el humor evasivo, que es una elegante pirueta para no hablar de uno mismo o no responder a alguna pregunta seria.
Está el humor narcisista de quien busca complacer e impresionar y dar una imagen de sí mismo como una persona ocurrente y simpática.
Pero el humor que se valora es el humor astuto de quien relativiza el peso de las presiones de la vida. Es señal de que se posee cierta fuerza, ya que parece permitir no hacer un drama de las dificultades del día a día.Este humor aporta alegría y distensión en el seno de la pareja.
Resulta en particular reconfortante para el cónyuge que tiene necesidad de esta fuerza tranquilizadora. Ser chistoso, divertido, fantasioso son cualidades importantes siempre y cuando estén dentro de los límites de la razón.
Denis Sonet, Edifa - Aleteia
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