¿Por qué no te replanteas la división de lo que son las tareas domésticas? Aunque en casa haya turnos para realizar las tareas domésticas, los gritos son frecuentes.
Tal vez esta idea sea la solución para poner fin a las peleas.
Tal vez esta idea sea la solución para poner fin a las peleas.
Muchas familias han establecido turnos para realizar las tareas del hogar. Vaciar el lavavajillas, poner la mesa, pasar la aspiradora… Y sin embargo, a pesar de la agenda de tareas por hacer, muchas veces oímos, incluso veces al día, “¡No es mi turno!”. Después vienen las discusiones entre los hijos y a veces hasta entre los cónyuges. ¿Cómo se pueden remediar estas disputas?
Hay que ayudar al que tiene su turno
El sistema de turnos, por mucho que tenga el mérito de ofrecer un marco justo, sin embargo limita el servicio a menos que la caridad. Ahora bien, si la caridad, para ser ejercida, necesita justicia, no puede ser limitada por ella.
En el servicio de la vida diaria, el objetivo no es sólo ayudar, sino a través del servicio prestado aprender a amar y experimentar que no hay mayor amor que dar la vida por aquellos que uno ama. Entonces, ¿cómo puedes hacer esto cuando todo está dictado por la hermosa agenda de tareas que cada persona tiene que hacer cada día? ¿Debería ser prohibida?
No, pero probablemente debemos empezar dándole otro significado. Eso significa que debemos recordar, como en cualquier juego, cuál es la regla. Así, el que tiene que servir no es el que tiene que hacerlo todo, dándoles a los otros una posición de inmunidad. No, la persona a la que le toca es a la que se va a tener que ayudar.
Él es el que tiene una responsabilidad colectiva, pero es responsabilidad de la comunidad ayudarle para que no sea aplastado o humillado en el ejercicio de su servicio. Hacerlo es introducir imprevisibilidad en lo que se planea. De esta manera, uno desarrolla la atención hacia el otro en lugar de la negligencia o la impertinencia. Esta atención al que sirve llevará a los demás a facilitar su trabajo de otras maneras mientras él está haciendo el servicio.
Vincent de Mello, Edifa Aleteia
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