Miles de usuarios conocen a sus parejas...
incluso ya hay fijadas hasta tres bodas

"Este año pasado dimos sobre 80 charlas y éste creo que vamos a llegar a las 100", comenta Pep Borrell.
Cuenta la leyenda que San Valentín, sacerdote romano del siglo III, se rebeló contra el emperador Claudio II al casar en secreto a parejas jóvenes en contra de un edicto que prohibía el matrimonio de los soldados. Un desafío que le valió la cárcel y hasta su propia muerte, acontecida el 14 de febrero del año 270.
En una época, y en una sociedad, tan laicista como la nuestra, de una persecución tácita o, más bien, blanca del matrimonio y de todo lo bueno que éste conlleva, la historia del siguiente protagonista puede que tenga ciertos paralelismos con la del santo romano, aunque él se encargue de remarcar que "ni es santo ni nada".
Pep Borrell tiene 62 años, es marido, padre y dentista de martes a viernes, mientras el resto de la semana se convierte en un brillante divulgador de las virtudes del matrimonio allí donde va. Gracias a sus grandes dotes para la comunicación, el catalán ofrece charlas, conferencias y todo tipo de encuentros en los que habla del noviazgo y de los desafíos de la pareja en general.
Hace ahora casi un año, Pep Borrell tuvo una idea muy sencilla de la que nunca sospechó el éxito que alcanzaría. En su cuenta de Instagram publicó una foto, más bien sosa, con un sucinto mensaje: "Católic@s solter@s", el objetivo, únicamente, que sus seguidores católicos que buscaban pareja publicaran sus señas y pudieran así conocer a otras personas.
ReligiónEnLibertad charla con Borrell sobre cómo esta especie de tinder católico artesanal se ha convertido en todo un "fenómeno social" entre los usuarios de su cuenta de Instagram. En estos momentos hay tres parejas con fecha de boda, y muchas otras que van en serio, pero que muy en serio.
-¿Cuál está siendo la reacción general a estas publicaciones para "católicos solteros"?
-Yo diría que bastante buenas, hay gente que le ha ido muy bien, pero, también, las hay malas... Claro, yo les digo, a ver chavales, que esto es como si entraras en un bar y te dijera que vamos a hacer una fiesta y que he invitado a otros católicos, nada más. Yo no les hago un examen de conciencia antes de entrar. Es que, luego... me escriben muchas chicas, y me dicen: 'oye, mira a este tío, se llama católico'... y me mandan una conversación de él... pero, yo no puedo controlarlo.
»A la gente siempre le digo que tenga mucha precaución, porque, claro, se pueden meter trolls y haters. Pero, en general, el resultado es muy positivo, sorprendentemente positivo. Me escriben personas como muy asépticas, que no querían ponerse y que, a través de un amigo que les apuntó, empezaron a hablar con alguien. Ya hay tres parejas comprometidas y mucha gente hablando. El resultado es muy positivo.
-¿Y cómo surgió la idea?
-Las chicas, cuando empiezan a llegar a los 30, se ponen un poco nerviosas. Y, entonces, una me dijo: 'oye Pep, que no encuentro a nadie, ¿podrías hacer algo?'. Y me dio la idea de que la gente en Instagram, los que fueran católicos y solteros, pusieran una cruz y un corazón. A veces, te gusta algo que pone alguien y no sabes si es un tío soltero, casado o qué es.
»Y, entonces, pensé, bueno, voy a hacer que la gente que sea católica y soltera no le dé vergüenza y, de alguna manera, se pueda conocer. Y, para mi sorpresa, lo puse y se dispararon los mails... estas últimas publicaciones han llegado casi a un millón de visualizaciones, hay miles y miles de comentarios. La gente me va escribiendo y me va contando los avances.

La publicación que causa furor entre los católicos solteros.
-¿Por qué crees que los jóvenes de hoy tienen más dificultades para conocerse?
-Creo que hay varias cosas. Una es porque se habla muy mal del matrimonio. Todas las estadísticas son fatales. Nunca ves noticias buenas ni que se anime a la gente a casarse. Todo lo contrario. Que se ha divorciado el 70% de las parejas que se casan, etc... Se transmite la idea de que el matrimonio es muy difícil y la gente está asustada.
»También, estamos en una sociedad como muy comodona, queremos todas las cosas muy fáciles, y, en estos temas, uno tiene que esforzarse, tiene que sacrificarse, tiene que salir, tiene que moverse. La gente quiere encontrar a alguien con un clic, y, por eso, a lo mejor, tiene éxito todo esto. También creo que hay miedo y se busca a alguien perfecto.
»El mundo se ha quedado pequeño. Antes los abuelos vivían en un pueblo, y de su edad había tres chicas, y se casaban todas, y a lo mejor las tres chicas eran feísimas. Pero, todos casados, y la mayoría de la gente feliz. Sin embargo, ahora, el mundo se ha quedado pequeño y siempre te da la sensación de que vas a encontrar a alguien mejor. En verdad, siempre existe alguien mejor que tu novia, pero tienes que decidirte por alguien. No quieras encontrar a alguien perfecto.
-¿Por qué es mejor para un católico una publicación como esta... y no utilizar Tinder, por ejemplo?
-Bueno, mira, este es un tema importante. ¿Los católicos solo pueden casarse entre católicos? Evidentemente no. Hay mucha gente que no es creyente, porque no ha conocido nunca al Señor, y puede ser que a través de una relación con alguien, lo conozca, se enamore, lo siga, y ese converso sea más católico que el católico novio que empezó la relación.
»Ahora, yo, personalmente, sí que cuando era novio, o tenía la intención de encontrar novia, tenía un solo objetivo no negociable. Y era que quería que fuera católica. Yo sé que hay muchos católicos que también lo quieren. El ser católico no es ir a misa el domingo, sino es vivir de una manera, desde que te levantas hasta que te acuestas, y cuando una persona está comprometida con Dios, es muy difícil vivir con alguien que no lo está.
-¿Crees que habría que crear más espacios como éste para los católicos solteros?
-Sí, yo creo que sí. Lo que pasa es que hay un problema. A todas estas cosas acuden muchas chicas muy guapas, muy buenas, y muy pocos hombres, y muy raros. ¿Por qué? Porque los hombres creen, y en cierto modo es verdad, por un tema cultural y social, que se les va ir aumentando el mercado por detrás. O sea, uno cumple 25, y cumple 30, y cumple 35, y se preocupa relativamente poco. Porque se puede enamorar de una de 20, y, a lo mejor, si el novio tiene 35 y la chica tiene 20, pues de entrada choca, pero no pasa nada.
»Otro tema fundamental es la maternidad. Retrasamos demasiado los noviazgos aquí en Occidente y, fisiológicamente hablando, el cuerpo de la mujer está preparado para tener hijos desde mucho antes.
»Y, por otro lado, muchos padres lo hacen mal, porque les dicen a sus hijas e hijos que no se enamoren, que ahora toca estudiar. Nunca le puedes decir a una persona 'no te enamores', porque el enamoramiento te viene, y, además, te viene en esas épocas donde están las hormonas que se disparan. Lo que hay que hacer es, precisamente, hablar mucho de eso. Hablar con los hijos de afectividad.
»Estamos muy obsesionados en hablar de sexualidad, que está muy bien, hay que hacerlo, pero hay que hablar de afectividad y no separar la afectividad de la sexualidad. Y decirle al hijo: 'mira, te vas a enamorar y te va a pasar esto'. Y esto hay que hacerlo en edades tempranas, porque es cuando te enamoras.
-¿La Iglesia debería involucrarse más en ayudar a los solteros a encontrar pareja?
-Creo que estaría muy bien que salieran muchas iniciativas. Siempre les digo a los solteros católicos que cambien de parroquias, y que se sienten al lado del que les guste y que le den la paz en el momento de la misa. Es evidente que si somos católicos y queremos encontrar a un novio católico, el sitio donde encontrarlo es en la Iglesia.
-Visto el éxito... no sé si estás valorando crear un encuentro de parejas salidas de tu publicación...
-Bueno, a lo mejor con los años sí, estaría muy bien, sería gracioso. El otro día me dijeron dos que empezaron a salir y que se han comprometido, uno era profesor de latín y la otra de hebreo, no sé... una cosa como muy inverosímil.
»Siempre digo que no hay que tenerle miedo a conocer gente nueva. Nos fijamos demasiado en el aspecto físico, y, a lo mejor, estos contactos así un poco más, que de entrada no ves a la persona, puede ser un pequeño inicio para conocer a alguien mejor, que, a lo mejor, si te lo hubieras cruzado por la calle no hubieras empezado a hablar con él.
»No pasa nada, las relaciones se construyen, no se encuentran, se construyen. Tú no dices: '¡pum!, me he encontrado un novio'. No, me he encontrado una persona a la cual voy a conocer y, a lo mejor, con la cual la cosa puede funcionar. Pero es un proceso.

Dios aparece en ocasiones de formas imprevistas.
-¿Qué consejos prácticos le darías a los solteros que usan esta publicación?
-Siempre que me escriben para decirme que están conociendo a alguien, lo primero que les escribo es, muy grande y en mayúscula, les pongo CHILL, o sea "calma". Mucha paz. No nos emocionemos. Sobre todo, cuando ya estamos en edades un poco más adelantadas, gente de más de 30 años, que son tres mensajes y ya parece que va a ser el hombre de tu vida. Yo les digo mucha tranquilidad, conoceros mucho, hablar mucho. Nunca la virtualidad puede sustituir la presencia, hay que verse, y obligatoriamente.
»Y, después, muy buena educación. Tratar a la gente como te gustaría que te trataran a ti. Entender que puede ser que funcione, que puede ser que no funcione, pero si somos personas educadas y, además, los dos somos católicos, pues mira, rezamos el uno por el otro y se acabó.
-¿Habrá alguna evolución? ¿'Católicos solteros del Real Madrid', o 'del Opus', o 'de Albacete'...?
-Esto me lo piden un montón. No puedo hacer una para cada provincia... Lo separé por edades, me pareció muy bien. Porque es muy distinto una persona de más de 45 que una de 20. Me dijeron que hiciera España e Hispanoamérica. Pero, después, que hiciera por comunidades autónomas o por provincias, por ciudades... pero no. Que la gente se espabile. Lo que sí que voy a hacer va a ser refrescarlos más a menudo.
-¿Hay esperanza para el matrimonio cristiano?
-El matrimonio sigue siendo una institución fuerte. Soy muy optimista de por sí, pero, lo veo cada día, porque hablo con muchísima gente, veo un cambio a positivo. Hay mucha gente que me dice: 'a mí nunca nadie me había hablado de la afectividad o del amor así. A mí lo único que me han dicho es disfruta lo que puedas, no te quedes embarazado o no embaraces a nadie y para adelante'. Descubren un amor de respeto, de querer, de que la cosa dure y quieren hacerlo bien.
»Es cierto que hay, sobre todo, muchas chicas que se han sentido muy utilizadas. Muchos chicos con problemas de pornografía. Y muchísimos, que es una cosa que yo, desde que me he metido en esto he alucinado, problemas de abusos. Es increíble la cantidad de gente que ha tenido problemas de este tipo siendo joven o pequeño. Eso te marca de por vida.
»Veo cambios positivos, y a mucha gente con ganas de hacer las cosas bien. Se han dado cuenta de que viviendo como han vivido no eran felices. Lo que quieren es estabilidad, y esto lo tenemos inscrito en el corazón. Esto no falla.
-¿Y por qué crees que es importante proteger la familia y el matrimonio?
-Hombre, es la base. No entiendo cómo no se promueve totalmente la familia. Pero si es todo. La familia es donde se protege al chaval, se le educa... Es donde aprendemos todo. A compartir, a cuidarnos. Es la enseñanza básica en la vida. No entiendo por qué no es el punto número uno en los planes de los gobiernos y de la gente que nos manda. Es fundamental para la salud de la sociedad.
-Podríamos decir que eres 'el San Valentín' de nuestra época...
-Ni de broma. Ni santo ni nada de nada. Me ha venido por añadidura, pero ni yo me podía imaginar que me pasaría lo que me está pasando.
»Empecé con esto un día en la parroquia, un día en el colegio, un día en un grupo de jóvenes, en un grupo de matrimonios... y a raíz de la pandemia la cosa se disparó. Mis hijos me pusieron Instagram para que pudiera verme más gente. Ahora, de martes a viernes soy dentista y dos fines de semana al mes nos vamos por España, y una vez al trimestre por América. Este año pasado dimos 80 charlas y éste creo que vamos a llegar a las 100.
Vea también El Noviazgo católico y de los que creemos en Cristo y en su Iglesia
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