
La nueva película de Spike Lee, Highest 2 Lowest, titulada "Del cielo al infierno" en algunos países de habla hispana, traza una exploración sobre el auge económico, la caída moral y la redención espiritual de un magnate de la industria de la música en tiempos contemporáneos.
Es curioso que la crítica especializada, en general, la ha recibido con parabienes, pero no ha sido muy del gusto de los espectadores: quizá porque esperaban un tono más de thriller, o más acción y tiroteos, cuando lo cierto es que a su director no le interesa tanto esa reconstrucción del género como concebir un ejercicio de complejidades éticas alrededor de un hombre que empieza a verse acorralado por varias cuestiones… cuando debe escoger entre el dinero o la familia, el arte o el negocio, lo angelical o lo diabólico (estos últimos representados por cantantes jóvenes que necesitan una oportunidad).
Estamos ante un filme plagado de simbología y detalles religiosos. Recordemos que su actor principal, Denzel Washington, habla a menudo en sus entrevistas de su fe, su cristianismo y su necesidad de oración: en diciembre de 2024 fue bautizado en un templo de Harlem y se le concedió una licencia de ministro de esa iglesia, un evento que retransmitieron en directo vía Facebook.
“Si Dios te da una oportunidad para volver a empezar, tómala”
Esas creencias religiosas se extienden por toda la película, en la que, además de esa simbología mencionada, conocemos a varios personajes que suelen invocar a Dios, empezando por su protagonista, quien ya en los primeros minutos de metraje deja clara su postura al hablar por teléfono con otra persona: “Si Dios te da una oportunidad para volver a empezar, tómala. No le dices a Dios que no”. O cuando le comenta a su enemigo: “Dios te da todo lo que quieres, ¿no? No. Te da todo lo que necesitas”.
Varios de los personajes aluden de vez en cuando a referencias divinas: “Que Dios nos bendiga”, “Y, como dicen en la iglesia, amén”, “Solo Dios puede juzgarme ahora”, “Dios es grande”, etcétera. Es, además, una historia construida en torno a las tentaciones, como veremos ahora.
Tentaciones

David King (Washington) vive en lo alto de un rascacielos de Nueva York. Se ha ganado a pulso su prestigio crítico y su poder económico en el panorama musical y se le conoce como “el mejor oído de la industria”: gracias a su olfato y a su desarrollo la firma ha obtenido más de 50 Premios Grammy.
King, a quien muchos ven como una especie de monarca del éxito (es obvia la referencia al Rey David), se encuentra en un momento en el que decide hipotecar sus propiedades para comprar la empresa, evitando así que la adquiera una firma de la competencia. Justo entonces recibe una llamada anónima: alguien ha secuestrado a su hijo adolescente y pide 17 millones de dólares a cambio de su pellejo. King se compromete a pagar… hasta que la policía descubre que el criminal cometió un error: no secuestró a su primogénito sino a su ahijado, hijo de su chófer y amigo, Paul (Jeffrey Wright).
Tras ese giro King se lava las manos, explicando que no se trata de su propio hijo y no está dispuesto a pagar los errores de un secuestrador. El magnate piensa en su dinero y en el futuro de la empresa. Es una de las tentaciones que se le ofrecen: elegir entre la pasta y la familia, pues su mujer y su hijo consideran que el chaval secuestrado también forma parte del clan. De pronto, el hombre familiar y buen tío y filántropo se convierte en alguien que está a punto de hundir su nombre y su reputación por culpa de la avaricia. Spike Lee introduce, incluso, una secuencia bastante incómoda en la que el hijo de David le pide que pague el rescate y le grita “¡Sólo es dinero!”, y King saca a relucir una faceta imprevisible: le acusa de faltarle al respeto y le amenaza.
A lo largo del metraje a David se le ofrecerán otras tentaciones que no vamos a desvelar. Es el camino de un hombre que cae pero luego intenta redimirse. Porque, como él mismo dice en una escena, “La familia es lo primero”. En las últimas escenas King será sometido a dos elecciones. Una simboliza el Cielo y la otra el Infierno.
Spike Lee ha conseguido recuperar el prestigio perdido en “Hermanos de armas”, su floja visión de la guerra de Vietnam. No obstante, Highest 2 Lowest está lejos de ser perfecta. Su mayor error consiste en utilizar un score repetitivo que, además, suena en los momentos equivocados: en escenas de diálogo, por ejemplo, tratando de crear un clima de tensión en el que bastaban las palabras de los personajes. Hay un abuso de esa música en la primera mitad de la película. En la segunda, en cambio, predominan las canciones de diversos géneros musicales, y al menos suenan en las escenas adecuadas.
José Ángel Barrueco, Aleteia
Vea también El verdadero cambio: subir bajando
No hay comentarios:
Publicar un comentario