
En Guadarrama, en plena sierra madrileña, se reunieron las Familias por el Reino de Cristo. Aquí te compartimos las enseñanzas para vivir consagrados al amor. Uno de los momentos más esperados fue la intervención de Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de Orihuela-Alicante, quien animó a los presentes a consagrarse al amor siguiendo el camino de la pequeña vía de santa Teresa del Niño Jesús. Inspirado en el libro Camino de santidad, desgranó ocho claves sencillas y exigentes a la vez, que dibujan una hoja de ruta para quienes quieren vivir de cara a Dios.
Pasos para vivir de cara al amor
1Amar a Dios es amar su voluntad

El obispo recordó que el amor verdadero no se mide en palabras sino en obediencia. Una madre puede repetir a su hijo "te quiero mucho", pero si nunca atiende lo que necesita, ese amor queda vacío. Dios no nos pide emociones pasajeras, sino entrega real. "Tenemos que soñar con ser ese juguete inútil en las manos del Señor", subrayó.
2Para hacer su voluntad hay que mirarle
La vida cristiana no se improvisa: o vamos detrás de Jesús, siguiéndole de cerca, o corremos el riesgo de perdernos.
3Aprender a darlo todo, incluso la propia miseria
Amar es donarse sin reservas, con alegría. Pero también con realismo: nuestro corazón, comparó Munilla, es como un chicle que se pega a todo, incluso a lo bueno. Por eso no podemos quedarnos en los instrumentos —ni siquiera en los más santos—, sino entregar el corazón sólo al Señor.
4Abnegación como camino de liberación
"Nuestro gran rival somos nosotros mismos", afirmó. La felicidad es cuesta arriba, la infidelidad cuesta abajo. Cada mortificación —gobernar la vista, la boca o los impulsos— es un regalo que se convierte en caricia a Dios y va educando el paladar espiritual: cuanto más se saborea al Señor, menos atraen las cosas de la tierra.
5Superar el miedo que nace de la desconfianza
La duda y el miedo ofenden, porque cierran el corazón a la gracia. "Cada acto de confianza es una caricia al Señor; vencer los miedos es besar la mano que nos golpea", recordó citando al Padre Pío.
6Pobreza espiritual unida a la esperanza
No se trata de voluntarismo, sino de dejar que sea Cristo quien impulse nuestras acciones.
7Recoger la belleza de la vida escondida en Cristo

"La verdadera sabiduría es querer ser olvidados", explicó Munilla evocando a Santa Teresita, convencida de que la vanidad es un cristal manchado que no deja pasar la luz.
8Purificación y consagración al amor
"Ocúpate de mi amor", dice el Señor, porque no hay huérfano más necesitado que Él. No basta la amabilidad formal, sino un amor real que todo lo impregna.
El encuentro terminó con la certeza de que la misión comienza en lo oculto, en lo ordinario. Como señaló el obispo, vivimos tiempos en que muchas barreras ideológicas han caído, pero queda la verdadera revolución pendiente: la conversión del corazón.
Mar Dorrio, Aleteia
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