Su creatividad está por las nubes... y pueden tratar con personas de diferentes edades

Les dijimos: 'No queremos que tengas amigos en el bolsillo las 24 horas del día, los 7 días de la semana'
Una madre de Minnesota, que educa en casa a sus cuatro hijos, ha generado un gran debate en Internet por su negativa a permitir que sus hijos usen redes sociales hasta los 18 años, y por oponerse a la "epidemia" de padres que entregan toda su autoridad a los influencers. The Epoch Times cuenta su caso.
Allison Lundeen, de 41 años, es una creadora de contenido basado en la fe. Paradójicamente, al ser ella misma influencer esto le ha permitido ser testigo de primera mano de los impactos negativos de estas plataformas. De cómo los acosadores pueden ser destructivos, absorbentes e incluso pueden llegar a manipular las mentes de los niños.
Por delante de sus compañeros
"Es algo un poco cómico porque yo soy una influencer. Mucha gente piensa que es algo hipócrita, pero creo que muchos padres están desconectados de la realidad de cómo las redes sociales afectan a sus hijos, no entienden realmente cómo funcionan ni lo que están haciendo", comenta la madre de familia.
"Vimos una epidemia de padres que pierden influencia sobre las decisiones, elecciones, felicidad, y todos los demás aspectos de la vida de sus hijos. ¿Por qué están perdiendo esa influencia? Porque se la están otorgando a sus amigos, a los influencers o a extraños", añade.
Lo interesante es que hoy en día los hijos de los Lundeen están muy por delante de sus compañeros en muchas habilidades para la vida, tanto emocionales, sociales, físicas como espirituales.
La pareja procura dialogar con sus hijos sobre el porqué de la prohibición de las redes sociales. Pero, aun así, no ha sido fácil hacer cumplir las reglas todo este tiempo.
"Cuando sus amigos empezaron a tener redes, hubo meses de lágrimas y súplicas porque se sentían excluidos, porque querían estar en el grupo de amigos", dice Allison.

"Muchos padres están completamente desconectados de la realidad de cómo las redes sociales afectan a sus hijos", dice Allison.
¿Cómo respondió la madre? En primer lugar, les preguntó sobre los cambios que ellos mismos habían notado en sus amigos desde que empezaron a utilizar redes sociales.
"Sus ojos se abrieron, y dijeron: 'Mamá, ni siquiera puedo sentarme con mis amigos. Ya no me miran. Se pasan todo el tiempo mirando sus teléfonos'", explica.
Allison también les pidió que buscaran elementos positivos sobre el uso de las redes sociales por parte de niños, pero no pudieron encontrar ninguno.
"Les dijimos: 'No queremos que tengas amigos en el bolsillo las 24 horas del día, los 7 días de la semana. No queremos que te escondas en una habitación y te conectes con extraños cuando estamos aquí a tu lado. Queremos protegerte porque queremos que el hogar sea un lugar seguro'".
En pocos meses, sus hijos comprendieron y aceptaron las reglas. Sin embargo, siguieron expresando lo difícil que es quedarse fuera del grupo de amigos.
"Es realmente difícil para nosotros como padres mantenernos firmes en esta cultura, decir que no. Podemos entender cómo se sienten, porque nosotros también nos sentimos excluidos por esta decisión", asegura la madre.
Desde pequeños, a los niños se les asignó un tiempo de 40 minutos frente a la pantalla al día, excluyendo actividades en familia como ver películas. Los niños tienen acceso a los teléfonos antiguos de sus padres para ver cosas como tutoriales, pero deben ser supervisados y usarlos en áreas comunes de la casa. Los teléfonos de los niños son Troomi, sin acceso a Internet ni a redes sociales.
Allison se ha enfrentado a muchas críticas por esto. Cuando comenzó a compartir su enfoque sobre el tiempo frente a la pantalla, recibió el apoyo de muchos padres que pensaban igual. Pero, muchos de ellos cedieron cuando sus hijos se empezaron a resistir.
Ella quiere que los padres entiendan que defender sus valores y no ceder, incluso cuando sus hijos se enfadan, "vale muchísimo la pena", tanto en términos de "salud emocional" como de "dinámicas familiares".
Casados desde hace 18 años, los Lundeens, originarios de Minnesota, tienen un enfoque de crianza basado en la fe. Cuando se les pregunta sobre los resultados de prohibir las pantalla y las redes sociales, Allison solo tiene buenas noticias.
"¡Su creatividad está por las nubes!", asegura. Desde una hija que cocina en el horno y cose, hasta un hijo que sale de caza.
"Hemos mantenido su niñez más inocente de lo que muchos niños de 10 a 12 años tienen hoy en día. Me encanta que mi hija de 8 años aún disfrute jugando a las muñecas y que mi hijo de 10 años pueda jugar al balón todo el día", comenta, sus hijos no quieren ser "modelos" ni "influencers de belleza", como muchos otros de su edad.
Además, los niños se comunican con personas de todas las edades y tienen fuertes lazos de amistad con sus hermanos. "Tenemos a tantos adultos diciendo: '¡Dios mío, tienen hijos adolescentes que hablan conmigo como si fueran adultos, y son tan amables y dulces!'", comenta la madre.
"Vemos cómo su niñez dura más, cómo su creatividad explota, cómo se comportan en comparación con los compañeros de su edad—estoy muy orgullosa de ellos", añade.
Cuando sean mayores, dice Allison, podrán tomar sus propias decisiones sobre las pantallas y las redes sociales. Por ahora, ella y su esposo seguirán guiándolos por su propio camino: menos tiempo frente a la pantalla y más tiempo en familia.
ReL
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