El pasado domingo 19 de octubre, El Estudio, la sede central de Hakuna en Madrid (España), acogió el evento Un día con Jacques Philippe.
Una jornada para "escuchar, dejarse tocar por sus palabras y abrir el corazón" junto al mundialmente conocido escritor y sacerdote de la Comunidad de las Bienaventuranzas en Francia, especializado en el camino interior hacia la libertad y la paz.
Sus libros, traducidos a más de veinte idiomas, han ayudado a millones de personas a encontrar serenidad y confianza en medio de las exigencias de la vida moderna.
Entre sus obras más conocidas destacan La libertad interior, La paz interior, Llamados a la vida, Tiempo para Dios, La felicidad donde no se la espera, La oración, camino de amor… Su estilo es claro, profundo y cercano: habla de Dios con sencillez, sin artificios, y consigue que lo espiritual esté al alcance de todos.
En esta visita a El Estudio, Jacques Philippe invitó a los presentes a redescubrir la caridad como eje de toda la vida cristiana: amar a Dios, al prójimo y a uno mismo como una misma corriente de gracia. Un día que fue "para detenerse, escuchar y dejarse transformar".
A continuación, resumimos las siete claves sobre el amor cristiano de Jacques Philippe en El Estudio de Hakuna.
1- Aprender amar "en esta tierra"
-La vida que nos es dada por el Señor en esta tierra es una preparación para la vida eterna. Es una escuela de amor y de caridad. Y es importante aprender a amar, porque cuando estemos en el cielo, será nuestra única ocupación. Y si no aprendimos a amar en la tierra, nos vamos a aburrir mucho en la eternidad. Así que más vale aprender.
2- Hacer del amor un mandamiento
-Una pregunta que uno podría formularse, es cómo hacer del amor un mandamiento. Esto hoy nos puede parecer un poquito contradictorio. Vemos el mandamiento como una obligación, como una imposición. Y el amor lo vemos, más bien, como espontaneidad, libertad. Así que ahí se plantea una pregunta. ¿Y por qué el amor también es un mandamiento?
-El amor no es solo una cuestión de emoción y de sentimientos. La dimensión afectiva es importante, por supuesto. Pero no olvidemos que el amor es ante todo una decisión, es una elección. Elegir amar, desear amar. A veces viene solito. Y, otras veces, esa decisión es más difícil. Pero es indispensable para que el amor pueda ser verdadero, fiel. Para eso tiene que ser decisión de amar. Y día tras día.
3- El amor es una promesa
-Es importante entender que detrás de un mandamiento hay una promesa que está oculta. Y si Dios nos pide algo es porque Él quiere cumplirlo en nosotros. Dios no pide cosas imposibles. Y si nos propone este mandamiento de la caridad, significa que Él va a venir en nuestra ayuda.
-¿Cómo es posible amar a Jesús como Él nos ha amado? ¿Dar nuestra vida igual que Jesús dio su vida por nosotros? Es verdad que desde cierto punto de vista, esto es imposible. Pero si Jesús lo pide, será posible. Nunca hay que desanimarse y, a la vez, hay que optar, decidirse por el amor. Que es una elección valiente, difícil. Pero sabiendo que no estamos solos.
-Cuando ya no consigo amar, cuando mi corazón ya está un poco endurecido, tengo que suplicar al Señor diciéndole, recuerda tus palabras, Señor. Que esto no lo he escrito yo. Que esto lo dices tú. Y te pido ahora que cumplas tu promesa. Te suplico que me cambies el corazón y Dios nos escuchará. Requiere tiempo.
4- Dios es el que da la fuerza
-Hay que mantener la confianza y esperar en el Señor, que es bueno y justo. Y si me pide eso, no apoyándome en mis propias fuerzas, sino apoyándome en el Señor con confianza, con esperanza. Esto nos da el ánimo o el valor para avanzar en el amor.
-Aunque alguna vez nos parezca demasiado difícil seguir amando, sabiendo que el Señor nos ayudará. No estoy solo. Los mandamientos de Dios no es una carga que nos pone sobre los hombros.
5- Nos quiere dar su Espíritu
-También me gustaría citar un pasaje muy bello de las Escrituras que nos da mucho ánimo de que el Señor quiere darnos un corazón nuevo. Nos quiere dar Su gracia, Su Espíritu Santo. Es un texto muy conocido en el libro del profeta Ezequiel, capítulo 36, versículo 25.
-No sabemos como hay que amar. Esa puede ser la primera etapa del amor. Una etapa de humildad. Yo no sé amar de verdad como Dios ama. No me preocupo porque creo que el Espíritu Santo viene en auxilio de mi debilidad y me enseñará poco a poco el amor verdadero. Requerirá tiempo. Requerirá también valor por mi parte. Porque hay momentos en los que la decisión de amarnos no será fácil. La decisión de perdonar. Pero cuento con la gracia de Dios. Suplico a Dios en la oración y sé que vendrá en auxilio de mi debilidad. Que me ayudará a amar de una forma mucho más profunda como Dios ama. No solo amar a aquellos con los que tengo simpatía sino amar como Dios ama.
6- Y nos quiere hacer humildes
-Esta escuela de caridad es un poco como en toda escuela. A veces uno quiere quedar en las clases de los pequeños donde todo es fácil. Jugamos, jueguecitos simpáticos y, a veces, nos cuesta ir pasando a la clase superior. Porque ahí hay que empezar a trabajar. Así que hay que ir aceptando el pasar a las cursos superiores. Un amor más verdadero, más puro, más evangélico. Pero siempre apoyándonos en la gracia de Dios. Con esa esperanza de que Dios viene a ayuda de nuestra debilidad.
-Vemos que hay tres orientaciones del amor. La primera, la más fundamental, es amar a Dios con todo el corazón. No solo con el 80% del corazón sino con todo el corazón. Y amar al prójimo, el segundo mandamiento semejante al primero, lo dirá Jesús en algún momento. Pero como a ti mismo. Si no sé amarme a mí mismo pues, a lo mejor, me costará amar a Dios y amar al prójimo. Y tenemos tres dimensiones. Un poco como tres pies. Y hacen falta esos tres pies, porque si falta uno no se mantiene de pie.
-En mi vida actual ¿cuál es ese pie que no funciona demasiado, que no es demasiado sólido? ¿debo trabajar más el amor de Dios? O sea, la oración, la confianza en Dios, la apertura a Dios. A veces el punto débil es el tercer punto. El amor por sí mismo. ¿Y qué significa amarse a sí mismo? Porque se puede entender mal. Yo soy el centro del mundo. Uno de los pecados del mundo actual es el individualismo. Manteneos atentos a todo lo que sea narcisismo o egocentrismo. El amor supone salir de uno mismo.
7- El abandono total en Dios
-No creemos de verdad que Dios quiera nuestra felicidad así que nos encerramos un poquito en nuestros temores de confianza. Señor, yo pongo mi vida entre tus manos, y es tan hermoso esto al mismo tiempo, porque Dios nos lleva mucho más lejos y nos hace vivir las cosas muchísimo más profundamente y muchísimo más hermosas cuando aceptamos que sea Dios el que nos conduzca.
ReL
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