
Los obispos filipinos eligieron a Gilbert Garcera, arzobispo de Lipa, presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP) para los próximos dos años. Fue elegido en la asamblea plenaria de la CBCP celebrada la semana pasada en Anda, Bohol, y el mandato comenzará en diciembre.
El arzobispo Garcera ha estado a cargo de Lipa desde 2014. Lipa se encuentra en el sur de Luzón, la isla más grande del país, y es el hogar de 3,3 millones de católicos.
Antes de Lipa, monseñor Garcera trabajó en la diócesis de Daet durante siete años. Daet es una diócesis sufragánea de la arquidiócesis de Cáceres, donde el obispo nació en 1959 y se ordenó sacerdote en 1983.
La arquidiócesis es conocida por su fiesta anual en honor de Nuestra Señora de Peñafrancia, su patrona mariana local. Esta celebración religiosa es una de las mayores de Filipinas, y atrae a cientos de miles de personas cada año.
Monseñor Garcera fue consagrado en 2007 en su arquidiócesis natal. Para su lema episcopal, eligió un versículo del libro de Jeremías, "Ad Omnia Mittam Te" (A donde quiera que te envíe, vas), destacando su compromiso con la obediencia, la misión y la labor apostólica de difundir el Evangelio.
La foto risueña que se hizo viral
En octubre de 2024, saltó a los titulares cuando una foto suya con el Papa Francisco riéndose en la Plaza de San Pedro se hizo viral.
Sobre ese momento, dijo: "Hice reír al Papa Francisco a pesar de todos los problemas del mundo entero".
Un video de 2019 le captó diciendo casi la misma frase mientras visitaba a migrantes filipinos en Viena (Austria).
Un compañero sacerdote le entrevistó sobre lo que significa ser devoto de Nuestra Señora de Peñafrancia. Su respuesta fue doble: ser un buen filipino siendo alegre en medio de las dificultades, y no avergonzarse nunca de anunciar el Evangelio.
Al igual que sus muchas homilías y charlas disponibles en Internet, ese video muestra a un obispo que encuentra la alegría en conectar y trabajar con los laicos.
Otro ejemplo digno de mención fue el discurso de apertura que pronunció ante los profesionales de los medios de comunicación católicos que se reunieron en Batangas en 2019.
En ese discurso, declaró sin pudor: "¡Amo a la gente!" y esbozó formas prácticas en que los jóvenes pueden satisfacer su anhelo de pertenencia, más allá de las redes sociales.
18 años de servicio pastoral: lo más destacado
Entre los aspectos más destacados de su ministerio como obispo se encuentran su participación en el Sínodo sobre la Familia del Papa Francisco en 2015 y la dirección de la Comisión Episcopal de Familia y Vida de la CBCP de 2017 a 2021.
Su compromiso de ayudar a las familias a convertirse en escuelas de fe fue palpable en una charla de Zoom que dio a parejas filipinas que viven en Qatar en 2021.
La sinodalidad es otro tema cercano a su corazón. Lo vemos en una homilía que pronunció el año pasado, durante una visita pastoral a una parroquia de Lipa. En aquella reflexión, describió la fe como un viaje juntos hacia el reino de Dios.
También hizo hincapié en la solidaridad cuando se hizo eco de la exhortación de Isaías del Sínodo 2021-2024, "ensanchar la propia tienda", y pidió a su congregación que se encomendara a Nuestra Señora de Solidaridad.
Una experiencia cercana a la muerte
Durante la Semana Santa de 2021, contrajo un caso grave de COVID-19. En esta entrevista, relata cómo estuvo a punto de morir a causa del virus. Cuando su COVID estaba en su peor momento, los médicos le pronosticaron solo un 20% de posibilidades de supervivencia
Confinado en la UCI del hospital, rezó intensamente a su ángel de la guarda. Entonces, la noche del Jueves Santo, oyó voces de niños rezando en la habitación contigua a la suya. Cuando preguntó al personal del hospital quiénes podían ser esos niños, le respondieron que no había ninguno, porque no se permitía la entrada a niños.
Como estaba seguro de haber oído voces jóvenes que rezaban, más tarde consideró que tal vez podían ser de ángeles que intercedían por su curación. Se recuperó después de aquella noche y atribuye su recuperación a la gracia.
Su testimonio sugiere que su ministerio está arraigado en una poderosa experiencia personal de Dios. Para monseñor Garcera, creer va más allá de conocer las enseñanzas de la Iglesia: la fe es nuestra respuesta al sorprendente y sobrecogedor amor de Jesús, especialmente en los momentos más difíciles de la vida.
Simone Lorenzo-Peckson, Aleteia
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