La insurrección yihadista está detrás del incremento en robos, asaltos e inseguridad social
Las Mercedarias del Santísimo Sacramento acaban de ser víctimas de un violento asalto de hombres armados con pistolas y machetes a la misión que dirigen en Pemba.
Mozambique es uno de los países africanos donde la Iglesia se muestra en crecimiento, incluso pese a la persecución, y la diócesis de Pemba es ejemplo de ello. Según cifras proporcionadas por Catholic Hierarchy, entre 2021 y 2023, los católicos pasaron de representar el 30 al 32,4% de los 2,5 millones de habitantes, superando los 820.000.
Un incremento que las masacres y ataques no parecen ser capaces de frenar. Según informaba este lunes el portal de Ayuda a la Iglesia Necesitada, las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento acaban de ser víctimas de un violento asalto y ataque de hombres armados con pistolas y machetes a la misión que dirigen, donde se encuentran unas 30 niñas.
Tras el asalto, las religiosas relataron que fueron amenazadas con ser decapitadas y todos los objetos de valor sustraídos de la misión.
En un mensaje a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), la hermana Ofélia Robledo Alvarado describe el terror que sintieron durante el asalto cuando los 18 atacantes asaltaron la misión.
“Iban armados con machetes, barras de hierro y armas de fuego. Ocho hombres entraron en la casa mientras los demás se quedaron fuera controlando las entradas y doblegando a los guardias. Nos invadió el terror cuando los vimos entrar en nuestras habitaciones, exigiendo dinero y llevándose todo lo que estaba a su alcance. Robaron los ordenadores, teléfonos móviles y el poco dinero que teníamos”.
El momento de mayor terror para las religiosas llegó cuando fueron conducidas por los atacantes en el interior de la capilla y, una vez reunidas, obligadas a arrodillarse.
“Pensamos que iban a prender fuego a la capilla con nosotras dentro, pero, en lugar de eso, hicieron arrodillarse a la hermana Esperanza en el centro de la capilla y levantaron un machete para decapitarla frente a nosotras. Yo les supliqué que no la mataran, que ya nos habían quitado todo lo que teníamos y les rogué clemencia. Fueron momentos terribles”, relata la hermana Ofelia, agradecida de que, finalmente, fueron liberadas.
Cuando los atacantes abandonaron el recinto, las religiosas salieron inmediatamente en busca de las chicas, aterrorizadas por si les habían hecho daño o acosado de alguna manera.
“Gracias a Dios, las encontramos tranquilas e indemnes. Es la primera vez en 17 años que sufrimos un ataque en nuestra misión; hasta ahora nunca nadie había entrado en nuestra casa con malas intenciones”, afirma la hermana Ofelia. “Pero la ola de terrorismo que comenzó en 2017 lo ha cambiado todo: ahora vivimos una situación de inseguridad en toda la provincia de Cabo Delgado".
"Lo triste es que parece ser que incluso la policía y el ejército están implicados en las bandas de delincuencia organizada y por eso necesitamos tomar medidas para protegernos a nosotras y a las niñas”, afirma.
Las religiosas buscan ahora reforzar las medidas de seguridad instalando cámaras y rejas en las ventanas, una inversión para la que buscan financiación ante la magnitud del centro, con más de 70 ventanales.
El robo en la casa de las mercedarias ha sido el segundo en las últimas semanas. Solo unos días antes, un grupo de hombres armados con machetes asaltó durante la noche a los padres de La Salette en Mieze. Afortunadamente, ninguno de los religiosos resultó herido.
El crecimiento del yihadismo en Mozambique
La provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, viene padeciendo desde 2017 una insurgencia yihadista.
Aunque los atacantes de las mercedarias no han sido calificados directamente como yihadistas, el asalto puede considerarse un daño colateral y directamente relacionado, pues el colapso general ocasionado por la insurgencia yihadista en el país contribuye a una mayor inseguridad y episodios de violencia, robos y hurtos como los sufridos por las religiosas.
ACN, que proporciona asistencia de emergencia a la diócesis local de Pemba para ayudar a algunas de las más de un millón de personas desplazadas internamente por la violencia, está trabajando estrechamente con la diócesis para apoyar sus esfuerzos para mejorar la seguridad en sus conventos y estructuras misioneras. Es posible colaborar con ACN desde su portal.
ReL
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