«La ideología de género ha arrasado la legislación española», dice Carmen Sánchez Maíllo
Este martes se cumplen 20 años de la aprobación de las uniones del mismo sexo, el 1 de julio de 2005.
Este 1 de julio se cumplen dos décadas de la aprobación del mal llamado “matrimonio homosexual”. La reducida oposición a la medida impulsada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero contrasta con las abundantes consecuencias negativas que, según la doctora y Secretaria Académica del Instituto CEU de Estudios de la Familia Carmen Sánchez Maíllo, tiene en el plano moral, familiar o incluso demográfico.
En declaraciones a ACI Prensa, la especialista emite un mensaje esperanzador al considerar que “dar marcha atrás a estas cuestiones es difícil, no imposible” pero que, para lograrlo, se hace necesaria “mucha determinación” por parte de una hipotética mayoría parlamentaria que desease abordar la polémica cuestión.
Como precedentes, en el campo de la familia cita los casos de Eslovenia y Hungría, que lo hicieron por vía de referéndum o de blindaje constitucional y, en el de la defensa de la vida, el cambio legislativo en los Estados Unidos respecto del aborto, que tras 50 años del fallo Roe vs Wade, determinó que este volviese a ser una competencia estatal y no constitucional o federal.
Entre los motivos para oponerse a la ley que equipara el matrimonio con las uniones homosexuales, la doctora en Teoría y filosofía del derecho remarca:
1º “Toca el concepto mismo de matrimonio, sus fines y su función social, de tal manera que queda desnaturalizado”.
2º Con esta ley, se abrió “una brecha en muchos temas, una punta de lanza por la que una ideología entra y toca de lleno la política y la legislación”, de tal manera que entró “una cosmovisión, un modo de entender la realidad, el matrimonio, la familia, la vida en la que parece que no cabe discrepar”.
3º “Ha habido un cambio legislativo en el que la ideología de género ha arrasado la legislación española”, con importantes “implicaciones sociales, culturales y demográficas”, expone Maíllo para ACI Prensa.
4º En lo referido a las uniones del mismo sexo y su equiparación con el matrimonio, subraya el especial impacto en los menores: “En este tipo de uniones hay una ausencia de uno de los dos referentes, paternos o maternos, según sea” lo que va en detrimento de los menores “que necesitan esas dos figuras”.
5º Para Maíllo, la figura paterna, ofrece a los niños “un modelo de virilidad, de masculinidad, que hoy son palabras políticamente incorrectas” como también lo son “caballerosidad” o “nobleza”, mientras que la madre “aporta esa ternura, ese cariño y también es necesario para hijos e hijas”.
6º Entre otras consecuencias de esta legislación y similares, aborda también el riesgo de “instrumentalizar a la infancia en debates ideológicos”, lo que tiene implicaciones contrarias a “lo más sano y equilibrado”, que es tener las dos figuras, masculina y femenina, y que “el interés superior del menor es un matrimonio” con ambas referencias.
7º Por otro lado, la natural infertilidad de las parejas del mismo sexo, tiene otros efectos. En el caso de dos varones, este tipo de leyes se convierten en “una palanca” para activar prácticas como los vientres de alquiler, también llamada gestación subrogada, con la que “se mercantiliza el cuerpo femenino”.
8º En el caso de parejas de mujeres, la infertilidad natural lleva a algunas a utilizar técnicas de reproducción asistida. A juicio de la investigadora, más allá de cómo afectan estos procedimientos a la dignidad de la vida humana, “eso es un problemón, porque son niños que nacen sin figura paterna conocida, identificada”, o que suscita a su entender “la pregunta sobre cómo se convoca a estas personas a la vida”.
La alternativa a las uniones homosexuales
Sánchez Maíllo propone, además de la llamada a la determinación parlamentaria, que se difunda y suscite el testimonio de “matrimonios fuertes, estables, unidos”, así como de familias numerosas que transmitan una imagen de que la sociedad necesita de familias que vivan con alegría”.
Además, cree necesario “hablar bien de que es posible un matrimonio fuerte, unido” y que las familias se ayuden entre sí, porque “un matrimonio necesita una acompañamiento siempre”, ya sea de otros esposos, expertos o consejeros.
“Hay un deseo inscrito en el corazón humano de amar y ser amado y hay que cuidarlo en todas las etapas de la vida”, expone Sánchez Maíllo, antes de subrayar que “el matrimonio está muy bien pensado. Es un designio de Dios sobre la persona. Es una vocación natural”.
“Estamos llamados a esa comunión de personas, a una unión muy profunda entre marido y mujer, para la familia, y los hijos necesitan que sus padres se quieran y esas dos figuras de referencia que son sus ojos para mirar al mundo”, añade.
ReL
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