Una tarea nada sencilla nos dejó el Señor Jesús cuando resumió todos los mandamientos en dos: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo (Mt 22, 37-39).
La primera parte no es complicada, ¿quién no amaría a Dios, que es la Bondad, la Belleza, la Verdad?, lo duro viene con la segunda parte, porque hay prójimos que no nos la ponen nada fácil. Sin embargo, el Señor no nos pide imposibles.
Recordemos que "amar" no es sentir bonito - como cuando se está enamorado - sino mover nuestra voluntad para hacer el bien, incluso al prójimo que no colabora para que lo queramos. Entonces, ¿qué podemos hacer?
1Reza por él
La oración es una de las más efectivas y eficaces maneras de ayudarnos a sobrellevar la carga. Por supuesto, al principio puede resultar pesado, pero con el tiempo nos acostumbraremos a incluirlo en nuestras plegarias diarias y lo veremos con menos rigor.
Orar sana el alma y suaviza las relaciones interpersonales. El apóstol Santiago recomienda que lo hagamos:
Oren los unos por los otros, para ser curados. La oración perseverante del justo es poderosa (Stg 5, 16).
2Compréndelo
Pensar que esa persona tiene problemas - quizá no solo de carácter - nos ayudará a verlo con compasión. Ojo, no el tipo de lástima que puede despertarse por un sentimiento de superioridad, sino aquel que nos hará comprender que existe algún dolor oculto que lo hace portarse de manera desagradable.
Jesús puso la medida:
Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por lo que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por lo demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes (Lc 6, 27, 31).
3Perdona sus faltas
El Señor Jesús también se encontró con gente que no eran simpática, basta con pensar en los fariseos y escribas que lo confrontaban a menudo. Pero entendía la naturaleza humana y pedía por ellos al Padre, por eso les enseño el Padre nuestro, poniendo énfasis en la parte del perdón:
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes. (Mt 6, 14-15).
4Sé amable
Hacer el bien a los que se portan mal con nosotros es lo que nos distinguirá como cristianos. San Pablo así lo afirma en la carta a los romanos:
No devuelvan a nadie mal por mal. Procuren hacer el bien delante de todos los hombres [...] Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber [...] No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien. (Rom 12, 17; 20-21)
Por eso, saludar, hablar bien del otro, tratarlo con amabilidad, hará que su actitud cambie, porque como decía san Francisco de Sales:
Se atrapan más moscas con una gota de miel que con un barril de hiel.
Pidamos a Dios que nos ayude para amar a nuestros prójimos menos agradables.
Mónica Muñoz, Aleteia
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