lunes, 14 de julio de 2025

Nueva macroboda en San Sebastián de los Reyes: una original forma de atraer hacia la Iglesia

En esta segunda edición serán 14 las parejas las que reciban el sacramento del Matrimonio


Después del éxito de la macroboda de 2024, la parroquia San Sebastián Mártir de la localidad de San Sebastián de los Reyes se prepara para la segunda, el próximo 29 de agosto. Un total de 14 parejas se darán el sí quiero de forma simultánea en una ceremonia que mimará, al igual que el año pasado, todos los detalles: la liturgia matrimonial, la decoración de la iglesia y la música, a cargo de la Coral de la localidad.

Tal y como recoge el arzobispado de Madrid, el párroco, el conocido padre Javier Sánchez-Cervera explica “estamos terminando los expedientes matrimoniales” y recuerda que todos los novios han terminado el cursillo prematrimonial. Se han preparado así para recibir el "sacramento grande", se detalla en la página web de la macroboda, en cuya gracia los esposos inesperadamente encuentran, como en Caná, un vino mucho mejor y sobreabundante”. Además, con la celebración simultánea “se pone de manifiesto el carácter comunitario del matrimonio”.

Para poder inscribirse, las parejas debían llevar un mínimo de cinco años de matrimonio civil o convivencia y los dos o al menos uno debían estar bautizados en la Iglesia Católica. Como ya sucedió el año pasado, la macroboda se celebra en el contexto de las fiestas patronales de la localidad en honor al Santísimo Cristo de los Remedios.

De hecho, la iniciativa de la macroboda nació cuando el párroco hizo suyo el llamamiento del Papa Francisco en el punto 49 de Evangelii gaudium: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”. “Te la juegas —comentaba entonces—, porque no sabes si va a salir bien”. Pero tenía claro que “no puedes constatar que la gente no está casada y cruzarte de brazos”.

Se había percatado de que el 80 % de los niños que llevaban a bautizar a su parroquia eran hijos de padres no casados. Cuando les preguntaba que por qué no se casaban, las respuestas iban siempre en la misma línea: no había dinero, no había familia cerca o se les “había pasado el arroz hace años”. Él lo tenía claro: “La gente tiene que poder acercarse al Señor y hay que ponérselo fácil”.

ReL

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