lunes, 30 de junio de 2025

Amistad y amor con Inteligencia Artificial: ¿compañía real?

Artificial Inteligence

En esta era digital, muchos prefieren mantener una comunicación constante con una asistente virtual o plataforma de Inteligencia Artificial, ¿cuáles son los peligros?

En los últimos años ha surgido un fenómeno que a muchos les parece extraño; mientras que a otros, les resulta reconfortante: las personas comienzan a forjar amistades —e incluso relaciones amorosas— con la Inteligencia Artificial. Desde chatbots empáticos, hasta "novios virtuales" generados por esta tecnología. 

Este avance tecnológico se ha convertido en una forma de compañía que promete atención personalizada, cero juicios y disponibilidad total. Pero esta comodidad aparente plantea profundas preguntas sobre la soledad, la afectividad y los límites del vínculo humano.

Plataformas como Replika, Character.AI o ChatGPT, han dado a millones la oportunidad de conversar con una entidad que "los entiende". 

Si bien esto puede tener un valor terapéutico o recreativo, también ha encendido las alarmas de los expertos y de los padres de familia.

¿Qué nos atrae de estas relaciones?

La escritora y experta en tecnología Sherry Turkle, autora de Alone Together, advierte que cuando las personas comienzan a preferir máquinas “empáticas” antes que relaciones humanas, estamos ante un “empobrecimiento emocional”. Turkle sostiene que la tecnología nos da la ilusión de compañía sin las demandas del compromiso real, y que en lugar de ayudarnos a crecer, puede reforzar el aislamiento.

Entre la necesidad y la ilusión

Después de la pandemia, el individualismo creciente y la sobrecarga emocional de nuestras sociedades han hecho que muchas personas busquen refugio en vínculos "seguros" y controlados. La IA ofrece precisamente eso: una relación donde el usuario tiene el control total. 

Sin embargo, este vínculo es un reflejo de nosotros mismos. La IA no ama, no sufre, no elige. Solo responde según patrones, adaptándose a nuestra personalidad, gustos y necesidad.

Aquí es donde surge el peligro: confundir el comportamiento de la IA con el afecto real. Esto puede llevar a una desconexión progresiva de la realidad, o incluso a desilusiones profundas.

Consejos para un uso sano para la afectividad

La IA puede ser una herramienta poderosa si se usa con conciencia y límites. Aquí algunos consejos prácticos:

1Reconoce la naturaleza de la IA

Por avanzada que sea, una IA no tiene conciencia ni emociones. No puede amarte ni conocerte como lo hace un ser humano.

2Evita sustituir relaciones reales

Si estás usando IA para evitar el dolor, el conflicto o la vulnerabilidad de las relaciones humanas, quizá sea momento de reflexionar sobre lo que estás evitando.

3Utilízala como herramienta,
no como refugio

La IA puede ayudarte a procesar emociones, practicar idiomas o distraerte. Pero no debería convertirse en tu única fuente de compañía.

4Busca comunidad real

happy friends talking

Participar en grupos, comunidades de fe o espacios solidarios te conecta con personas reales, donde el amor es imperfecto, pero genuino.

5Consulta si lo necesitas

Si sientes que tu relación con una IA afecta tus vínculos o emociones, hablar con un terapeuta o consejero espiritual puede ser de gran ayuda.

Una llamada a lo humano

La fe cristiana nos recuerda que fuimos hechos para el encuentro. No para una simulación de amor, sino para el amor real: el que requiere esfuerzo, perdón, entrega y libertad. En palabras del Papa Francisco, “no hay crecimiento humano sin crisis, sin conflicto”. La IA nos puede acompañar, pero jamás podrá reemplazar ese misterio profundo que es el vínculo entre personas con alma, historia y libertad.

En un mundo donde lo artificial cobra vida aparente, el desafío está en no olvidar lo esencial: que no hay algoritmo capaz de sustituir el calor de una mano amiga, una conversación sincera o la mirada compasiva del otro. La tecnología puede ayudarnos, pero sólo el amor humano —y el divino— puede transformarnos.

Karen Hutch, Aleteia

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