Antes de ascender al cielo, Jesús ordenó a sus apóstoles que "esperasen la promesa del Padre" en Jerusalén: la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés.
"Y estando con ellos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo: 'Habéis oído de mí, que Juan bautizó con agua, pero antes de muchos días seréis bautizados con el Espíritu Santo'"
-Hch 1,4-5
A menudo nos imaginamos a los apóstoles y a la Virgen María orando fervorosamente en espera esperanzada en el Cenáculo durante este período de tiempo entre la Ascensión y Pentecostés.
Era un tiempo de profunda comunidad y oración silenciosa, en el que los apóstoles abrían activamente sus corazones para que el Espíritu Santo pudiera habitar en ellos.
Nosotros también podemos imitar su ejemplo y unirnos a ellos en el Cenáculo, esperando la venida del Abogado. Podemos preparar nuestros corazones para la venida del Espíritu Santo y encender dentro de nosotros un fuego que Dios pueda hacer arder.
5 Oraciones antes de Pentecostés
El Misal Romano nos ofrece hermosas oraciones que recita el sacerdote al comienzo de cada Misa diaria anterior a la fiesta de Pentecostés.
Podemos utilizar estas oraciones en nuestras oraciones privadas y meditarlas, pidiendo al Espíritu Santo que entre en nuestras vidas.
Que el poder del Espíritu Santo
venga a nosotros, te lo pedimos, Señor,
para que podamos tener fielmente presente tu voluntad
y expresarla con una vida devota.
Concédenos, te rogamos, Dios todopoderoso y misericordioso,
que el Espíritu Santo, acercándose a
y habitando benignamente en nosotros,
haga de nosotros un templo perfecto de su gloria.
Concede bondadosamente a tu Iglesia, oh Dios misericordioso,
que, reunida por el Espíritu Santo,
te sea devota de todo corazón
y unida en la pureza de intención.
Que tu espíritu, oh Señor, te rogamos,
nos impregne poderosamente de dones espirituales,
para que nos dé una mente agradable a ti
y nos conforme bondadosamente a tu voluntad.
Oh Dios, que por la glorificación de tu Cristo y la luz del Espíritu Santo
nos has abierto las puertas de la eternidad, concédenos, te rogamos,
que, participando de tan gran don,
nuestra devoción se haga más profunda
y nuestra fe se fortalezca.
Philip Kosloski, Aletleia
Vea también Espíritu Santo: Amor muchas veces desconocido - Fuente de toda espiritualidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario