
Al ofrecer una imagen de unidad, las familias constituyen «un signo de paz para todos, en la sociedad y en el mundo», aseguró el papa León XIV el 1 de junio de 2025 durante la misa de clausura del Jubileo de las familias, los niños, los abuelos y los ancianos, celebrada ante decenas de miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro. En su homilía, el nuevo pontífice se inscribió en la filiación de sus predecesores al defender el valor del vínculo conyugal, refiriéndose en particular a la encíclica de Pablo VI Humanae Vitae y a los esposos Martin, los padres de santa Teresa de Lisieux.
«Hemos recibido la vida antes incluso de quererla», señaló el Papa, retomando una fórmula pronunciada por su predecesor Francisco durante el Ángelus del 1 de enero de 2025: «Todos los hombres son niños, pero ninguno de nosotros ha elegido nacer».
«Desde nuestro nacimiento, hemos necesitado a los demás para vivir» y «alguien más nos ha salvado, cuidando de nosotros, de nuestro cuerpo como de nuestro espíritu. Por lo tanto, todos vivimos gracias a una relación, es decir, a un vínculo libre y liberador de humanidad y de cuidado mutuo», insistió el pontífice, al tiempo que reconoció que, a veces, «esta humanidad es traicionada».
«Sin embargo, incluso frente al mal que se opone y mata, Jesús sigue orando al Padre por nosotros, y su oración actúa como un bálsamo sobre nuestras heridas, convirtiéndose para todos en un anuncio de perdón y de reconciliación», explicó León XIV. «Esta oración del Señor da plenamente un sentido a los momentos luminosos de nuestro amor los unos por los otros, en cuanto padres, abuelos, hijos e hijas», subrayó.
El modelo de las parejas bienaventuradas y santas
El nuevo Papa ha señalado que en la historia reciente de la Iglesia católica, "matrimonios han sido proclamados beatos y santos, no por separado, sino juntos, como matrimonios". En particular, mencionó a los padres de Teresa de Lisieux, Louis y Zélie Martin, canonizados por el Papa Francisco en 2015, o a los beatos Luigi y Maria Beltrame Quattrocchi, un matrimonio romano del siglo XX, beatificados por Juan Pablo II en 2001.
"No olvidemos a la familia polaca Ulma: padres e hijos unidos en el amor y en el martirio", añadió el Papa, refiriéndose a esta familia que fue masacrada por los nazis en 1944 por haber escondido a judíos en un pueblo del sureste de Polonia, y cuyos todos los miembros, incluido un bebé que aún estaba en el vientre de su madre, fueron beatificados en 2023.
"Al designar como testigos ejemplares a los esposos, la Iglesia nos dice que el mundo de hoy necesita la alianza conyugal para conocer y acoger el amor de Dios y superar, con su fuerza que unifica y reconcilia, las fuerzas que desintegran las relaciones y las sociedades", insistió el nuevo pontífice.
Apoyándose en la encíclica de Pablo VI Humanae vitae –recordada sobre todo en la memoria colectiva por el rechazo de la anticoncepción, pero que era sobre todo una reflexión sobre el valor del matrimonio y del amor conyugal–, León XIV recordó que «el matrimonio no es un ideal, sino la norma del verdadero amor entre el hombre y la mujer: un amor total, fiel, fecundo».
El Papa pidió, por tanto, a los padres que sean para sus hijos «ejemplos de coherencia», a los hijos que muestren gratitud y «den gracias por el don de la vida», y a los abuelos y ancianos que velen por sus seres queridos «con sabiduría y compasión, con la humildad y la paciencia que los años enseñan».
Al señalar que la familia es «un lugar privilegiado para encontrar a Jesús, que nos ama y quiere nuestro bien, siempre», León XIV volvió sobre el tema de la unidad, tan querido por su maestro espiritual, san Agustín.
«La oración del Hijo de Dios, que nos da esperanza a lo largo del camino, nos recuerda también que un día todos seremos (…) una sola cosa en el único Salvador, abrazados por el amor eterno de Dios», explicó. Rindió homenaje a «nuestros padres y nuestras madres, nuestras abuelas y nuestros abuelos, nuestros hermanos, nuestras hermanas y nuestros hijos que ya nos han precedido en la luz de su Pascua eterna, y que sentimos presentes aquí, con nosotros, en este momento de fiesta».
El primer acto litúrgico del nuevo papa en el marco del Año Santo
Antes de la misa, el Papa se había tomado el tiempo de circular entre la multitud en papamóvil en la plaza de San Pedro. En un ambiente muy festivo, cálido y relajado, León XIV bendijo a muchos bebés, chocando también las manos de jóvenes y saludando a los miles de fieles reunidos bajo un calor ya estival.
Este Jubileo de las familias, al que se esperaban más de 60.000 fieles provenientes de 120 países, constituye el primer evento jubilar en el que el nuevo Papa participa directamente en un marco litúrgico. Sin embargo, había saludado a los participantes en el Jubileo de las fanfarrias y del espectáculo popular durante su primera bendición dominical, el 11 de mayo pasado en la plaza de San Pedro, y dedicado una audiencia específica al Jubileo de las Iglesias orientales el 14 de mayo en la sala Pablo VI.
Este Año Santo continuará en junio con varias concentraciones importantes, con el Jubileo de las asociaciones, movimientos y comunidades nuevas el próximo fin de semana del 7 y 8 de junio, el del Santo See el 9 de junio, y también los Jubileos de los seminaristas los 23 y 24 de junio, de los obispos el 25 de junio y de los sacerdotes del 25 al 27 de junio. El año jubilar se clausurará formalmente el 6 de enero de 2026, en la fiesta de la Epifanía, cuando León XIV cierre la puerta santa de la basílica de San Pedro.
I.Media, Aleteia
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