jueves, 26 de junio de 2025

Cómo la Eucaristía es antídoto contra una vida egocéntrica

 

Si estamos abiertos a recibir las muchas gracias de la Eucaristía, nuestro corazón se abrirá a otras personas y a sus muchas necesidades

La cultura actual pone un gran énfasis en la búsqueda de la felicidad, que normalmente se traduce en encontrar cualquier cosa que te haga feliz, incluso si eso significa ignorar a tu prójimo. Podemos caer fácilmente en esta mentalidad cultural, pensando que el mundo gira a nuestro alrededor, y que todo en la tierra fue hecho para nuestro propio placer egoísta.

Desgraciadamente, esto nos lleva a ver a los demás como objetos y a ignorar a los más necesitados de nuestra familia o de nuestra comunidad local.

Lo que necesitamos es algo que nos saque de nuestro egocentrismo y nos obligue a mirar a los demás.

La Sagrada Comunión

La Eucaristía está destinada a ser ese antídoto contra una vida egocéntrica. Esto puede parecernos extraño, pero recibir a Jesús en la Eucaristía es la forma principal en que podemos empezar a tener un corazón para los demás.

El Papa Benedicto XVI meditó sobre este tema en una homilía para el Corpus Christi en 2011:

"Precisamente porque es Cristo quien, en la comunión eucarística, nos transforma en Él, nuestra individualidad, en este encuentro, se abre, se libera de su egocentrismo y se inserta en la Persona de Jesús que, a su vez, se sumerge en la comunión trinitaria. Por tanto, la Eucaristía, a la vez que nos une a Cristo, nos abre también a los demás, nos hace miembros los unos de los otros: ya no estamos divididos, sino que somos uno en Él. La comunión eucarística no solo me une a la persona que tengo a mi lado y con la que tal vez ni siquiera me llevo bien, sino también a nuestros hermanos lejanos en todas las partes del mundo".

Explica por qué utilizamos la palabra "comunión" para referirnos a la recepción de la Eucaristía:

"Esta transformación es posible gracias a una comunión más fuerte que la división, la comunión de Dios mismo. La palabra 'comunión', que también utilizamos para designar la Eucaristía, resume en sí misma las dimensiones vertical y horizontal del don de Cristo".

Eucaristía y comunión

Al acercarnos a Jesús en la Eucaristía, nos acercamos a otras personas. Por eso se llama "Santa Comunión".

Aunque todo esto es cierto, un aspecto clave de esta enseñanza es nuestra apertura a la gracia divina. Es posible recibir la Eucaristía cada domingo (o incluso cada día) y estar cerrado a la gracia vivificante de Dios.

Necesitamos estar abiertos y receptivos al amor de Dios, para poder llenarnos de él y compartir ese amor con los demás. No podemos dar lo que no poseemos.

Si te encuentras luchando contra tendencias egoístas, recibe la Eucaristía con el corazón abierto y deja que Dios transforme tu alma.

Philip Kosloski, Aleteia 

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