miércoles, 25 de junio de 2025

¿Cómo poner fin cuando tu hijo te culpa por sus fracasos?

 

Mantener la calma, ser firme y constructivo: ésa es la clave cuando tu hijo adulto te acusa de sus fracasos. ¿Cómo detener el juego de la culpa? Cuando su hijo adulto no deja de culparle

"Si no me hubieras presionado tanto, ahora no tendría la neurosis"; o "nunca me apoyaste, no me extraña que no pueda afrontarlo". Si tu hijo adulto te culpa regularmente, este artículo puede ayudarte a salir del círculo vicioso.

La paternidad no termina cuando su hijo alcanza la edad adulta

¿Su hijo tiene 25, 35 o incluso 40 años? Puede que sigas siendo el blanco emocional de sus frustraciones. Y aunque creas que ya has superado esta etapa, frases como: "Por tu culpa no sé funcionar" o "por tu culpa mi vida es como es" pueden doler tanto como en los días de rebeldía adolescente.

Cómo respondas en esos momentos marca una gran diferencia, no solo para tu tranquilidad, sino también para el futuro de la relación. Mantener la calma, ser firme y no necesitar controlar a la otra parte es lo mejor que puedes darte a ti mismo y a tu hijo.

1No te metas en discusiones

mom and son

Cuando oyes acusaciones, surge automáticamente un reflejo defensivo. Cuando Thomas, de 28 años, le dijo a su madre "Siempre has preferido a mi hermana, no me extraña que tenga baja autoestima", su madre, Jolanta, sintió el aguijón de la culpa.

Le entraron ganas de replicar: "¡Eso no es verdad! Te he tratado por igual". En lugar de eso, respiró hondo y dijo: "Siento que te sientas así. Cuéntame más, ¿qué estás experimentando exactamente?".

Era una reacción que había aprendido durante una sesión con un entrenador de padres. Jolanta no estaba de acuerdo con la acusación, pero se mostró dispuesta a escuchar. En lugar de avivar el fuego, siguió el camino de la curiosidad y la empatía. Defenderse no ayuda: suele convertir la conversación en una disputa y en una acusación mutua.

2Muestra empatía, pero no lo asumas todo

Puedes reconocer los sentimientos de tu hijo sin asumir toda la responsabilidad de sus dificultades actuales. Cuando Marzena, de 35 años, acusó a John, su padre, de "presionarla en el colegio y convertirla en una perfeccionista", John le respondió con calma: "Veo que has sentido la presión. Siento el estrés que te ha causado. Hablemos de cómo te afecta ahora. Qué podemos hacer ahora al respecto".

No negó lo que dijo Marzena, pero tampoco asumió toda la culpa. Este equilibrio da espacio para construir la cercanía, sin renunciar a tus propios límites.No entres en discusiones

3No destroces el pasado

El juego de las culpas casi siempre tiene que ver con el pasado. Destruir recuerdos es improductivo; nos mantiene atascados en ellos en lugar de en el aquí y el ahora. Por eso es mejor reorientar suavemente la conversación hacia lo que se puede hacer ahora.

Cuando Anna, de 40 años, acusó a su madre de que su matrimonio se había venido abajo por sus errores, su madre no se puso a analizar sus errores como madre de hace años. Le dijo: "Siento que te sientas así. ¿Cómo puedo apoyarte ahora?".

Este cambio de perspectiva ayuda al niño a comprender que, aunque no podamos cambiar el pasado, el presente y el futuro siguen estando frente a nosotros.

4Pon límites

Si el tema vuelve una y otra vez, merece la pena poner límites. Rumiar constantemente viejos rencores puede dañar la relación y tu salud mental. Jolanta, cuyo Thomas volvió una vez más sobre el tema de su hermana, dijo: "Veo que esto vuelve a nosotros. Quiero escucharte, pero también necesito que sigamos adelante. Si quieres, podemos hablarlo juntos con un terapeuta".

Una respuesta así combina el respeto con la atención, al tiempo que detiene la interminable espiral de resentimiento. Y hace una propuesta concreta: resolvamos los problemas, no nos limitemos a lamentarlos.

5Cuida de ti mismo

En el torbellino de emociones, es fácil olvidar tus propias necesidades. Encuentra tiempo para descansar, reflexionar y cuidar sus límites. Hablar con un amigo, rezar, llevar un diario o consultar a un psicólogo: todo lo que le ayude a recuperar el equilibrio es muy importante en estos momentos.

6Dirige la conversación hacia el "aquí y ahora"

Si has seguido los pasos anteriores, significa que has aceptado tu responsabilidad, pero sólo por lo que realmente ha ocurrido. Ahora es el momento de que la otra parte mueva ficha. El hijo adulto debe tomar la decisión: ¿qué hará al respecto?

De lo contrario, se le echarán encima todos los fracasos de la vida. Sin embargo, la madurez no es la capacidad de acusar, sino la de tomar decisiones. Ayuda a tu hijo a volver a la realidad. Puedes hacerle preguntas:

"¿Y qué quieres hacer ahora al respecto?"

"¿Cómo puedo ayudarte -sin sacarte de apuros-?"

"¿Qué esperas de mí como persona que quiere acompañarte -pero no solucionarte la vida-?"

Preguntas como éstas pueden ser el principio de una verdadera madurez.

Bogna Białecka, Aleteia

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