miércoles, 30 de diciembre de 2020

¿Quieres respuestas? Ponte a amar y Dios te responderá.

 


Te lo he contado en otras ocasiones. Me encanta escuchar con detenimiento a los sacerdotes en sus homilías. Tienen un tesoro de espiritualidad muy basto. Lo reparten entre todos, con sus palabras y muchas veces pasa desapercibido.

Si me ves en misa notarás que cuando el sacerdote empieza su homilía cierro mis ojos. Quiero escuchar con atención, sin distraerme. Otro detalle es que tengo un lapicero en la mano y una hojita de papel en blanco para hacer anotaciones.

Me ocurrió justamente hoy que quede impresionado con las enseñanzas del sacerdote. De pronto, en su homilía dijo:  “Nos falta la contemplación del misterio del Amor de Dios y comprender que Dios es fiel. No miente, no engaña, cumple su palabra. Cuando atravieses los momentos difíciles, mira la cruz de Cristo, sé más contemplativo”.   

Y continuó: No entenderemos por completo a Dios, pero si sabemos que podemos fiarnos de Él. Somos muy afortunados. Dios nos sostiene. Nos hace saber que no estamos solos. A la Madre Teresa de Calcuta cuando le decían: “Tengo dudas de Fe. No siento el amor de Dios”. Ella les aconsejaba siempre lo mismo: “Ponte a amar. No te preocupes. Ponte a amar. Y cuando te pongas a amar, el Señor te dará las respuestas”. 

Me quedé de una pieza: “Contemplación del misterio de Dios… Ponernos a amar”  .

No pude evitar quedarme reflexionando en ello. Me encanta irme a un lugar separado, solitario, para meditar en el amor de Dios y su presencia en medio de la humanidad.

No pude ir muy lejos y me senté en una banca afuera de mi casa, la llamo: “mi banca para pensar”. Reflexioné mucho en la respuesta de nuestra Madre del cielo al Ángel Gabriel: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”. ¡Cuánta fe y absoluta confianza en Dios!  Con razón la llamaron: «llena de gracia».  Abrió su alma confiada al misterio de Dios.

Es lo que vamos a contemplar ante el Nacimiento. “El misterio del amor”.   Un don preciosos e inmerecido para la humanidad.

“Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”, decía san Pablo.

En estos días maravillosos: “Ponte a amar”. Como decía Chiara Lubich, la fundadora del Movimiento de los Focolares: “Hay que amar de primero. Amar a Todos. Amar, aunque no nos amen”.

Esta hermosa época, a pesar de las dificultades que vivimos, me mueve a exclamar a todo el que puedo: “¡Feliz Navidad!”

Amable lector que me has acompañado durante este difícil año, pido a Dios por ti en mis pobres oraciones, para que te bendiga, te conceda tus sueños, proteja a tu familia y los lleve a la santidad.

¡Dios te bendiga amable lector!

Claudio de Castro, Aleteia 

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